Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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lunes, 16 de junio de 2025

Destino


sábado, 5 de octubre de 2024

Es URGENTE proteger al YAGUARETÉ



Los atropellamientos de fauna en Misiones y en el país necesitan de un compromiso urgente por parte de las autoridades con acciones que ayuden a mitigar estos escenarios. No podemos permitir que el Yaguareté se extinga por la inacción política.

Es urgente que Argentina priorice la protección del Yaguareté ante hechos que pone en peligro su existencia. En Misiones ya se perdido casi el 8% de su población de yaguaretés solo por atropellamientos que provoca una extinción acelerada de su especie.

LuisMartínez Ambientalista
@AMBLUISM

viernes, 13 de septiembre de 2024

13 de septiembre - Día del Monumento Natural Yaguareté



Año de creación: 2001
Norma legal de creación: Ley Nacional N° 25.463/01

Con su cuerpo musculoso y compacto, cuello grueso, patas cortas y fuertes y una dentadura adaptada para cortar y desgarrar, el yaguareté (Panthera onca) es un formidable cazador que captura pecaríes y corzuelas, aunque también se alimenta de carpinchos, tapires, agutíes, peces y reptiles como serpientes y yacarés.

Gracias al diseño de su pelaje pasa inadvertido ante sus presas: su silueta se desdibuja entre las luces y sombras del monte o el pastizal. Cada individuo posee un patrón único de manchas que permite identificarlo.

Predominantemente nocturno, el yaguareté es solitario y esquivo. Es un gran caminador que recorre alrededor de 10 a 15 kilómetros diarios. A diferencia de otros gatos, es un buen nadador y cruza ríos anchos y caudalosos como el Paraná, el Iguazú o el Bermejo.



A comienzos del siglo XX se distribuía ampliamente en nuestro país, desde el norte hasta el río Colorado. Actualmente sólo sobrevive en las Yungas de Salta y Jujuy, la selva misionera y algunos sectores de la región chaqueña.

En nuestro país se lo considera en peligro crítico, ya que enfrenta un riesgo extremadamente alto de extinción en estado silvestre en un futuro inmediato, siendo las principales causas de ello la destrucción y degradación de ambientes, la caza furtiva y la escasez de presas naturales.

Fuente: Monumento Natural Yaguareté - Argentina
https://www.argentina.gob.ar/interior/ambiente/parquesnacionales/yaguarete

viernes, 23 de agosto de 2024

La extinción del yaguareté y de las humanidades


Pueden parecer dos hechos inconexos porque, a fin de cuentas, qué tienen que ver la muerte de un yaguareté y la drástica reducción de becas del Conicet para el área de las humanidades. Por un lado, hace pocos días, el 1 de agosto de 2024 para ser más precisos, a través de El Litoral nos enteramos de la muerte a mano de cazadores amateurs de uno de los últimos yaguaretés del Gran Chaco. La nota dice que estos cazadores no tienen escrúpulos al matar un animal que se encuentra en peligro de extinción. En la nota también queda claro que existen leyes que defienden la especie y que penan la caza porque, como sabemos, la biodiversidad tiene una función y un valor intrínseco. Pero, cabe preguntarse... ¿Sirven para algo los yaguaretés?

Ciertamente, no sirven para carne de consumo, no pueden criarse en cantidad y no son un producto que cotiza en el mercado. Esa pobre perspectiva oculta las verdaderas causas de que el yaguareté (¡Y cuántas otras especies!) esté en peligro: el avance de la frontera agrícola y la deforestación de tres millones de hectáreas en quince años. Sin hábitat no hay subsistencia posible, haya o no cazadores. Esto no libera de responsabilidad al cazador que sigue teniendo una culpa algo diluida. Lo que sí hace la ley es trasladar la inescrupulosidad a otros actores que son cómplices de esta situación crítica: funcionarios de todo el arco político, empresarios, bancos y, por qué no, el común de la gente. Todos somos responsables, por acción u omisión, ante este ecocidio generalizado. Y en lugar de tomar medidas, se extiende en los organismos oficiales (como el INTA por ejemplo) donde se prohíbe usar frases como "cambio climático", o bien expresiones como "sustentabilidad" y "biodiversidad", lo cual nos lleva al poder de "visibilizar" de las palabras del que hablaremos después.

Pero… ¿Por qué sucede esto? Hay una razón clara: el afán de lucro entiende que el monte es dinero y, por eso, está justificada su destrucción. Existe, en el fondo, una distorsión de lo que es "valioso" porque se pone el énfasis en lo inmediato. En ningún caso hay una riqueza en la naturaleza y su diversidad; incluso si se la quiere medir en términos materiales: no valen sus maderas, sus frutos, hierbas, insectos y demás. Por otro lado, la capacidad de valorar la naturaleza depende directamente del observador: sólo una mirada que supera lo meramente material puede ver la belleza de trasfondo que, a fin de cuentas, es la más importante. Para ilustrarlo: el valor de una escultura no se mide por la cantidad de mármol empleado, sino por la perfección de su acabado. Lo mismo sucede con un bosque o con una especie animal: un yaguareté no vale su carne ni su piel, ni un monte de miles de años la cantidad de madera que contiene. Nuestros ecosistemas son obras de arte que valen la contemplación y admiración.

Así, la inescrupulosidad de funcionarios, empresarios y de todos en general habla, en realidad, de cierta dificultad para trascender el límite del abordaje materialista: habla de nuestra pobreza, la espiritual. Algo semejante sucede cuando se interroga sobre la importancia o utilidad de los estudios humanísticos, particularmente de las letras y de la filosofía. Se preguntan: "¿Para qué sirven?". Producimos, y mucho, pero no productos que coticen en bolsa. Los griegos, hace más de 2.500 años, se preguntaron sobre la utilidad de estos conocimientos y los llamaron "artes placenteras". Porque, precisamente, a diferencia de otros saberes u oficios que generan un producto aparte como resultado (una mesa o un barco), las placenteras tienen su beneficio y utilidad en el acto en sí de realizarla. Leer un poema, pensar un argumento, preocuparse por cómo el lenguaje genera nuestras creencias: esas acciones resultan "un bien", "un valor" en sí, en el placer del acto de realizarlas y en cómo ese acto nos transforma.

Decía Aristóteles que son estos saberes los que nos detienen a reflexionar sobre lo que nos hace humanos: nuestras creencias, el sentido de lo que hacemos, del mundo que nos rodea y de cómo interactuamos con él. Nos permiten pensar que existe una "historia de las ideas" pero que esas ideas (justicia, verdad, bien, libertad) no están fuera del lenguaje, como el yaguareté, sino que son construidas por la lengua y el consenso. Y hay consensos que es mejor pensarlos bien, analizarlos y discutirlos. Hay muchas formas de defender las humanidades pero lo que nos interesa enfatizar aquí es que estos estudios, que no se rigen por las leyes del mercado, se abocan al pensamiento, a comprender cómo las lenguas modelan nuestra mente, nuestros juicios, cómo los argumentos se tensionan en una sociedad, cómo construyen pertenencia, identidad, autoridad o sumisión. Un espíritu vacío de este interés, vacío del asombro ante la naturaleza y del asombro ante el conocimiento en general es un espíritu deshumanizado.

Los estudios humanísticos y los estudios clásicos, en particular, poseen ese valor porque se ocupan de los temas humanos más universales: del amor y del dolor, del bien y del mal, de la justicia humana y divina, del origen del universo y del final de la vida, sea en el formato de la reflexión de la tragedia clásica de Sófocles o en el formato de la reflexión filosófica de Platón. Sería absurdo pensar que el enfrentamiento entre griegos y troyanos de Homero o la ética de las virtudes aristotélica han perdido vigencia. Si bien ya no vivimos como los antiguos, compartimos muchas inquietudes. En todo caso, desde Homero en adelante, los antiguos nos recuerdan una cosa: somos responsables de nuestras decisiones y, siempre, de las consecuencias.

Somos responsables de lo que miramos y de lo que elegimos no ver. Así, al igual que con la muerte del yaguareté, el desfinanciamiento de la educación y de los organismos de ciencia y tecnología del país va dejando terreno árido. Nos empobrece y no sólo a quienes trabajamos directamente allí sino a todos los educadores de diferentes niveles (porque la educación pública y el sistema científico también es un ecosistema solidario que forma a docentes tanto de instituciones públicas como privadas) que luego educan, a su vez, con ese conocimiento nuevo producido en nuestro entorno, con nuestros intereses e inquietudes.

No miremos para otro lado, por favor, ni nos quedemos en silencio. Con los ojos bien abiertos: por la naturaleza y la educación siempre.

Por Ivana S. Chialva y Manuel Berrón de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Universidad Nacional del Litoral.

Fuente: Diario El Litoral (Ciudad de Santa Fe - Argentina) - 12 de Agosto de 2024


miércoles, 14 de agosto de 2024

¿Qué son las especies sombrilla?




Las especies sombrilla, también denominadas ‘paraguas’, son aquellas que requieren de grandes extensiones de tierra para subsistir de manera natural y funcionan como un canal para la conservación de todo el ecosistema asociado, si la especie está bien, se asegura con ello que su entorno tiene buena salud. El concepto de especie sombrilla es usado comúnmente para acciones de conservación y manejo de especies que al tener grandes requerimientos de área, se supone que esta especie recoge las necesidades de hábitat de otras especies. Por ejemplo el jaguar es una especie sombrilla cuya conservación puede tener una amplia gama de beneficios para la conservación de la biodiversidad como al protegerla, se protege a todo el ecosistema, son la cúspide de la cadena trófica, y también puede ayudar a alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible entre otros.

Ilustración: Marco Aguilar Balam, the Mayan name for jaguar.

domingo, 4 de agosto de 2024

Yaguareté-abá, el legendario hombre tigre



Los hombres bestias es un tópico muy común en la mitología de muchas culturas. La guaraní no es la excepción y existe una clase particular de hombres tigres. Un ser inspirado en un animal que está en la cúspide de la cadena alimenticia de la selva misionera, el yaguareté.
Los cambiaformas

Muchas culturas alrededor del mundo tienen bestiarios con seres cambiantes o cambiaformas. Hablamos de hombres –o dioses- capaces de convertirse en animales salvajes o sobrenaturales. Esa transfiguración puede ser mediante un don divino, magia o una terrible maldición. Los más conocidos son los hombres lobos.

La cultura guaraní de nuestra región, tiene un amplio bestiario desde duendes mágicos, plantas o flores legendarias, incluso seres cambiaformas. El lobizón, el acechador del monte y cementerios, es el ejemplo más conocido. No obstante, existe otro cambiaformas igual de peligroso que puede disputarle el poderío del monte.


La cultura precolombina tiene sus propias bestias cambiaformas en torno al mismo felino, los aztecas lo consideraban sagrado. Y no cualquiera, sino el más grande del continente de un rugido tronador y fieras garras. Su piel era muy codiciada por los guerreros, todos querían llevarla encima para poseer sus bravíos poderes. Algunas personas y en varios cuentos de la selva misionera, como los de Horacio Quiroga, lo llaman “tigre” como su primo asiático. Habita desde el sur de los Estados Unidos hasta el norte argentino.

Hablamos del jaguar u onça-pintada en portugués. Los argentinos lo llamamos yaguareté, según la etimología del nombre en guaraní puede significar verdadera fiera. Algo es indiscutible, es el máximo depredador del monte misionero, el verdadero rey de la selva.

El hombre yaguareté

La criatura mítica del cambiaformas yaguareté, conocido como yaguaerté-abá -también con terminación en avá- o campiango. Esta no es una figura muy conocida en la cultura popular argentina o paraguaya, no como su contraparte canina el lobizón. No tiene una vasta iconografía como los guerreros jaguares de los aztecas. Hay poca bibliografía al respecto a diferencia de otras criaturas del bestiario guaraní.
Sin embargo, Berta Vidal de Battini, una reputada folclorista argentina, relata que el yaguareté-abá es un chamán o indio brujo, que por medio de artes oscuras, se puede convertir en un feroz felino más indómito que el tigre común.

Según ella, la creencia en este ser se fue olvidando a medida que la población nativa se iba reduciendo. Además, que la única manera de transformarse era a través de la piel o el “cuero” del animal en cuestión.
El procedimiento para volverse en bestia es revolcarse en la piel y decir algunas palabras secretas hoy perdidas. Convertirse afecta la personalidad del hombre volviéndolo más agresivo, temible con una gran sed de sangre, e implica aceptar en un trato con el mismo diablo. Su trasformación no lo vuelve un yaguareté completo, sino más bien un híbrido hombre felino como torso animal y piernas humanas.

Dicen que tienden a saquear granjas, que secuestra mujeres para volverlas sirvientes, y que recupera el aspecto humano cuando se quita la piel. De las pocas formas de neutralizarlo es arrebatándole el cuero, y para matarlo es necesario machetes o balas bendecidas. Al igual que los hombres lobos, al morir recobran aspecto humano y hay que decapitarlos para evitar cualquier retorno del más allá.

El yaguareté, el animal detrás de la leyenda

Este gran felino, el tercero más grande del mundo detrás del león y el tigre asiático, es un Monumento Natural de la Argentina, la máxima categoría de protección ambiental en el país. Es una especie protegida debido al peligro de extinción consecuencia de la cacería ilegal, la pérdida del hábitat como de presas naturales a su alcance. El yaguareté no solo es un animal con gran valor cultural, sino también ecológico, es una pieza clave de la cadena alimenticia de su hábitat.


El yaguareté (Panthera onca) según el Ministerio de Ecología y RNR, es un “mamífero carnívoro, cuerpo robusto y musculoso, puede medir hasta 1,80 m. Su pelaje muy vistoso se encuentra salpicado de numerosas rosetas, la disposición y forma de las mismas, son únicas para cada individuo. Habita la selva misionera. Prefiere los ambientes cerca del agua. Recorre grandes extensiones solitariamente. Puede parir una a cuatro crías”. Además, puede pesar hasta 100 kilos. Entre sus principales presas se encuentran el pecarí y la corzuela.
Existen varias iniciativas y fundaciones, como la Red Yaguareté, enfocados en su conservación.
Si alguien tiene la fortuna o la desgracia –hay pocos casos documentados de ataques a humanos- de cruzar la mirada con un yaguareté encontrara unos ojos llenos de enigma y grandeza salvaje e indómita. El redactor de este artículo lo ha hecho una vez y créanme no te dejará indiferente. Los ojos del felino te hacen adentrar a los misterios de la selva, la tierra colorada y leyendas ancestrales.

Fuente: ItAliani - La Red Digital Italiana en el Mundo
https://misiones.italiani.it/scopricitta/yaguarete-aba-el-legendario-hombre-tigre/

miércoles, 3 de julio de 2024

La Leyenda de los Hombres Jaguares



Hace muchos años, en una aldea rodeada de frondosos árboles y ríos cristalinos, vivían los miembros de una tribu que respetaban profundamente a la naturaleza y sus espíritus guardianes. Entre ellos, había un chamán llamado Yari, conocido por su sabiduría y su capacidad para comunicarse con el mundo espiritual. Yari enseñaba que todas las criaturas estaban interconectadas y que cada ser tenía un espíritu animal que lo guiaba.


Un día, la tribu enfrentó una amenaza inusual: una manada de jaguares comenzó a atacar sus asentamientos, llevándose ganado y causando miedo entre los habitantes. La tribu estaba desesperada, pues entendían que los jaguares eran seres poderosos y espirituales, guardianes de la selva.

Yari, decidido a encontrar una solución, emprendió un viaje espiritual profundo. Ayunó y meditó durante días, buscando consejo en el mundo de los espíritus. Durante una de sus visiones, el gran Espíritu Jaguar se le apareció y le habló: "Yari, los jaguares no son simplemente bestias salvajes. Son los guardianes de la selva, y sus acciones reflejan el equilibrio de la naturaleza. Tu tribu ha perdido la armonía con la tierra y los espíritus de la selva. Para restaurar la paz, algunos de tus hombres deberán convertirse en jaguares y aprender sus caminos."

Con el corazón lleno de humildad y respeto, Yari regresó a su tribu y compartió la visión. Voluntarios se presentaron, dispuestos a convertirse en jaguares para salvar a su gente. Con la guía del chamán, estos hombres participaron en un ritual sagrado que invocó el poder del Espíritu Jaguar. Durante la ceremonia, bebieron una poción hecha de plantas sagradas y entraron en un trance profundo.

Al despertar, los voluntarios habían cambiado. Su espíritu humano seguía intacto, pero sus cuerpos se habían transformado en jaguares. Sin embargo, aún conservaban la mente y el corazón humanos. Estos nuevos hombres jaguares se adentraron en la selva, aprendiendo a cazar, a moverse con sigilo y a respetar los ciclos de la naturaleza.

Con el tiempo, los hombres jaguares lograron restablecer el equilibrio entre la tribu y la selva. Enseñaron a su gente a vivir en armonía con la naturaleza, respetando a los jaguares y a todos los seres vivos. La tribu comprendió la importancia de su conexión con el mundo natural y espiritual, y la paz fue restaurada.

Los hombres jaguares, aunque permanecieron con sus cuerpos animales, continuaron guiando a la tribu desde las sombras de la selva. Sus descendientes heredaron la sabiduría de sus ancestros y la habilidad de comunicarse con el Espíritu Jaguar.

La leyenda de los hombres convertidos en jaguares se convirtió en un recordatorio eterno de la interconexión entre todos los seres y la necesidad de vivir en equilibrio con la naturaleza y los espíritus guardianes de la tierra.

Recuerda: todos somos hijos de la madre naturaleza, todos poseemos ajayu , Nuna o espíritus y no uno varios.
Jaylli
PukioSonqo
Am@lia Vargas
Fuente Ameli Ameli Vargas
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lunes, 4 de diciembre de 2023

Territorio Yaguareté: el primer centro de visitantes para la difusión y conservación del yaguareté



Territorio Yaguareté: el primer centro de visitantes para la difusión y conservación del yaguareté
En el mes de agosto celebramos el inicio de obra de “Territorio Yaguareté”, el primer centro de visitantes para la conservación de la especie que se emplazará dentro del Parque Nacional Iguazú.
Para dar el anuncio convocamos a prensa local y los actores involucrados que nos acompañan en su desarrollo. La cita fue en el Parque Nacional Iguazú con la participación de autoridades de Parques Nacionales y organizaciones de la sociedad civil.
Territorio Yaguareté será un centro de visitantes temático de acceso gratuito para todos los visitantes que recorran el Parque Nacional Iguazú. Contará con una variedad de recursos lúdico-educativos para el desarrollo del conocimiento y sensibilización sobre la especie y su conservación.
En esta primera etapa de obra se realizaron tareas de limpieza, reacondicionamiento de infraestructura y preparación de los cimientos. De aquí en adelante, en conjunto con todas las entidades que colaboran con el proyecto, nos encontramos en plena campaña de búsqueda de fondos para concretar las siguientes etapas de construcción.
En el evento participaron más de 40 personas, entre ellas distintos miembros de las organizaciones de la sociedad civil involucradas, personal de la Administración de Parques Nacionales, reservas privadas, donantes particulares y empresas auspiciantes.
Las organizaciones que nos acompañan en este soñado espacio educativo son: la Administración de Parques Nacionales, el Instituto de Biología Subtropical (UNaM-CONICET), Aves Argentinas, Bird Life International, Fundación Vida Silvestre Argentina, Jaguares en el Límite, Fundación Aage V. Jensen, Arauco S.A., Awasi, Iguazú Jungle, El Pueblito/ Cuenca del Plata, Selva SRL, Reserva Rubichana y Martín Rauh.
Mediante distintas piezas comunicacionales se invitó a toda la población a involucrarse en la concreción de Territorio Yaguareté, conocé más sobre la propuesta y ayudarnos a difundir este video:
ttps://youtu.be/YTtekgIpFi4
Y para sumarse a la iniciativa te invitamos a visitar y compartir la web de recaudación de fondos:
El primer centro de visitantes para la conservación del yaguareté
Territorio Yaguareté abarcará un espacio semicerrado, que asciende a unos 150 metros cuadrados junto a un parquizado circundante y tendrá un recorrido de 170 metros. Será un paseo que invitará a los visitantes a tomar conciencia sobre las amenazas que enfrenta la especie en toda América, y de los esfuerzos de conservación que entidades gubernamentales, no gubernamentales y académicas realizan para garantizar su supervivencia.
Es un proyecto para potenciar las acciones de conservación que se llevan adelante a favor del gran felino americano que contará con materiales y contenidos realizados en un lenguaje claro, adaptado a todas las edades.
Un centro de visitantes creado colaborativamente
En 2019 se realizó un taller participativo donde se gestaron los mensajes de conservación a comunicar dentro de Territorio Yaguareté. En aquella ocasión, participaron más de 80 personas, entre ellos: personal especializado en el desarrollo de centros de visitantes, educadores ambientales, comunicadores, usuarios frecuentes del Parque Nacional Iguazú, guardaparques del Parque Nacional Iguazú y otros parques de Yungas y Chaco, guías de turismo, fotógrafos, personal de las empresas concesionarias del parque Iguazú, científicos, artistas y docentes.
Los objetivos del taller fueron:
Compartir ideas, experiencias y percepciones de los participantes sobre los contenidos y medios a utilizarse en el diseño de Territorio Yaguareté.
Relevar intereses y anhelos de los participantes con respecto a las estrategias de educación ambiental necesaria para la conservación del yaguareté.
Proponer y analizar las herramientas interpretativas del centro de visitantes.
El taller participativo fue el puntapié inicial que gestó el diseño del espacio, actualmente se está finalizando con el desarrollo de los contenidos y medios a implementar en el recorrido, para que, a la brevedad, se comiencen las tareas de impresión e instalación de la infraestructura educativa.
El monumento natural de todos los argentinos
A principios del siglo XX el yaguareté habitaba desde Estados Unidos hasta la provincia de Río Negro en el centro de Argentina. Sin embargo, la transformación de los ambientes naturales por parte del hombre, los atropellamientos en ruta, la caza furtiva y la desaparición de sus principales presas, llevaron a la especie a desaparecer de grandes áreas del continente. Este proceso ha sido especialmente crítico en Argentina donde la especie subsiste en solamente el 5% de su distribución original. Actualmente, se estima que hay aproximadamente entre 200 y 300 individuos distribuidos en tres poblaciones aisladas en la Selva Paranaense de Misiones, en la Región Chaqueña, y las Yungas de Salta y Jujuy.
La especie está considerada en peligro crítico de extinción en Argentina, lo cual ha llevado a que sea declarada Monumento Natural, dándole la máxima categoría de protección. Pero no todas son malas noticias, desde hace más de 15 años existen esfuerzos de gobiernos, científicos, ONG y empresas que están librando una batalla contra la extinción de la especie. En los últimos años, se han visto algunas buenas señales que permiten ver el futuro con cierta esperanza. Los científicos han documentado que, producto de esfuerzos de protección, la población de la Selva Paranaense se ha incrementado de 40 a cerca de 100 animales, y los esfuerzos se vienen replicando en la región del Impenetrable y las Yungas. Por otra parte, existe también un ambicioso proyecto donde se está reintroduciendo la especie en los Esteros del Iberá, donde la especie se había extinguido hace varias décadas.
Así, de la mano de gobiernos, científicos, ONG y pobladores del Norte de Argentina, la especie se aferra a la supervivencia. El Monumento Natural de todos los argentinos se resiste a desaparecer y con ello mantiene sanos y vivos los montes y selvas de nuestro continente.
Ponete en contacto con nosotros y sumá tu institución a esta propuesta:
Martín Tinari | Comunicación y Educación Ambiental
Proyecto Yaguareté (CeIBA-CONICET)
(+54) 11-6868-7050
proyectoyaguarete@gmail.com
Etiquetado territorio yaguarete







Fuente:
Proyecto Yaguareté
https://proyectoyaguarete.org.ar/territorio-yaguarete-el-primer-centro-de-visitantes-para-la-difusion-y-conservacion-del-yaguarete/

viernes, 27 de octubre de 2023

El Yaguareté


El yaguareté, panthera onca, es una de las diez especies de felinos silvestres (además del puma, el yaguarundí, el ocelote, la tirica, el margay y los gatos huiña, andino, montés y del pajonal) que habitan en la Argentina y una de las seis que se encuentran en la provincia de Misiones (puma, ocelote, yaguarundí, margay y tirica).

El nombre yaguareté es de origen guaraní y significa “la verdadera fiera”. Su fuerza, belleza y misterio protagonizan leyendas, mitos y también anécdotas e historias, que se van transmitiendo de generación en generación.

Originalmente, el yaguareté habitaba desde el norte de la Patagonia argentina hasta el sur de Estados Unidos. Las amenazas que afectan al felino son la deforestación y la pérdida de hábitat, la cacería y el atropellamiento de yaguaretés y otros animales.

Debido a su amplia distribución geográfica, la misma especie es llamada de diversas formas según la cultura y región en que habitaba: yaguareté, el pintado, onça pintada, nahuel, tigre americano, jaguar, balam, otorongo, entre otros. Sin embargo, su hábitat y por ende su población, se están reduciendo: en la Argentina quedan menos de 250 yaguaretés, habiéndose extinto en Uruguay y El Salvador.

Es el felino más grande de Latinoamérica y el tercero a nivel mundial, después del tigre de bengala y el león. Es considerado una especie “indicadora” de la salud del ambiente, porque cumple una función importante en el mantenimiento de sistemas naturales que proveen de servicios ecosistémicos vitales para el bienestar de la naturaleza y las personas. Por ello, su conservación y la de su hábitat protegen indirectamente a otras especies de flora y fauna, y asegura una naturaleza sana para las personas.

Características: Posee una cola relativamente corta, orejas redondeadas y patas grandes. La coloración de su pelaje es ocre, sobre ese color tiene manchas en formas de rosetas. Cada mancha del yaguareté es única, como nuestras huellas dactilares. Se destaca por su aspecto robusto y la cabeza proporcionalmente grande con poderosa estructura mandibular, la más fuerte de todos los felinos. Los machos alcanzan los 2,50 metros de longitud, incluida la cola, y hasta 140 kg de peso.

Presas: Lleva una dieta amplia y variada, alimentándose de grandes vertebrados como el tapir, chanchos de monte y venados. También se incluyen en su dieta pacas, acutíes, coatíes, yacarés y presas menores como tortugas, lagartos, aves, peces, cuises y tapetíes.

Reproducción: La madurez sexual del felino es entre los 2 y 3 años en las hembras, y entre los 3 y 4 años en los machos. Luego de la cúpula la pareja de yaguaretés se separa, y es la hembra quién cría a los cachorros. El período de gestación es de 90 a 110 días, luego puede dar a luz una camada de entre 1 a 3 cachorros. Los mismos hasta los 3 meses solo amamantan, y entre los 3 y los 6 meses su dieta pasa a ser exclusivamente carnívora.

Fuente: Fundación Vida Silvestre
https://www.vidasilvestre.org.ar/que_hacemos/especies_prioritarias/conoce_al_yaguarete/?gclid=CjwKCAjwv-2pBhB-EiwAtsQZFJTvHSBMQF-ctQWwyfj6orX6TAphKQVP1lZvfn3GURGhABODG8HeMBoCHs0QAvD_BwE


miércoles, 12 de octubre de 2022

Chivi Kora - Juego Tradicional Mbya Guaraní Yaguareté

Chivi Kora

El corral del yaguareté

Juego ancestral mbya guarani en Tekoa Jasy Porã

Grlentileza: Jangada Visual (Sergio Zalazar/Gilda Scévola)




martes, 7 de junio de 2022

Yaguareté: el rey de la selva misionera nos necesita para seguir existiendo

Muchos todavía desconocen costumbres, distribución y situación del yaguareté. Por eso Red Yaguareté compartió información sobre este gran felino, para sumar conocimiento e incentivar su conservación.



El yaguareté es el félido más grande de América y el tercero en tamaño del mundo, pues es más pequeño que sus parientes cercanos el tigre asiático y el león pero más grande que el leopardo.

En efecto, es un animal poderoso que mide desde la nariz hasta la base de la cola entre 150 y 180 cm, a lo que hay que agregarle los 70 a 90 cm de esta última. En los hombros alcanza una altura de entre 65 a 80 cm y su peso, por otra parte, ronda entre 40-75 kg para las hembras y los 80-110 kg para los machos y aún más: sabemos que se han registrado ejemplares mucho mayores, alguno de ellos alcanzó… ¡los 148 kg!

Su tamaño varía de acuerdo a las distintas regiones; en México y Centroamérica es raro que superen los 70 kilos los machos, en Misiones no se han pesado ejemplares de más de 100 kg hasta ahora, mientras que en los Llanos venezolanos y en el Pantanal (Mato Grosso) suelen superar este peso.

Aspecto

Su aspecto general hace recordar al leopardo, pero es más grande, robusto y macizo, con la cabeza ancha y grande, el cuello grueso, el cuerpo fuerte, las garras delanteras más grandes, las patas proporcionalmente cortas y potentes y la cola relativamente corta, de apenas un tercio de largo de la longitud de la cabeza y el cuerpo.

Es llamativo su pelaje, corto, espeso y brillante, de un color de fondo variable entre el amarillo y el bayo fuerte, que se vuelve más pálido en los flancos y las extremidades; mientras que las partes inferiores, la garganta y el contorno de la boca son blancos.

Sobre esta tonalidad destacan manchas en forma de rosetas formadas por varios trazos negros (las más grandes rodean un centro de color más oscuro y tienen uno o más puntos negros) que en el lomo forman una banda irregular y en los hombros y las patas se dispersan en forma de pintas y manchas aisladas.

Sus manchas

Las manchas y la distribución de las mismas son únicas para cada individuo, no hay dos yaguaretés con el mismo patrón de manchas, son como nuestras huellas digitales y es precisamente esta particularidad la que nos permite identificar a los distintos ejemplares.

Muchísimo más raros, también existen yaguaretés totalmente negros (conocidos popularmente como “panteras negras”) de los que hablaremos en otra entrega, pero no hay evidencia comprobada de ellos en territorio argentino por el momento.

El más fuerte felino

De cráneo muy robusto y relativamente corto, posee una dentadura fuertísima compuesta por 30 piezas, con los “colmillos” y los músculos de la mandíbula tan desarrollados que se los considera proporcionalmente como los más fuertes entre los grandes felinos.

Esto le permite cazar perforando el cráneo de presas como chanchos de monte, carpinchos e incluso los grandes tapires (mboreví).

La amplitud de su boca así como los músculos aductores maxilares, ayudan a distribuir uniformemente la fuerza durante la mordedura.

Ello le permite atacar directamente la cabeza de su víctima entre las orejas y/o la nuca para asestar un mordisco letal que atraviesa el cráneo con sus colmillos alcanzando al cerebro o fracturando huesos.

Como todos los felinos, el yaguareté no mastica la carne de sus presas, sino que la desgarra y traga entera gracias a que sus “muelas” (premolares y molares), que están modificadas en forma de navaja con tres cúspides que se cierran como tijeras, cortan la piel y los músculos de su presa.

Para compensar la falta de molares masticadores, su lengua es rasposa, pues está cubierta por “pelos” (en realidad son papilas córneas y puntiagudas) dirigidos hacia atrás que le sirven para roer y aprovechar toda la carne pegada al hueso.



Súper sentidos

El oído es el sentido que tiene más desarrollado, le permite escuchar hasta el más ligero sonido cuando está de cacería y, además, mantenerse continuamente alerta.

La vista también está bien desarrollada: sus ojos son relativamente grandes de pupila redonda (que se contrae en un punto) e iris variable entre dorado y amarillo rojizo.

Están situados en el frente de la cara y brindan visión binocular (es decir, que su campo de visión permite que se superpongan las imágenes de ambos ojos para crear una sola imagen tridimensional) lo que les permite juzgar mejor las distancias, algo especialmente útil para acechar, perseguir y atacar a sus presas.

También es notable su visión en la oscuridad, debido a una membrana reflectante que actúa como un espejo, reflejando la luz en el campo focal de la retina: esa es la razón por la cual de noche, cuando sus pupilas están muy dilatadas y se las ilumina, parece que sus ojos “relumbran”.

Su olfato, aunque de menor importancia durante la cacería, es vital para la delimitación de su territorio que se basa -mayormente- en señales olfativas pues lo marcan con orina y deposiciones.


Otras características

Tenemos que mencionar también a los bigotes, que en realidad son “vibrisas”, que se ubican sobre las cejas, los belfos y otras partes de la cara y cuerpo.

Son largas, duras y muy sensitivas, pues poseen terminaciones nerviosas en la raíz y cumplen funciones táctiles y al entrar en contacto con los objetos del entorno, ayudan a percibir las distancias de los obstáculos en plena oscuridad.

Tiene cuatro dedos en las patas traseras y cinco en las delanteras, de los cuales sólo marca cuatro al caminar, pues el pulgar está ubicado más alto en la pata y no toca el suelo.

Pueden retraer las afiladas garras durante el reposo, pues quedan ocultas en bolsas cutáneas especiales (excepto la del pulgar de la pata delantera que es no retráctil) para, cuando son necesarias, salir al exterior gracias a una contracción muscular.

Esto hace que sus uñas no estén marcadas en las huellas, diferenciándolas de las huellas de los cánidos, que sí las dejan.

Agudeza auditiva

El oído es el sentido que tiene más desarrollado, le permite escuchar hasta el más ligero sonido cuando está de cacería y mantenerse continuamente alerta. La vista también está bien desarrollada.

110

son los kilos que pueden alcanzar los machos y las hembras, entre 40 y 75 kilogramos.

Únicos e irrepetibles

Las manchas y la distribución de las mismas son únicas para cada individuo, no hay dos yaguaretés con el mismo patrón de manchas, lo que permite identificar a los distintos ejemplares existentes.

Por Norberto Ángel Nigro y Nicolás Lodeiro Ocampo, de la Red Yaguareté.

Fuente:  Diario El Territorio - Posadas (Misiones) - 6 de Junio de 2022.

https://www.primeraedicion.com.ar/nota/100602797/yaguarete-el-rey-de-la-selva-misionera-nos-necesita-para-seguir-existiendo/