Se trata de mirarse desde fuera de uno mismo,
de pararse del otro lado de nuestra propia
existencia y mirarse los ojos, las manos, el rostro
y buscar en todo nuestro ser lo que nos hace
ser quienes somos. Y aún mas profundo,
mirar dentro y tocar el alma, sentir esa substancia
que nos deja el amor y el olvido, los fuegos y las sombras,
la rosa y las espinas. Se trata de sumergirse a fondo
y morder la rosa o la espina (sobre gustos...) para saber
que no somos un calendario de la muerte y la nada,
un mendigo de pasiones que busca vivir lo ya vivido
y amar lo que alguna vez amó sino saber
que somos infinitos mientras dure nuestra vida.
Cristhian Espinoza
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