Wichí, en nuestra propia lengua, significa “ser humano”.
Somos seres humanos, nosotros somos el amor, nosotros somos el mundo, nosotros somos los niños. Junto con las otras naciones originarias del Gran Chaco estaremos siempre unidos en la equidad, en la bondad, en el amor, en la ingenuidad, en la espontaneidad, en la sensibilidad, en la nobleza.
Nosotros estamos primero y sobrevivimos a catástrofes, existimos desde hace 7000 años.
Nosotros como en los mitos, venimos de las estrellas. Descendemos de los primeros seres. De un meteorito que hace aproximadamente 5800 años se posó en la Tierra e hizo un cráter, como una media luna en el Gran Chaco. Aún hoy se puede ir y ver. Los meteoros en Campo del Cielo (Chaco).
Nosotros como en los mitos, venimos de las estrellas. Descendemos de los primeros seres. De un meteorito que hace aproximadamente 5800 años se posó en la Tierra e hizo un cráter, como una media luna en el Gran Chaco. Aún hoy se puede ir y ver. Los meteoros en Campo del Cielo (Chaco).
Wichi ( Pintura de Guzman - Año 2.009) |
Este dio origen a uno de los tantos mitos de la cultura wichi: Los Hombres-fuego (Itaj hino).
“En el que dice que en los albores del tiempo aparecieron en la tierra gran cantidad de seres que provenían del sol naciente o del sol. Se parecían a seres humanos pero eran hombres-fuego…”
“En el que dice que en los albores del tiempo aparecieron en la tierra gran cantidad de seres que provenían del sol naciente o del sol. Se parecían a seres humanos pero eran hombres-fuego…”
Sigue el relato del mito y cuenta:
“…No sentían el dolor porque ellos mismos eran de fuego. En nuestros comienzos éramos mitad humano y mitad animal. El hombre-hornero con su carcajada provocó la ira de los hombres-fuego, a quienes les salía fuego por atrás. Por esa burla los hombres-fuego quemaron todo el monte, pero la voluntad re-encarnada del hombre-hornero volvió a hacer su casa de barro y cuando lo escuchamos cantar, decimos: se está riendo de nuevo.
Porque una buena voluntad wichi a pesar de no tener nada, vuelve a resurgir de sus cantos internos espirituales como el hombre-icancho que con un tambor de creador hecho con un tronco hueco y quemado de palo borracho y con un cuero estirado tocó un pin-pin. Un pin-pin que en dos días desde las raíces quemadas de los árboles hizo renacer un árbol y en más tiempo volvió a recrease de nuevo la selva y los montes…”
Porque una buena voluntad wichi a pesar de no tener nada, vuelve a resurgir de sus cantos internos espirituales como el hombre-icancho que con un tambor de creador hecho con un tronco hueco y quemado de palo borracho y con un cuero estirado tocó un pin-pin. Un pin-pin que en dos días desde las raíces quemadas de los árboles hizo renacer un árbol y en más tiempo volvió a recrease de nuevo la selva y los montes…”
Esto nos demuestra la buena voluntad wichi. La buena voluntad humana de los wichi o matacos, que con la traducción y su contradicción, inspiran a afirmar que entre los sueños, la realidad y la fantasía y la creatividad logramos crear de nuevo un mundo mejor, porque como todos los seres del mundo soñamos, vivimos, morimos por amor, amor al buen vivir, amor a la tierra y su naturaleza, amor a todos los seres vivos que nos acompañan.
Nosotros venimos de unas estrellas brillantes y entre ellas después estamos cuando nos vamos de la tierra. Estamos hechos de la misma materia que están hechos los sueños y las estrellas (como dicen los hiyawú o shamanes y filósofos). Nosotros, los wichi venimos de las Pléyades (Potsezlai), que en idioma wichi significa que somos hijos de las estrellas.
Nosotros venimos de unas estrellas brillantes y entre ellas después estamos cuando nos vamos de la tierra. Estamos hechos de la misma materia que están hechos los sueños y las estrellas (como dicen los hiyawú o shamanes y filósofos). Nosotros, los wichi venimos de las Pléyades (Potsezlai), que en idioma wichi significa que somos hijos de las estrellas.
Hiyawú yome ta mozlyejtsó. Ta iwotese chik inúpo wet t’onhén hotewóye notses chi yaqoihén.
Según los shamanes, (las Pléyades) emiten el sonido de niños que están jugando cuando aparecen por primera vez en el cielo.
Según los shamanes, (las Pléyades) emiten el sonido de niños que están jugando cuando aparecen por primera vez en el cielo.
Citando a Juan José Rossi, autor del libro Los Wichí (“Mataco”): Fueron las pulsiones desmedidas del invasor y los objetivos emergentes los que en el transcurso de la primera mitad del siglo XVI los hizo cambiar de óptica respecto del hombre nativo.
Durante su primer viaje Colón escribió en su diario: “todos (los “indios”) toman y dan de aquello que tienen de buena voluntad; muy bien hechos, de muy hermosos cuerpos y muy buenas caras; gente harto mansa (…) nos dejaron ir por la isla y nos daban lo que les pedíamos…” y al finalizar ese viaje expresó en carta a los reyes: “Si se les pide algo, jamás dicen que no de cosa alguna que tengan; antes bien convidan a la persona y demuestran tanto amor que darían los corazones (…) y esto no se debe a que son ignorantes, sino de muy sutil ingenio, son hombres que navegan por todos aquellos mares y es una maravilla ver cómo ellos dan cuenta de todo”.
Permaneceremos en nuestra tierra, impávidos, inmutables e infalibles junto a los hermanos de otras razas o religiones, entre la realidad y el misterio de símbolos sagrados.
Así como en nuestra denominación existe una contraposición, la misma es en la concepción de la naturaleza. Nosotros la vemos como a nuestra madre dadora de vida, somos parte de ella. Las políticas reinantes hoy en día la ven como recurso explotable. Se está arrasando con nuestro monte, nuestro sustento de vida. Nosotros no quemamos nuestra tierra, nuestros montes, nuestra patria, no quemamos nuestras banderas.
Nosotros somos los primeros desaparecidos por el estado argentino. En la historia, por citar sólo a algunos, Sarmiento, Roca, Mitre, Rosas, los que gobernaron este país, en su crueldad no existimos, nos desconocieron, nos negaron, nos aniquilaron. Al negarnos lloramos nuestra ausencia en la historia que por estos días habla del Bicentenario.
Por Miguel Ángel Molina (Artista plástico Wichí)
Agradezco a:
• Juan José Rossi – Los Wichí (“Matacos”) – Editorial Galerna – Búsqueda de Ayllu
• Juan Palmera u Hombre-árbol (traducido John H. Palmer) – “La Buena Voluntad Wichi, una Espiritualidad Indígena” – Grupo de Trabajo Ruta 81
Fuente : Blog JIWASA (Yo soy tu, tu eres yo. Construcción en Comunidad)
Que belleza! ESTA BUENO SABER REALMENTE DE DONDE VENIMOS ..
ResponderEliminarGracias por compartirlo, me identifico plenamente con vuestra filosofía y cosmovisión. Me siento uno más ya que es una historia común, la tierra, naturaleza y todos los seres que la habitan.
ResponderEliminarUn gran abrazo, Marcos
En los cuatro puntos cardinales de la tierra,el ser humano merece respeto.Y cuánto respeto merecen los primeros habitantes de esta tierra.Qué profunda filosofía, tan alta su manera de sentir y de pensar...! Cuánto amor por la vida, cuánta inteligencia y cuánta humildad sacralizada , a pesar de la decadencia moral de quiénes usufructuaron por centurias su pacífica existencia ,su confianza,su mansedumbre....Son hermanos que sufren el abandono,la negación, el olvido,de quiénes deberían ampararlos ,respetando su cultura,su filosofía de vida, no usurpando sus tierras, sus árboles, su monte, su FE.....
ResponderEliminar