Que
tu alimento sea tu medicina dijo Hipócrates, considerado el
padre de la medicina. ¿Y qué mejor alimento que la quinua (también conocida
como quinoa) para aplicar esta sabia frase? La quinua es el único alimento vegetal
que posee todos los aminoácidos esenciales, oligoelementos y vitaminas para la
vida, además de no contener gluten. También tiene una elevada lisina en sus
semillas y hojas y un alto contenido de calcio y hierro.
La quinua no es solamente interesante
por sus cualidades alimenticias sino por su historia y por la labor de varios
pueblos originarios andinos por
conservar este alimento. Llamada “grano madre” por los Incas, la quinua, así
como la papa y el maíz, era uno de los alimentos diarios de los pueblos de los
Andes. El conocimiento acumulado por estos pueblos ha permitido preservar sus
diversas variedades, mejorar su rendimiento y desarrollar una gastronomía en
torno a este grano, incluso con la fuerte influencia de nuevos cultivos
introducidos en la región.
Es rico en proteína vegetal,
vitaminas E y B, calcio, aminoácidos esenciales, fibra, fósforo, magnesio y
hierro; posee propiedades cicatrizantes y antiinflamatorios; carece de gluten,
contiene poca grasa y es fácil de digerir.
Más aún, la quinua, en sus
diferentes variedades, puede ser cultivada en diferentes climas, soportando
temperaturas entre los -8°C y los 38°C y elevaciones desde el nivel del mar
hasta los 4.000 metros. Asimismo, requiere poca agua, haciéndola resistente a
ambientes secos y sequías, cada vez más frecuentes hoy en día, debido al cambio
climático.
La idea de que el año 2.013 esté
abocado a la concientización sobre las propiedades beneficiosas de la Quinua
fue propuesta por el gobierno del Estado Plurinacional de Bolivia – uno de los
principales productores de Quinua a nivel mundial junto a Perú-; apoyada por
Argentina, Azerbaiyán, Ecuador, Georgia, Honduras, Nicaragua, Paraguay, Perú y
Uruguay; respaldada por la FAO; y aprobada por la Asamblea de las Naciones
Unidas en Diciembre de 2.011.
Las
Naciones Unidas, por intermedio de la FAO, su Organización para la
Alimentación y la Agricultura, declararon hace unos días oficialmente el 2013
como el Año Internacional de la Quinua “en reconocimiento a las prácticas
ancestrales de los pueblos andinos, quienes han sabido preservar a la quinua en
su estado natural como alimento para las generaciones presentes y futuras, a
través de prácticas ancestrales de vida en armonía con la naturaleza”. La FAO
promueve su campaña con el eslogan “un futuro sembrado hace miles de años”,
presentando este alimento como una opción para las generaciones presentes
gracias a su alto valor nutritivo y potencial aporte a la seguridad
alimentaria.
Los granos de quinua se tuestan
para hacer harina con la que se pueden fabricar distintos tipos de panes,
también pueden ser cocinados como arroz o añadidos a sopas, usados como
cereales, pastas e incluso se fermenta para obtener cerveza o chicha.
La quinua ha venido ganando
popularidad en diversos países, pero aquí en Colombia es todavía poco conocida
y por eso los invitamos a probarla si no lo han hecho. La quinua que
distribuimos en La Canasta viene de la zona rural de Usme, donde Omar, un
ingeniero agrónomo e investigador, ha venido cultivándola por cerca de 12 años.
Omar es un conocedor y promotor de la quinua y ha trabajado en varios procesos
participativos con campesinos en Boyaca, Usme y Sumapaz entre otros. En Boyacá
ya hay un grupo de unas 35 personas con un proceso bastante consolidado que
comenzó con semillas traidas de Nariño, pues en Boyacá había desaparecido la
quinua.
Fuentes:
la-canasta.org
Discovery Noticias
Construcciones de los saberes humeantes “filosóficos” del agua y la sangre.
ResponderEliminarEl agua es un discurso, tal vez el más democrático de todos los discursos.
¿Porque?
Porque los discursos pueden actuar, en los distintos niveles de la conformación (armoniosa) de la realidad.
En tanto el agua como un discurso.
Como un elemento dinámico, que circula, arrastra, difunde, comunica, informa, de la gracia de todo un mundo, una realidad, que es llevada y movida en sí misma, como portada por tal lenguaje discursos.
Además de relacionar, articular, comunicar, accidentalmente las cosas entre sí, cosas muy disueltas, distantes, como separadas y desunidas entre sí, a través de todo el espacio y el tiempo.
En y por la acción, contradictoria, dramática, babélica, caótica, de la actividad oceánica de todas las aguas, de la actividad volcánica de todas las vidas, de las tantas voces, mundo que se nos abren, se desplazan, emergen, se diferencian, se nos muestran como en una ola, en un momento, en una vida.
Para posteriormente perderse, desaparecer, ahogarse definitivamente, fundiéndose en las profundidades de todos los lenguajes, en el magma volcánico de todas las tierras, de todas las gramática, erupción de vida destrucción, renovación y creación, por la acción paradójica, creativa, disolvente, corruptiva, relacionante, comunicativa, de toda habla, de toda manifestación de vida- muerte, muerte -vida.
De aquí que los discursos unen y separan, juntan y distancias, ligan y rompen, paradójicamente, dinamizando por su acción doble, todas las cosas entre sí.
Repartiéndose, disparándose, entre todos los saberes y todos los contenidos, en esta mescla, en esta danza de sabores y colores, de formas y texturas, en y hacia todas las direcciones.
La acción del agua, mejor digo, de su ocurrir, discurrir, escurrir transitar, gotear, como un discurso lento, calmo, o dramático y violento, la puedes encontrar en casi todo, tanto precipitándose dentro, como por fuera de ti.
Es más, creo quedo es producto de este discurso, de la acción, aleatoria, interpretativa, mancomúnate del agua.
ResponderEliminarActuando hablando por dentro de ti, desde tus riñones, por medio de tu saliva, tus intestinos, tus manos y huesos, clasificados por su memoria, arrastre de tierra y montaña, de piedra y ostras, para que puedas sostenerte en tu gracia, bajo un manto de estrellas.
Alimentado las nubes mentales relampagueantes de tu campo imaginario, de sueños húmedos calientes y precipitados.
Es desde estas alturas, de cielos imaginativos que tenemos que volvernos sobre la tierra como lluvia fecunda de gritos y voces estallantes.
La acción de la vida se anda, se da por muchos discursos, muchas leyendas, caminos y trillos, mescla de lenguajes y voces múltiples.
Es así, que la acción de la luz, activa, actúa también, disparando y soltando cosas, dándole formas a las cosas, plantas y lagartos.
Como uno más de los tantos discursos, que nos animan, nos compone, nos mueven, nos alimentan, como un juego, un fuego que llama, clama, hacia los amores y el intercambio, de los incendios de los cuerpos, de las hogueras, de los encuentros, del corazón humano, festejando, amasando, amando, construyendo mundo.
Como el silencio que es promovido, aportado por la oscuridad de la noche y la tierra, para que las cosa importantes, despierten, nazcan anden, corran, se manifiesten, desclasas y bajo la lluvia, madurando en sus múltiples cantos.
Teniendo esto claro, yo combato, soy un guerreo, contra los discursos que oprimen, reprimen, silencian, contiene e impiden, la expresión, la explosión y manifestación de la vida, de la riqueza, por otras lenguas, otros trillos, saberes, voces y cuerpos.
A mí no me callan las palabras secas y muertas de los que canibalizan la tierra, envenenan los ríos, mi sangre, mi conocimiento, mi saber mirar.
La información, esta sí, sagrada, de todo lo que se mueve, nos es trasmitido con la vida, que se arrastra en un gusano y que corre con un niño.
Y que no duerme en libros, no se entierra en monumentos de tinta y papel, cubriéndose en su mortaja, inmortalidad, inmoralidad, de milenios.
Auto proclamándose propietaria legitima de todos los saberes, asesinatos, robos, genocidios, de todas las criaturas, los bienes y las voces de la vida y la muerte, a la que han condenado y esclavizado.
Pero no derrotado, por que el saber de todos los pueblos que honraron y honran la vida, se encuentra atesorados en la retaguardia y ramificaciones de todas las voces, todas las lenguas, de todas las sangres y las aguas de los ríos, apenas dormidas, apenas dormidas, que empiezan a despertarse.
Un abraso Javier, y a seguir defendiendo y aprendiendo dignidad y vida desde la escuela.
Eduardo Coli