En diálogo con 70/30, la publicación cultural transmedia de Conclusión, la directora de LH y una de las principales impulsoras de la iniciativa, Eugenia Urrere, explicó que lo primordial con este tipo de acciones es lograr un reconocimiento estatal y además generar conciencia en el resto de la población. “Es hacer saber que están, que existen. Muchos conocen el barrio Toba pero no se lo termina de asociar con una comunidad. Creo que hay que empezar a difundirlo, porque sino no veo que pueda haber un mínimo de respeto por algo que no se conozca lo que es, ni que existe, ni cuáles son sus necesidades, ni quiénes son. El principio es que se conozca, y que se sepa que reclaman cosas tan lógicas y tan básicas como respeto”, explicó.
No obstante, mismo dentro de estas comunidades muchos jóvenes no encuentran el sentido a reivindicar y valorar su cultura, en parte producto de la misma sociedad colonizada en la que les toca vivir en esta época de la historia. El hecho de pensar en que para qué van a estudiar qom como sus padres si después no lo van a usar en su vida. Ante ello, Urrere citó la frase de un referente guaraní boliviano: “Cada lengua es una puerta a una casa. Si vos tenes una sola lengua, te vas a poder comunicar solamente con las personas de esa casa. Cuantas más lenguas tengas, mejor te vas a poder comunicar y más nos vamos a entender como sociedad”.
Además de la duda sobre su utilidad, otro de los factores por los que los niños y los jóvenes dejan de hablar su idioma es también por el bullying que reciben por parte de otras personas. Por ello, que el conjunto de la sociedad entienda y conozca sobre la cultura de las comunidades y desde chicos aprendan a respetar la diversidad y a incluir a quienes tienen identidades o raíces diferentes resulta tan urgente como fundamental. Cuando desde pequeño se pierde el interés por hablar la lengua es cuando comienza el proceso de extinción de la misma.
A raíz del trabajo que realizan con la comunidad qom, tanto Eugenia como Cecilia Piaggio, fundadora de Latinoamérica Habla, entienden que lo que hace unir a las comunidades indígenas, incluso a pesar de sus diferencias, son tres ejes principales: la reivindicación de su cultura, la alfabetización de su lengua y la descolonización.
En Rosario, actualmente hay cinco escuelas que contemplan la figura de un Educador Intercultural Bilingüe Indígena, docente especializado para enseñar sobre estas lenguas y culturas y garantizar así el derecho de las personas de los pueblos pre-existentes al respeto de su identidad y a poder desarrollarse en la sociedad con ella. Sin embargo, a pesar de la legislación vigente, el cumplimiento todavía no se ha consolidado del todo. Mientras tanto, jóvenes de estas comunidades sienten la bronca y la angustia de que en sus colegios los hagan estudiar inglés obligatoriamente y nunca se mencione nada sobre su idioma.
“Creo que nosotros como criollos tenemos una deuda, y también pienso que no alcanza con educar a los chicos que pertenecen a la comunidad qom, ni con alfabetizar a los adultos, sino que como sociedad tenemos que empezar a abrirnos, porque se habla mucho de la interculturalidad pero los qom ya son interculturales, nosotros somos los que no somos interculturales, que tenemos nuestra cultura y nuestra lengua dominantes. Ellos ya están adaptados a nuestra lengua y nuestra cultura, entonces la educación tiene que venir para este lado”, opinó Urrere.
Cuando se habla de una lengua, o por ejemplo en el caso particular rosarino sobre el qom, se trata mucho más que un idioma. Es toda una cultura y una forma distinta de entender la vida. Formas diferentes de pensamiento que cargan consigo una enorme riqueza.
Por ejemplo: además del proyecto de legislación, desde Latinoamérica Habla llevan adelante junto a comunidades qom de Chaco y Santa Fe la conformación de un Glosario en Línea para generar un corpus bilingüe de términos tecnológicos. En ese proceso, se encontraron con incertidumbres tales como cuál sería la forma correcta de traducir días o meses como “lunes” o “septiembre”.
“Ellos no tienen esa forma de contar el tiempo. Ellos se guían por la naturaleza. En todo caso, es el primer o segundo mes de la primavera, por ejemplo. Para decir lunes o martes, se basan en el presente para contar el día para atrás o el día que viene: dos días de hoy o tres días de ayer. Es muy interesante. Por eso hay mucha riqueza. No es solamente la lengua. La lengua es como el resumen y la forma de nombrarlo, pero es algo mucho más profundo”, explicó la directora de la asociación civil.