Uno de sus rasgos más interesantes es el carácter artificial de su sintaxis, rígidamente estructurada y poco
ambigua, hasta el extremo de resultar inconcebible en una lengua “orgánica”
normal. Esta estructura sintética significa que el Aymara podía transformarse
sin dificultad en un algoritmo informático destinado a ser utilizado para
traducir de un idioma a otro.
Cuando el etnólogo estadounidense L.
Taylor-Hansen visito una tribu de pieles rojas apaches asentados en Arizona
descubrió unos datos muy interesantes. El etnólogo mostró a sus huéspedes una
fotografías de pinturas egipcias y en una de ellas, los apaches reconocieron a
una de sus divinidades y a la que dedicaban sus bailes folklóricos, era el
“Señor de la Llama
y de la Luz ”, y
lo más sorprendente es que, aquel dios vivía en el recuerdo de estos indios con
su mismo nombre mediterráneo, Ammón Ra.
Los Uros del Lago Titicaca hablan la Lengua Aymara (Foto: Miradas.com.br) |
Aquello no era más que el principio de una
serie de revelaciones a las que hicieron de puente dos números sagrados, el 8 y
el 13, los que constituyen precisamente la base del calendario venusino (La
relación que indica las revoluciones efectuadas durante el mismo periodo por la Tierra y Venus en torno al
Sol se expresa como 8:13, es decir, que la Tierra lleva a cabo 8, mientras que Venus cumple
13.).
Cuando Taylor Hansen, en su conversación con los indios, hizo referencia a Tiahuanaco, los apaches identificaron con aquella localidad un centro de su legendario imperio del pasado, describiendo, sin haberla visto nuca, la estatua del “blanco barbudo”. El dios empuña dos espadas en posición vertical, lo que significa “amistad hasta cierto limite”. Las espadas forman ángulo recto con los antebrazos, y con la cabeza un tridente, que es nuestra señal secreta de reconocimiento. Allá donde se alza la estatua, es el lugar de nuestro origen.
Según el profesor Homet: “Los atlantes eran
de raza blanca. Todavía hoy sus escasos descendientes puros son blancos: son los
uros del Titicaca, que viven allá donde floreciera la civilización de
Tiahuanaco”. El doctor Vernau, que ha estudiado a los patagones del Río Negro
argentino, llega a siguiente conclusión : “Son blancos los indios del Brasil
central, del Estado de Minas Gerais, los famosos hombres de Lagoa Santa”.
Se hace necesaria una nueva generación de
científicos que vuelvan a reescribir la historia. Comenzándola desde mucho,
muchísimo mas atrás en el tiempo, que prescindan de los dogmas impuestos y que
sean guiados siempre por la razón y por los hechos, por la investigación
moderna y por los relatos antiguos. Para ello nada mejor que la siguiente
reflexión de Sir Frederic Sodd, premio Nobel de Física en 1921.
No hay nada que pueda impedirnos creer que alguna razas hoy desaparecidas hubieran alcanzado, no solo nuestros conocimientos, sino también poderes que no poseemos todavía…
No hay nada que pueda impedirnos creer que alguna razas hoy desaparecidas hubieran alcanzado, no solo nuestros conocimientos, sino también poderes que no poseemos todavía…
Fuente: Sol del Sur.
Nota
Anexa:
En el
siglo XIX, un ilustre boliviano Emeterio Villamil remeció los cimientos de la
ciencia, cuando afirmó que la lengua Aymara era la madre de todas las
lenguas, aquella que habrían hablado Adán y Eva en el paraíso. Dos siglos
después, varios investigadores le dan la razón, y sostienen que la
lengua Aymará es una lengua trivalente que va más allá del sistema
binario informático.
Para más información: http://losdivulgadores.com/2011/12/emeterio-villamil-y-la-lengua-del-eden-2/
http://www.youtube.com/watch?v=9dAOJeupWsk&hd=1
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