Quien danza hacia las cuatro direcciones conquista y unifica cuatro caminos, templa su espíritu y llega hasta su propio centro.
Y, al centrarse, centra todo el Universo.
Cada danza se inicia pidiendo permiso a las cuatro direcciones para emprender la Conquista.
El danzante invoca a los Cuatro Poderes del Mundo para que tomen cuerpo en el Círculo sagrado y les pide permiso para comenzar su ofrenda.
Así va reuniendo su lado derecho con el izquierdo hasta disolver toda dualidad y manifestarse como la unidad del instante sin tiempo y, por tanto, sin mente.
Delante y detrás, derecha e izquierda, arriba y abajo, el danzante une lo masculino y lo femenino, el cielo con la tierra, la acción con la relajación, el futuro con el pasado...
#takuapunagiadelaselva
Yeimi Ferreyra
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