Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

miércoles, 6 de agosto de 2025

Cantos




"Tu manera de cantar dice mucho de quién eres.
Si cantas bien, podrás ayudar a la gente.
Si tu canto les llega a los demás es que la Medicina está actuando.

La canción no es un juego.
Viene de la mente.
Si tus pensamientos son buenos, esa canción te brota del cuerpo clara y fuerte.
Es como rezar, como el humo del cedro.

El tambor y las maracas llevan las canciones a todo lo que existe.
La canción penetra en las cosas y la gente, las pone bien.
Su vibración cambia lo que te rodea para que se conecte contigo como si oraras, igual que cuando las plumas de tu abanico están impregnadas de humo de cedro, tú meneas el buen humo sobre una persona y ésta se siente limpia.

El del tambor es tu principal asistente.
Si va muy rápido o despacio te puede estropear la canción.

Su manera de tocar te permite saber de la persona, si es tu amigo y si está bien de la cabeza.
Lo mejor para tus canciones es que cuentes con un viejo conocido en quien puedes confiar.
El percusionista se supone que debe seguirte, pero también te lleva.

Tu cascabel es tan importante como los tambores. Necesitas guajes que vayan con el tono de tu voz. A cada individuo le toca averiguarlo.
Necesitas probar muchos guajes antes de que encuentres el adecuado.

Ignoro el significado de mis canciones.
No trato de interpretar a qué se refieren.
Muchas de las canciones viejas de los indios son así. Sólo trato de cantarlas bien.
Sólo conozco mis propios sentimientos. Nada más las entono, las canciones sacan de mí mis pensamientos.

Algunas suenan alegres. Otra tienen sonidos tristes. Pero eso es sólo la manera en que tú te sientes al cantarlas.
Sabes lo que son. No necesitas explicar nada. Tú sabes cuando la canción es buena.

Pongo atención a la forma en que canta cada persona. Así sé todo acerca del que canta. Cuando lo hago yo, cada canción forma parte de mí.
No puede ser mejor que yo.
Así que cuando canto, no es como en la radio o para pasar el rato.

Trato de levantarme lo mejor que puedo.
No canto solamente, estoy viajando.
Cuando canto estoy orando en el Tipi y entonces recorro el Camino".

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Relatos de los seguidores del Camino del Tipi recogidos por Warren L. d’Azevedo hacia 1955 en California y Nevada, entre washoe miembros de la Native American Church, también llamada Iglesia del Peyote, una construcción sincrética en torno al cacto sagrado que data del siglo XIX y tiene practicantes en diversas tribus de Estados Unidos.

El valor de un alma - Arnau de Tera


La Historia de los Olmecas: La Cultura Madre de Mesoamérica



En las tierras fértiles del golfo de México, donde la selva se encuentra con los ríos, nació hace más de tres mil años una civilización que sembraría las raíces del pensamiento mesoamericano: los Olmecas, la primera gran cultura que elevó templos, talló mitos y dio forma al alma ancestral de estas tierras.
Nacimiento de una sabiduría profunda
Alrededor del 1500 a.C., en lo que hoy conocemos como Veracruz y Tabasco, comunidades agrícolas se convirtieron en sociedades complejas. Cultivaban maíz, frijol y calabaza; pescaban en los ríos y comerciaban jade, obsidiana y conchas marinas con regiones lejanas. De estos pueblos surgieron centros ceremoniales que brillaban con rituales, arte y poder: San Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes.
Cabezas colosales: guardianes de piedra
Entre sus vestigios más impresionantes destacan las cabezas colosales, gigantes de basalto que alcanzan hasta tres metros de altura. Con rostros serenos, labios gruesos y cascos ceremoniales, representan posiblemente a líderes o guerreros sagrados. No eran solo esculturas: eran custodios del orden cósmico, testigos de rituales que unían al cielo con la tierra.
Escritura en piedra y jade
Aunque su escritura aún no ha sido descifrada por completo, los Olmecas desarrollaron uno de los primeros sistemas simbólicos de Mesoamérica. Pequeños glifos tallados en piedra y cerámica muestran que ya tenían una forma de registrar ideas, nombres y rituales. Era un lenguaje visual que anticipaba lo que siglos después perfeccionarían los mayas.
Religión, jaguares y dualidad
Para los Olmecas, el mundo estaba hecho de dualidades: día y noche, agua y fuego, vida y muerte. Veneraban a seres mitad humanos, mitad animales, como el jaguar, símbolo de poder, misterio y fertilidad. En sus rituales ofrecían jade, copal, alimentos y, en ocasiones, sangre. Todo para mantener el equilibrio entre los dioses y el mundo terrenal.
Arte que respira
El arte olmeca es profundamente simbólico. Máscaras de jade, figurillas de cerámica, altares tallados y monumentos que aún nos hablan. Su estilo es reconocible: formas redondeadas, expresiones sobrias, cuerpos infantiles con ojos almendrados. Cada pieza parece contener un mensaje, una plegaria o una advertencia de tiempos antiguos.
Un legado eterno
Aunque sus grandes ciudades fueron abandonadas hace más de dos mil años, la huella de los Olmecas no se borró. Su forma de ver el mundo, su manera de construir, de venerar a la naturaleza y de narrar con símbolos, fue adoptada y transformada por otras culturas como los mayas, zapotecos y mexicas.
Hoy, cuando miramos una cabeza colosal o una máscara de jade, no solo vemos una reliquia: vemos el inicio de un camino. El inicio de la historia profunda de Mesoamérica.

martes, 5 de agosto de 2025

Haz lo que viniste a hacer - Arnau de Tera


Humanos limitados...


Libros


Los Yakut


CONOCÍAS A LOS YAKUT (SAKHA), LOS SEÑORES DEL FRÍO EXTREMO EN SIBERIA? La tribu indígena que desafía al invierno eterno.

En el extremo noreste de Siberia, donde las temperaturas pueden alcanzar los -60 °C, vive un pueblo que ha logrado lo impensable: adaptarse, sobrevivir y florecer en una de las regiones más heladas del planeta. Se llaman Yakut, aunque muchos los conocen como Sakha, y su historia es una de las más asombrosas y menos contadas de Asia. Esta etnia indígena forma parte de la Federación Rusa, pero sus raíces culturales, su idioma túrquico y sus creencias chamánicas los diferencian completamente del resto de los pueblos eslavos que los rodean.

Lo primero que impacta al conocerlos es su increíble resistencia física al frío. Los Yakut no solo viven en el llamado "polo del frío", sino que han desarrollado tradiciones, vestimentas y estructuras arquitectónicas pensadas exclusivamente para enfrentar un invierno que dura hasta 9 meses. Sus casas de madera, conocidas como urasa, están diseñadas para conservar el calor, y su alimentación se basa en carne de caballo, reno y pescado congelado que se consume como si fuera sashimi siberiano, una práctica milenaria adaptada al clima extremo.

Pero la vida de los Sakha no gira únicamente en torno a la supervivencia. Son un pueblo profundamente espiritual. Su cosmovisión está basada en el Aiyy, una especie de dios solar benevolente, y en una compleja jerarquía de espíritus naturales que habitan los ríos, los bosques y el cielo. El chamanismo sigue muy presente, y durante el Ysyakh, su principal festival del solsticio de verano, celebran la renovación de la vida con danzas circulares, cantos de garganta y rituales de purificación que recuerdan la conexión ancestral con la naturaleza.

Lo más fascinante de los Yakut es cómo han sabido mantener viva su identidad en medio de siglos de presiones externas. Durante la era soviética, muchos de sus rituales y creencias fueron reprimidos, pero lejos de desaparecer, se preservaron en secreto, pasando de generación en generación. Hoy en día, tras el colapso de la URSS, viven un proceso de renacimiento cultural: revalorizan su idioma, restauran sus festividades y enseñan a los jóvenes el orgullo de ser Sakha.

Además de su riqueza espiritual, los Yakut también han dejado huella en la ciencia y el arte. Su región es una de las más ricas en diamantes del mundo, y aunque muchas veces estas riquezas no llegan a las comunidades locales, su conocimiento del terreno ha sido clave para las exploraciones geológicas. También destacan en la escultura en hielo, el canto tradicional Olonkho, considerado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO, y en la producción cinematográfica independiente que narra sus propias historias desde su mirada siberiana.

En un mundo que parece girar cada vez más rápido, los Yakut nos recuerdan que existe otra forma de vivir, una donde la naturaleza no se conquista, sino que se respeta. Donde el frío no es enemigo, sino maestro. Y donde la identidad no se abandona, sino que se defiende como un fuego que arde incluso bajo cero.

Fuente
Huellas Indígenas

Comentario


Vida Propia


lunes, 4 de agosto de 2025

Los Mohicanos y los Europeos



¿Sabías que los mohicanos fueron una de las primeras tribus en enfrentarse a los colonizadores europeos? 





Los Mohicanos: una historia de resistencia y adaptación 


En los valles verdes y fértiles del actual estado de Nueva York, a orillas del río Hudson, vivió un pueblo que dejó una huella profunda en la historia de Norteamérica: los mohicanos. Dueños de una rica cultura y un profundo respeto por la tierra, estos pueblos originarios supieron convivir con su entorno, guiados por tradiciones ancestrales que honraban el agua, la comunidad y la sabiduría de los clanes.

Su sociedad estaba organizada en clanes matrilineales, lo que significaba que las mujeres no solo daban la vida, también guiaban decisiones. Eran tejedoras del equilibrio social, guardianas del hogar y del rumbo del grupo. Los mohicanos eran hábiles pescadores y cazadores ribereños, dominaban las corrientes del Hudson y las aprovechaban para alimentarse, moverse y comerciar.

Pero con la llegada de los europeos en el siglo XVII, todo cambió. Primero llegaron los holandeses, luego los ingleses, y con ellos, la promesa de intercambio… y la amenaza de desaparición. Al principio hubo comercio: pieles por herramientas, saberes por objetos extraños. Pero poco a poco, esa relación se volvió desigual, peligrosa. Las enfermedades que los colonos trajeron arrasaron con familias enteras. La tierra que había sido suya por generaciones comenzó a escasear, invadida por nuevos dueños que no entendían ni respetaban los acuerdos ni el alma de ese lugar.

Los mohicanos resistieron. Se desplazaron hacia el norte, hacia el oeste. En Stockbridge, Massachusetts, intentaron algo inédito: crear una comunidad bicultural con misioneros cristianos, en un intento por sobrevivir sin renunciar del todo a su esencia. Fue un experimento difícil, lleno de contradicciones, pero también de esperanza.

A finales del siglo XVIII, la presión volvió a crecer. Tuvieron que partir una vez más, esta vez hacia Wisconsin. Allí, junto con otros pueblos, fundaron lo que hoy conocemos como la Nación Stockbridge-Munsee. Y desde ahí, siguieron luchando —no con arcos ni flechas, sino con memoria, lengua, cultura y dignidad.

Hoy, los descendientes de los mohicanos siguen aquí. Vivos. Orgullosos. Resistiendo de otra forma. Sus historias no son solo parte del pasado: siguen siendo parte del presente. Porque cuando un pueblo se niega a desaparecer, su legado se vuelve eterno.

4 de Agosto - Día del Panadero en la República Argentina


Cuando sueña su hijo
con príncipes y hadas.
Cuando todas las calles
están deshabitadas,
y en los árboles dormidos los gorriones descansan, el hombre que hace el pan, se levanta.
A la luz de la luna
o en la noche cerrada,
con tormentas o lluvias
que le mojan el alma,
el hombre que hace el pan comienza la jornada.
La leña ya inaugura
su hoguera cotidiana.
Un aroma de paz
golpea las ventanas
y el hombre que hace el pan, mientras trabaja, canta.
El hombre que hace el pan tiene las manos blancas.
El amasa la Vida
y ni cuenta se da,
cuando sueña su hijo
y duerme la ciudad, golpea las ventanas un aroma de paz.
FELIZ DÍA PANADEROS !

Descubre tu propósito - Arnau de Tera


Chipa de Almidón



Te paso mi receta de chipa con almidón, bien al estilo paraguayo 
🇵🇾🧀

Esta receta la hago siempre que hay ganas de algo rico y casero. ¡Sale una chipa crocante por fuera y blandita por dentro, como tiene que ser!

Ingredientes:

500 g de almidón de mandioca (también llamado fécula de mandioca)
10 g de sal
150 g de grasa vacuna o de cerdo (yo uso la que tenga, pero con grasa de cerdo queda más sabrosa)
250 g de queso (que sea de esos duros y sabrosos, tipo Paraguay o uno que no se derrita del todo)
20 g de leche en polvo (esto le da un gustito especial)
3 huevos
Agua cantidad necesaria (para tomar la masa)
Cómo la hago:

En un bol grande pongo el almidón y la sal, y los mezclo un poquito.
Agrego la grasa (si está dura, la deshago un poco antes) y empiezo a frotar con las manos hasta que quede todo tipo arenoso.
Después rallo el queso o lo desmenuzo chiquito y lo sumo a la mezcla.
Agrego la leche en polvo y los 3 huevos. Mezclo todo bien con las manos.
Ahora es el momento de agregar el agua, de a poquito, solo la que necesite hasta que se forme una masa que no se pega en las manos pero tampoco está dura.
Amaso un ratito hasta que quede suave y lisa. Después hago las formitas (pueden ser redonditas o con forma de herradura, como más te guste).
Las pongo en una bandeja sin enmantecar ni nada, y van al horno fuerte (200°C) hasta que estén doraditas. No te paso tiempo exacto porque depende del horno, pero en el mío están en unos 20-25 minutos.
Truquito: si tenés el queso Paraguay, usalo sin miedo, pero si no, con un queso criollo o uno tipo pategrás también salen buenísimas.
¡Probala y después contame si no te comiste una apenas salió del horno!