No sería quien soy, si
no hubiera sido quien fui. No habría adquirido fortaleza, si no hubiese visto
herida mi existencia. Cada paso que di, me guió en esta senda, cada dolor que
transité me devolvió a mi casa.
Agradezco al Universo cada experiencia que llegó a mi vida, y a mi propia alma, la sabiduría que me fue enseñando.
En mí, nada es porque sí, todo tiene una raíz y esa raíz es de mi árbol. Las heridas que he recibido son devoluciones de mis propias acciones, el amor que cosecho, es resultado de mis actos.
Si me quedo inmóvil puedo vislumbrar mi propio ser, si me silencio sé que he llegado a mi hogar.
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