No pido milagros y
visiones, Señor, pido la fuerza para la vida diaria. Enséñame el arte de los
pequeños pasos.
Hazme hábil y creativo
para notar a tiempo, en la multiplicidad y variedad de lo cotidiano, los
conocimientos y experiencias que me atañen personalmente.
Ayúdame a distribuir
correctamente mí tiempo: dame la capacidad de distinguir lo esencial de lo
secundario.
Te pido fuerza,
auto-control y equilibrio para no dejarme llevar por la vida y organizar
sabiamente el curso del día.
Ayúdame a hacer cada cosa
de mi presente lo mejor posible, y a reconocer que esta hora es la más
importante.
Guárdame de la ingenua
creencia de que en la vida todo debe salir bien. Otórgame la lucidez de
reconocer que las dificultades, las derrotas y los fracasos son oportunidades
en la vida para crecer y madurar.
Envíame en el momento
justo a alguien que tenga el valor de decirme la verdad con amor.
Haz de mí un ser humano
que se sienta unido a los que sufren. Permíteme entregarles en el momento
preciso un instante de bondad, con o sin palabras.
No me des lo que yo pido,
sino lo que necesito. En tus manos me entrego.
¡Enséñame el arte de los
pequeños pasos!
Antoine de Saint – Exupery
(Oración de El Principito)
Compartido por Patricia Brondo – Maestra del Año
de Mendoza 2.016 - República Argentina
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