Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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domingo, 13 de octubre de 2024

11 de Octubre



Porque hasta el día de hoy los pueblos Cosechan los frutos que les da la tierra. Adoran al sol que les brinda calor. Construyen ciudades que desafían las alturas. hoy llegará el invasor, que por ahora no es más que tres manchas aproximándose desde el este, a través del interminable océano. Así que sigan cantando y danzando; sean felices. Mañana, mañana será otro día.
Porque el invasor no sólo les traerá acero y muerte, fuego y dolor, a cambio de oro y plata; también se llevará los frutos de la tierra, su sabor, su aroma y sus colores. Los llamarán incivilizados y dirán traerles la civilización. Una civilización que cree que una pepa de dorado metal vale más que la vida de miles de ustedes. Una civilización que creerá que a cambio de todos los frutos de nuestra tierra recibirán espejitos de colores. Una civilización que se mantendrá ipor más de 500 años. y mas .
Y nos dijeron: “Cierra los ojos,
dame la tierra, y toma la biblia.”
Porque junto con la civilización, el invasor traerá la “verdadera religión”; la religión del dios único. La religión que verá con malos ojos cualquier demostración de felicidad, de afecto… de amor. Y bajo su estandarte, símbolo del amor y del sacrificio por el prójimo, sacrificará a miles de ustedes, quemándonos en la hoguera, por hacer lo que ellos promulgan y no se atreven a hacer. Así que hoy canten y dancen, hermanos, adoren a vuestros dioses. Mañana llega el invasor, y ya nada será igual.

LA HISTORIA ESCRITA POR VENCEDORES , NO PUDO HACER CALLAR LOS TAMBORES....!!!!!

Rubens Castillo
Chile.

Compartido por Consuelo González
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viernes, 11 de octubre de 2024

11 de octubre: El último día de libertad en América - Juan Ramón Fariña




Hoy recordamos un capítulo doloroso de nuestra historia. No fue un "descubrimiento", sino una invasión que cambió el curso de la vida en este continente. Los pueblos originarios, como la Cultura Guaraní, vivían en armonía con la naturaleza, respetando el tekoa (hábitat) y transmitiendo valores de respeto y convivencia.

La llegada de los invasores trajo:

- Esclavitud y exterminio
- Apropiación de riquezas y tierras
- Imposición de creencias y culturas ajenas
- Violencia y desprecio hacia las mujeres y los hombres originarios

La historia oficial ha intentado ocultar o distorsionar estos hechos. Sin embargo, nuestra identidad mestiza nos recuerda que somos producto de esa mezcla. Nuestro ADN lleva la sangre de los invasores y los invadidos.

No busquemos venganza, sino reconocimiento y justicia. Es hora de:

- Aceptar la verdad histórica
- Respetar la diversidad cultural
- Proteger el tekoa y la naturaleza
- Construir un futuro inclusivo y equitativo

Recordemos el 11 de octubre como un día de reflexión y conciencia. Honremos la memoria de nuestros antepasados y trabajemos hacia un futuro donde todos podamos vivir en armonía.

Candelaria, 11 de octubre de 2024

Juan Ramón Fariña.

sábado, 11 de mayo de 2024

Los españoles NO descubrieron América.




El mito de que Cristóbal Colón fue el primer europeo en pisar el continente americano se derrumba poco a poco con cada año que pasa. Es bien sabido que los vikingos habían llegado siglos antes que Colón a partes de Canadá y Groenlandia, pero se nos ha enseñado en la escuela que decir que los españoles no fueron los primeros en llegar a México es una tonteria. A pesar de que existen pruebas históricas, parece ser que está prohibido mencionar que los españoles no fueron los primeros en arribar a México. Algo ilógico, pues según las historias de los mismos españoles, cuando llegaron a la Península de Yucatán por primera vez, escucharon de los mismos nativos que unos hombres blancos ya habían estado allí, y habían prometido volver.

Otra historia afirma que - de acuerdo al testimonio de los frailes que acompañaron a Colón - los nativos no se extrañaron al divisar las cruces de los guerreros porque ya las conocían, lo que coincide con la hipótesis de que los caballeros templarios ya habían estado en América con anterioridad, y mantuvieron en el más grande secreto la ruta debido a sus intereses personales. Esta hipótesis comenzó debido a que, en un punto de la historia, los caballeros templarios llegaron a tener cantidades ingentes de oro, tanto que ni siquiera las elites gobernantes de aquellos tiempos se explicaban de dónde lo habían sacado. Para explicar sus grandes cantidades de oro, la población ignorante de aquellos tiempos atribuyó su riqueza a que los templarios habían encontrado el templo de salomón y el arca de la alianza, teorías y elucubraciones sin fundamento real, producto de la superstición religiosa y la ignorancia que imperaba en la Edad Media, aunque incluso algunos en el presente siguen creyendo esta historia. En cambio, es mucho más factible atribuir sus riquezas a que los templarios habían estado ya en América. Hay libros completos sobre los viajes de los templarios a México, el más conocido es del investigador francés Louis Charpentier, pero dejaremos los intrincados detalles de esa historia para otra ocasión.

Además de ser una buena explicación a la riqueza de los templarios, otra coincidencia es que se sabe que los mayas adoraban a Kukulkán y los pueblos nahuas a Quetzalcoatl, un dios blanco y barbado. Constatación insólita, porque estas culturas las formaban hombres lampiños y morenos por genética.

Pero los europeos no eran los únicos que conocían la ruta hacia América. Existen otras hipótesis - aunque con muy poco sustento - que mencionan que los chinos y los árabes también habían arribado al continente siglos atrás. Los chinos fueron por siglos, e incluso milenios, los mejores marineros del mundo. Un dato poco conocido debido al eurocentrismo impuesto en la sociedad occidental, en donde aun creemos que los primeros filósofos nacieron en Europa, cuando en realidad milenios antes los egipcios y los chinos ya tenían sus propios filósofos, astrónomos y matemáticos.

Se sabe que la flota china en el siglo XV era tan grande y numerosa que no se vio una de igual tamaño hasta la primera guerra mundial, 500 años después. El tamaño de los barcos españoles comparados con los barcos chinos era minúsculo. Pero debido a la política china de paz y no invasión - que hasta nuestros tiempos sigue vigente- a pesar de todo este poderío naval, los chinos nunca anexionaron territorios extranjeros, sino que solamente comerciaban con los diferentes pueblos. Por ello algunos teorizan que la flota china bien pudo haber encontrado nuestro continente, pero a diferencia de los europeos, no provocaron ninguna invasión. Lamentablemente, unos pocos años antes de que los españoles supuestamente descubrieron America, el nuevo emperador chino, inspirado en supersticiones, destruyó casi toda la flota naval china, y de esta manera, china terminó cayendo lentamente de ser la primera potencia económica y naval del planeta, y comenzó la misteriosa etapa del aislamiento chino, el cual terminó a penas hace unas cuantas décadas. Por lo tanto, si China descubrió America un poco antes que los españoles, debido a su política de no invasion y no anexión, los exploradores chinos no habrían hecho de ello una gran noticia, a diferencia de los europeos con mentalidad de conquista.

Además, la hipótesis más aceptada sugiere que si loss chinos descubrieron America, muy probablemente haya sido en viajes de un solo sentido, pues debido a la naturaleza del océano pacifico, las flotas chinas no habrían podido regresar fácilmente sin la ayuda de las corrientes marítimas y de aire que sí existen en el océano Atlántico.

Pero algunos arqueólogos chinos van más allá. Según sus hipótesis, los chinos no descubrieron américa décadas o siglos antes que los españoles, sino milenios. Llegan al punto de teorizar que las enigmáticas cabezas olmecas son prueba contundente de que los chinos estuvieron en américa - específicamente en el sur de México - hace ya miles de años. No solo por el parecido en las facciones faciales, sino también porque supuestamente muchos de los jeroglíficos olmecas son casi idénticos a los jeroglíficos chinos antiguos. Esta hipótesis no parece tener apoyo de casi ningún arqueólogo occidental, pero los arqueólogos chinos están tan seguros de esto que ellos mismos están pagando su propia investigación.

Aún así, hasta ahora no se han presentado pruebas contundentes de esa hipótesis, en cambio, de lo que sí tenemos pruebas es de que los pobladores de las islas polinesias sí llegaron a América siglos antes que los españoles. La tan conocida isla Rapa Nui, mejor conocida con su nombre impuesto por los colonizadores europeos: "Isla de Pascua", es el claro ejemplo. Pero no solo llegaron a esta isla, sino que muy seguramente su cultura se fusionó con las culturas de Sudamérica, pues muchas de las antiguas palabras de los pobladores polinesios originales de la isla son muy similares a palabras utilizadas en la cultura inca.

El tema del verdadero descubrimiento de América es demasiado extenso, y muchos libros se han escrito al respecto, por lo que es imposible abordar los detalles en una sola publicación. Pero si algo tiene que quedar claro es que Cristobal Colón y sus acompañantes marineros no fueron los primeros en descubrir America, pero sí fueron los primeros en tratar de conquistarla y devastarla, algo que ni siquiera los templarios (hombres que vivían para la batalla) hicieron.

Eduardo Villalobos 
 las reaccione

miércoles, 11 de octubre de 2023

11 DE OCTUBRE ÚLTIMO DIA DE LIBERTAD DE LOS PUEBLOS INDIGENAS DE AMÉRICA.



En reconocimiento a los Pueblos Indígenas esta fecha representa el último día de libertad de Nuestra América Indígena.

Durante 531 años se impuso la idea de que la llegada de Cristóbal Colón a América, era una fecha para celebrar como la llegada del progreso, cuando en realidad, fue el comienzo de una etapa de avasallamiento sobre los pueblos originarios, que trajo enfermedades, muerte, despojo e impuso una religión, un idioma y una cultura que los pueblos no necesitaban, porque ya cada uno tenía la suya.

Por eso los hermanos de los pueblos originarios conmemoran el 11 se octubre como el “Último día de la Libertad”.

Marcando el inicio de siglos de
lucha y resistencia.
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.

miércoles, 12 de octubre de 2022

Descolonizáte!


martes, 11 de octubre de 2022

11 de Octubre - Último dÍa de la libertad de los Pueblos Originarios


sábado, 8 de octubre de 2022

El continente no fue descubierto, fué invadido!




...Ojalá podamos mantener la certeza de que es posible ser compatriota y contemporáneo de todo aquel que viva animado por la voluntad de justicia y la voluntad de belleza , nazca donde nazca y viva cuando viva. Porque no tiene fronteras los mapas del alma y el tiempo.
El continente no fue descubierto, fue invadido.

Eduardo Galeano

viernes, 7 de octubre de 2022

El verdadero Cristóbal Colón


Escrito por HOWARD ZINN
TRADUCCIÓN: VALENTÍN HUARTE

No hay nada que celebrar. La llegada de Colón a las Américas, lejos de haber sido una aventura heroica, fue un vertedero de sangre.

Arahuacos hombres y mujeres, desnudos, con sus pieles leonadas y completamente asombrados, salieron de sus aldeas hacia las playas de la isla y nadaron contra el mar para mirar de cerca esa embarcación, tan enorme y extraña a la vez. Cuando Colón y sus marineros orillaron con sus espadas, los arahuacos corrieron a saludarlos y los agasajaron con comida, agua y regalos. Poco tiempo después, el navegante escribió en su diario:
[N]os traían papagayos e hilo de algodón en ovillos y azagayas y otras cosas muchas, y nos las trocaban por otras cosas que nos les dábamos, como cuentecillas de vidrio y cascabeles. En fin, todo tomaban y daban de aquello que tenían de buena voluntad. […] Ellos no traen armas ni las conocen, porque les mostré espadas y las tomaban por el filo y se cortaban con ignorancia. Deben ser buenos servidores […] con cincuenta hombres los tendrán todos sojuzgados y les harán hacer todo lo que quisieren.

Estos arahuacos de las Islas Bahamas se parecían bastante a los indios del continente, pues se destacaban —los observadores europeos no se cansaban de repetirlo— por su hospitalidad y su disposición a compartir. Esos rasgos no sobraban en la Europa del Renacimiento, dominada como estaba por la religión de los papas, el gobierno de los reyes y la locura dineraria que definió a la civilización occidental y a su primer mensajero en las Américas, Cristóbal Colón.

La pregunta que movía a Colón era clara y sencilla: ¿Dónde está el oro? Había persuadido al rey y a la reina de España de financiar una expedición a tierras lejanas bajo el supuesto de que encontraría grandes tesoros del otro lado del atlántico: traería oro y especias de la India y de Asia. Al igual que otra gente culta de su tiempo, sabía que el mundo era redondo y que navegando hacia el oeste llegaría al lejano este.

La unificación de España era reciente: el país se había convertido en un nuevo Estado nación, como Francia, Inglaterra y Portugal. Su pueblo, compuesto fundamentalmente de campesinos pobres, trabajaba para la nobleza, que representaba el 2% de la población y poseía el 95% de la tierra. Como otros Estados del mundo moderno, España estaba en busca de oro, esa nueva insignia de la riqueza, mucho más útil que la tierra, pues permitía comprar cualquier cosa.

Había oro en Asia, pensaban, y también seda y especias. No hacía tanto tiempo, Marco Polo y otros habían traído al continente cosas maravillosas. Ahora que los Turcos habían conquistado Constantinopla y las regiones orientales del Mediterráneo, los caminos que pasaban por Asia estaban bajo su control y era necesario encontrar rutas marítimas. Los portugueses habían llegado al extremo sur de África. Entonces, España decidió jugársela en un largo paseo sobre un océano desconocido.

A cambio de traer oro y especias, los reyes católicos prometieron premiar a Colón con el 10% de las ganancias, el gobierno de las tierras descubiertas y la fama que acompañaría su nuevo título: Almirante de la Mar Océana. Colón era un comerciante de la ciudad italiana de Génova, tejedor de medio tiempo —hijo de un maestro en el oficio— y experto marinero. Zarpó con tres carabelas, entre las que destacaba por su tamaño la Santa María, de casi treinta metros y con una tripulación de treintainueve miembros.

Colón nunca hubiese llegado a Asia, situada muchos kilómetros más lejos de lo que indicaban sus cálculos, fundados en el imaginario de un mundo pequeño. La amplitud de los mares lo hubiese condenado a la muerte. Pero tuvo suerte. A un cuarto de camino se topó con una tierra inexplorada y desconocida, que separaba a Europa de Asia: las Américas. Fue durante la primera mitad de octubre de 1492, treintaitrés días después de que Colón y sus marineros hubieron abandonado las Canarias, archipiélago situado en la costa atlántica de África. Entonces vieron ramas y palos que flotaban en el agua. Vieron bandadas de pájaros.

Eran signos de que estaban acercándose a tierra. El 12 de octubre, un marinero llamado Rodrigo contempló el brillo de la luna mañanera sobre las arenas blancas, y lloró. Era una de las islas caribeñas de las Bahamas. Se suponía que el primer hombre que avistara tierra obtendría una pensión anual vitalicia de 10 000 maravedís, pero Rodrigo nunca cobró. Colón juró que había visto una luz la noche anterior. Así obtuvo la recompensa.

Fue en ese momento, cuando se acercaban a la costa, que los indios arahuacos nadaron a saludarlos. Los nativos vivían en aldeas comunales y contaban con una agricultura bastante desarrollada de maíz, batata y mandioca. Sabían hilar y tejer, pero no tenían caballos ni animales de trabajo. Aunque no tenían hierro, de sus orejas colgaban pequeños adornos de oro.

Las consecuencias del detalle fueron terribles: luego de secuestrar a algunos habitantes, Colón los torturó para que lo condujeran hacia la fuente del oro. Navegó hasta la actual Cuba y luego hasta La Española (hoy dividida entre Haití y República Dominicana). Allí, las diminutas partículas de oro que brillaban en los ríos y una máscara del mismo metal, que el jefe de una tribu puso ante los ojos de Colón, generaron la visión delirante de inagotables campos auríferos.

En su informe a la Corte de Madrid, Colón exageraba. Insistía en que había desembarcado en Asia —estaba en Cuba— y en una isla en la costa de China (La Española). Sus descripciones eran en parte verdad y en parte ficción:
La Española es maravilla: las sierras y las montañas y las vegas y las campiñas y las tierras tan hermosas y gruesas para plantar y sembrar […]. [H]ay muchas especierías y grandes minas de oro y de otros metales.

Los indios, informaba Colón, «son tanto sin engaño y tan liberales de lo que tienen, que no lo creería sino el que lo viese. Ellos de cosa que tengan, pidiéndosela, jamás dicen que no, antes convidan a la persona con ello […]. Concluía su informe con un pequeño pedido a su Majestad, a cambio del cual «yo les daré oro cuanto hubieren menester […] y esclavos cuantos mandaren cargar […]».

Las promesas y los informes de Colón lograron que su segunda expedición contara con diecisiete barcos y más de doscientos hombres. El objetivo estaba claro: esclavos y oro. Desde su base haitiana, Colón empezó a enviar a una expedición tras otra hacia el interior. No encontraron campos de oro, pero aun así tenían que llenar los barcos que volvían a España con algún tipo de dividendo.

En 1495 acometieron una redada esclavista: rodearon a 1500 arahuacos —hombres, mujeres y niños—, los metieron en jaulas vigiladas por españoles y perros y eligieron a los 500 mejores especímenes para subirlos a bordo. De esos 500, 200 murieron en el viaje.

Fueron muchos los que murieron en cautiverio. Entonces Colón, desesperado por devolver los dividendos anticipados, tuvo que honrar su promesa de llenar los barcos de oro. En la provincia haitiana de Cicao, donde el conquistador y sus hombres pretendían encontrar los campos auríferos, ordenaron que todas las personas mayores de 14 años recolectaran cada tres meses una cierta cantidad del metal precioso. Cuando cumplían la directiva, los colonizadores colocaban un identificador de cobre alrededor de sus cuellos. A los indios que no tenían el cobre, les amputaban las manos y los dejaban morir desangrados.

La tarea que los colonizadores imponían a los indios era imposible. El único oro que había alrededor era el polvo que surcaba la corriente de los ríos. Entonces los nativos intentaron huir, pero fueron cazados por los perros y asesinados. Cuando se hizo evidente que no había más oro, los indios fueron sometidos al trabajo esclavo en el marco de grandes Estados, conocidos más tarde como encomiendas. Se los forzaba a trabajar a un ritmo insoportable y morían de a miles. En 1515 quedaban, con suerte, 50 000 indios. En 1550 quedaban 500. Un informe de 1650 muestra que no quedaba en la isla ni un solo arahuaco nativo. Tampoco habían sobrevivido sus descendientes.

La fuente principal —y, en muchos casos, la única— de información sobre lo que sucedió en las islas después de la llegada de Colón es Bartolomé de las Casas, quien, cuando era apenas un joven cura, participó de la conquista de Cuba. Durante un tiempo gobernó una plantación de indios esclavos, pero renunció y se convirtió en un crítico apasionado del maltrato español. Las Casas transcribió el diario de Colón y, cuando cumplió cincuenta años, empezó a escribir los múltiples tomos de su Historia de las Indias.

En el segundo, Las Casas, quien al principio había instado a reemplazar a los indios por esclavos negros, convencido de que eran más fuertes y sobrevivirían, pero luego terminó rindiéndose ante la evidencia de los efectos que provocaba la situación en los negros, narra el trato que recibían los nativos de parte de los españoles. Por ejemplo, pasado cierto tiempo, los españoles se negaban a realizar cualquier trecho caminando. Entonces, si estaban apurados, montaban las espaldas de los indios o las hamacas que ellos cargaban corriendo. También obligaban a los indios a cubrirlos del sol con grandes hojas y a abanicarlos con plumas de ganso.

El control total condujo a la crueldad total. Las Casas cuenta que los españoles no hacían otra cosa que apuñalar decenas de indios y cortarlos en pedacitos para probar el filo de sus espadas. Todos los intentos de defensa fracasaron. El cura informa que los indios sufrieron y murieron en las minas o realizando otros trabajos forzados, en un silencio desesperado, sin nadie a quien recurrir para pedir ayuda. Luego, describe el trabajo en las minas:
Enfermaban en las minas por las susodichas causas: no los curaban, sino dábanles un poco de cazabí y ajes, y enviábanlos a sus tierras a que se curasen, los cuales se iban cuanto más podían durar, y cuando el mal les crecía o la comida les faltaba, echábanse en un monte o arroyo donde se acababan; yo los vide algunas veces y digo verdad.
Ved el escarnio de las leyes, y cuán llenas de iniquidad. Otra ley hobo que mandó que ninguna mujer preñada, que pasase de cuatro meses la preñez, no la enviasen a las minas, ni a hacer montones, sino que las tuviesen los españoles en sus estancias y se sirviesen dellas en las cosas de por casa, que son de poco trabajo, así como hacer pan y guisar de comer y desherbar. Véase qué crueldad e inhumanidad, que hasta cuatro meses pudiese trabajar la mujer preñada en las minas y hacer montones, que son trabajos para gigantes, como queda declarado, y que hasta que eche la criatura sirva en casa de hacer pan, que es no chico, sino grande trabajo, y mayor el desherbar las labranzas.

Cuando llegó a La Española en 1508, Las Casas declaró que había 60 000 personas en la isla, contando a los indios, de donde es posible concluir que entre 1494 y 1508 habían muerto más de tres millones de personas a causa de la guerra, la esclavitud y las minas.

Lo mismo que hizo Colón con los arahuacos de las Bahamas, hicieron Cortés con los aztecas de México, Pizarro con los Incas del Perú y los colonos ingleses de Virginia y Mssachusetts con los powhatanos y los pequot. Usaron las mismas tácticas y por los mismos motivos: la locura del oro, típica de los primeros Estados capitalistas europeos, el hambre de esclavos y de materias primas, destinados a pagar a los bonistas y accionistas de las expediciones, a financiar a las burocracia monárquicas de Europa occidental, a acicatear la nueva economía dineraria que surgía de las ruinas del feudalismo, en fin, a participar de lo que Marx denominó acumulación originaria. Fueron los violentos inicios de un intricado sistema que supo combinar la tecnología, los negocios, la política y la cultura para garantizar su dominio mundial durante los cinco siglos siguientes.

¿Qué tan seguros estamos de que todo lo destruido era inferior? ¿Quiénes eran esas personas que salieron de la playa y nadaron con regalos para Colón y su tripulación y que invitaron a Cortés y a Pizarro a cabalgar en sus campos? ¿Qué sacó el pueblo español de todas las muertes y la crueldad provocadas contra los indios de las Américas? En su libro, Columbus: His Enterprise, Hans Koning sintetiza bien la respuesta esta última pregunta:
Pues todo el oro y la plata robados y enviados a España no enriquecieron al pueblo español. Solo sirvió para otorgarles una ventaja a sus reyes en el equilibrio de fuerzas de la época, es decir, representó una oportunidad de contratar más mercenarios para sus guerras. Pero, en cualquier caso, fueron guerras perdidas, y lo único que quedó fue una inflación monstruosa, una población hambrienta, ricos más ricos, pobres más pobres y una clase campesina arruinada.

Así comenzó la historia de la invasión europea a los asentamientos indígenas de las Américas.

HOWARD ZINN

(1922-2010) Fue un importante historiador, escritor, dramaturgo y activista social estadounidense. El artículo que sigue es una adaptación de su reconocida obra, A People's History of the United States (traducido al castellano como La otra historia de los Estados Unidos).

https://jacobinlat.com/2021/10/12/el-verdadero-cristobal-colon/#:~:text=Col%C3%B3n%20era%20un%20comerciante%20de,una%20tripulaci%C3%B3n%20de%20treintainueve%20miembros.

martes, 9 de noviembre de 2021

El Contrafestejo: El Día En Que El Sol Se Detuvo



Hace 529 años los pueblos de Abya Yala se enfrentaron por primera vez con aquellos que venían del otro lado de las Grandes Aguas. Promediando el año 1492 del calendario occidental, los pueblos originarios de esta parte del mundo que más tarde se llamaría América, se encontraban en un proceso cultural que era la culminación de una historia no menor a quince mil años.

El continente albergaba a unos cien millones de personas con todas las formas de vida imaginables, con complejas cosmovisiones y un bagaje de conocimientos admirables.

Habían conformado sociedades sedentarias que vivían en armonía con su entorno, cultivando intensamente la tierra -que para ellos era transformar el caos en cosmos- y sostenidas por una organización social que aglutinaba a miles de individuos, en verdaderas “economías de amparo”. Algunas de sus ciudades eran las más grandes del mundo, con templos, fortalezas, santuarios y redes viales de una arquitectura notable.

En otros casos, bajo el cielo abierto de las llanuras infinitas o en el interior de las selvas más grandes del planeta, grupos de cazadores, recolectores y pescadores recorrían sin cesar los caminos no solo en la búsqueda del alimento cotidiano sino con el propósito existencial de sentirse libres, livianos, móviles, sin estar fijados a ninguna parte.

Eran hijos de la Tierra pero también del Cielo, con una muy fuerte conexión con el Arriba y el Abajo en la cual hombres y mujeres (siempre la omnipresente dualidad) hacían las veces de eje, encargados de mantener esa unión indisoluble.

Hubo entre ellos astrónomos y matemáticos que inventaron el cero y midieron el tiempo en una escala cósmica de miles y miles de años, en asombrosos calendarios. Casi todos comerciaron entre sí, entablándose en algunas regiones un espacio de todos, el espacio del intercambio, la reciprocidad y el encuentro cotidiano. En otros lugares, el encuentro no fue pacífico sino a través de la guerra cruel que en ocasiones constituyó casi un ideal de vida.

Todos invocaron a los dioses, a los espíritus de la naturaleza y a todo lo misterioso que albergaba el Mundo Invisible; rogaron a los dueños de los animales, de los ríos, de las lagunas, de las montañas; pidieron consejo a los ancianos, siguieron a sus líderes y se curaron con sus médicos. Honraron a sus muertos y respetaron a los mayores y los niños. Enseñaron a sus hijos los secretos de la comunidad, transmitidas de generación en generación por el poder único de la palabra. Jugaron. Amaron. Odiaron. Soñaron. Fueron en algunos casos solidarios y dignos; en otros, mezquinos y violentos.

El futuro, como toda experiencia humana todavía desconocida, era impredecible. Por eso confiaban en el tiempo y espacio sagrado y circular que todo lo renovaba, a través de la fuerza de las ceremonias y la celebración de rituales.
Los pueblos originarios vivían una vida plena y con cada salida del Sol, la vida comunitaria volvía a ser posible y el destino colectivo un proyecto por el cual valía la pena ser un hombre y una mujer de este lugar del mundo. En cada amanecer, los pueblos originarios rendían culto al Sol, generador de la vida, la luz, el calor y la energía.

Pero un día el Sol se detuvo. Y todos quedaron inmóviles. En algunas regiones los vieron; en otras, más al interior del continente, los presintieron: habían llegado otros hombres, de otras tierras, desde muy lejos. Habían venido hasta ellos. Eran extraños y traían artefactos desconocidos. Algunos transportaban la muerte. Otros simbolizaban dioses; hasta traían animales jamás vistos. Hablaban otra lengua. Tenían otro color de piel. Y otras vestimentas. Y otra forma de caminar. Venían desde más allá de las Aguas Interminables. De otro mundo. Y continuaban viniendo. Habían llegado hasta ellos, irremediablemente, a quedarse para siempre.
Cuando el Sol detuvo su viaje, la señal fue clara: otro Ciclo había llegado a su fin, dando lugar esta vez, a un largo período de oscuridad.

La llegada de los extraños desde el otro lado de las Grandes Aguas provocó el aniquilamiento de buena parte del mundo indígena americano. Los conquistadores interrumpieron abruptamente la vida de estos pueblos que se vieron arrojados a la sinrazón del exterminio y sus sobrevivientes obligados a adaptarse a una realidad diametralmente opuesta a la que vivían.
Desde entonces, la resistencia; la lucha por ser ellos mismos en las nuevas sociedades; la defensa de sus cosmovisiones y la reivindicación de sus territorios perdidos signaron el camino y su destino como pueblos.

El impacto de la conquista fue desastroso: un genocidio que provocó gravísimas pérdidas humanas y la ruina de muchas culturas; la pérdida de las tierras y territorios; la transmisión de enfermedades desconocidas que exterminaron a etnias enteras y que en gran medida fue la razón principal de una brutal caída demográfica de la población autóctona; la destrucción sistemática de tesoros culturales; la persecución e intento de eliminación de las cosmovisiones originarias y de las prácticas tradicionales como el chamanismo, fundamentales para sus vidas; el saqueo del oro y la plata; la desintegración de los ethos comunitarios y familiares y la incorporación compulsiva a nuevas formas de trabajo en condiciones degradantes...las consecuencias negativas del drama de la conquista constituyeron una nómina interminable de desdichas, sufrimientos y crueldades, en una realidad histórica que hoy es imposible discutir.

La resistencia a los conquistadores luego del impacto inicial, fue casi inmediata, prolongándose por siglos en algunas regiones, a través de luchas y confrontaciones que incluso hoy en algunos lugares perduran.

Simultáneamente muchos pueblos mantuvieron sus territorios libres -las llanuras de América del Norte y del Sur- y solo mucho tiempo después los respectivos estados nacionales los tomaron para sí, después de largas y renovadas luchas de conquista consumadas a fines del Siglo XIX. Mientras tanto en la gran selva amazónica sus habitantes originarios también lograban preservarse. Existieron finalmente espacios de mestizaje, que formaron parte de una dinámica cultural que sentó las bases de las nuevas sociedades americanas, constituidas por los españoles, los criollos, los mestizos, los indígenas libres, los sometidos y los africanos traídos a la fuerza por el otro gran drama humano de la esclavitud.
Cada una de las sociedades americanas tuvo -más allá de las características propias- un proceso semejante de construcción de un nuevo perfil étnico y cultural en donde los intentos por negar, marginar o invisibilizar a los indígenas fueron la regla. Incluso las corrientes inmigratorias de distintas partes del mundo que llegaron a estas tierras durante el siglo XIX y el XX fueron utilizadas por esas políticas estatales de invisibilización.

Pero en 1992, los festejos y contrafestejos en ocasión del quinto centenario de la irrupción de los conquistadores produjeron un punto de inflexión.
Se registró entonces una creciente toma de consciencia generalizada respecto a la conquista y sus nefastas consecuencias. Se sucedieron hechos como la autocrítica de la Iglesia Católica; la entrega del premio Nobel de la Paz -por primera vez- a una persona de origen indígena (Rigoberta Menchú Tum, maya-quiché de Guatemala); la proliferación de debates, foros, congresos y publicaciones en América y Europa; la aparición de novedosos movimientos indígenas que dijeron al mundo: “aquí estamos”…”aquí seguimos estando…” y en fin una legislación internacional favorable que no dejó de crecer y multiplicarse, repercutiendo en los pueblos indígenas asumidos ahora como sujetos de derechos.

Hoy los indígenas transitan un nuevo Ciclo, anunciado en las profecías de muchos pueblos, como “el fin de los cien años de silencio”, o “el darse vuelta la Tierra (Pachakuti)” o “la gran reunión del cóndor, el águila y el quetzal”. Todas estas señales parecen confluir en un mensaje que habla del retorno a los valores ancestrales, y cuyos alcances transponen las fronteras del mundo indígena, haciéndose carne en buena parte de un mundo en crisis que encuentra en aquellos valores una clave para un futuro compartido.

Más allá de todas las situaciones críticas y los crónicos conflictos que aún atraviesan, este nuevo 12 de octubre encuentra a los pueblos indígenas de pie. Han logrado sostener en un proceso de resistencia humana ejemplar, las identidades y las cosmovisiones originarias, recreándolas en forma constante, fortaleciendo su presencia en el continente.

A su vez, cada vez más no indígenas toman consciencia de que la conformación de estas sociedades se ha alimentado también y de manera protagónica, por esa gran vertiente originaria.

Parece estar llegando el momento en que todos nos pongamos a caminar juntos, sin olvidar la enorme tragedia de la conquista; pero avanzando en la construcción de sociedades más humanas e igualitarias y básicamente más armónicas en su relación con la naturaleza y el universo y con la fantástica biodiversidad de la Madre Tierra, nuestro hogar.

El Padre Sol hace tiempo que ha vuelto a recorrer el firmamento, alumbrando, guiando, dando calor y vida. Los pueblos originarios saben muy bien que nunca más el detendrá su andar como en aquel día nefasto de 1492. Pero también saben que el caminar juntos será posible solo desde el mutuo respeto a las propias identidades; desde una justicia que llegue a todos; y desde una diversidad cultural que honre el convivir en paz, posibilitando el disfrute por las diferencias, esas que son la gran riqueza de la especie humana.

Por El Orejiverde
Fecha: 11/10/2021

lunes, 11 de octubre de 2021

11 de octubre, Último día de libertad de los Pueblos Originarios



529 años del último día en que las Comunidades Indígenas en este continente disfrutaron de su autonomía, libertad territorial y disposición de los bienes naturales.

Hoy siguen clamando justicia para que sus territorios sean reconocidos plenamente y sus derechos cumplidos.

#TerritorioClamorDeJusticia

https://www.endepa.org.ar/.../11-de-octubre-ultimo-dia.../

Fuente: ENDEPA - 11 de Octubre de 2021.

11 de Octubre - Ultimo día de la Libertad de los Pueblos Originarios del Abya Yala



11 DE OCTUBRE, ÚLTIMO DÍA DE LIBERTAD Y SOBERANÍA DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS.

Para muchos hermanos y hermanas indígenas el día 11 de octubre representa el último día de libertad de nuestra Abya Yala, de nuestra América indígena. Dando inicio de esta manera a años, siglos, de lucha y resistencia de los pueblos indígenas.

Es por ello que en el marco de esta fecha, se reivindica una vez más a cada hermano y cada hermana que pese a todo lo transcurrido hasta hoy, sigue batallando y resistiendo con la misma fuerza y convicción de nuestros antepasados; peleando por el reconocimiento de sus legítimos derechos, por el respeto a su cosmovisión, a no ser invisibilizados.
La historia oficial por muchos años intentó convencer que lo ocurrido aquel 12 de octubre de 1492 era motivo de festejo y celebraciones, pero no. Esta fecha representa un momento histórico trágico, cargado de dolor, sufrimiento y muerte.

De ningún modo este hecho configuró un encuentro o choque de culturas, lo que existió fue un sometimiento de una supuesta civilización sobre otra. Sometimiento y exterminio de los desesperados por rapiñar el oro y la plata con la que se encontraban a cada paso, a nuestros hermanos y hermanas que no entendían por qué hombres y mujeres, niños y ancianos, todos, todas, fuerom maltratados, torturados, violados, asesinados. No importó si quiera un poco, respetar y conocer la sabiduría y esplendor desarrollados por nuestras grandes civilizaciones ancestrales.

A partir de este momento se da inicio a uno de los sucesos de nuestra historia e identidad más atroces, a lo que hoy sin duda se reconoce como un genocidio/etnocidio. Pero así también provocó el comienzo de un largo, arduo y emblemático camino de lucha y resistencia de nuestros hermanos y hermanas de los diferentes pueblos indígenas de América.

Y el panorama actual tristemente nos pone de manifiesto que la situación sigue siendo de embate tras embate. Sin ir más lejos sólo cabe mencionar todo lo vivido por los y las hermanas de la Amazonía, poblaciones enteras ninguneadas, violentadas, desprovistas de cualquier derecho, despojados de la forma más cruenta de sus territorios comunitarios en estos últimos tiempos. Asimismo, podemos ver esta realidad en las protestas de los y las indígenas del Ecuador, también maltratados y estigmatizados. Podemos verlo en la gran cantidad de líderes y liderezas indígenas perseguidos, detenidos, asesinados a lo largo y ancho de toda América.

Comunidades indígenas que constantemente deben hacer frente a la falta de respeto de sus culturas, de su filosofía de vida, a procesos de desalojos colmados de violencia y malos tratos, al no acceso a derechos básicos como agua, vivienda, salud, educación, trabajo, a seguir siendo discriminados, estigmatizados.

Es por ello que en el marco de esta fecha reivindicamos una vez más a cada hermano y cada hermana que pese a todo lo transcurrido hasta hoy, sigue batallando y resistiendo con la misma fuerza y convicción de nuestros antepasados; peleando por el reconocimiento de sus legítimos derechos, por el respeto a su cosmovisión, a no ser invisibilizados.

Fuente:
Enrique Marcelo Hopman
#Efemerides #Sociedad


domingo, 3 de octubre de 2021

Títulos de Propiedad...





Solicitud de Títulos de Propiedad a los Pueblos Originarios.?

Creado para quitar territorios a los habitantes milenarios de las tierras..



lunes, 12 de octubre de 2020

11 y 12 de Octubre: Karai Tataendy, un grito de libertad de los pueblos originarios desde la Comunidad Jasy Porá (Puerto Iguazú)


Gracias a la Producción de la Fundación Azara y Mazama Viajes (Claudio Bertonatti - Lorena Perez) conocemos el testimonio de Karai Tataendy- Roberto Moreira, Cacique de la Comunidad Jasy Porã (Puerto Iguazú) sobre el 12 de Octubre, por medio del cual manifiesta que en un día como hoy, pero de hace 528 años atrás, día en el que Cristóbal Colon desembarcaba en América por primera vez, en conjunto con otros colonizadores que acabaron con imperios y comunidades enteras de pueblos originarios, que a partir de dichos hechos, lo conmemoramos como Día de la Diversidad Cultural.

Algunos autores como Eduardo Galeano, autor del libro “Las venas abiertas de América Latina” nombraron al 12 de Octubre como el día del Desangramiento de América.

”El 12 de Octubre de para nosotros fue el último día de la libertad de los pueblos originarios, dónde supuestamente llegaron los descubridores de América, y desde ahí nosotros y mis antepasados hasta ahora perdimos la libertad, no tenemos la libertad como antes teníamos. La naturaleza para nosotros es lo más importante, tener el río, el agua, el aire puro, es lo que a nosotros nos hace vivir mucho mejor, y eso es lo que nosotros necesitamos, necesitamos tener grandes espacios y ahí es dónde los líderes espirituales hacen sus rituales, sus cantos y danzas, todo al rededor de la naturaleza, todo eso nosotros siempre reclamamos, más espacio para nosotros. En estos espacios abundan todo tipo de animales, frutas silvestres, y ahí está la riqueza de los guaraníes, simplemente escuchamos dónde está, dónde hay, pero que ya no nos pertenece, lo que reclamamos”. 

Estas fueron las palabras textuales de Roberto Moreira.


domingo, 11 de octubre de 2020

11 de Octubre - Ector Catori


"Anhelamos vientos de cambios... de nuevos encuentros, de respeto, de igualdad..."

Ector Catori - Hermano Mocoví

miércoles, 21 de febrero de 2018

El genoma de una indígena Caribe da pistas sobre quiénes eran los americanos antes de Colón


Un equipo internacional analizó las piezas dentales encontradas en una cueva en la isla de Eleuthera (Bahamas) para secuenciar el primer genoma humano completo del Caribe. Los dientes de una mujer de la etnia Taínos, que datan de hace más de 1.000 años, fueron la pista.

Hombres del pueblo arhuaco, de la familia arahuaca, al igual que los taínos Wikimedia Commons
La colonización asociada al desembarco de Colón en territorios del Caribe derivó en un gran conflicto de civilizaciones. El grupo indígena mayoritario estaba representado por los Taínos, que habitaban las islas que hoy abarcan Bahamas, Antillas Mayores (Cuba, Jamaica, República Dominicana, Haití y Puerto Rico) y el norte de las Antillas Menores.
A pesar de que fueron pueblos totalmente extinguidos, arqueólogos, linguistas y genetistas guardan la esperanza de identificar la génesis de estas poblaciones. 
Científicos consiguieron secuenciar el genoma completo de los indígenas Caribe gracias a varios dientes hallados en la isla de Eleuthera (Bahamas), realizado con métodos de radiocarbono 14, que pertenecían a una mujer de la etnia de los Taínos que vivió entre los siglos VIII y X, quinientos años antes de la llegada del descubridor. El hallazgo fue publicado en la revista Proceedings of the National  Academy of  Sciences (PNAS).
“Sin duda es un nuevo hito científico en el ámbito del ADN antiguo, posible gracias a las nuevas herramientas tecnológicas en el ámbito de la genómica a gran escala y a los nuevos avances computacionales”, declara el profesor de la Universidad de Santiago de Compostela, Antonio Salas Ellacuriaga, que hizo parte del equipo que estudió las piezas dentales.
Las poblaciones nativas fueron desapareciendo en un corto espacio de tiempo, asimiladas cultural y biológicamente. Sin embargo, su ADN aún pervive en la actualidad en Puerto Rico. “Entre el 10 y el 15% del ADN de sus habitantes actuales es nativo americano y el resto un mosaico de origen europeo y africano”, explica Salas  Ellacuriaga y añade: “extraer ADN de restos óseos tan mal conservados es tremendamente complejo. Sin las nuevas tecnologías de  secuenciación masiva habría sido imposible obtener resultados de este tipo de restos arqueológicos”.
Una historia escrita en su ADN
En el genoma obtenido se observan señales que indican una reducción poblacional extrema muy ancestral, coincidiendo con la llegada de los primeros pobladores del continente americano a través del estrecho de Bering. “El estudio no evidencia la existencia de una fuerte endogamia o signos de aislamiento en el genoma de la mujer taína, por lo que los datos apuntan a que el tamaño efectivo de esta comunidad era razonablemente grande, superior a los 1.600 individuos reproductores”, explica el genetista.
Este tamaño es incluso superior al de algunas poblaciones que habitan hoy en día el continente americano como los Karitiana y los Surui, en Brasil. Este hecho es muy llamativo, si tenemos en cuenta que la isla de Eleuthera tiene una extensión de tan solo 518 kilómetros cuadrados y resulta difícil imaginar como una comunidad tan grande podía convivir en un espacio tan reducido. 
La respuesta podría estar “en la gran movilidad de estas comunidades y la existencia de redes más allá de sus localidades de nacimiento y residencia”, apunta Salas  Ellacuriaga. Estas redes podrían favorecer el intercambio de conocimiento, pero también de genes y además serían compatibles con los hallazgos arqueológicos existentes.
Por último, el genoma de la mujer identificada es semejante al de las poblaciones del sur de América, poblaciones que hablan las lenguas conocidas como arahuacas (o Arawakan), y que habitan en la Sierra Nevada de Santa Marta. Como destaca el propio genetista, “resulta interesante recordar que de estas lenguas hemos heredado vocablos como boniato, cacique, caníbal,  maíz o  tiburón, entre otros”.

“Siempre resulta excitante dar un paso más en el conocimiento de la historia de las poblaciones humanas. En este caso es como si el ADN hubiera querido recordarnos que aún tenemos muchas deudas pendientes con todos estos pueblos”, concluye Salas Ellacuriaga.
Fuente
Agencia SINC
Desde El Espectador -  20 de Febrero de 2.018