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Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

lunes, 2 de diciembre de 2019

Mbya Guaraní: Una lengua activa y vital pero que necesita ser preservada

Los docentes tienen el desafío de cumplir con lo que pide el sistema educativo sin desoír a sus alumnos. | Foto: Natalia Guerrero

Las ava ñe’ẽ (palabras del hombre) mbya guaraní -dice el prólogo del Primer Diccionario Español-Mbya Guaraní, de José Javier Rodas y Kuaray Poty Carlos Benítez, fueron transmitidas dentro de una cultura eminentemente oral (…) estas ñe’ẽ porã (bellas palabras) -sigue- muestran un universo particular desde la mirada mbya y con este histórico documento se buscó la visibilización a través de la grafía, donde participaron integrantes de comunidades de toda la provincia y estudiosos de las ciencias sociales. Pero la realidad de las lenguas indígenas es compleja en la región y en todo el país. En el país hoy se hablan al menos catorce lenguas indígenas, de las 35 que se hablaban antes de la llegada de los españoles, documentó el Conicet

“En nuestro país, tenemos 39 pueblos indígenas -mbya-guaraní, mocoví, pilagá, toba-qom, wichí, huarpe, entre otros-, algunos son numerosos y otros más pequeños. Según las estimaciones del último censo poblacional (Indec, 2010), de los 40 millones de habitantes, el 2,4% se declara indígena, es decir, más de 950.000 personas”, explicaron en un documento de divulgación las antropólogas e investigadoras del Conicet Ana Carolina Hecht, Noelia Enriz y Mariana García Palacios.

En la actualidad, el abanico de situaciones es muy diverso: lenguas que ya no se hablan, situaciones de bilingüismo, comunidades indígenas en las que predomina el español, comunidades en donde la lengua indígena se mantiene vital en el medio familiar y comunitario.

La población mbya es un caso muy particular. Tiene su propia lengua y habita en Misiones, parte de Paraguay y Brasil. La lengua oral les permite a sus hablantes comunicarse en los tres países como lengua franca. Sin embargo, se escribe de manera distinta en los tres territorios.

“En uno tiene influencia del portugués; en Paraguay, del guaraní estándar, y aquí del castellano”, cuenta Enriz, “por ejemplo, lo que para nosotros suena ‘ch’, en Brasil se escribe con ‘x’. Esto muestra la complejidad de la lengua indígena”.

Todo este complejo escenario representa un gran desafío para la educación intercultural bilingüe (EIB), modalidad del sistema educativo que garantiza el derecho de los pueblos indígenas a través de la Ley de Educación Nacional 26.206, la EIB “promueve un diálogo mutuamente enriquecedor de conocimientos y valores entre los pueblos indígenas y poblaciones lingüística y culturalmente diferentes, y propicia el reconocimiento y el respeto hacia tales diferencias”, agrega el documento.

El Territorio dialogó con Noelia Enriz, doctora en Ciencias Antropológicas por la Universidad de Buenos Aires, con publicaciones en revistas especializadas nacionales y extranjeras vinculadas al juego, la niñez y la etnicidad. La científica social se dedica a la cuestión indígena desde su formación de grado, con poblaciones mbya guaraní de Misiones.

“En América Latina hay una fuerte corriente de investigaciones antropológicas sobre infancias y, en el caso argentino, muchas de esas investigaciones tienen como actores privilegiados a las niñas y los niños indígenas, buscando conocer centralmente el punto de vista que tienen respecto de fenómenos sociales diversos y complejos. Mi interés se centró en las experiencias de las niñas y niños mbya guaraní y sus experiencias formativas, es decir la selección de conocimientos y saberes que los circulan, atraviesan y constituyen”.

Muchos de esos saberes y conocimientos son jerarquizados y valorados por las comunidades y por ello producen infancias con fuerte identidad étnica. Desde esas infancias me acerqué a los juegos, la religiosidad, las experiencias domésticas, la lengua y la escuela.

-Realiza trabajos en campo con las comunidades. ¿Cómo son esas aproximaciones a las aldeas?

Durante mi formación doctoral ese trabajo de campo fue multisituado, en locaciones diferentes con mayor, menor o nula relación con el Estado, el mercado de trabajo, el sistema de salud, educación, etcétera.

El acceso a esa heterogeneidad de miradas y formas de ser mbya en Misiones me permitió dar cuenta de un modelo complejo en que las familias se organizan. Desde 2013, por motivos personales, realizo trabajo de campo en la zona de Iguazú.

-¿Cuál es la realidad y futuro de la lengua mbya guaraní en una provincia como Misiones, con una fuerte oleada migratoria europea y mucha influencia del Brasil?

La lengua mbya guaraní es una lengua muy vital, de uso cotidiano en las comunidades: es la lengua de crianza y la lengua en la que los niños y niñas juegan. La inmensa mayoría de los niños y niñas ingresan a la escuela siendo sólo hablantes de esa lengua. Las encuestas disponibles hablan de tasas de 97% de hablantes.

Por eso el diseño de políticas públicas de sostenimiento de su uso, así como el fortalecimiento de sus hablantes favorecería sin dudas su desarrollo, pero insisto en que se trata de una lengua muy vital.

-¿Hay políticas lingüísticas destinadas a preservar a los pueblos originarios y a sus lenguas madres como parte integrante de la nación Argentina?

En Argentina existe actualmente una demanda por incluir una pregunta sobre lenguas indígenas en el próximo Censo Nacional de Población (que se hará en 2020). Con esa información se podría pensar en el diseño de políticas. Actualmente no las hay a nivel nacional. A nivel provincial hay distintos modos de reconocimiento, así como de inclusión. Pero en el caso de la provincia de Misiones, no hay políticas lingüísticas desarrolladas para favorecer al mbya ni a sus hablantes.

-¿Qué el rol tiene la escuela, un espacio que suele chocar con la diversidad o no entender la complejidad de los sujetos que traen otro universo lingüístico?

En primer lugar es importante decir que en la mayoría de los casos las escuelas se establecen como demandas de las comunidades, lo que no significa que sea una relación perfecta, ni mucho menos. Pero desde las comunidades hay interés, es decir, tienen objetivos específicos en relación con la presencia de la escuela. Muchas veces el canal de comunicación de esos objetivos está obturado. Desde el diseño de las políticas no siempre existe la pregunta ‘qué quieren’, ni existe el tiempo para pensar estrategias, porque se responde a un modelo homogeneizador de los contenidos áulicos.

-¿Cuál es la importancia y el aporte de las escuelas interculturales bilingües? ¿Qué desafío tienen estas escuelas y los docentes?

Hay docentes dedicados a la Educación Intercultural Bilingüe (EIB) que son personas increíbles, que reflexionaron y lo siguen haciendo sobre cada paso que dan. El gran desafío para los docentes es poder responder a las expectativas del sistema, sin por ello desoír a los niños y las niñas que están en sus aulas. Es muy complejo y muy artesanal. Desde 2005 Misiones cuenta con una política de EIB que permite la incorporación de un miembro de la comunidad en las aulas como agente intercultural. Esa presencia facilita y favorece la presencia de los niños y las niñas en las aulas, así como también de contenidos seleccionados por las comunidades. Creo que ese camino puede profundizarse muchísimo más.

-¿Cuánto afecta a los pueblos originarios la desigualdad, la pobreza, la falta de oportunidades a la hora de preservar, transmitir su cultura?

Desde el equipo que dirige Ana Carolina Hecht, Interculturalidad y Educación en Comunidades Toba/Qom y Mbya-Guaraní de Argentina: Una aproximación Histórico-Etnográfica a la Diversidad Étnica y Lingüística en las Escuelas, del Programa de Antropología y Educación de la Universidad de Buenos Aires, hacemos mucho énfasis en aclarar que hablamos de diversidad cultural en entornos de desigualdad. Porque no se trata de niños que llegan monolingues a la escuela (…) se trata de poblaciones que fueron discriminadas, sometidas y menospreciadas como parte de la configuración del Estado Nación.

El Estado se construyó como lo opuesto a las poblaciones originarias, a su lengua, a sus valores, a su religiosidad, a sus modos de producción y su vinculo con los recursos naturales.

Fuente: Diario El Territorio (Posadas-Misiones) - Domingo 17 de Noviembre de 2.019
https://www.elterritorio.com.ar/una-lengua-activa-y-vital-pero-que-necesita-ser-preservada-50414-et

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