“...Pues estas abuelas y
madres nuestras no eran santas, sino artistas; (...) Eran creadoras, condenadas
a vivir en un vertedero de espiritualidad —tan rica era su espiritualidad, base
de todo arte— porque el esfuerzo de tener que soportar el no poder usar ese
talento no buscado las hacía perder la cordura.
(...)
¿Cómo se pudo mantener viva la creatividad de las mujeres negras, año tras año y siglo tras siglo, cuando la mayor parte del tiempo que lleva la población negra en América [Estados Unidos] ha sido un crimen que una persona negra leyera o escribiera? ¿Cuando la libertad de pintar, de esculpir, de expandir la mente con acción no existía...?
(...)
¿Cómo se pudo mantener viva la creatividad de las mujeres negras, año tras año y siglo tras siglo, cuando la mayor parte del tiempo que lleva la población negra en América [Estados Unidos] ha sido un crimen que una persona negra leyera o escribiera? ¿Cuando la libertad de pintar, de esculpir, de expandir la mente con acción no existía...?
"Y quizá en África,
hace más de 200 años, hubo una madre así. Quizá decoraba las paredes de su
choza con pinturas brillantes y atrevidas, naranjas y amarillos, verdes…; quizá
se oían sus dulces canciones (en la voz de Roberta Flack) envolviendo el
poblado; quizá tejía las más asombrosas esterillas, quizá era la más ingeniosa
narradora de entre todos los narradores de la aldea. Quizá era poeta, aunque
sólo nos hayan llegado firmados los poemas de su hija."
Buscando los jardines de nuestras madres
Alice Walker (1974)
Del muro de Una antropóloga
en la luna. Compartido por Shiva Kamasundari
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