Vivimos en una sociedad que nos enseña a perseguir lo útil, pero no siempre a valorar lo verdaderamente importante.
El dinero se gana, la amistad se cultiva.
Lo útil se usa... Lo valioso, se atesora.
Y lo más curioso es que, aunque lo valioso no tiene precio, muchas veces lo olvidamos por correr tras lo que sí lo tiene.
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