Cada uno de nosotros es
como un solo hilo en un inmenso tapiz, entretejido en un patrón complejo y
colorido.
Podemos ser sólo una
hebra, pero todos somos una parte integral en la imagen terminada. Afectamos
las vidas de los demás simplemente escogiendo ser -o no- nuestros verdaderos
seres. Nuestra única obligación con otros, nuestro único propósito, es expresar
lo único que somos y permitir que los demás hagan lo mismo.
Entender que la Luz, la energía Universal magnificente que está en nuestro
interior y es nosotros, nos cambia como individuos porque estamos abiertos y
listos. De esta manera, un cambio más lento y profundo puede llevarse a cabo en
el mundo.
Del libro "Muero por ser yo" Anita Moorjani
La felicidad en
los caminos
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