Equinoccio de marzo, equilibrio entre la luz y la oscuridad.
Y con el otoño comienza en el Sur un tiempo de introspección, de contemplación, de autobservación, de observar nuestras propias sombras, nuestros propios temores y miedos y trasmutarlos en luz.
En el otoño, la tierra descansa, luego de entregar su cosecha, así nosotros también debemos descansar de la extrema externalización que nos ofrece el verano y recogernos en la quietud y el silencio de nuestro Ser.
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