Se incendian los cerros se incendian...
Se queman las ciudades y el poder superfluo y cholulo observa cómo se agrisa en cenizas lo que el dinero supo conseguir...
Se escapa el mar se escapa...
Se mueven las barcas en el vaivén de olas amplias y majestuosas que reafirman el poderío de su fuerza implacable...
Se cuela el viento se cuela...
Se vuelan tejados y techos de chapa, el rico y el pobre observan y estiran las manos, no pueden detener la ráfaga que los iguala...
Se enoja la tierra se enoja...
Incómoda se retuerce y agrieta. Desértica y envenenada se decepciona y encoge. Los ojos humanos miran pero no entienden y humea la fábrica mientras el operario tose su vida enferma y el patrón acumula el vil engaño que alimenta al ávaro.
Y lloverá fuego y piedras.
Y el tornado será gigante y sin fin
Y se abrirá el suelo y el cielo caerá deshilachado
Es y será por lo explotado y manifestado. Por cada pequeña cosa alterada del perfecto orden creado.
Que los ojos vean que la igualdad ruge en el infortunio y no hay poder que salve a nadie.
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