Ofrendas de monte y antiguos saberes
Cestería, cerámica, tallas en madera, son parte de la producción artesanal guaraní, que en su confección conectan con la naturaleza, la identidad y la cultura.
edio y tiempo son sagrados para el pueblo mbya guaraní. El monte y las horas de sol a sombra afianzan raíces y personas-comunidad.
En ese territorio que defienden de la predación, acción y palabra labran historia y cultura.
En esa dinámica acontece el oficio de los artesanos, que utilizan para sus producciones conocimientos ancestrales y materia prima extraída de la selva en una laboriosidad que comprende también una dimensión espiritual.
“Para nuestro pueblo lo que se hace y lo que se dice es muy importante, porque somos una cultura que se transmite y se enseña hablando y con el ejemplo, de padres a hijos”, explicó Ruperta Morínigo, cacica de Tekoá Yacutinga en Gobernador Roca y reconocida artesana cestera y alfarera.
Como ella, en las distintas comunidades hay maestras y maestros artesanos, que con su labor y prédica continúan la huella de identidad.
Materia sagrada
“Para tener contacto con ciertos elementos como la tierra, el barro ñaú, hay que tener un nombre especial de bautismo en nuestra lengua guaraní, no es que todas las personas pueden tocar el barro y trabajar, porque el barro es sagrado y de este material se hacen las pipas rituales”, dijo la líder mbya.
Procurar la mejor arcilla a veces lleva horas de caminata en el monte, después viene el trabajo de preparar la materia, amasar y darle forma, dejar secar por días hasta llevar la pieza al fuego.
Saberes y técnicas artesanales son una herencia de los padres a sus hijos.
“Hacemos ollas, platos, cuencos y las pipas, dejamos secar y después llevamos a quemar en el horno de la Facultad de Arte de Oberá, que nos ayudan con eso, porque no tenemos horno. Las piezas más pequeñas como un vaso, alguna pipa chica o un platito sí se pueden cocinar al fuego directo que tenemos acá siempre encendido”, precisó.
Estos saberes que la mujer fue incorporando desde la infancia por legado de sus padres y abuelos, y perfeccionando en la experiencia, no los guarda para ella, los transmite a las nuevas generaciones, de manera de que la artesanía guaraní no se pierda.
Enseñar y preservar
Con este objetivo, hace una década que trabaja en un proyecto conjunto con el Instituto Intercultural Bilingüe Tajy Poty, al que concurren los jóvenes de la comunidad, para enseñar las técnicas a los estudiantes.
“Es un trabajo muy lindo con mucho apoyo de los docentes de la escuela y que los jóvenes se interesan mucho”, indicó y añadió que la iniciativa surgió ante la preocupación de que en la actualidad los padres ya no muestran a sus hijos muchas cuestiones de la cultura.
“Yo hago artesanía desde los 8 años, aprendí viendo y haciendo junto a mis papás y mis abuelos, antes era así, uno aprendía escuchando y mirando a los mayores. Pero esa parte hoy no se da en todas las familias, porque la vida cambió mucho y, por eso en nuestra comunidad retomamos estas enseñanzas”, narró.
Como artesana también trabaja la cestería con fibras naturales, semillas y teñido con tintes de plantas. Confecciona canastos, portatermo, también forra termos y accesorios como biromes, en tanto que sus tramas y diseños geométricos fueron parte de una colección de indumentaria de una diseñadora de moda de Oberá.
En la aldea son varias las mujeres que mantienen vigente la tradición de la artesanía guaraní, que en la actualidad se comercia pero en el pasado todo lo elaborado era para uso cotidiano y doméstico.
“Antes era poco y nada lo que se compraba, todo había que fabricar, los hombres y mujeres hacían sus ollas, sus canastos, sus adornos y todo lo indispensable. Con el paso del tiempo y con el contacto con las ciudades la artesanía se convirtió en una fuente de ingreso”, sostuvo aunque lamentó que en este contexto de crisis se registró una fuerte caída en las ventas, lo que complica más las frágiles economías de las familias mbya.
Difundir y cuidar
Con la finalidad de visibilizar la cultura originaria y difundir sus conocimientos, tradiciones y belleza, la artesanía guaraní hace años que dice presente en la Fiesta Nacional de la Artesanía que se realiza en Colón, Entre Ríos.
En la 39ª edición que se desarrolló del 3 al 11 de febrero, esta expresión de la cultura mbya estuvo representada por las creaciones de Lirio Giménez, cestero de Tekoa Ka’aguy Poty, de Aristóbulo del Valle; de Crispín Benítez, tallador de El Pocito, de Capioví y; de Francisca Ramos (página 5), cestera y tallista de Marangatú, de Puerto Leoni.
Lirio (74), maestro cestero del Valle del Cuñá Pirú -que fue premiado años anteriores en Colón-, dijo que el arte de trenzar las fibras para formar una pieza, “es parte esencial de nuestra cultura”.
Paciencia en el hacer, destreza en los movimientos de las manos, respeto y amor por la tierra que da sus frutos, están en el proceso del oficio del artesano, según su descripción.
Lirio contó que comenzó a dedicarse de lleno ya de grande a la cestería y luego de haber formado su familia.
“De chico veía que los mayores hacían cestería, pero como todo niño uno tiene otros intereses, quiere jugar, pero llega un momento en la vida de los jóvenes en que uno se da cuenta de la riqueza de nuestra cultura y de lo importante de cuidarla”, ponderó.
Con su compañera de vida, Lucía Castillo, empezó su camino de artesano, “ella siempre hizo artesanías, porque aprendió de chica y tuvo la paciencia de enseñarme, de esto hace ya muchos años, ahora sé bastante y cuido que los jóvenes de la familia también aprendan, que se interesen”.
Además de los canastos y otras piezas, suele realizar unas tallas en madera, “pero lo mío es la cestería, es lo que me gusta hacer y también me gusta trabajar mi chacra, tengo algunas plantaciones y criamos chancho, a eso me dedico ahora, cuando era joven trabajaba en la tarefa”, resaltó Lirio.
Para su producción utiliza principalmente güembé pi y tacuapí. “Los mbya cuidamos mucho el monte y sólo sacamos lo necesario para hacer las artesanías, se corta la planta cuando ya está para cortar, siempre vemos y respetamos al monte como un tesoro”, reflejó.
Fotografia Ruperta Morínigo, cacica de Yacutinga y artesana. Foto: Archivo/Natalia Guerrero
Fuente Diario El Territorio - Posadas
18 de Febrero de 2024
Escrito por Silvia Godoy
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