Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

jueves, 21 de agosto de 2025

Dolor


martes, 19 de agosto de 2025

Luz e Iluminación


Mbya Guaraníes


En el corazón de Misiones, una familia de la comunidad Andrés Guazurarí resiste y florece.
Entre la deforestación y los pinos que avanzan, cultivan orquídeas. La selva les habla y cada planta tiene un nombre, un remedio, un secreto que hasta los más pequeños aprenden y transmiten. La medicina vive en su palabra.

Resistir es permanecer en el monte, es sanar con hierbas, es sembrar vida donde otros solo ven negocio y desmonte.

Misiones. Argentina

Escrito poe Erica Voget


19 de Agosto - Día Mundial de la Fotografía


miércoles, 13 de agosto de 2025

Ser con tu espiritú - Aenau de Tera


martes, 12 de agosto de 2025

DAR


El camino de la sabiduría...


PAZ


11 de Agosto - Incorporación de los Derechos Indígenas a la Constitución Nacional Argentina



Se cumplen hoy 31 años desde que se incorporaron los derechos indígenas en la Constitución Nacional.

Fue en agosto de 1994 cuando el Estado argentino reconoció, por primera vez, su preexistencia étnica y cultural.

Fue un hecho histórico, producto de una larga lucha que culminó con la aprobación, unánime y por aclamación, de la inclusión del inciso 17 en el artículo 75, que dejó en el pasado el polémico artículo 67 inciso 15 de la Constitución de 1853.

Indígenas de todo el país formaron parte del proceso y, según recuerdan los constituyentes de la época, no faltaron a ninguna reunión.

Tras su aprobación, se vivió en el recinto un momento muy emotivo, en el que entre gritos de alegría, abrazos, y aplausos, la esperanza al fin se hacía carne.

El Pueblo Mbya formó parte de esta lucha con representantes de varias Comunidades, aunque hoy algunos ya no están: Luis Duarte, Sebastián Castillo y Santiago Velázquez.

También fueron parte Germino Duarte y Ángel Ramos, memoria viva de aquel tiempo. Éste último, el año pasado al cumplirse los 30 años, recordó: “Fue un momento histórico, para mí y para todos los Pueblos Indígenas, mucha emoción, lloramos todos. Se logró lo que esperábamos, que se nos incorporara en la Constitución Nacional”.

“Hoy, a tres décadas de este momento, la distancia entre aquel reconocimiento y la realidad, es abismal. Aún no existe una implementación plena de esos derechos, y aunque estén reconocidos, todavía se siguen negando, incluso desde el propio Estado”, indicó en un comunicado EMIPA (Equipo Misiones Pastoral Aborígen).

Ahora, representantes de los Pueblos Indígenas del NEA se unieron en apoyo a las Comunidades que habitan en Formosa y Santa Fe, para la redacción de un nuevo artículo de las Cartas Magnas provinciales a fin de modernizar y fortalecer el reconocimiento de sus derechos.

“Mientras, en Misiones, la incorporación en la Constitución Provincial de los derechos indígenas continúa siendo una vergonzosa deuda del Estado”, dice EMIPA.

La Ley 4.000, aprobada en 2003, establecía su implementación, pero el Gobierno de Misiones jamás llamó al referéndum obligatorio para que pudiera incorporarse la enmienda al artículo 9 de la mencionada Constitución, según el artículo 178 de la misma, ante el silencio de los diputados.

“Es el olvido más grande que tiene esa Constitución, olvidarse de los Pueblos Originarios”, recordó Ricardo Biazzi, Convencional Constituyente del 1994.

“Sin embargo, el Pueblo Mbya en Misiones aún sigue dando pelea por esta causa, ahora en la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como también lo hace a diario por la defensa de sus territorios ancestrales. Por eso esta fecha, hoy es un recordatorio de las deudas pendientes y de las luchas vigentes”, indico EMIPA.

Plan B/ Comunicado EMIPA 11-8-2025

domingo, 10 de agosto de 2025

LA EXPANSIÓN GUARANÍ: REDEFINIENDO UN LEGADO MILENARIO.


La historia de las migraciones humanas está repleta de relatos de resiliencia y adaptación, pero pocas son tan impresionantes como la expansión guaraní.

Un reciente estudio publicado en Archaeological and Anthropological Sciences por Loponte et al. (2025) nos ofrece una perspectiva actualizada y rigurosa sobre este fenómeno extraordinario, redefiniendo nuestra com-prensión de cómo una sociedad canoera de forrajeros-horticultores se extendió por más de 2500 km en un período relativamente corto. Este trabajo no solo contextualiza la relevancia de esta migración, sino que tam-bién desvela sus fases, tasas y las profundas implicaciones para la arqueología de Sudamérica.

● CONTEXTUALIZANDO LA MIGRACIÓN GUARANÍ: UN VIAJE HISTÓRICO Y ARQUEOLÓGICO

El corazón de este estudio reside en la unidad arqueológica guaraní, un concepto que agrupa la cultura mate-rial y los comportamientos asociados a las antiguas poblaciones de forrajeros-horticultores del Holoceno tardío. Estas poblaciones, intrínsecamente ligadas a la familia lingüística Tupí-Guaraní (subgrupo Guaraní), protago-nizaron una de las expansiones más notables registradas entre las sociedades preindustriales conocidas. Su viaje los llevó desde la Amazonia suroccidental hacia las vastas tierras bajas de América del Sur, abarcando gran parte de la cuenca del Río de la Plata y la vertiente costera del Atlántico en el sureste de Brasil.

El objetivo central de la investigación es refinar la cronología y las dinámicas de esta expansión. Los autores buscan una mejor alineación con los modelos de dispersión lingüística y, al mismo tiempo, ofrecer nuevas perspectivas sobre cómo sociedades con un dominio tan avanzado de la navegación en canoa pudieron cubrir territorios tan extensos en un lapso arqueológico relativamente breve.

Para comprender la magnitud de este fenómeno, es fundamental conocer el modo de vida de estas poblacio-nes. Los guaraníes eran forrajeros-horticultores, lo que implica una estrategia de subsistencia combinada: la recolección de plantas silvestres y la caza en los jardines se complementaba con una agricultura de tala y quema (policultivo). Sus cultivos principales incluían tubérculos tropicales como batatas, ñame y mandioca, así como cacahuetes, frijoles, calabazas y, de manera crucial, maíz. Sus asentamientos se ubicaban típicamente adyacentes a cursos de agua, en bosques tropicales y subtropicales de tierras bajas, evitando las zonas áridas o elevaciones superiores a los 600 metros sobre el nivel del mar. En este contexto, el uso de canoas no fue meramente una facilidad, sino una tecnología fundamental que les permitió cubrir amplias distancias y facilitar la cooperación entre asentamientos distantes, un factor clave en su éxito expansivo.

LA INVESTIGACIÓN AL DETALLE: DESVELANDO LA EXPANSIÓN
Para desentrañar las complejidades de esta migración, los investigadores compilaron una extensa base de datos cronológica. Esta base incluye 228 dataciones por radiocarbono ($^{14}$C) y 85 dataciones por termo-luminiscencia (TL), sumando un total de 313 fechas. Es crucial destacar el riguroso enfoque del estudio en la fiabilidad de estas fechas. Se excluyeron aquellas con atribuciones incorrectas a sitios o capas guaraníes, así como los valores atípicos extremos o las dataciones de baja calidad que podrían comprometer la robustez del marco cronológico. Las dataciones de radiocarbono se calibraron utilizando la curva SHCal-20 con el programa OxCal, proporcionando rangos en formato BCE/CE (Antes de la Era Común/Era Común).

Para el análisis de los datos, el equipo empleó diversas herramientas estadísticas avanzadas: Análisis de Coe-ficiente de Silueta (SCA), Análisis de Conglomerados Jerárquicos (HCA), Análisis de Componentes Principales (PCA) y Distribución de Probabilidad Sumada (SPD). Estas herramientas, complementarias entre sí, permitie-ron agrupar los rangos cronológicos y observar patrones de dispersión y densidad poblacional, revelando una narrativa mucho más compleja de lo que se había asumido previamente.

● HALLAZGOS CLAVE: CUATRO FASES DE EXPANSIÓN
La investigación reveló un patrón de dispersión de norte a sur, que se agrupa en cuatro fases cronológicas principales, cada una con sus características distintivas:

● FASE I (500 a 800 CE): LA COLONIZACIÓN INICIAL
Antigüedad y Origen: La evidencia más sólida para el inicio de la colonización guaraní en la cuenca del Plata se sitúa alrededor del 500 ± 100 CE. Los sitios más antiguos identificados (Ragil, João Batista, Lagoa Seca, Boreví) se encuentran estratégicamente ubicados cerca de la región de la triple frontera entre Mato Grosso do Sul, Paraná (Brasil) y Paraguay.

Naturaleza de la Ocupación: El registro arqueológico de estos primeros sitios ya muestra todas las característi-cas típicas de la cultura guaraní plenamente formadas, lo que sugiere un origen alóctono (de fuera), probable-mente desde la Amazonia suroccidental, en línea con los datos lingüísticos que indican la cuna de la lengua Tupí-Guaraní en esa región.

Densidad Poblacional: Esta fase no indica una aparición súbita y masiva de población. Por el contrario, parece corresponder a poblaciones fundadoras con baja densidad demográfica. La señal arqueológica es débil, y la ocupación del espacio fue discontinua, probablemente influenciada por la presencia de poblaciones preexis-tentes que competían por los recursos y el territorio.

 FASE II (800 a 1300 CE): EXPANSIÓN MODERADA Y ADAPTACIÓN COSTERA
Expansión Territorial: En esta fase, los guaraníes se expanden hacia los estados de Santa Catarina y Rio Grande do Sul. La costa atlántica fue alcanzada alrededor del 1000 CE, y la sección media del río Uruguay, algunos si-glos después. Curiosamente, la expansión en esta latitud favoreció el este (zonas de selva tropical) sobre el sur (bosques ribereños subtropicales más empobrecidos), lo que sugiere una preferencia por entornos que se ajustaban mejor a su modo de vida.

Crecimiento Poblacional: Aunque se observa un ligero incremento en el número de sitios, la señal arqueológica sigue siendo moderada y no se detecta una "saturación" del paisaje. La estrategia de ocupación continuó sien-do discontinua, indicando un crecimiento sostenido pero no explosivo.

 FASE III (1300 a 1600 CE): EL PICO DEMOGRÁFICO Y LA MÁXIMA EXTENSIÓN
Cobertura Territorial: Este período marca la mayor extensión territorial de la ocupación guaraní, con su llegada al Delta del Paraná y al Río de la Plata alrededor del 1300 CE. Esto demuestra la capacidad de esta sociedad para colonizar entornos geográficamente diversos.

Explosión Demográfica: Coincide con un aumento significativo en el número de sitios habitados, lo que sugiere un notable crecimiento poblacional que probablemente llevó a la saturación del espacio en varias áreas. Los análisis de SPD (Distribución de Probabilidad Sumada) muestran un crecimiento exponencial a partir de 1250-1300 CE, desmintiendo modelos previos que sugerían un pico demográfico alrededor del 1000 CE. Esta explo-sión demográfica es un testimonio del éxito adaptativo de la cultura guaraní.

● FASE IV (1600 CE EN ADELANTE): RESILIENCIA Y RETRACCIÓN EN TIEMPOS HISTÓRICOS

Contexto: Esta es la fase más reciente, que coincide con el inicio de la expansión europea en América del Sur. La llegada de los colonizadores representó un punto de inflexión que alteraría drásticamente las dinámicas de las poblaciones indígenas.

Patrón de Asentamiento: Los sitios guaraníes de este período se concentran en regiones que permanecieron fuera del control europeo (como el alto valle del río Uruguay, el Alto Paraná y partes del norte de Rio Grande do Sul). En contraste, los sitios guaraníes desaparecen o disminuyen significativamente en áreas bajo control europeo, como el Delta del Paraná o la costa atlántica de Brasil, evidenciando el impacto de la colonización.

Movimientos Poblacionales: Esta fase representa un período de resiliencia y una retirada geográfica abrupta ha-cia el interior. Sin embargo, también hubo una nueva diáspora, con reubicación en Misiones Jesuíticas (lo que alteró profundamente sus tradiciones culturales), dispersión en áreas marginales o previamente desocu-padas, e incluso integración en los centros coloniales, donde algunas prácticas culturales como la alfarería lograron persistir como testimonio de su legado.

TASAS DE MIGRACIÓN Y SU SIGNIFICADO
El estudio también calculó las tasas de expansión, proporcionando una medida cuantitativa de la velocidad de esta migración. En general, los resultados oscilan entre ~1.3 y ~2.8 km por año, con variaciones según la re-gión:

Desde la cuenca superior hasta el Delta del Paraná (cubriendo 1370 km en 826 años), la tasa fue de ~1.7 km/año.

Hacia las cabeceras del río Uruguay (cubriendo ~800 km en 331 años), la tasa fue de ~2.4 km/año.

Hacia la costa atlántica (cubriendo ~1400 km en ~500 años), la tasa fue de ~2.8 km/año.

Estas tasas, aunque variables, son sorprendentemente inferiores a las reportadas para otras migraciones que también dependían de la navegación. Esta variabilidad se espera y puede atribuirse a la diversidad de paisajes encontrados, la resistencia al movimiento impuesta por factores ecológicos y topográficos, y la presencia de poblaciones preexistentes que podrían haber ralentizado o desviado la expansión guaraní.

 IMPLICACIONES Y FUTURAS DIRECCIONES

Esta investigación no solo revisa la cronología y la geografía de la expansión guaraní, sino que también ofrece nuevas perspectivas sobre la dinámica demográfica y las estrategias de colonización. La evidencia de fases de baja densidad poblacional y ocupación discontinua, seguida de un auge demográfico y la saturación del espa-cio, desafía modelos anteriores que proponían una expansión más uniforme y temprana. Esto reconfigura nuestra comprensión de cómo las sociedades preindustriales lograron colonizar vastos territorios.

A pesar de los avances significativos, el estudio subraya varias limitaciones y áreas cruciales para futuras inves-tigaciones:

La distribución geográfica desigual de los datos cronológicos actuales deja grandes áreas, como el Pantanal, el interior de Mato Grosso do Sul, Paraguay, Bolivia y la provincia de Misiones, subrepresentadas. Es crucial obte-ner más muestras de estas regiones para lograr una imagen completa.

La falta de información sobre el tamaño de los sitios guaraníes impide evaluar tendencias de agrupamiento o dispersión poblacional a lo largo del tiempo, un dato que sería invaluable para entender la organización social.

Existen desafíos en la datación de la Fase IV (período colonial temprano) debido a la anchura de los rangos de calibración del radiocarbono y la posibilidad de que las muestras reflejen actividades de colonos europeos en sitios guaraníes abandonados. Aquí, la termoluminiscencia se presenta como una oportunidad prometedora para refinar esta cronología.

Se necesita una validación continua de las metodologías de datación y la obtención de datos paleoclimáticos más precisos para establecer conexiones más detalladas entre los cambios ambientales y la expansión guar-aní.

El estudio examina la expansión de los guaraníes desde el suroeste de la Amazonía hacia el sureste de Suda-mérica, cubriendo una gran parte de la cuenca del Río de la Plata y la vertiente costera atlántica del sureste de Brasil. Este proceso migratorio abarcó más de 2500 km.

En última instancia, el estudio enfatiza la importancia de la cooperación internacional y la generación consis-tente de nuevos datos de campo y laboratorio bajo estándares compartidos para impulsar el crecimiento teó-rico y metodológico de la arqueología guaraní. La expansión guaraní, con su combinación de migraciones a larga distancia lideradas por poblaciones pioneras y movimientos más cortos, tiene profundas implicaciones para la dinámica de metapoblaciones, la evolución cultural y los sistemas de innovación y aprendizaje dentro de esta fascinante sociedad.
Colaboracion Carlos Settembrini 

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Martina Chapanay, la leyenda




Corría el año 1800. Las Provincias Unidas ni siquiera soñaban con existir. San Juan no era desierto: era pantano, laguna, barro caliente, donde la historia todavía no se atrevía a meter los pies. Allá, en medio del humedal salvaje, nació Martina Chapanay. Hija de un cacique huarpe, Ambrocio, y de una blanca tomada por la fuerza de los tiempos, Mercedes González. Desde la cuna tuvo dos sangres cruzadas en el pecho: una que galopaba como yegua cimarrona, otra que lloraba como cautiva vieja.

Montó antes de caminar. Se trepó al lomo de un potro como quien se trepa a la vida: sin permiso. Aprendió a nadar en charcos turbios, a rastrear huellas como si fueran versos rotos, a resistir el frío como un jarillal seco y el calor como médano pelado. Le quisieron enseñar buenas costumbres. Le enseñaron la cárcel del vestido, el rosario forzado, la sonrisa bajita. Un día cerró por dentro la puerta de su casa de pupilas, encerró a todos los que la querían amaestrar, y se fue. Nunca más volvió.

Por eso la llamaban la machorra. No era insulto: era leyenda. En el campo, una machorra es una hembra que no pare. En los labios de los hombres, una que no se deja montar, ni domar, ni callar. Le decían así porque se vestía como gaucho, dormía con el cuchillo envuelto en cuero bajo el poncho, escupía donde quería y no se ruborizaba ante ningún varón. Parecía hombre, decían. Pero no era ni macho ni hembra: era ella misma. Indómita. Incómoda. Libre.






En 1816, cuando San Martín reunía hombres en El Plumerillo, se presentó sola. Sin escolta, sin apellido ilustre, sin carta de recomendación. “Conozco los pasos”, le dijo al general. “Y tengo lanza para abrirme camino.” San Martín la miró de arriba abajo y asintió. Se convirtió en chasqui. Cruzó los Andes con la boca cerrada y los pies sangrando. Dicen que una vez, durante una tormenta de nieve, llegó a un campamento con los labios agrietados, el poncho helado y un silbido de viento en los huesos. Entregó el parte, se calentó las manos con el aliento y nadie volvió a quejarse del frío esa noche.

Cuando terminó la guerra contra los realistas, empezó la otra. La de adentro. La que no terminó nunca. Martina no colgó las armas ni se volvió a tejer alpargatas. Se metió con las montoneras. Peleó con Facundo Quiroga. Con el Chacho Peñaloza. Con Nazario Benavidez. Con Felipe Varela. Con Severo Chumbita. No porque fueran santos, sino porque querían un país con voz del interior. Un país sin mozos de levita ni catedrales de mármol que se comieran la sangre del pueblo. Luchaba por el federalismo real, no por el disfraz. Y cuando alguno de los suyos se vendía o se torcía, Martina lo miraba fijo. No hablaba. Pero el cuchillo silbaba en la bota.

En 1863, mataron al Chacho a traición. Lo acribillaron como a un perro. El asesino fue el mayor Pablo Irazábal. Martina lo esperó en un cruce de caminos. Lo desafió a duelo. Él alegó una descompostura. Una falsa fiebre. Una cobardía de esas que se cubren con galones. Ella lo miró. No lo mató. Pero lo dejó muerto de vergüenza.






En los caminos fue ladrona. Sí. Pero no de esas que roban por codicia. Era justiciera con lanza. Robin Hood de chiripá. Robaba a los ricos, a los comerciantes usureros, a los generales con manos limpias y conciencia sucia. Repartía entre las viudas, entre los niños que no conocían el pan, entre los gauchos quebrados por la leva. La seguían el Tuerto Caliba, que leía rastros como mapas secretos; la Chinita Olguín, curandera de noche, espía de día; y el Cacuy, gurí salvado del hambre que la llamaba madre sin que ella lo supiera.

Martina tenía sus reglas: no se mata por gusto. No se roba por codicia. No se deja atrás al caído.

Y sí, también amó. A su manera. Con furia. Con lanza. Con deseo urgente. Amó a Agustín Palacios, montonero de mirada firme. Lo mataron en combate. Ella lo lloró sin decir palabra. Después vino Cuero Cruz, otro bandido bravo. Lo quiso. Hasta que un día, por celos, Cuero mató a un inocente. Martina lo enfrentó, lo cortó en el pecho, le apoyó la daga en el cuello… y no lo mató. “Viví con esto”, le dijo. Y se fue.

Se fue de vieja. Como los zorros sabios. Como los caballos sin marca. A Mogna. A los 87 años. Algunos dicen que la picó una yarará. Otros, que la atacó un puma al que ella misma fue a cazar. Otros dicen que simplemente se dejó morir. Porque no quedaban guerras limpias. Porque los traidores ya eran gobierno. Porque hasta el barro se había secado.


El cura Bustillos, que había sido oficial de San Martín, la enterró bajo una piedra blanca, sin nombre. “Todos saben quién está ahí”, dijo. Tenía razón.

Hoy, los libros no la nombran. Porque fue india. Porque fue mujer. Porque no se dejaba retratar ni sobornar. Porque decía cosas como:

“Ser porteño es ser ciudadano exclusivista. Ser provinciano es ser mendigo sin patria, sin libertad, sin derechos.”

Y eso no entra en el bronce. No entra en los actos escolares. No entra en los discursos vacíos.

Martina no fue personaje.

No fue mártirNo fue moda.

No fue prócer. Fue fuego.

Y todavía arde en la memoria de los nadies.

Si deseas profundizar puedes hacerlo en Amazon o Kindle: LA MUJER EN LA GUERRA DE LA INDEPENDENCIA ARGENTINA


Bibliografía

La mujer en la guerra de la independencia argentina, Roberto Claudio Arnaiz, 2024, Amazon Kindle Edition.

Martina Chapanay: heroína de los montoneros, Raúl Larra, 1973, Ediciones Colihue, Buenos Aires.

Martina Chapanay, la lanza y la rebelión, Susana Ghirardi, 2009, Editorial de la Universidad Nacional de San Juan, San Juan.

Mujeres argentinas: historia y cultura, María Sáenz Quesada, 2011, Editorial Sudamericana, Buenos Aires.

La historia oculta: protagonistas y olvidados de la historia argentina, Felipe Pigna, 2013, Editorial Planeta, Buenos Aires.

Martina Chapanay: la mujer, la leyenda, el cuchillo, Oscar Pringles, 1997, Ediciones del Nuevo Cuyo, Mendoza.


Mujeres silenciadas: voces indígenas y criollas en la historia, Graciela Hernández, 2018, Editorial Biblos, Buenos Aires.

Investigación de Roberto Arnaiz

https://www.robertoarnaiz.com/post/martina-chapanay-la-leyenda?fbclid=IwY2xjawMFI0RleHRuA2FlbQIxMABicmlkETFqWGdLTGZwQ3NkMVJ4c0tkAR7aQjhHF4mbPNaVpidUX3VjZdIteqy-46nS4k3yx88R_6OrwYhfguMFNlPNug_aem_Okuu4iU7bEr5g6m2FEDYcg

sábado, 9 de agosto de 2025

9 de Agosto - Día Internaconal de los Pueblos Indígenas



El 9 de agosto se celebra el Día Internacional de los Pueblos Indígenas, una fecha establecida por la ONU para conmemorar y reconocer la importancia de las culturas y los derechos de los pueblos originarios. 
Esta fecha recuerda la primera reunión del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Poblaciones Indígenas en 1982.

¿Por qué se celebra el 9 de agosto?
La fecha se eligió para conmemorar la primera reunión del Grupo de Trabajo de las Naciones Unidas sobre Poblaciones Indígenas, que tuvo lugar el 9 de agosto de 1982. Esta reunión fue un hito importante en el reconocimiento y la protección de los derechos de los pueblos indígenas a nivel internacional.

¿Cuál es el objetivo de la celebración?
El Día Internacional de los Pueblos Indígenas busca:


Promover la conciencia:
Aumentar la comprensión y el respeto por las culturas, tradiciones y conocimientos de los pueblos indígenas.

Proteger los derechos:
Reconocer y proteger los derechos individuales y colectivos de los pueblos indígenas, incluyendo sus derechos culturales, territoriales y lingüísticos.

Fomentar la participación:
Asegurar la participación activa y significativa de los pueblos indígenas en la toma de decisiones que les afectan.

Combatir la discriminación:
Luchar contra la discriminación y la exclusión que enfrentan los pueblos indígenas.

¿Cómo se celebra en Argentina?
En Argentina, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas es una oportunidad para:


Reconocer la diversidad cultural:
Valorar la riqueza de las culturas indígenas presentes en el país.

Reflexionar sobre la historia:
Recordar la historia de los pueblos indígenas y sus luchas por la tierra, la autodeterminación y el reconocimiento.

Apoyar las iniciativas indígenas:
Promover y apoyar las iniciativas de las comunidades indígenas para preservar sus culturas, lenguas y territorios.

Promover la educación intercultural:
Fomentar una educación que valore y respete la diversidad cultural y los conocimientos indígenas.

En resumen, el Día Internacional de los Pueblos Indígenas es una fecha para celebrar la riqueza cultural de los pueblos originarios y para reafirmar el compromiso de proteger sus derechos y promover su desarrollo sostenible.


viernes, 8 de agosto de 2025

Ciencia - Nikola Tesla


jueves, 7 de agosto de 2025

Otredad y Atención



"La atención es la forma más rara y pura de generosidad". 
Simone Weil

Creación, Destrucción y Preocupación


Palabras y Acciones


miércoles, 6 de agosto de 2025

Cantos




"Tu manera de cantar dice mucho de quién eres.
Si cantas bien, podrás ayudar a la gente.
Si tu canto les llega a los demás es que la Medicina está actuando.

La canción no es un juego.
Viene de la mente.
Si tus pensamientos son buenos, esa canción te brota del cuerpo clara y fuerte.
Es como rezar, como el humo del cedro.

El tambor y las maracas llevan las canciones a todo lo que existe.
La canción penetra en las cosas y la gente, las pone bien.
Su vibración cambia lo que te rodea para que se conecte contigo como si oraras, igual que cuando las plumas de tu abanico están impregnadas de humo de cedro, tú meneas el buen humo sobre una persona y ésta se siente limpia.

El del tambor es tu principal asistente.
Si va muy rápido o despacio te puede estropear la canción.

Su manera de tocar te permite saber de la persona, si es tu amigo y si está bien de la cabeza.
Lo mejor para tus canciones es que cuentes con un viejo conocido en quien puedes confiar.
El percusionista se supone que debe seguirte, pero también te lleva.

Tu cascabel es tan importante como los tambores. Necesitas guajes que vayan con el tono de tu voz. A cada individuo le toca averiguarlo.
Necesitas probar muchos guajes antes de que encuentres el adecuado.

Ignoro el significado de mis canciones.
No trato de interpretar a qué se refieren.
Muchas de las canciones viejas de los indios son así. Sólo trato de cantarlas bien.
Sólo conozco mis propios sentimientos. Nada más las entono, las canciones sacan de mí mis pensamientos.

Algunas suenan alegres. Otra tienen sonidos tristes. Pero eso es sólo la manera en que tú te sientes al cantarlas.
Sabes lo que son. No necesitas explicar nada. Tú sabes cuando la canción es buena.

Pongo atención a la forma en que canta cada persona. Así sé todo acerca del que canta. Cuando lo hago yo, cada canción forma parte de mí.
No puede ser mejor que yo.
Así que cuando canto, no es como en la radio o para pasar el rato.

Trato de levantarme lo mejor que puedo.
No canto solamente, estoy viajando.
Cuando canto estoy orando en el Tipi y entonces recorro el Camino".

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Relatos de los seguidores del Camino del Tipi recogidos por Warren L. d’Azevedo hacia 1955 en California y Nevada, entre washoe miembros de la Native American Church, también llamada Iglesia del Peyote, una construcción sincrética en torno al cacto sagrado que data del siglo XIX y tiene practicantes en diversas tribus de Estados Unidos.

El valor de un alma - Arnau de Tera


La Historia de los Olmecas: La Cultura Madre de Mesoamérica



En las tierras fértiles del golfo de México, donde la selva se encuentra con los ríos, nació hace más de tres mil años una civilización que sembraría las raíces del pensamiento mesoamericano: los Olmecas, la primera gran cultura que elevó templos, talló mitos y dio forma al alma ancestral de estas tierras.
Nacimiento de una sabiduría profunda
Alrededor del 1500 a.C., en lo que hoy conocemos como Veracruz y Tabasco, comunidades agrícolas se convirtieron en sociedades complejas. Cultivaban maíz, frijol y calabaza; pescaban en los ríos y comerciaban jade, obsidiana y conchas marinas con regiones lejanas. De estos pueblos surgieron centros ceremoniales que brillaban con rituales, arte y poder: San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes.
Cabezas colosales: guardianes de piedra
Entre sus vestigios más impresionantes destacan las cabezas colosales, gigantes de basalto que alcanzan hasta tres metros de altura. Con rostros serenos, labios gruesos y cascos ceremoniales, representan posiblemente a líderes o guerreros sagrados. No eran solo esculturas: eran custodios del orden cósmico, testigos de rituales que unían al cielo con la tierra.
Escritura en piedra y jade
Aunque su escritura aún no ha sido descifrada por completo, los Olmecas desarrollaron uno de los primeros sistemas simbólicos de Mesoamérica. Pequeños glifos tallados en piedra y cerámica muestran que ya tenían una forma de registrar ideas, nombres y rituales. Era un lenguaje visual que anticipaba lo que siglos después perfeccionarían los mayas.
Religión, jaguares y dualidad
Para los Olmecas, el mundo estaba hecho de dualidades: día y noche, agua y fuego, vida y muerte. Veneraban a seres mitad humanos, mitad animales, como el jaguar, símbolo de poder, misterio y fertilidad. En sus rituales ofrecían jade, copal, alimentos y, en ocasiones, sangre. Todo para mantener el equilibrio entre los dioses y el mundo terrenal.
Arte que respira
El arte olmeca es profundamente simbólico. Máscaras de jade, figurillas de cerámica, altares tallados y monumentos que aún nos hablan. Su estilo es reconocible: formas redondeadas, expresiones sobrias, cuerpos infantiles con ojos almendrados. Cada pieza parece contener un mensaje, una plegaria o una advertencia de tiempos antiguos.
Un legado eterno
Aunque sus grandes ciudades fueron abandonadas hace más de dos mil años, la huella de los Olmecas no se borró. Su forma de ver el mundo, su manera de construir, de venerar a la naturaleza y de narrar con símbolos, fue adoptada y transformada por otras culturas como los mayas, zapotecos y mexicas.
Hoy, cuando miramos una cabeza colosal o una máscara de jade, no solo vemos una reliquia: vemos el inicio de un camino. El inicio de la historia profunda de Mesoamérica.