A cierta altura de la vida, ya no te importa lo que digan sobre tí sino lo que tú sabes sobre tí.
Deja de preocuparte el parecer y trabajas en tu desarrollo personal para desplegar tu ser.
A cierta altura de la vida, ya no permaneces en ningún lugar donde no quieras estar y no dices nada que no sientas para conformar a nadie.
Ya has afrontado muchas batallas en las que creíste sucumbir y aquí estás sano y salvo, preparado para afrontar las venideras (que ya sabes llegarán antes o después).
A cierta altura de la vida, ya no te miras tanto en el espejo sino que ves más bien que clase de espejo eres para otros.
Ya sabes que no podrás concretar algunos de tus sueños y lo aceptas como parte de lo que quedará en el camino sin realizar.
A cierta altura de la vida, reconoces la falsedad y la hipocresía a una distancia suficiente como para apartarte a tiempo y ya no vas tras el dinero ni el éxito sino tras la autotrascendencia.
Ya no te preguntas "por qué" sino "para qué" y no buscas las razones sino el sentido.
A cierta altura de la vida, abandonas los fanatismos porque sabes que te limitan y te ciegan a otras razones, ya sabes mesurar la vehemencia y has aprendido que la pasión se desvanece pero el amor perdura.
Ya no pierdes tu tiempo porque sabes que estás en tiempo de descuento y cada segundo de tu vida cuenta.
A cierta altura de la vida, ya no admites abusos ni malos tratos y te vas cuando los hay sin dar siquiera explicaciones.
Ya no sientes los miedos que sentías pero llegan nuevos, solo que ya sabes que estos también pasarán.
A cierta altura de la vida, ya sabes que eres valioso aún cuando algunos no te valoren, que no le debes la vida a nadie sino en todo caso a Dios (si eres creyente) y no pagas tributos por ella.
Ya sabes que nadie te ha salvado y que no salvas a nadie, porque has aprendido que la vida es responsabilidad y cada quien se salva a sí mismo.
A cierta altura de la vida, solo te haces responsable de lo que tú dices y no de lo que otro entiende, interpreta, resignifica o distorsiona.
Ya no temes a la soledad, pues sabes que nacemos y morimos solos.
A cierta altura de la vida, sabes que vivir, cuesta algo más que vida.
Analía Forti
Compartido por Marta N. Moledo
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