El 22 de agosto es el Overshoot Day o Día del Exceso de la Tierra, la fecha que nos indica que la humanidad le habrá exigido a la naturaleza el equivalente a la capacidad de regeneración de la Tierra de todo el año.
El 22 de agosto es el Overshoot Day o Día del Exceso de la Tierra, la fecha que nos indica que la humanidad le habrá exigido a la naturaleza el equivalente a la capacidad de regeneración de la Tierra de todo el año.
Es decir que, durante los próximos meses, el mundo estará consumiendo a crédito los recursos futuros, al haber utilizado su capital natural y presupuesto ecológico previsto para todo el 2020.
Esta fecha es un indicador de la presión sin precedentes que las actividades humanas están ejerciendo sobre los recursos naturales. Al ritmo que consumimos, la cantidad de recursos y servicios del ecosistema requeridos para abastecer nuestras necesidades equivalen a 1.6 planetas Tierra, esto significa que estamos usando un 60% más de recursos de lo que los ecosistemas de nuestro planeta pueden regenerar en un año. En otras palabras, estamos en default ambiental: la humanidad está en números rojos y tiene en su cuenta lo que se conoce como “deuda ecológica”.
Manuel Jaramillo, director general de Fundación Vida Silvestre Argentina, comenta “el enorme nivel de consumo de nuestros recursos naturales ocurre a la par de que más de 800 millones de personas en el mundo todas las noches se van a dormir sin tener cubiertas sus necesidades básicas de alimentación. Esto nos debe hacer reflexionar sobre el supuesto desarrollo que muchas veces empuja nuestro accionar sobre los recursos naturales. Necesitamos generar un cambio estructural en este sentido”.
El Día del Exceso de la Tierra se calcula a partir de comparar la suma de todas las demandas de consumo del mundo con los recursos naturales disponibles para solventarlo y la capacidad de respuesta que tienen los ecosistemas para reponer esos recursos. La iniciativa es impulsada a nivel mundial por Global Footprint Network para generar conciencia y señalar el exceso de velocidad a la cual estamos “consumiendo el planeta”.
Si bien las consecuencias generadas por el Covid-19 hicieron que la Huella Ecológica global se contrajera en casi el 10% en comparación con el año pasado (la fecha fue el 29 de julio), esta mejora está muy lejos del cambio sistémico que se requiere para salvaguardar tanto el equilibrio ecológico como el bienestar de las personas: dos componentes esenciales de la sostenibilidad.
Actualmente, la salud pública y la recuperación económica se han convertido en las preocupaciones predominantes a nivel mundial, por lo que los tomadores de decisión están llamados a actuar de manera urgente para construir un futuro en el que todos prosperen en el marco de la capacidad de regeneración de nuestro planeta.
"La pandemia por el COVID-19 y sus consecuencias dejaron en evidencia la necesidad de cambiar la forma en la cual nos relacionamos con nuestro planeta. Hay muchas estrategias que permiten combinar lo económico, lo social y lo ambiental y no podemos seguir esperando para ponerlas en marcha. Necesitamos promover un Nuevo Acuerdo entre la Naturaleza y las Personas de forma urgente” señaló Jaramillo.
Las consecuencias de nuestra deuda ecológica se ven reflejadas a diario: uno de los ejemplos más evidentes es el cambio climático, producto de que los gases de efecto invernadero se emitan más rápidamente de lo que pueden ser absorbidos por los bosques y los océanos. La pérdida de biodiversidad, la desertificación del suelo, la deforestación, las inundaciones, la escasez de agua y de alimentos y la contaminación también son producto de la deuda ecológica. Y esta sobreexplotación es posible sólo por un tiempo limitado antes de que los ecosistemas se empiecen a degradar y posiblemente a colapsar.
Jaramillo agregó: “La situación ambiental que estamos viviendo podemos compararla con pagar el mínimo de la tarjeta de crédito. Eso hace que mensualmente acumulemos deuda para más adelante y llega un momento en que se vuelve insostenible. Desde Vida Silvestre compartimos la definición del informe de la Comisión Brundtland que define el Desarrollo Sostenible como la posibilidad de ‘satisfacer las necesidades de las generaciones presentes sin comprometer las posibilidades de las generaciones del futuro para atender sus propias necesidades´. Claramente el Día del Exceso de la Tierra nos marca una vez más que lo que tenemos hoy no es sustentable y hasta nos hace pensar si es desarrollo. En definitiva, lo que estamos haciendo es consumir los recursos naturales de las generaciones venideras”.
Argentina se encuentra en el puesto número 20° de consumo a nivel mundial detrás de países como Estados Unidos, Australia, Rusia y Alemania. Es un dato preocupante ya que nuestro país cuenta con reserva de biocapacidad -entendida como sus reservas en términos ecológicos- para producir recursos y proveer servicios ambientales. Sin embargo, estamos por encima de la media a nivel mundial, marcando en el calendario el 26 de junio como el Día del Exceso de la Tierra en la Argentina, un mes y medio antes que la fecha global.
¿Cómo podemos contribuir a reducir el impacto?
Ser responsables con nuestros residuos. Debemos darle una adecuada disposición separando aquellos que son reciclables de los que no. Las colillas también son basura, apagarlas cuidadosamente y descartarlas en la basura, no en la calle.
Utilizar con moderación los recursos naturales, como el agua y la energía, porque son bienes escasos.
Buscar alternativas sustentables que nos permitan compatibilizar con nuestros consumos pero sobre todo con la conservación de nuestros ambientes naturales.
Recorrer a pie o en bici todo lo que puedas, así ayudas a reducir el consumo de combustibles fósiles.
Reducir el desperdicio de alimentos a la mitad. El desperdicio de comida representa el 30% de los alimentos producidos a nivel mundial. Esto significa que, entre otras cosas, nos estamos sirviendo comida que no vamos a comer. Cambiar esto empieza en actos tan sencillos como servirte sólo la porción que vas a comer.
Hacer respetar las legislaciones vigentes o promover nuevas para la protección de nuestro territorio. Desde la sanción de la Ley de Bosques Nativos en 2007, se perdieron 3.500.000 hectáreas de bosques nativos y con ellos todos los beneficios asociados. El ritmo promedio ha sido de aproximadamente 300.000 hectáreas deforestadas por año, el equivalente a la superficie de CABA por mes.
En el agua se estima que de un 20% a un 30% de los recursos pesqueros en Argentina se descarta sin vida al mar. Contando con una Ley de Humedales, será posible que tanto la autoridad nacional ambiental como las autoridades ambientales de cada jurisdicción lleven adelante acciones de manejo y uso sustentable, protección y restauración de los humedales en el marco de sus competencias, para lograr así mantener y disfrutar de estos vitales ecosistemas.
Fundación Vida Silvestre Argentina
Fuente: La Voz de Cataratas - Kelly Ferreyra - 22 de Agosto de 2020
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