Gracias por enseñarme
que no debo silenciarte,
ni huir de ti,
ni disfrazarte,
ni esconderte,
ni lucharte,
ni odiarte.
Sólo debo amarME,
con mis noches y estrellas,
con mis truenos y tormentas,
con mis flores y espinas;
con mi imperfecta y sensible existencia. 

Ada Luz Márquez 

Hermana Águila
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