Escrito Gustavo Pineda
El Penacho de Moctezuma II pasó por tantas manos que hoy se
encuentra en estado de grave fragilidad, a tal grado que podría terminar
destruido por una fuerte vibración.
Moctezuma Xocoyotzin fue uno de los últimos
tlatoanis del imperio azteca, un rey reconocido por su gran versatilidad en el
habla y con un carisma que cautivó a los españolas por su estrategia de
conquista, su mirada fuerte, sus ojos negros como la noche, su cabello largo
hasta acariciarle los hombros coronado por un penacho con plumas de quetzal y
adornado con piedras preciosas y oro, lo que simbolizó su descendencia real.
Tras el asesinato de Moctezuma a manos de los conquistadores, el
militar Hernán Cortés obsequió al rey de España una pieza del
antiguo emperador azteca, quien gobernó de 1502 a junio de 1520.
Moctezuma II confundió a Hernán Cortés con el Dios Quetzalcóatl, y obsequió su penacho como símbolo de respeto. (Foto: ADN 40) |
Aunque se desconoce cómo llegó a Austria, el penacho fue encontrado
en 1878 en el gabinete en uno de los castillos del archiduque Fernando II de
Tirol por el geólogo Ferdinand von Hochstetter, quien en ese año fue nombrado
director del Museo de Historia Natural de Viena.
Desde esa fecha, el legendario Penacho de Moctezuma se
exhibe en una vitrina en el ahora Weltmuseum en la capital austriaca.
Durante décadas, el gobierno mexicano ha reclamado esta pieza única para
recibirla en su país de origen, pero expertos austriacos concluyeron que la
fragilidad de la pieza hace imposible su traslado.
Según los investigadores, la vibración de un viaje internacional
provocaría una destrucción total del penacho, e incluso, en 2014 pasó por una
restauración de tres años para mejorar el aspecto de la pieza.
La restauración del Penacho tardó tres años, donde antropólogos mexicanos y austriacos trabajaron en conjunto. (Foto: El País) |
Este objeto tiene una dimensión de 173 por 130 centímetros, está hecho de plumas de quetzal, pájaro espátula y piedras preciosas.
De acuerdo con los estudiosos, el penacho permaneció más de 200
años en el palacio de Ambras del archiduque de Fernando II de Tirol, la falta
de conocimiento y demasiados traslados provocó un maltrato irreparable, a tal
grado que la pieza quedó aplastada.
La última restauración entre un equipo binacional de mexicanos y
austriacos prevé darle unos 500 años más de vida, con el objetivo de exhibirlo
al público europeo, mientras que en México existe una réplica exacta en el
Museo Nacional de Antropología e Historia.
Fuente
Cultura Colectiva – 6 de Diciembre de 2.017
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