Una mirada que refleja o al menos
intenta traslucir la vida de un pueblo que hace cientos de años sufre los
embates de una nueva civilización que llegó, destruyó el monte, desgastó sus
creencias y los llevó a ser marginados en su propia tierra.
Ñanderú Tenondé, el
gran padre, creó la tierra para ser disfrutada y cuidada. El pueblo vivía feliz
hasta que el hombre blanco llegó y desde ese momento, empezó una historia muy
dura para los Mbyá; los primeros habitantes del suelo.
Los Mbyá guaraníes usan sólo los
recursos que necesitan, no destruyen el monte, no lo matan, no lo dejan
desolado; buscan el desarrollo para todos. Tienen un sistema de aprovechamiento
de los bienes solidario y sin derroches de las bondades que provee la
naturaleza.
El monte brinda
alimento, cultura y medicina para el alma, pero ya queda poco; hay escasez. No
hay para cazar, no hay para pescar, no hay frutas. La selva es el principal recurso
de vida, el contenedor del agua, la fuente básica.
Lamentablemente a causa de las
actividades económicas este recurso se encuentre muy limitado en nuestros
tiempos. Infelizmente el concepto de desarrollo está mal encarado, nos estamos
hundiendo en un abismo ambiental sin retorno y la tala indiscriminada sigue.
Los Mbya utilizan el
río para alimentarse y para bañarse, sin consideraciones personales, ni
proyecciones económicas, porque entienden que el agua es un recurso
inmensamente valioso y que es imprescindible para la vida.
Los Guaraníes tienen una religión y
una cultura muy importantes que involucran una ética individual y una moral
conjunta que realmente cumple con la premisa de ser mejor humano, donde los
valores predominan sobre cualquier otra cosa y es posible llevar una vida sin
problemas de índole espiritual, ni de visión ya que tienen una profunda
convicción que los lleva a convivir en perfecta armonía con el entorno.
Si de manera urgente no se combate la invasión de su cultura, el desmonte reiterado y la caza furtiva, difícilmente este pueblo pueda recuperar su ansiada libertad y sus riquezas. |
Estos pueblos son
sabios e inteligentes porque aplican ésta ética y moral conjunta desde lo
cotidiano y desde lo práctico, lo aplican día a día; no son incrédulos ni
tampoco pierden tiempo con superficialidades. La cultura Mbyá, como la mayoría
de los pueblos aborígenes no tienen memoria escrita, solamente la conservan de
manera oral, y la preservan de generación en generación, logrando así una
expresión y una filosofía de vida profundamente ligada al espíritu y la fe, y
que permite sin duda alguna, una metodología llena de contenidos religiosos y
culturales que se manifiestan en los actos diarios, en la conducta; todo está
muy ligado con el respeto.
“Cuando los dioses crearon todo,
tomaron unos mates y se fueron al cielo”, dice la leyenda. Toda la sabiduría
fue enseñada al hombre blanco, pero algunos no quisieron aprender.
Antes los alimentos
eran naturales, por lo tanto no existían las enfermedades; ahora existen
innumerables dolencias que los Guaraníes no pueden afrontar, teniendo que
recurrir a la medicina de los blancos y exponiéndolos constantemente al mundo
exterior, desgastando día a día su extraordinaria forma de vida.
La reducción, desaparición y
contaminación de sus espacios vitales aptos para sostener sus modos
tradicionales de alimentación los han obligado a adoptar los del “yuruá” (el
hombre blanco) con grave y progresivo deterioro de su salud. Estudios
epidemiológicos llevados a cabo en la Argentina en los últimos años demostraron
la aparición de casos de mal nutrición y desnutrición sobre todo en niños.
En las escuelas bilingües
establecidas en sus comunidades se ha tratado de paliar esto mediante los
comedores escolares que muchas veces proporcionan las únicas comidas diarias
disponibles. Recientemente se ha constatado la presencia creciente de
adicciones en varias comunidades del lado argentino, que van del alcoholismo
hasta el tabaquismo e inhalantes.
Los payés (opy’guá o señor del op’y)
– médicos tradicionales – son los encargados de curar con plantas medicinales,
de atraer las lluvias, de adivinar el futuro, de propiciar buenas cacerías y
cosechas, dirigir los cantos y danzas rituales y dar un nombre guaraní a los
recién nacidos. Su función más importante sería el relato de los mitos de
creación que también tienen poder curativo. Existen entre ellos diversas
jerarquías de acuerdo a su edad, experiencia y poder. La medicina tradicional
Mbyá está sufriendo deterioro, por el olvido de sus conocimientos ancestrales y
por la desaparición gradual de sus opy’guá. La pérdida de poder individual y
comunitario de los opy’guá como conductores de la vida Mbyá conduce a la
desaparición de este pueblo.
Ellos luchan por sus
tierras, ellos creen que la selva está llena de espíritus, quienes cuidan que
el aprovechamiento de los recursos no sea excesivo; es decir que en su
principal creencia se ve plasmado el concepto de preservación y armonía con el
monte. El hombre blanco desde hace cientos de años, viene destruyendo el
hábitat natural, generando a través de una inmensa ceguera, un camino sin
retorno en todo lo referido al medio ambiente.
Lamentablemente la sociedad actual
no quiso entender y no quiso oír. Aún quedan pocos asentamientos en Misiones.
Hoy se encuentran pobres, sin selva y tienen que recurrir al comercio para
sobrevivir; cada día luchan contra quienes quieren avasallar sus tierras, los
que roban su madera y los que cazan sus animales por mero deporte, sabiendo que
es un delito.
Hermano Mbyá no te
sientas triste, Ñanderú Tenondé está orgulloso de vos.
Fuente: La Comunidad –
22 de Enero de 2.015
http://www.lacomunidad.com.ar/articulo/mbya-guarani-el-pueblo-que-lucha-y-respira/
Fotografía: Alina
Valeria Rey - Colaboración: Carol Marin.
Me indigna demasiado esta realidad de nuestros hermanos Mbya, sometidos vergonzosamente por nuestra sociedad moderna.Por favor, quiero ayudarlos!!!!! Vivo en Buenos Aires. Espero tu respuesta.
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