Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

jueves, 11 de diciembre de 2025

Un Logro Monumental: La Escritura Cherokee



Un hito crucial en la historia de la alfabetización indígena fue logrado por el pueblo Cherokee.
En 1821, el brillante orfebre y erudito Sequoyah completó el desarrollo del silabario Cherokee. Este sistema de escritura totalmente original y funcional permitió que el pueblo Cherokee alcanzara rápidamente una de las tasas de alfabetización más altas del mundo en ese momento, publicando periódicos, libros y su propia constitución.
Este acto de soberanía intelectual fue un poderoso testimonio de la resiliencia y la capacidad de adaptación de los Cherokee, quienes lograron preservar y expandir su conocimiento en su propia lengua.
El silabario Cherokee es un faro de la inteligencia y la autonomía cultural.

Acciones



Mejor que decir es hacer,
Y mejor que prometer es realizar!

LA GUERRA QUE NOS CONTARON MAL: CUANDO LA HISTORIA SE CANSÓ DE LOS MITOS - ROBERTO ARNAIZ





La Guerra de la triple Alianza

Hay verdades que uno aprende a los golpes, como quien descubre que el mundo no está hecho de lirios ni de discursos almibarados, sino de fierros fríos, documentos manchados de tinta y silencios que pesan como metralla. Y hay mentiras que se repiten tanto, que terminan oliendo a humedad, como esas paredes viejas donde la pintura ya no puede tapar el moho. Entre esas mentiras cómodas, instaladas como muebles a los que nadie se anima a tirar, está la versión edulcorada de la Guerra de la Triple Alianza.

Pero basta pasar un dedo por ese vidrio empañado para que aparezca la forma verdadera de los hechos. Y lo que surge es un golpe seco, sin adornos: un país fue invadido. No hay metáfora ni laberinto dialéctico que suavice eso. Los paraguayos entraron a Corrientes el 13 de abril de 1865, apresaron al gobernador, ocuparon la ciudad y desplegaron bandera. ¿Qué debía hacer Argentina? ¿Decir gracias? ¿Hacer silencio? ¿Discutirlo en una sobremesa?

Los hechos —cuando están escritos en pólvora— no necesitan defensores. Se imponen solos.

El ruido de las botas antes que el ruido de las palabras

Para entender cómo se llega a esa mañana en Corrientes, hay que retroceder. Y al retroceder se ve algo claro como un tajo: Paraguay declaró la guerra primero, en noviembre de 1864, y al mes siguiente invadió Mato Grosso, territorio brasileño. Tomaron fuertes, subieron por los ríos, avanzaron sin titubeos. Una ofensiva abierta, planificada, sostenida.

De modo que cuando algunos historiadores modernos afirman que Paraguay fue "víctima", uno no sabe si reír por piedad o llorar por cansancio. Víctima es el que recibe la puñalada sin verla venir. Aquí no. El primer golpe lo dio Solano López, con plena conciencia y ambición.

Luego vendría la declaración de guerra a Argentina, el 18 de marzo de 1865. Pero López no esperó diplomacias: cruzó el Paraná igual, como quien cruza la puerta de una casa ajena sin anunciarse.

Ahí se acabó cualquier debate moral. Un país invadido se defiende o desaparece.

La fábula del modelo perfecto y la verdad de los cañones

Hay quienes, enamorados de los mitos como quien colecciona estampitas, insisten en romantizar la figura de Solano López, convirtiéndolo en un mártir antiimperialista. Les encanta pensar que Paraguay era un modelo económico perfecto que incomodaba al mundo. Es un relato atractivo, sí, pero no por verdadero: por cómodo.

Es sencillo hacer de López un héroe desde un escritorio con calefacción. Difícil es imaginarse calculando municiones, evaluando fronteras, midiendo el desgaste de un ejército sobredimensionado y aislado del comercio exterior.

El Paraguay previo a la guerra tenía muchos méritos, pero también una fragilidad estructural: una fuerza militar gigantesca para su población y un proyecto político encerrado en sí mismo. Y cuando a eso se le suma un gobernante que confunde voluntad con destino, el desastre deja de ser posibilidad y se vuelve consecuencia.

López atacó Brasil sin aliados firmes. Declaró la guerra a Argentina confiando en una ingenuidad que nunca existió. Prolongó una guerra perdida, arrastrando a su pueblo a un sacrificio inútil. Pero para algunos, siempre es más sencillo culpar a terceros.

La puerta que ningún país puede dejar abierta

Volvamos a Corrientes. Pensemos la escena sin poesía: tropas extranjeras ocupan una ciudad argentina. ¿Qué nación del mundo dejaría pasar eso sin reaccionar? ¿Qué país, con un mínimo instinto de supervivencia, entregaría su soberanía sin hacer ruido?

Decir que Argentina "eligió" entrar en la guerra es desconocer la esencia misma de un Estado. A Argentina no la invitaron ni la sedujeron: la empujaron a golpes hacia el conflicto.

¿Había alternativa? Sí, una sola: rendirse. Arriar la bandera, ceder el territorio, aceptar administraciones extranjeras. Convertirse en una sombra. ¿Eso querían los románticos del mito? ¿Una Argentina dócil, servil, entregada sin luchar?

Mitre, con todos sus defectos, sabía que un país que no se defiende no merece ser país.

Los ríos que ardieron y las provincias que entendieron

Las provincias del Litoral no necesitaban tratados ni discursos para entender lo que estaba pasando. Lo sintieron en el agua del Paraná, que empezó a ser frontera viva, tensa, cargada de presagios. Corrientes ardía; Entre Ríos afinaba sus milicias; Santa Fe vigilaba el horizonte.

Mientras en las capitales algunos debatían teorías, allá se luchaba por horas de vida. Barcos improvisados, milicianos con más coraje que recursos, familias abandonando ranchos con lo puesto. La guerra no se debatía: se respiraba.

Héroes, fantasmas y una tragedia inevitable

Después vinieron Tuyutí, Curupaytí, Humaitá, Lomas Valentinas. Fueron cementerios abiertos. El pueblo paraguayo peleó con valentía trágica: mujeres que sostuvieron el país entero, niños enviados al combate cuando ya no quedaban hombres. Una resistencia conmovedora, heroica… pero incapaz de revertir lo irreversible.

Porque la valentía, por admirable que sea, no cambia el origen de los hechos:

Paraguay atacó primero.

Paraguay invadió territorio argentino.


López prolongó una guerra perdida.

Argentina, en cambio, hizo lo que cualquier nación con dignidad habría hecho: defenderse. No por ambición, no por intereses extranjeros, no por capricho político. Lo hizo por algo más elemental: supervivencia.

La mentira que tantos prefieren

¿Por qué, entonces, la otra versión —la dulce, la romántica— sigue circulando? Porque es más tentadora. Porque nos gusta creer que siempre somos víctimas o villanos, nunca responsables de decisiones complejas. Porque es más fácil hablar del imperialismo inglés que mirar los documentos de la época.

Las teorías conspirativas seducen: ofrecen enemigos claros y héroes impecables. Pero la historia real es más incómoda. Tiene bordes filosos y las manos manchadas.

La verdad, en cambio, es simple:

Un país invadido se defiende. No pide permiso para hacerlo.

Recuperar el sentido común

Este texto no busca convencer fanáticos. Busca iluminar a quienes prefieren pensar antes que repetir. Porque la historia no es un altar para depositar mitos, sino una herramienta para comprender cómo se sobrevive.

En 1865 la ecuación era brutal y directa:

O defendíamos Corrientes, o dejábamos de ser Argentina.

Y cuando la disyuntiva es tan clara, no hay espacio para interpretaciones caprichosas.

La verdad duele, pero también ordena

Nadie celebra una guerra. Nadie festeja un millón de muertos. Pero negar los hechos no resucita a nadie. Argentina no provocó la guerra. No la buscó. No la deseó.

La guerra llegó como un rayo, sin pedir permiso.

Y aun así, supimos plantarnos.

Esa es la verdad incómoda: no fuimos agresores ni cómplices de conspiraciones. Fuimos un país que se defendió cuando lo atacaron.

Y gracias a eso, seguimos acá.

Bibliografía

La Guerra del Paraguay y las Montoneras Argentinas – León Pomer – Editorial CEAL – 1971 – Buenos Aires.

La Guerra del Paraguay – José Ignacio García Hamilton – Editorial Sudamericana – 1996 – Buenos Aires.

La Guerra de la Triple Alianza – Thomas L. Whigham – Editorial Taurus – 2010 – Buenos Aires.

La Argentina y la Guerra del Paraguay – Carlos A. Page – Editorial de la Universidad Nacional de Córdoba – 2015 – Córdoba.


La Guerra del Paraguay: Historia y Tragedia – Efraím Cardozo – Editorial El Lector – 1987 – Asunción.


El Imperio del Brasil y la Guerra del Paraguay – Francisco Doratioto – Editorial Emecé – 2002 – São Paulo.


La Guerra del Paraguay (1864–1870) – Tulio Halperin Donghi – Siglo XXI Editores – 1980 – México D.F.


La Guerra de la Triple Alianza – Luis G. Benítez – Editorial Servilibro – 2008 – Asunción.


La Columna de la Muerte – Guido Rodríguez Alcalá – Editorial El Lector – 1992 – Asunción.


Historia de la Nación Argentina, Tomo VII: La Guerra del Paraguay – Academia Nacional de la Historia – Editorial El Ateneo – 1940 – Buenos Aires.


El Mariscal Francisco Solano López – Cecilio Báez – Editorial Nizza – 1938 – Asunción.


La Triple Alianza: Una Revisión Historiográfica – Ricardo Scavone Yegros – Editorial Cervantes – 1998 – Asunción.


La Guerra del Paraguay: Invasión, Resistencia y Derrota – Milda Rivarola – Editorial Servilibro – 2014 – Asunción.


Mitre y la Nación – José Luis Busaniche – Editorial Pampa y Cielo – 1947 – Buenos Aires.


Bartolomé Mitre: Historia y Política – Ricardo Levene – Editorial Eudeba – 1960 – Buenos Aires.


La Organización Militar Argentina (1810–1900) – Instituto Argentino de Historia Militar – Imprenta del Ejército – 1998 – Buenos Aires.


Operaciones Navales en la Guerra del Paraguay – Mariano T. de Vedia y Mitre – Imprenta del Congreso – 1928 – Buenos Aires.


La Estrategia en la Guerra del Paraguay – Juan Beverina – Círculo Militar – 1921 – Buenos Aires.


La Guerra del Paraguay a través de la Correspondencia Diplomática – Alfredo Seiferheld – Editorial El Lector – 1985 – Asunción.


La Nación en Armas: Historia del Ejército Argentino (Tomo II) – Comisión de Estudios Históricos del Ejército – Imprenta del Ejército – 1960 – Buenos Aires.


XVI Encuentro Internacional de Historia sobre las Operaciones Bélicas de la Guerra de la Triple Alianza – Instituto Argentino de Historia Militar – Imprenta Dorrego – 2025 – Buenos Aires.

Flauta de barro de la Cultura Jama Coaque


Preciosa flauta globular ancestral de barro en forma de caracol, de la cultura Jama Coaque de la costa norte de Ecuador (300 a.C - 700 d.C). El instrumento es la representación de un músico tocando una antara o flauta de pan de 13 tubos, con los ojos cerrados en una expresión de conexión y goce con el instrumento y la música misma, hasta parece oírse la melodía que interpreta.

Esta flauta globular se toca soplando por el agujero central y resuena en su bóveda interior, además, tiene otros agujeros más abajo para realizar variaciones melódicas.

Nota | Grupo Pachacamac ©️ 09 DIC 2025
Colección | Museo Zu Allerheiligen, Schaffhausen, Suiza 

Flor de wira wira



✨
 PLANTAS DE FLORES MEDICINALES 
✨🌺

1️⃣
 Flor de Wira Wira — Gnaphalium sp.

🌼
 Suave a la vista, feroz contra las enfermedades
Historia que vibra...
Desde tiempos preincaicos, la wira wira fue la “hermana de los pulmones”.
Los yatiris y hamawtas la daban en mates y vapores a quienes sufrían fríos, flemas y tos en los pueblos de altura. 
📜⛰️
En la Colonia, los curas la apuntaron en sus recetarios medicinales porque “aliviaba el pecho fatigado y doliente”.
O sea: OG de la salud respiratoria. 
💨✨


Beneficios medicinales

Descongestiva total (chau mucosidad 
❌🤧
)
Antiinflamatoria del aparato respiratorio 
🫁🔥

Calma bronquitis y resfríos fuertes 
🌬️

Ayuda cuando hay fiebre 
😓

Té calentito que te devuelve el aliento del cerro 
🏔️💪

Plus espiritual
Es flor protectora contra los wayras dañinos — vientos que enferman.
Te devuelve el samay (aliento/energía vital). 
😌✨

✍️
 Amalia Vargas Puqyu Sonqo
🌈
 Guardiana del agua · Artista-investigadora · Ajayu encendido
📚
 BIBLIOGRAFIA
Martínez, M., & Pochettino, M. (2019). Etnobotánica medicinal de los Andes del Sur: saberes y prácticas comunitarias. Buenos Aires: Editorial Sur Andino.

martes, 9 de diciembre de 2025

Raíces - Arnau de Tera


Adicciones


“No se recupera de una adicción dejando de consumirla.
Te recuperas creando una nueva vida donde es más fácil no consumir.
Si no creas una nueva vida, entonces todos los factores que te llevaron a la adicción eventualmente te alcanzarán nuevamente”. Mitakuye Oyasin !
Citlalmazatl

Fuente:
Camiono Rojo

Autenticidad


Magia - Arnau de Tera


El agua de lluvia ya no se puede beber ni en la Antártida: encuentran niveles de PFAS que indican que no es segura



Durante siglos, la humanidad pudo confiar en la pureza de la lluvia. Pero esa era ha terminado. Según una investigación reciente, el agua de lluvia en cualquier lugar del mundo, incluso en los rincones más remotos como la Antártida, ya no es segura para el consumo humano debido a la omnipresencia de las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS), también conocidas como “químicos eternos”.

¿Qué son los PFAS y por qué son tan peligrosos?

Los PFAS son un grupo de compuestos químicos fabricados por el ser humano que se utilizan ampliamente por su resistencia al agua, al aceite y al calor. Están presentes en productos de uso cotidiano como utensilios de cocina antiadherentes, ropa impermeable, envases de comida rápida, productos cosméticos y espumas contra incendios.

El gran problema es que los PFAS no se descomponen fácilmente. De hecho, su apodo de “químicos eternos” proviene precisamente de su extrema persistencia en el ambiente. Estos compuestos pueden permanecer activos durante cientos o incluso miles de años, acumulándose en el agua, el suelo, el aire e incluso en el cuerpo humano, donde se asocian con enfermedades graves como cáncer, daños hepáticos, trastornos hormonales e inmunológicos.

El agua de lluvia, contaminada en todo el planeta

En un artículo publicado en la revista Environmental Science & Technology, científicos evaluaron concentraciones de cuatro tipos de PFAS en muestras de agua de lluvia, aguas superficiales y suelos de diversas regiones del mundo. Los resultados son alarmantes: en todos los casos, las concentraciones superaban los límites de seguridad recomendados por la Agencia de Protección Ambiental de EE.UU. (EPA).

Según Ian Cousins, autor principal del estudio y profesor del Departamento de Ciencias Ambientales de la Universidad de Estocolmo, “el agua de lluvia en todas partes se consideraría no segura para beber, de acuerdo con las últimas directrices de la EPA sobre el ácido perfluorooctanoico (PFOA), una sustancia cancerígena de la familia PFAS”.

Aunque en el mundo desarrollado no es común consumir agua de lluvia directamente, en muchas regiones rurales o empobrecidas es una fuente vital. “Millones de personas en el mundo dependen de la lluvia para abastecer sus reservas de agua potable”, añadió Cousins. Para ellos, este descubrimiento representa una amenaza directa a su salud y supervivencia.

¿Cómo llegamos a este punto?

Los niveles de referencia para PFAS en agua potable han disminuido drásticamente en los últimos 20 años, reflejando la creciente preocupación por su toxicidad. En Estados Unidos, por ejemplo, el valor de referencia del PFOA se redujo 37.5 millones de veces.

Pero mientras las normativas se endurecen, la contaminación real no ha cesado. A pesar de que varios fabricantes han dejado de producir algunas de estas sustancias, los PFAS siguen circulando en el medio ambiente. ¿La razón? La naturaleza los recicla: vuelven al aire con el polvo, caen con la lluvia, se filtran en ríos y suelos, y retornan a la atmósfera, reiniciando el ciclo.

Martin Scheringer, coautor del estudio y profesor en ETH Zurich y la Universidad Masaryk, explicó: 

“La persistencia extrema y el ciclo global de ciertos PFAS conducen a que se sigan superando los límites recomendados, incluso décadas después de su prohibición. Estamos atrapados en un ciclo del que no podemos salir fácilmente”.

¿Qué se puede hacer?


Lamentablemente, la investigación concluye que ya hemos superado el “límite planetario” de seguridad para los PFAS. Esto significa que sus concentraciones son tan altas y su dispersión tan global que los esfuerzos individuales o regionales para reducirlos no son suficientes.

Hoy en día, ni siquiera en la Antártida se puede recolectar agua de lluvia sin riesgo. Esta realidad refleja el alcance devastador de la contaminación química a escala planetaria. Las opciones para revertir el daño son limitadas, pero no inexistentes. Actualmente, científicos trabajan en métodos para destruir los PFAS en el laboratorio, aunque llevar estos avances a gran escala es un desafío titánico.

Lo que alguna vez fue un recurso puro y vital —la lluvia— se ha transformado en un símbolo de la huella tóxica del ser humano sobre la Tierra. La presencia de PFAS en cada gota caída del cielo es un llamado de emergencia para tomar medidas contundentes a nivel global.

Hemos contaminado incluso el agua que cae del cielo, y la ciencia ahora confirma que ni el rincón más aislado del planeta está a salvo. La cuestión no es solo científica, sino profundamente ética: ¿seremos capaces de limpiar el legado químico que hemos esparcido por el mundo?

Referencia:Environmental Science & Technology/Outside the Safe Operating Space of a New Planetary Boundary for Per- and Polyfluoroalkyl Substances (PFAS). 

https://cerebrodigital.net/agua-lluvia-no-beber-antartida/?fbclid=IwY2xjawOk1cxleHRuA2FlbQIxMABicmlkETFVeldVUXV2UmdUd2U0R3lpc3J0YwZhcHBfaWQQMjIyMDM5MTc4ODIwMDg5MgABHuTLLAtl_IGZhpq9zGAkeJ0OX1tmO3RQrEaODxB742v-X1UFZpsCMNs3qOPT_aem_HkJTVOrML6sAIWsIwQuXmQ

Fuente
Cerebro Digital -6 de Agosto de 2025