Un lago convertido en
un desierto, es lo que le sucedió al Poopó.
"Tenemos un lago
que ha desaparecido, ahora es una pampa; un desierto donde no se puede sembrar
nada, ni producir; no hay nada, mucho menos vida".
Con estas palabras,
recogidas por la agencia de noticias Efe, fue que el dirigente campesino
Valerio Rojas describió la situación del lago Poopó, el segundo más grande
de Bolivia después del Titicaca.
Un lago de 2.337 kilómetros cuadrados de extensión ahora está reducido a unos pocos humedales |
Este lago de agua
salada, ubicado en un altiplano en el departamento de Oruro, que colinda con
Chile, tenía una extensión de 2.337 kilómetros cuadrados.
Pero ahora ha
quedado reducidos a tres humedales –"charcos" dirían algunos– de
menos de un kilómetro cuadrados y escasos 30 centímetros de profundidad.
La catástrofe se venía
anunciando desde hace años y tiene un fuerte impacto ecológico, económico,
social y político.
Un lago de 2.337
kilómetros cuadrados de extensión ahora está reducido a unos pocos humedales.
Implica la
destrucción de todo un ecosistema, la pérdida de centenares de especies de
fauna y flora, la desaparición de culturas por el éxodo de las comunidades que
subsistían del lago y la falta de acciones efectivas para enfrentar la sequía.
Pérdidas ambientales y
humanas
Según expertos en
conservación, unas 200 especies de aves, peces, mamíferos, reptiles,
además de gran variedad de plantas, desaparecieron con la sequía del
Poopó.
El ornitólogo Carlos
Capriles le dijo al diario boliviano La Razón que entre las aves que se vieron
forzadas a abandonar el lugar había tres especies de flamencos en peligro de
extinción.
"Al no existir el
Poopó, su hábitat se reduce y aumenta el peligro de desaparecer", explicó
Capriles.
Los peces se llevaron la peor parte pues no pudieron migrar a ningún otro lago |
El experto explicó que
el lago era un punto de descanso de aves migratorias que se trasladaban de
norte a sur. "Hablamos de que unas 200 especies perecieron o se fueron a
otras áreas".
Otros activistas
ambientales añaden que numerosos mamíferos, reptiles y anfibios quedaron sin
hábitat y alimento con la transformación del lago en prácticamente un desierto.
Pero la peor parte se
la llevaron los peces, señaló Carlo Capriles, pues no pudieron migrar como los
otros animales y "murieron en el lugar".
Por su parte, el
Ministerio de Medio Ambiente y Agua confirmó la pérdida de una gran cantidad de
especies únicas aunque no conocen la cantidad exacta y están pensando en
realizar un conteo.
El desastre también
tiene un costo humano. Unas 350 familias, en su mayoría pesqueros del
lago, se han visto afectadas.
Con su forzado
desplazamiento también se va la cultura de una comunidad que habitaba el propio
lago Poopó con una economía lacustre de subsistencia.
Causas del desastre
La cuenca del Poopó
había sido declarada en 2002 como un ecosistema de importancia internacional
donde es agua es el principal factor que controla el ambiente, así como la
vegetación y la fauna.
¿Cómo, entonces,
sucedió su desaparición?
Las razones son
complejas y van desde los efectos climatológicos y los malos manejos de los
recursos acuíferos hasta la actividad humana, la contaminación y la falta de
atención a un desastre que se veía venir.
Los análisis del
gobierno apuntan al fenómeno El Niño y el calentamiento global ocasionado
por países industrializados.
El viceministro de
Recursos Hídricos y Riego, Carlos Ortuño cita datos científicos que establecen
que la temperatura mínima aumentó 2,06º centígrados en los últimos 56 años y el
Niño provocó sequías desde octubre.
Un lago convertido en desierto es lo que le sucedió al Poopo |
La disponibilidad de
agua es la segunda causa.
Los lagos Poopó y
Titicaca dependen del aporte del río Desaguadero, pero un plan regulador establecido
en la década de los 90 resultó preferencial para los niveles del Titicaca,
impidiendo el paso de agua hacia el Poopó.
Además, el propio río
está afectado por la actividad humana que lo usa para sus cultivos, y sistemas
industriales y mineros.
Esta actividad, a su
vez, causa contaminación. Oruro es un departamento minero y la extracción
desde hace años se realiza de una forma "no responsable", indicó el
viceministro Ortuño.
Pero también se señala
la "mala administración" de un fondo que estaba asignado para evitar
la sequía del lago.
En 2010 Bolivia y la
Unión Europea (UE) firmaron un acuerdo mediante el cual se adjudicaba un monto
de unos US$15 millones para el programa Cuenca Poopó.
Según el exprefecto de
Oruro, Luis Aguilar, en cuya gestión se firmó el acuerdo, su sucesor estuvo
"mal asesorado" en el manejo del dinero y éste se dispersó en
"proyectos sin sentido" y fue "despilfarrado" sin conseguir
la recuperación del lago, según lo citó el diario La Razón.
El exdirector del
Servicio Departamental Agropecuario y Ganadero, Severo Choque, también
coincidió en que "no se priorizó de manera adecuada el trabajo específico
en el lago".
El mal uso del agua también contribuyo a la desaparición del lago |
Recuperación, un "desafío"
Varios críticos han
pedido que se realice una investigación para dar con los responsables de la
falta de acción y de denuncia que permitieron el desastre.
"El costo de este
desastre debe ser manejado con absoluta rigidez en la identificación de sus
responsables", escribió el columnista de La Prensa, Enrique A. Miranda
Gómez.
Sin embargo, llamó a
que se aplicara una política sostenible de "reencausar el curso de las
aguas que provienen del Titicaca e invertir en ayuda de las poblaciones
afectadas brindándoles infraestructura productiva, apoyo social y sobretodo
seguridad a los más jóvenes.
El martes, el gobierno
boliviano y el departamento de Oruro anunciaron un plan para la
restauración del lago Poopó.
En rueda de prensa
conjunta, el viceministro de Recursos Hídricos y Riego, Carlos Ortuñez, y el
gobernador de Oruro, Víctor Hugo Vásquez, informaron que se destinarían US$3,25
millones principalmente a la ayuda humanitaria y a un trabajo técnico sobre el
caudal del agua que llega al Poopó a través del río Desaguadero.
También gestionarán un
financiamiento internacional para el llamado Plan Director de la Cuenca
del Poopó que requerirá, dicen, US$130 millones.
Ese, dijo Ortuñez,
será "el desafío mayor" del gobierno para lograr ejecutar el plan que
será elaborado por especialistas nacionales e internacionales.
Pero, mientras tanto,
el segundo lago más grande de Bolivia sigue pareciendo un desierto.
Fuente>BBC Mundo – 23 de Diciembre de 2.015
Fotografías>Reuters
Triste realidad luego viene el Salar de Uyuni
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