Mientras leía la cantidad de información con la que nos bombardean todos los años, pensaba en las mujeres que viven en el silencio más absoluto, porque la única opción que tuvieron en sus vidas fué la de criar a sus hijos y someterse a la voluntad de un maltratador.
Se me vino a la cabeza, lo vivido por muchas de las mujeres que conozco, que llegaron a mí sin saber qué hacer con la cantidad de derechos que dicen las leyes que tienen y que al decidir dar un paso adelante con sus vidas, descubrieron que son pura mentira. Recordaba, las palabras que yo misma me tuve que tragar, cuando al decidír estudiar psicología a la vez que trabajaba, escuchaba a algunos hombres y mujeres decir, que no siguiera estudiando una carrera sin futuro porque me moriría de hambre.
Buscaba entre las mujeres que revolucionaron el mundo con los derechos que disfrutamos hoy, tan sólo una, que la guardara la historia por sacar a sus hijos adelante sin un hombre a su lado y que careciera de recursos para conseguir la ayuda que dice la historia que se consiguió, y conmemorar tan dichoso día. No encontré, a las mujeres que cuidaron a los hijos de las mujeres que registra la historia, permaneciendo a la sombra de las mismas, como si el trabajo que realizaban no tuviera más que el valor de un sueldo insignificante y si hablamos de derechos ya que estamos, sin constancia de alta en la seguridad social, ni los derechos laborales que disfrutaban las personas que las utilizaban. No encontré, a las mujeres que se abrieron camino en esa historia, que sin ser economistas, lograron administrar los ahorros trabajando muchas horas cuidando a esas familias, para que sus hijos pudieran aspirar al futuro que ellas no tuvieron. No encontré, a las abuelas, madres, hijas, hermanas, tías, primas que no registra la historia, como heroínas por salvar la vida de sus familiares abandonados a su suerte, cuando los recursos políticos destinados a erradicar la pobreza no llegaron. No encontré a ninguna de estas mujeres.
Soy mujer y a día de hoy, no entiendo cómo una parte del mundo celebra el Día Internacional de la Mujer, mientras que en la otra parte de ese mismo mundo, se siguen mutilando, violando, prostituyendo, obligando a niñas y niños a trabajar para vivir, cuidar de sus familias y culturalmente, los derechos humanos forman parte de unas leyes que nunca van a conocer. Es muy fácil conmemorar un día tan especial para algunos y tan desfavorecido para otros, mirando para otro lado cuando toca reconocer nuestro grado de implicación en él.
Amalia Rando Romero
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