Las plantas
domesticadas por los pueblos indígenas son cinco veces más dominantes que las
que no lo fueron. Esta es la conclusión de un estudio publicado en “Science” y
en el que participaron investigadores colombianos.
El árbol de guama,
cuyo fruto es una vaina verde y gruesa que esconde una apetitosa pulpa carnosa,
blanca y muy suave, hoy nace silvestre en el Amazonas. Ese fruto —hoy saboreado
por muchos colombianos— también lo consumían ciertas comunidades indígenas que
poblaban esta vasta región suramericana hace más de 8.000 años. Muy
probablemente en aquel entonces también se utilizaban la madera del árbol o sus
semillas y hojas con fines medicinales.
El guamo es una de las 85
plantas amazónicas que domesticaron las sociedades precolombinas y que hoy
dominan el paisaje boscoso de este inmenso ecosistema compartido por varios
países. A esa conclusión llegaron varios investigadores bolivianos, brasileños, colombianos,
ecuatorianos, peruanos, guyaneses, surinameses y venezolanos, entre otros, reunidos
en la Red Amazónica de Diversidad de Árboles, luego de un estudio en el
que analizaron 1.170 parcelas de bosque y más de 4.000 especies de árboles y
palmas.
Estas especies
domesticadas son cinco veces más dominantes que las que no parecen haber sido
utilizadas por los pueblos indígenas y se ubican principalmente cerca de
sitios arqueológicos o de ríos, donde no solamente abundan en cantidad, sino se
encuentra una gran diversidad de ellas. Y aquellos sitios donde las
identificaron sin vestigios humanos podrían dar cuenta de la huella que dejaron
y aún yace escondida bajo su suelo.
“Muchos objetos
arqueológicos (cerámicas) y estructuras (montículos, terrazas o arte rupestre)
están ocultos en el bosque y son difíciles de encontrar”, dice a El
Espectador Carolina Levis, del Instituto Nacional de Pesquisas de la
Amazonia, con sede en Manaos, Brasil, y primera autora del artículo
publicado hoy en la revista Science. “La abundancia de plantas
domesticadas puede ser una herramienta útil para buscar sitios arqueológicos
dentro de la selva amazónica”.
¿Qué fue primero?
Los propios autores
formulan en su estudio la famosa pregunta sobre el huevo y la gallina: ¿fueron
los humanos los que enriquecieron los bosques con especies domesticadas,
especialmente en el suroeste y el este amazónicos, o sería que escogieron vivir
cerca de bosques naturalmente ricos en estas especies? Concluyen que, aunque no
hay causalidad evidente, la teoría más probable es la primera, por varias
razones, entre ellas que la composición del bosque se transforma una vez hay
ocupación humana y, segundo, porque encontraron territorios con 19
especies domesticadas correspondientes a diferentes distribuciones
geográficas y preferencias ecológicas distintas.
El botánico
Dairon Cárdenas, investigador del Instituto Amazónico de Investigaciones
Científicas (Sinchi) y uno de los coautores del estudio, explica que hay
evidencias de semillas en los levantamientos arqueológicos, lo que demostraría
la domesticación. “El estudio hace un gran esfuerzo por tener información de
muchas áreas, pero principalmente tiene el foco en aquellas que están alrededor
de lo que ancestralmente en el pasado fueron asentamientos urbanos”. Experto en
plantas amenazadas, introducidas e invasoras, Cárdenas ayudó a identificar
las 85 especies domesticadas dominantes de acuerdo con el uso que les daban —y
les dan— los indígenas. “Los sitios arqueológicos demostraron que estas
especies útiles, seleccionadas, eran efectivamente mucho más utilizadas por
ellos y se concentraban en los sitios donde se estaban moviendo”. Eso hace que
cambien la estructura y la composición de los bosques.
El bosque domesticado
El estudio confirma
que el ser humano ha transformado los ecosistemas por milenios. “Incluso”,
afirma Levis, “las áreas de la Amazonia que parecen prístinas hoy están llenas
de antiguas huellas”. Pero los efectos de estas sociedades milenarias sobre el
paisaje son muy diferentes a los de las sociedades modernas, pues, según dice,
“transformaron bosques prístinos en bosques domesticados, pero no en monocultivos
de cultivos anuales; las actividades pasadas no condujeron a una deforestación
generalizada”. Explica que los indígenas promovían la diversidad, razón por la
cual cultivaron un gran número de especies de plantas en paisajes forestales,
similares a los sistemas agroforestales de hoy en día.
Y es que la deforestación
que está sucediendo en la Amazonia continental actualmente “está
enterrando una cantidad de información que aún no conocemos”, agrega Cárdenas.
El reto ahora es continuar documentando el manejo del bosque por parte de las
comunidades que han poblado este pulmón del mundo históricamente y entender
“que existe una herencia de los pueblos precolombinos inmersa en la estructura
y composición de los bosques”.
En este sentido, Levis
remata: “Comprender la historia humana de la Amazonia puede proporcionar una
oportunidad para reducir la deforestación y [proponer] una forma alternativa de
producción de alimentos mientras se mantiene el bosque”, un aporte de
importancia crítica para la seguridad alimentaria. “La domesticación da
forma a los bosques amazónicos”.
Fuente>Diario El
Espectador (Colombia) – 2 de Marzo de 2.017
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