Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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domingo, 8 de diciembre de 2019

Paraguayos tienen el 85% de la sangre guaraní


Por primera vez, Paraguay cuenta con un perfil genético que permite conocer la caracterización de la ascendencia poblacional. Tras el estudio, se concluyó que la población paraguaya conserva el 85% de sangre de los pueblos originarios de esta región.




La Dirección de Memoria Histórica y Reparación del Ministerio de Justicia y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAFF) presentaron el perfil genético de la población paraguaya. El estudio revela que los paraguayos tienen un gran porcentaje de sangre guaraní, aunque también europea y africana.

El director de Memoria Histórica y Reparación, Rogelio Goiburú, comentó sobre la importancia de contar con dicho banco, el cual será utilizado en el área forense y en la identificación de desaparecidos durante la dictadura stronista.

Goiburú detalló que el perfil genético paraguayo fue creado con muestras de 550 hombres de varias partes del país, a través de un estudio que concluyó que la población conserva el 85% de sangre de los pueblos originarios de esta región.

El resto porcentual se divide en un 7% de origen africano, 7% europeo (españoles, italianos, franceses, entre otros) y 1% asiático.

"La ciencia nos exigía que tomemos 550 muestras de sangre del pulpejo de los dedos de varones de todo el territorio nacional, y así lo hicimos con ayuda de voluntarios, de gente solidaria, logramos este trabajo después de muchos años", indicó.

Fuente: Diario Última Hora (Asunción) - 6 de Diciembre de 2.019


domingo, 28 de julio de 2019

El 60 por ciento de los Ecuatorianos desciende de Pueblos Indígenas


Científicos concluyen que el perfil genético de los ecuatorianos es indígena en un 60% El perfil genético de los ecuatorianos es más nativo americano que europeo o africano, aunque compartimos un origen triple: indígenas americanos, ancestros europeos y africanos. 

Nuestros genes indígenas nos vienen de la madre y los europeos, del padre. Los estudios genéticos revelan que el ecuatoriano es trihíbrido. Aunque en su composición genética prevalece la influencia nativo americana o amerindia, con alrededor de 60%, también tienen ADN europeo o caucasoide y, en menor grado, influencia africana. Esto según el Centro de Investigación Genética y Genómica (CIGG) de la Universidad UTE. Composición genética de los ecuatorianos 

Los resultados fueron obtenidos tras analizar todos los estudios sobre composición genética del pueblo ecuatoriano, que compilan alrededor de dos mil muestras y un estudio de 127 muestras adicionales proporcionadas por la Cruz Roja. A partir de esto, los investigadores obtuvieron un perfil genético estándar de la población ecuatoriana, según el director del CIGG, César Paz y Miño. El informe también reveló que la genética europea de los ecuatorianos proviene del padre, mientras que la madre es mayormente amerindia. La composición de los genes del padre o masculinos revelaron que éstos contienen 61% de estructura genética europea, 34% de nativo americana y 5% de africana, esto demuestra que los españoles embarazaban a las indígenas ecuatorianas y así se produjo el mestizaje. 


Aunque esta es la composición del ecuatoriano en promedio, existen variaciones según la región. La población de la costa es la que tiene mayor porcentaje caucasoide y afro en comparación con las otras zonas del país, debido a que los conquistadores españoles (europeos) y los esclavos (africanos) entraban por esta zona y se mezclaban. Mientras que en la Amazonía la población tiene mucho más porcentaje de nativo americano que de europeo o afro. A Flourish data visualisation La científica del CIGG, Ana Karina Zambrano, explica que “este es el inicio de una serie de investigaciones denominadas ‘Varioma’ (o variante de la población ecuatoriana). “Donde constataremos las variaciones específicas que existen en nuestra población, lo que nos sirve, entre otras cosas, para conocer la predisposición hacia ciertas enfermedades en nuestros grupos étnicos”, dice Zambrano. ¿Por qué importa la genética? La composición genética revela datos para la salud, como la predisposición hacia enfermedades, riesgos, mutaciones, adaptación a diversas condiciones, respuesta a fármacos, entre otros aspectos, señala paz y Miño. “Hay que entender a los genes para saber por qué uno se enferma y cómo puede prevenir riesgos. El Estado debe comprender la genética de la población para tomar decisiones de política pública en salud”. César Paz y Miño, director del CIGG. Existe un sesgo en las investigaciones desde el punto de vista étnico. 

Más del 90% de los estudios son realizados con poblaciones blancas y solo 0,5% con latinos, por lo tanto los fármacos, los tratamientos y las vacunas resultantes de los estudios están diseñados para los caucásicos y no siempre funcionan para latinos e indígenas. Por ejemplo, la vacuna contra el virus del papiloma humano tiene 80% de efectividad en la población blanca y entre 30% y 40% en los latinoamericanos. 6 enfermedades que los ecuatorianos padecen y que están ligadas a su origen.

Cada pueblo tiene características genéticas particulares que influyen en lasa enfermedades que contraen, a continuación el director del CIGG menciona algunas particularidades propias de la genética de los ecuatorianos: En Ecuador una de cada 527 personas tiene síndrome de Down, es decir, es mucho más frecuente que en otras partes del mundo donde el índice es de 1 por cada 2 mil. En el país hay 1%, de predisposición al contagio de VIH, mientras que en el norte del mundo (Europa) es de 26%. El gen que falla y genera fibrosis quística está presente en una de cada 25 personas en el norte del mundo, mientras que en Ecuador el índice es de 1 por cada 200 o 250 personas. La intolerancia a la lactosa y la enfermedad celiaca es más frecuente en Ecuador que en Europa, porque las personas con más genética indígena son más intolerantes a la lactosa y al gluten. En el mundo la Leucemia (cáncer en la sangre) es más común en la población africana; sin embargo, en Ecuador es más frecuente entre los indígenas. Los ecuatorianos tienen un gen que es más susceptible a infecciones por Helicobacter Pylori (que ocasiona la gastritis). 


martes, 14 de febrero de 2017

Chilenos poseen 44% genes originarios


Una investigación realizada sobre el ADN de los chilenos reveló que la composición genética es española e indígena en partes casi iguales.

El estudio, a cargo de investigadores de las universidades de Chile y de Tarapacá, mostraron que durante las primeras cinco a seis décadas posteriores a la conquista, se dio la mezcla entre soldados españoles y mujeres originarias y que, en promedio, esa población se compone de partes casi iguales de sangre española e indígena.

Soledad Berríos, genetista de la Universidad de Chile y editora de “El ADN de los chilenos y sus orígenes genéticos”, publicado por Editorial Universitaria, dio a conocer los detalles con respecto a este hallazgo genético.

Al parecer, todos los chilenos tienen un porcentaje alto de sangre amerindia, en algunos más que otros.


Para el estudio, los científicos analizaron el ADN mitocondrial, que se hereda por vía materna. Ahí, la prevalencia de genes amerindios alcanza casi al 90%. En cambio al analizar el cromosoma Y, heredado por vía paterna a los varones solamente, la presencia del gen europeo alcanzó al 90%.

Los conquistadores españoles que llegaron en su mayoría eran varones, explicó. Por lo que casi no traían mujeres con ellos, mezclándose con las amerindias residentes en el territorio chileno.

La especialista destacó que los genes Mapuche están entre los componentes con gran presencia entre la población chilena.

Por su parte, Francisco Rothhammer, genetista de la U. de Tarapacá y premio nacional de ciencias, explicó que el componente indígena de los chilenos es heterogéneo, puesto que los pueblos originarios eran variados y, sobre todo al sur de Chile, existió un intercambio importante con los argentinos, que también sirvió de canal para que diversos componentes americanos se mezclaran con los nativos de este lado de Los Andes.

El experto también expresó que la pequeña fracción africana en los genes chilenos corresponde a habitantes de África Subsahariana, que fueron traídos al continente para servir como esclavos. En un comienzo llegaron al país a través de Lima y más tarde desde la ciudad de Buenos Aires.

Según el estudio, el promedio nacional es 53% de genes europeos, 44,3% personas originarias y 2,7% africanos. Esta relación varía dependiendo de la región, con un máximo de 63% de ADN indígena y un mínimo de 38%. Además hay diferencias entre niveles socioeconómicos, pero éstas son menores.

Fuente>Segundo Informe-17 de Septiembre de 2.016

viernes, 3 de abril de 2015

El 60% de los argentinos tiene antecedente indígena

“La Historia también se escribe en los genes”

Diálogo con Daniel Corach dirige el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA (Universidad de Buenos Aires), trabaja en genética de poblaciones y en identificaciones judiciales. “El 60 por ciento de los argentinos tienen antecedentes indígenas”, explica.

Cuando los genes hablan, dicen cosas sorprendentes, como que el sesenta por ciento de la población del país tiene linaje indígena. Daniel Corach es doctor en Biología, investigador independiente del Conicet y director del Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA, que trabaja en identificaciones y casos judiciales y además investiga en genética de poblaciones.

–¿Por dónde empiezo?
–Por donde prefiera. Servicio de Huellas Digitales Genéticas; es un nombre ridículo, lo sé, pero es una denominación que tiene ya muchos años. Depende del Decanato de la Facultad de Farmacia y Bioquímica directamente. Bueno, desde 1989 pude armar una estructura, que trabaja a nivel científico de base y también vende un servicio. Trabajamos con once poderes judiciales, resolviendo cuestiones concretas, sociales, desde violaciones y paternidades hasta el caso de la Embajada de Israel, el de la AMIA o el de Yabrán. O con Abuelas de Plaza de Mayo, cuando nos pedían que confirmáramos resultados de otros laboratorios. Todo eso fue gratuito, lo mismo que en el caso de LAPA. Como investigador del Conicet y de la UBA recibo pequeños subsidios, nos financiamos con el servicio que brindamos y la facultad cobra. Así tenemos equipamiento de última generación y todo lo que necesito. No me puedo quejar.

–Es raro escuchar una cosa así.
–Bueno, sí.

–Me dijo que también realizan investigación básica.
–Sí. Genética de poblaciones. Analizamos qué pasa con la población argentina desde el punto de vista de su información genética. Es muy interesante, porque durante mucho tiempo se consideró que la población argentina estaba constituida fundamentalmente por descendientes de europeos y que desde las campañas del desierto, la de Rosas y la de Roca, la población étnica originaria había desaparecido. 

–La palabra es justa ¿no?
–Claro que sí. Ahora, cuando se empieza a mirar algunos marcadores genéticos de la población general, resulta que el componente aborigen está muy metido en la población. Hay que redefinir la composición étnica del país: somos mucho más latinoamericanos de lo que pensamos. Las matanzas de las campañas del desierto no consiguieron el exterminio completo.

–¿Y cuántos indios “desaparecieron” en esas matanzas?
–Tenemos los partes del ejército.

–¿Y cuántos fueron?
–Treinta mil.

–Treinta mil desaparecidos.
–Sí.

–Fue una espantosa anticipación.
–Sí.

–Dígame ¿y cuáles son los números a los que ustedes llegaron en sus trabajos?

–Tenemos un 60 por ciento de la población con componentes genéticos amerindios. Es decir, con antecedentes indígenas. Es algo que no vemos porque en general vemos pocas personas de características aborígenes o incluso de raza negra, pero, como dije antes, hay un 60 por ciento de la población que tiene componentes amerindios, de los pueblos nativos. ¿Qué me dice?

–Bueno, es bastante sorprendente. 
–Usamos principalmente muestras forenses de distintos sectores: Patagonia (Chubut y Río Negro), centro (Buenos Aires, Santa Fe y Mendoza) y toda la zona del Litoral. También Salta. Usamos marcadores genéticos de herencia uniparental, es decir, por parte del padre y de la madre, o cromosoma Y(que se hereda únicamente por línea paterna) y ADN mitocondrial (que se transmite únicamente por línea materna). 

–Cuente qué es un marcador genético.
–Dentro de la información genética de nuestro genoma, tenemos una gran cantidad de información variable, que cambia de una persona a la otra. Una vez que se identifican esos sitios variables, pueden exhibir en la población muchas variantes a su vez, que es lo que un individuo va a compartir con sus hijos y sus padres. 

–O con sus grupos relacionados.
–Sí. Es un pedacito de ADN que presenta variantes en la población y que sólo se comparte con grupos muy cercanos, y a partir de ahí se puede hacer una identificación, por comparación. Hay otros marcadores. Por ejemplo, en la Facultad de Filosofía y Letras hay grupos de investigación antropológicos que se dedican a analizar muestras sanguíneas y algunas proteínas polimórficas y llegan a las mismas conclusiones que nosotros. 

Al menos 38 Pueblos Originarios Pre-existentes habitan hoy Argentina

–¿Qué otras líneas de trabajo tienen?
–Estamos desarrollando una línea de investigación en monos, en Corrientes, junto a un grupo de investigación local, y analizamos las estructuras del hábitat y las conductas de apareamiento del mono aullador, una especie que tiene características genéticas y conductas de apareamiento muy particulares. Las hembras, por ejemplo, necesitan incrementar la variabilidad genética, entonces se vuelven muy promiscuas y bueno..., salen a buscar aportes genéticos laterales, por así decirlo. No maritales.

–Bueno, es todo un ejemplo de conducta.

–Es que todos los animales somos iguales, sólo que los monos no se hacen problemas. Lo que pasa es que el mono del nuevo mundo está muy poco estudiado, porque a nivel genético está muy separado evolutivamente de los primates como nosotros, los del viejo mundo. 

–Pero son primates.
–Sí, pero de una rama antiquísima, que se abrió mucho antes que el resto. Y entonces, los marcadores genéticos que se utilizan habitualmente para gorilas, chimpancés, orangutanes, aquí no funcionan. Nuestro trabajo es desarrollar esos marcadores, aislarlos y caracterizarlos, para luego saber quién es hijo de quién, o de qué manera un macho se va imponiendo genéticamente entre sus pares por tener mayor cantidad de progenie. O ver cómo en un grupo que se supone conformado por un macho y su hembra identificables, no es ese macho el que ha aportado el esperma para generar la prole. 

–¿Los agarran y los separan del grupo?
–No. Se estudia la materia fecal. 

–La caca.
–Si usted lo dice... 

–Usan técnicas no invasivas. Ya veo. 
–En 2003 y 2004 hicimos un trabajo patrocinado por la Unesco, que fue premiado por el Gobierno de la Ciudad, que consistía en evaluar el nivel de contaminación bacteriana en las plazas y en los cuerpos de agua recreativos de la ciudad. 

–Quería volver al tema de los antecedentes amerindios.
–Sesenta por ciento. Y esto se refleja mejor en el ADN que viene por línea materna (el ADN mitocondrial) que el paterno (el del cromosoma Y), porque el mestizaje se hizo básicamente sobre el vientre materno. Las mujeres eran violadas. Era más fácil que un español violara a una india que una española se cruzara con un indio. Los indios hombres eran apartados, explotados hasta la muerte o exterminados. Exterminio y explotación son variables que se repiten en toda América latina. Y la conclusión en la Argentina es clara: todos tendemos hacia el amerindio. Aunque haya sectores de la sociedad que se animan a negarlo.

–¿Quiénes?
–La clase media, principalmente. Curiosamente, la clase alta lo acepta, porque de algún modo es el orgullo de una pertenencia genuina, que da cierta idea de “aristocracia de la tierra”. Y aunque parezca mentira, creo que en esa negación, en esa ignorancia, radica uno de los problemas argentinos. Tenemos, desde el vamos, una visión falsa de nosotros mismos, una visión que la genética desmiente categóricamente.

–Bueno, es una hipocresía incrustada en nuestra propia imagen.
–Y a veces pienso que allí está la clave de nuestros problemas... ¿No lo ve así?

–No sé. Me deja pensando...

Informe: Leonardo Moledo / Pablo Castagnari

Fuente: Página 12 / 10 de Agosto de 2.005

sábado, 10 de mayo de 2014

Más del 50% de los Argentinos tiene sangre indígena, continúa el rescate cultural.

Más de 50% de los argentinos tiene sangre indígena y muchas etnias están abocadas al rescate de sus derechos y tradiciones
 ¿Alguna vez se ha preguntado de donde provienen sus ancestros? Trazar el árbol genealógico de una familia latinoamericana puede ser una red infinita en donde pueblos originarios, inmigrantes europeos, asiáticos y criollos se entremezclan de intrincada.
Y aunque ese crisol de sangres muchas veces se confabula contra los esfuerzos por mantener vivas nuestras raíces, varios movimientos indígenas están luchando contra el olvido del tiempo y la historia para restaurar su identidad. Cabe destacar el caso de Argentina, donde según un estudio más de la mitad de su población posee ascendencia indígena en su ADN, a pesar de haberse perdido en la memoria familiar. Sin embargo, solo el 1,5% de los argentinos, unas 600.000 personas, se reconoce perteneciente o descendiente de pueblos indígenas, de acuerdo a la última Encuesta Complementaria de Pueblos Indígenas (ECPI).

Una de las regiones más densamente pobladas por indígenas se trata del Norte Grande Argentino - que abarca el territorio de las provincias de Catamarca, Chaco, Corrientes, Formosa, Jujuy, Misiones, Tucumán, Salta y Santiago del Estero – donde pueblos como los wichi y los toba representan a más del 55% de los habitantes y el 27% de la población indígena del país.
La pérdida de la cultura de estos pueblos, perpetuada por la negación y la exclusión - en gran parte provocada por el desalojo forzoso de sus tierras- han convertido a Argentina en un caso excepcional en Latinoamérica: un 82% de la población indígena del país vive en áreas urbanas superando a los porcentajes de los pueblos indígenas de Chile y Bolivia, de acuerdo con la CEPAL.
Por otro lado, a diferencia del resto de Argentina, es en esta zona donde la pobreza ataca más: casi cinco millones de personas son pobres o viven en condiciones de extrema pobreza, según el último índice de desarrollo provincial. Solo el 20% de las rutas de la región se encuentran pavimentadas, situación que dificulta el acceso de la población a servicios básicos de salud o educación.
Pero desde hace varios años muchas etnias indígenas están reclamando el rescate de sus derechos y tradiciones. Y son las mujeres quienes, en muchos casos, se encargan de que las generaciones venideras tengan más presente que nunca su cultura ancestral.

Mujer Qom tejiendo canasto con hojas de palma
Celosas guardianas de la cultura indígena

Aureliana Gonzales forma parte de una de las etnias más emblemáticas de la zona del Norte Grande: el pueblo toba, cuyo nombre originario es Qom (varón, persona), al cual pertenece más del 10% de la población indígena del país y habitan en su mayoría en la provincia de Chaco.
“Vemos que se están perdiendo las costumbres y el idioma Qom. Junto a nuestros ancianos, que los consideramos un libro vivo, trabajamos sobre los relatos para luego transmitirlos a los más chicos en las escuelas”, explica mientras se lastima los dedos deshilachando hojas de palma que luego servirán como materia prima para artesanías.
Oriunda de Pampa del Indio, una localidad en el extremo norte de la provincia de Chaco, Aureliana es una de las “madres cuidadoras de la cultura qom”, un grupo de mujeres que trabaja en la recuperación de su cultura a partir de su rol de madres, a través de juegos, juguetes y de la apreciación de la naturaleza con la idea de para preservar la memoria, la identidad y la recuperación de sus tierras.
“Las mujeres qom, una vez que conforman su nuevo núcleo familiar, siguen residiendo en el mismo ámbito doméstico de la madre. Por eso, existen redes de solidaridad y de apoyo entre ellas muy fuerte. Y eso hace que tengan un gran protagonismo en estas sociedades”, afirma Fabiana Menna, antropóloga de la Fundación Gran Chaco y consultora del Banco Mundial.
Al igual que Aureliana, muchas de las madres cuidadoras viven a lo largo de los diferentes páramos que atraviesan la ruta provincial 3, el tramo que va desde Pampa del Indio hasta Villa Río Bermejito, la puerta de “el impenetrable chaqueño”, el monte donde habitan muchos de los Qom pero que para cualquier foráneo es misión imposible de transitar.

A lo largo de este corredor, recientemente pavimentado por el Ministerio de Planificación argentino con apoyo del Banco Mundial, para mejorar la integración y competitividad de la región de Norte Grande, es posible conocer los siete centros culturales que las mujeres han instalado, con la idea de revalorizar su cultura ancestral, a través de actividades como la venta de artesanías, la cocina con algarroba – un fruto típico de la zona- y diferentes actividades culturales.
Además, sobre este mismo camino es posible apreciar, aunque con un poco de suerte, los monos carayás, tatús – los armadillos del sur-, tapires y las famosas corzuelas, una especie de venado, las mismas especies que las mujeres qom luego representan en canastos y obras de cerámica. Para ellas, la ruta, ahora transitable, se ha convertido tanto en una propuesta turística como una entrada de dinero para sus familias.
“La idea es que la ruta pueda fortalecer la agencia de estas mujeres indígenas, es decir su capacidad de elección, acción y decisión a través de la apropiación de los beneficios y oportunidades que brinda la pavimentación de una nueva carretera”, comenta Verónica Raffo, especialista en infraestructura del Banco Mundial.

Escrito: María Victoria Ojeda
Fuente: El País (9 de Mayo de 2.014)

miércoles, 30 de mayo de 2012

La Tablamaya. Los Mayas y el nacimiento de sus hijos.

Según cuenta la historia, los mayas sabían el día exacto en que sus mujeres darían a luz, hacían un nudo (posiblemente con una cuerda) cada día del período de gestación. Marcaban sus estadísticas sobre la tabla y luego según la tabla sabían el género del futuro bebé.
Por lo tanto la TABLAMAYA proviene de los datos estadísticos que obtenían de esos estudios que ellos mismos realizaban.


Tablamaya
El  Método 

El método para observar la tabla es muy simple. Hay que buscar la edad de la mujer en el momento de concebir al bebé y el mes en que se produjo el embarazo.

Como saber el mes de concepción

Para saber el mes de concepción se deben sumar unos 14 días al último día de regla (FUR). De esta manera, una mujer de 28 años que quedará embarazada en Enero, Marzo, Mayo, Julio, Septiembre o Noviembre (siendo el mes esos 14 días después de la última regla) tendría un varón

Estás embarazada y deseas conocer el sexo de tu bebé por nacer, la manera de interpretar la tabla es la misma. Debes buscar la edad que tenías al quedar embarazada y el mes en que concebiste.

Según los Mayas varía el cálculo en el mes de cumpleaños porque se puede prestar a confusión, por lo que no es recomendable aplicar el cálculo de la Tabla Maya en el mes de cumpleaños.

Fuente: Organización para la Defensa de Pueblos Aborigenes.









domingo, 1 de mayo de 2011

EL 56% DE LOS ARGENTINOS TIENE ANTEPASADO INDÍGENA.

LO REVELA EL MAPA GENETICO DE ARGENTINA, UN ESTUDIO DE EXPERTOS DE LA UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES (UBA).

Lo determinaron mediante análisis genéticos. El resto de la población es de origen mayoritariamente europeo. Entre las personas que poseen huellas aborígenes en su ADN, sólo el 10% es indígena puro.
  
Sin saberlo y tallado en el ADN, los argentinos portan un mensaje de sus antepasados. Y en el 56% de los casos el que lo legó dejó escrito simplemente un solo dato: su origen amerindio. De la población actual, el 44% desciende sobre todo de ancestros europeos, pero el resto —la mayoría— tiene un linaje parcial o totalmente indígena. Así lo determinó un estudio realizado por el Servicio de Huellas Digitales Genéticas de la Universidad de Buenos Aires, a partir del análisis de casos en 11 provincias. "Lo que queda al descubierto es que no somos tan europeos como creemos ser", dice Daniel Corach, director del Servicio, profesor en la cátedra de Genética y Biología Molecular de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la UBA e investigador del Conicet. En una segunda etapa —junto a Andrea Sala, investigadora del Conicet, y Miguel Marino, becario de esa institución— analizaron comunidades aborígenes puras.

A partir de 1992, y tomando muestras de ADN al azar de un total de 12 mil personas, los científicos pudieron ir tirando del hilo de la madeja de los genes para reconstruir la historia de la población que vive en nuestro país. Querían saber cuánto había aportado la población originaria en la formación de la actual Argentina. Ahora, con el estudio terminado, parece que fue mucho.


El análisis implicó leer los códigos inscriptos en el ADN mitocondrial, que aportan todas las madres, y en el Cromosoma Y, que sólo tienen los hombres y que les legan los padres. Y, que al no combinarse durante la unión para crear un nuevo ser, permanecen inalterables en las distintas generaciones.

Los investigadores argentinos, a cargo del estudio, sabían dónde buscar en ese rompecabezas de códigos genéticos. El método aplicado no es nuevo. Se usa desde mediados de los años 90 y se reduce a una célula. En realidad a su núcleo y a las mitocondrias, dos sitios donde se encuentran moléculas de ADN. Porque, finalmente, todo se centra en esa sigla que designa a una molécula compuesta por dos cadenas de unidades químicas (Adenina, Timina, Guanina y Citocina). De dónde ellas se ubiquen depende el mensaje. Habría que pensarlo como un abecedario de cuatro letras que forman palabras. El mensaje da cuenta del organismo.

En esa larga hilera de combinaciones que forman al Cromosoma Y, hay un marcador conocido con siglas y números: DYS199. En ese lugar, en el caso de los amerindios, aparece una característica típica —y científicamente comprobada— que portan todos los miembros de esa comunidad y que se verificó en gran parte de los hombres argentinos. Pero esa característica genética, explican los científicos, no necesariamente se manifiesta con algún rasgo físico visible. "De ahí que se haya podido sostener tanto tiempo la creencia de que la mayoría de la población argentina es de origen europeo", dice Corach.

Después el equipo buscó en un área determinada de las mitocondrias, también en una región que se mantiene inalterable y que se identifica como HVR I. El resultado fue el esperado: la mayoría de la muestra tenía ascendente materno no amerindio. Es decir, había mayoritariamente madres europeas (53,3%).

La combinación de ambos datos dio que hubo cruzamiento y que en el 56% de los casos había un legado indígena en algún lugar del ADN. De este segmento de la población, sólo el 10% era amerindio puro, sin ningún componente europeo.

La sorpresa para Corach se explica así: "Se cree que las dos grandes matanzas de población aborigen terminaron con 30.000 personas. Se supone que había más población. Seguramente lo que sucedió es que ellos tuvieron descendencia que está presente todavía. Creo que se sobreestima el componente europeo".



















El científico sostiene que "la muestra del estudio es representativa porque incluye a la población urbana pero no sólo de la Capital Federal", explica. "Si analizamos a la población de Barrio Norte nos dará un alto porcentaje de origen europeo".

El método partió de un avance científico: desde hace unos años se sabe que parte de la historia queda registrada en el material genético que acarrean los humanos. Y tal novedad permite reconstruir el famoso "de dónde venimos" de la humanidad.

En un comienzo sólo pudo hacerse con el material aportado por las mujeres, que está en las mitocondrias. De ahí la polémica revelación de que las madres de todos los hombres era la "Eva mitocondrial", una mujer africana. A mitad de los años noventa, se pudo analizar el componente masculino, inscripto en el Cromosoma Y.

Ahora, Corach y compañía quieren averiguar cómo se movió esta población. Mientras tanto el mito fundacional está cuestionado. ¿Habrá que borrar esa parte de las guías de viaje y enciclopedias que dicen que más del 85% de la población argentina es de origen europeo.

Fuente: Silvina Heguy