Respirar aire puro es un derecho esencial. Un aire sano mantiene el equilibrio natural de los gases que hacen posible la vida y nos permite disfrutar de un entorno más seguro y saludable.
La contaminación del aire continúa siendo una de las mayores amenazas para la salud. La exposición diaria a partículas y gases contaminantes afecta directamente nuestras vías respiratorias y puede agravar alergias, asma y otras enfermedades pulmonares. Incluso puede influir en la salud del corazón, ya que las partículas finas llegan al torrente sanguíneo y aumentan el riesgo de problemas cardiovasculares. En los niños, puede afectar el desarrollo de sus pulmones; en adultos mayores, incrementar la probabilidad de complicaciones de salud.
Cuidar el aire es cuidar nuestro futuro. Podemos aportar desde acciones cotidianas: caminar o usar transporte sostenible, reducir el consumo energético en el hogar, reciclar y reutilizar materiales, y evitar quemar desechos que liberan contaminantes.

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