El libro de Alicia
Panero habla acerca de las enfermeras e instrumentadoras quirúrgicas civiles
que estuvieron en las islas.
Las voces de las
mujeres veteranas de la guerra de las Malvinas son rescatadas
por primera vez en un libro a través del cual la escritora Alicia Panero asume
el desafío de contar cómo es vivir en el olvido, pasados ya 33 años del
conflicto bélico cuyo fecha de inicio se recuerda hoy.
"Estas mujeres
no figuran ni en un libro de historia; se las omitió y no formaron parte de los
procesos de construcción de la memoria colectiva", refiere la autora de
"Mujeres Invisibles" acerca de las enfermeras e instrumentadoras
quirúrgicas civiles que curaron a los soldados argentinos heridos en las
batallas por las islas.
Panero cuenta que
algunas de ellas no habían vuelto a hablar del tema, hasta ahora.
"Todas
sufrieron traumas muy fuertes por estar en contacto con los heridos",
relata la escritora e investigadora, que trabaja y vive en una institución
militar de Córdoba junto a su marido, que es militar.
Todas sufrieron
traumas muy fuertes por estar en contacto con los heridos.
Algunas a bordo del
buque argentino Irízar, otras en una suerte de hospital ambulante en la ciudad
patagónica de Comodoro Rivadavia y otras en centros militares, la edad de las
decenas de mujeres que participaron en la guerra oscilaba los 25 años, aunque
también las hubo de 15.
"El rol
fundamental de estas mujeres, además de la parte médica, era la contención
afectiva a los soldados, que volvían con frío, con hambre -porque no les daban
de comer- golpeados, amputados o quemados", explica la escritora.
"Cuando estas
chicas volvieron a sus hogares, en diferentes puntos del país, nunca mas
hablaron, estaban en estado de bloqueo", asegura Panero, quien resalta que
"ellas sabían que no tenían que hablar ni durante ni después de la guerra,
y ni siquiera se les permitía llorar".
Cuando estas chicas
volvieron a sus hogares, en diferentes puntos del país, nunca mas hablaron,
estaban en estado de bloqueo.
El conflicto bélico
representó durante mucho tiempo para estas mujeres "un hecho vergonzante
porque se las vinculaba a la dictadura", según describió la autora en una
entrevista con la agencia EFE.
En su libro, Panero
comparte historias como la de Alicia Reynoso, una exenfermera que, luego
de haber sufrido un accidente cerebrovascular en 2010, mencionó a su terapeuta
que la estaba "pasando tan mal como en la guerra" y se abrió a hablar
de lo que había callado tantos años.
A pesar de haber
prestado servicio y vivido la crudeza del conflicto en primera persona, estas
varias decenas de mujeres no fueron reconocidas socialmente por su labor, no
reciben pensión ni fueron incluidas en la ley que reconoce a los veteranos y
los caídos de la guerra de las Malvinas.
"En la ley
argentina, sólo es considerado veterano de guerra el que estuvo dentro de
cierto perímetro de las islas y ellas no entran en esta categoría",
explicó Panero, quien aclara que sólo una de ellas, Liliana Collino, pisó el
archipiélago según los registros y recibe pensión, pero la mujer prefiere
"no volver a hablar del tema".
En tanto, las que
sirvieron en los centros de la Fuerza Aérea son reconocidas simbólicamente como
"veteranas" por esta institución, pero en los hechos no reciben la
pensión vitalicia otorgada a los militares y civiles que estuvieron en el
teatro de operaciones.
"Recién 30 años
después del conflicto, el Congreso mandó una medalla a estas mujeres y se las
invitó por primera vez a participar de un desfile", cuenta la
investigadora.
A partir de la
lectura del libro de Panero, Hilda Aguirre de Soria, senadora nacional riojana
por el Frente para la Victoria, redactó un proyecto para que se reconozca a las
veteranas y se les otorgue el derecho a una pensión vitalicia.
Diario Los Andes
(Mendoza-Argentina) – 2 de Abril de 2.015
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