Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

miércoles, 20 de diciembre de 2017

La foto de una nena tomando agua de un charco conmueve y se viraliza


Compartido por Miguel Rios en la Red Social Facebook
Escrito por Ernesto Azarkevich

Pertenece al pueblo mbya. Estaba en una plazoleta con sus hermanos.

La imagen es impactante. Una nena mbya intenta saciar la sed en un pequeño charco de una plazoleta de Posadas que se convirtió en su hogar, mientras sus padres y hermanos tratan de vender algunas artesanías. La foto fue publicada en la red social Facebook y ya fue compartida más de 1.200 veces, además de generar todo tipo de comentarios.

Miguel Ríos, un joven con marcado compromiso social, fue quien se encargó de difundir la imagen, que había sido tomada por otra persona sobre la avenida Mitre, a menos de diez cuadras de la Casa de Gobierno de Misiones.

“Mientras el país se prende fuego, esta niña guaraní se hidrata desde el suelo. Algo estamos haciendo mal como sociedad, ¿no?”, posteó en horas de la noche.

A raíz de algunas críticas que recibió por la publicación, Ríos sostuvo que su intención fue que “de una vez por todas se tome debate social respecto a un problema que muchas veces como nadie reclama nada, no se hace nada, y los que deberían hacer algo, se llenan los bolsillos”. Y agregó que “es una foto para cuestionarnos muchas cosas y que se den cuenta de una vez por todas que ellos no eligen vivir así, sino que la situación en que viven los llevó a eso”.

En otro posteo, Ríos aclaró que los mbyá fueron asistidos por quien tomó la desgarradora imagen. Sobre la foto, dijo: “Yo tomé la decisión de subirla en mi Facebook para que tomen conciencia de una vez por todas, es la realidad que estamos viviendo. Creo que la mejor manera de protestar es esta, ya que los que deberían encargarse de ellos el único interés que tienen es de robar. Dejemos de tapar el sol con la mano y de una buena vez que se hagan cargo o, si no, salgamos a escracharlos!”.

En Misiones viven unos unos 6.500 mbya en poco más de 200 aldeas. Su principal fuente de ingresos son la venta de las artesanías y sobreviven de la escasa asistencia que les brinda la Dirección de Asuntos Guaraníes.

Cuando las familias mbya viajan a Posadas para vender sus productos, viven durante días en las plazoletas porque no cuentan con albergues. Mientras sus padres ofrecen cestos y tallas, los pequeños se instalan en los semáforos a mendigar.
Fuente

Diario Clarin (Buenos Aires-Argentina) – 18 de Diciembre de 2.017

Escena en una aldea - Compartido por Enrique Hopman

La niña y el charco

Por Claudia Fernández Chaparro *

Sería injusto decir que “esto antes no pasaba” como vi en algunas redes sociales, porque esta no sería la centralidad de la cuestión. La imagen de una niña de la comunidad mbyá guaraní en una plaza de Misiones, tomando agua de forma anormal, y digo anormal porque no es una forma “humana”, es atroz. Ahí no hay vaso, no hay mesa, no hay familia, no hay tele, ni agua potable, ni juguetes que la rodeen. La niña toma agua en el piso y de un charco, como haría instintivamente un animalito.

Esa imagen, dicen, está dando vuelta el “mundo”. ¿Será el “primer mundo?” Supongo que muchos estarán avergonzados, ya que cada vez que se imaginan en ese sobrevaluado primer mundo quieren que nos vean como triunfantes y ganadores. Nunca esto, porque esto es lo que no queremos ver, es lo que criticamos. Porque esa niña pertenece a un sector social que está reclamando algo que muchos creen injusto.

Esto es como ir al psicólogo. Lo tenés todo el tiempo delante de tus narices, pero un día alguien te dice o muestra algo, y ése algo te rompe la cabeza. Un persona le sacó una foto a ese momento, los editores de muchos medios no dudaron, la publicaron. ¿Está bien? Bueno, no se le ve la cara, pero seguramente sería fácil identificarla. Estaríamos frente a un dilema similar que tuvo el fotógrafo Kevin Carter cuando retrató a un niño desnutrido acechado por un buitre, que le valió un Pulitzer en 1994 y muchas críticas, pero que desnudó la hambruna y la conflictividad social en el desierto de Sahara en Sudán. Sería muy hipócrita pensar en este punto, en sus derechos vulnerados, cuando todos lo están. Y quienes pensamos en más y mejores formas del abordaje mediático nos preguntamos si no hay mal que por bien no venga. Porque, al parecer, muchas personas que vieron la foto y se conmovieron, ahora les llevan agua y comida a este grupo de gente que acampa en una plaza argentina allá en Misiones, donde es más fácil vender sus artesanías a mejor precio y que es el único sustento de las más de 6000 personas que integran la comunidad.

Esa imagen nos devuelve a una sociedad que estuvo y es indiferente. No puede pasar esto, no puede bajo ningún concepto. Y esto no compete a un partido o a una ideología. Esto compete a la humanidad. Tenemos la obligación moral y espiritual de devolverle a esa niña su infancia, sus derechos. Y hasta tanto esto no pase no podemos seguir con otras cosas, porque hay una niña tomando agua de un charco en la vereda. Y eso, está muy alejado de la condición humana.

* Especialista en infancia.

Fuente> Pagina 12 – 22 de Diciembre de 2.017


Fotografia Periodico Misiones On Line (Posadas)

Mañana estaremos hablando  y ocupándonos de otra cosa

La paradoja de que el agua envasada que comercializa una empresa con participación estatal provenga supuestamente de una de las mayores reservas de agua dulce del mundo llamado irónicamente “Acuífero Guaraní”, del que los dueños originales de la tierra y por ende del acuífero no reciben “regalías”, contrasta con la imagen de la niña mbya Guaraní ¿tomando agua? de un charco en el piso, no hay certeza, tal vez estaba jugando, pero sí es una niña en situación de vulnerabilidad de los que hay millones en todo el mundo.

La foto resultó impactante para casi todo el mundo, al punto de que se viralizó en las redes sociales y medios de todas las latitudes se comunicaron con este portal que la publicó y con quien logró la imagen. A ella, personalmente, expresé que a mí en lo personal no me impactó algo que considero cultural y que yo mismo tomaba agua del arroyo El Rey en mi infancia en Reconquista (Santa Fe), como seguramente lo hicieron durante siglos los pueblos originarios, también los guaraníes, como lo pueden certificar académicamente, mejor que este periodista, estudios antropológicos que abundan al respecto.

Lo irónico de toda esta historia es que días después de que se lograra y publicara la foto de la niña se publicó en este medio y la mayoría de los medios de la provincia de Misiones la entrega de títulos (con foto incluida) a integrantes de la comunidad mbya Guaraní que habían completado sus estudios docentes. Esta noticia y su foto no se viralizo. Tampoco las noticias de integrantes de la comunidad destacados en otras áreas, y voy a mencionar solo dos, un director de cine y un estudiante de medicina en Cuba, se han viralizado.
Nos hay dudas que el morbo “paga” como se dice en la jerga televisiva, pasó con la del niño migrante subsahariano muerto en una playa europea y el niño sirio ensangrentado sentado en una ambulancia luego de un bombardeo, cuyas fotografías ocuparon las crónicas internacionales durante varias semanas, pero poco se dijo del motivo por el cual estas familias huyen de sus territorios y por que se bombardea indiscriminadamente países del medio oriente, indudablemente uno de los motivos de las masivas migraciones. Nos lamentamos del niño muerto y del niño sirio herido porque realmente conmueve, como conmovió, aunque menos trágica, la foto de la niña mbya, pero estos arbolitos nos tapan el bosque.

Tanto la muerte de este niño cuyo cadáver logró ser fotografiado, mueren miles a diario de hambre y sed (sí sed) y por efecto de los bombardeos cotidianos, así como la imagen de la niña agachada en la plazoleta de Posadas, reitero que no me consta si estaba tomando agua o estaba jugando, son la punta de un iceberg que no queremos ver o tapamos con otras noticias que hacen a la cotidianeidad o con las subjetividades noticiosas construidas por quienes manipulan las informaciones que dan la vuelta al mundo, donde las guerras y la indiferencia siguen matando hasta que aparece la foto de un niño con sus derechos vulnerados y reaccionamos indignados, pero mañana estaremos hablando y ocupándonos de otra cosa, por supuesto menos trágicas. 

Emilio Juri (Periodista)  

Misiones On Line 22 de Diciembre de 2.017 



No hay comentarios:

Publicar un comentario