Las muñecas
confeccionadas por mujeres otomíes de Querétaro se han consolidado como una
artesanía estatal de gran impacto nacional e internacional.
Las muñecas
confeccionadas por mujeres otomíes de Querétaro siguen siendo un juguete muy
apreciado en las comunidades indígenas, pero también se han consolidado como
una artesanía estatal de gran impacto nacional e internacional.
Las muñecas otomíes no
sólo son un juguete para las niñas indígenas, sino una artesanía que
refleja tradición, idiosincrasia, Cultura y raíces, lo cual le ha valido contar
con un museo en la capital queretana y un festival anual en su municipio de
origen, Amealco.
Doña Severa,
septuagenaria artesana de San Ildefonso, municipio de Amealco, refirió que las
muñecas todavía son muy apreciadas por las niñas indígenas para jugar en sus
ratos libres.
Mencionó que las niñas
de San Ildefonso y de otras comunidades indígenas de la jurisdiccional de
Amealco todavía tienen muy arraigada la costumbre de jugar con esas muñecas,
que son confeccionadas con tela de popelina y coloridos listones.
“Las niñas juegan a la
comidita, a la doctora, a los esposos, siempre junto con su muñeca otomí, esa
no la sueltan, es parte de ellas”, explicó la artesana, quien ofrece sus
productos en el Centro de Desarrollo Artesanal Indígena (Cedai).
Doña Severa agregó que
aunque hay otros juguetes que llegan a aquellas comunidades, las niñas
amealcenses prefieren las muñecas artesanales dado que a su decir, guardan
parte de la cultura indígena.
La artesana otomí
mencionó que las muñecas más pequeñas que se venden en el Cedai tienen un costo
aproximado de 40 pesos, mientras que las más grandes alcanzan los 100 pesos.
“Una muñeca chica la
hacemos en uno o dos días, pero una grande nos lleva cinco o seis días, según
cómo andemos de trabajo”, aseguró Doña Severa, quien recordó que desde niña se
ha dedicado a la artesanía.
En cuanto al material
utilizado para la confección de las muñecas, indicó que se utiliza tela de
popelina dado su bajo costo, además de listones de diversos colores, que son la
característica esencial del apreciado producto.
En noviembre de 2016
se llevó a cabo el Cuarto Festival Nacional de la Muñeca Indígena, con la
participación de más de 200 artesanos de 18 estados del país.
Precisamente para
mantener intacto el valor de la muñeca indígena, el Cedai cuenta con un museo
dedicado a ese producto artesanal indígena.
En ese espacio se
menciona que el juego es una forma de conocer y aprender los conceptos, las
prácticas y los roles que una comunidad, desde su propia cultura, espera de
cada uno de sus integrantes.
“LAS MUJERES INDÍGENAS
VISTEN A SUS MUÑECAS CON LAS PRENDAS Y ACCESORIOS QUE ELLAS MISMAS UTILIZAN
COTIDIANAMENTE O CON EL TRAJE DE GALA PARA LAS FIESTAS”, SE SEÑALA.
De esa manera se
transmite a las niñas la memoria de las tradiciones textiles, del gusto en el
vestido y de los diseños que distinguen a su comunidad.
Además, las muñecas
indígenas se han convertido en un objeto de colección, sobre todo para los
extranjeros, lo cual permite a sus autoras dar a conocer su obra más allá de
las fronteras nacionales.
Al confeccionar y
vestir una muñeca, están presentes también nociones sobre el cuerpo humano,
roles de género y la estructura social de las comunidades indígenas.
Incluso, en abril de
2016 el antropólogo Román Sauza López presentó a Xahni, una muñeca bilingüe que
cuenta con un dispositivo electrónico que reproduce siete frases en español y
en otomí.
En su momento, el
antropólogo egresado de la Universidad Autónoma de Querétaro (UAQ) señaló que
el objetivo de Xahni es coadyuvar a rescatar las lenguas y culturas indígenas
en México, especialmente el otomí o hña hilo de Santiago Mexquititlán,
municipio de Amealco.
“Las muñecas son como
un retrato de nosotras mismas, con nuestras características culturales y
sociales”, aseguró visiblemente orgullosa Doña Severa.
Fuente > NotiMex –
4 de Enero de 2.017
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