Odiar es para flojitos, para los que no pueden aceptar la opinión de los otros, encerrándose en su mundo y echando culpas. Odiar es para flojitos, para los que no perdonan y solo miran al otro acusando y juzgando. Odiar es para flojitos, para los que solo se aferran a una parte de la historia y no escuchan ni concilian con quien vivió otra. Para los que por ambición se olvidan del afecto y de la gente que los quiere y cuida. Odiar es para flojitos, para los que cargan espaldas ajenas con fracasos propios sin hacerse cargo de sus derrotas.
Eso es odiar...
En cambio la gente fuerte, la gente fuerte ama un montón, llora, se cae se levanta y vuelve a intentar. Perdona, olvida, admite, reconoce errores, se hacer cargo y sigue.
La gente fuerte da todo por el otro sin condiciones, sin reclamos, sin pedido de vueltos.
La gente fuerte no es solo la que parece dura, fría y aguerrida, sino la que regala abrazos y suaves sonrisas.
La gente fuerte es esa misma que parece débil, que uno imagina partida por la vida y por tantas cosas que lastiman y sin embargo se mantiene firme y erguida a pesar de los vientos que azotan y de traspasar tantas tormentas, esa gente es la que ama, ama un montón.
Odiar es de flojitos... los fuertes aman, aman de verdad.
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