Los guaraníes que
durante mucho tiempo asistieron al pasado de su pueblo ser escrito y falseado
por la ideología de las clases dominantes, decidieron acabar con esto y tomar
en sus manos la tarea de desmentir los libros y contar su propia Historia.
— Llegó la hora
para que la sociedad no-indígena de Brasil conozca la verdad, nadie puede
continuar pensando que perdimos la memoria — afirma Werá Tupã
(Leonardo), de la aldea del Morro de los Caballos, Santa Catalina, tenido
como uno de los más destacados intelectuales indígenas del sur del país.
Él hace parte de
un grupo de guaraníes que vienen investigando hechos históricos y episodios
legendarios con el objetivo de mostrarlos de una manera diferente de aquella
como fue narrada por el pensamiento reaccionario. Uno de los temas, cuyo
estudio demoró años y todavía no está totalmente concluido, es la verdadera
historia de Sepé Tiarajú.
Sepé fue uno de
los mayores guerreros indígenas del sur del país, líder de la resistencia de
los Siete Pueblos de las Misiones (RS) contra tropas españolas y portuguesas,
en la llamada Guerra Guaranítica, de 1753 a 1756. Esa guerra fue abordada (de
manera fantasiosa y truncada) en la película La Misión, con Robert de
Niro y Jeremy Irons, en 1986. Tal rebelión fue consecuencia del Tratado de
Madrid, por el cual Portugal y España canjearon entre sí los Siete Pueblos de
las Misiones, bajo dominio español, por la Colonia de Sacramento, bajo
dominio lusitano. El acuerdo obligaba los 30 mil guaraníes y los jesuitas de
las siete reducciones a abandonaren el Río Grande do Sul y pasaren al
territorio castellano, del otro lado del Río Uruguay. La Compañía de Jesús,
jefatura jesuita en Europa, ordenó la mudanza, más los guaraníes no
aceptaron. Sepé lideró la resistencia y en carta a la Corona de España dio el
famoso aviso "¡Esta tierra tiene dueño!".
Armas de caña
salvaje
Sepé articuló una
especie de Confederación Guaranítica, creando tácticas militares innovadoras
para la época, en las cuales predominaba la guerrilla y se evitaba grandes
batallas. Llegó a idealizar y construir cuatro piezas de artillería,
confeccionadas con caña salvaje. Fue asesinado en una emboscada, por soldados
españoles y portugueses, en los campos de Caiboaté, en las márgenes de la
Sanga da Bica, en 7 de febrero de 1756.
El bravo y
ejemplar Sepé Tiarajú se transformó en un símbolo para los gauchos. Hay un
río y un municipio con su nombre y en Santo Ángelo, una estatua en el centro
de la ciudad. Los guaraníes no ven ningún problema en esto, pero hay una
cuestión de fondo que les desagrada e incomoda a mucho tiempo: que es la
"des-indigenización" de Sepé.
La Historia,
escrita por la cartilla de las clases explotadoras de la iglesia católica, se
adueñó de la figura heroica, metaformoseándola casi en un blanco que era
indio por acaso.
Los libros dicen
que él "abrazó la doctrina cristiana" y fue "el más ardoroso
defensor de la obra de los jesuitas"; que "sus maestros fueron los
padres"; que él luchó (sugestionado por los religiosos"; que
"era indio misionero, probablemente ya cristiano de tercera
generación"; que algunos padres fueron los "principales estrategas
de la resistencia"; que, huérfano de padre y madre, "fue criado por
los jesuitas"; Wera Tupã diverge de todo eso. Los libros yerran hasta en
una información básica, sobre su origen. En una revelación inédita y
sorprendente, Wera dice que Sepé no era guaraní. Él pertenecía a "otro
pueblo indígena que no conseguimos identificar. Él fue adoptado por los
guaraníes y criado como uno de los nuestros".
La investigación
al respecto de Sepé se basó en la historia oral, preservada en la memoria de
los indios centenarios que vivieron en Río Grande do Sul, entre ellos la
anciana xama Tatãty Yva Rete (Maria Candelaria Garay), apuntada por
antropólogos de la Universidad Federal de Santa Catalina (UFSC) y PUC de San
Pablo como uno de los liderazgos femeninos más importantes y respetados de la
tribu. Nacida aproximadamente en 1874, Tatãty fue abuela adoptiva de Werá
Tupã.
La verdadera
historia de Sepé Tiarajú
El periódico AND fue escogido por los guaraníes para ser el primer
órgano de comunicación de los djuruá (no-indios) a obtener conocimiento del
contenido del estudio, que podrá transformarse en breve en un libro. Este es
el resumen contado por Wera Tupã:
"Al contrario de lo que se dice, Sepé no era guaraní. Él nació en otro
pueblo indígena, que no conseguimos identificar. Cuando él tenía dos años de
edad, su aldea que quedaba en Río Grande do Sul, fue atacada por portugueses
o españoles. Los guaraníes corrieron para ayudar, más el lugar ya había sido
invadido y casi todos habían sido masacrados.
Los guaraníes salvaron un niño y lo llevaron para una aldea nuestra, cerca de
la misión San Miguel. Una familia lo adoptó. El abuelo de la familia era un
paye muy poderoso y el niño lo adoraba. Una cosa que casi nadie sabe es que
su verdadero nombre no era Sepé Tiarajú. Eso era lo que los padres de las
misiones entendieron y escribieron.
Su nombre era Djekupé A Djú, que significaba "Guardián de Cabello
Amarillo". "Guardián" porque era un guerrero y "cabello
amarillo" porque no tenía el cabello tan negro como los guaraníes, era
medio castaño. Pero era realmente indio, no mestizo.
Cuando el niño comenzó a crecer, pensaron que iba a ser un paye, un
religioso, y comenzó a ser preparado para eso. Pero su otro lado, el de
guerrero, fue más fuerte y ahí cambió su destino. Recibió nombre de guerrero,
Djekupé A Djú. Y también era llamado por los guaraníes de Karaí Djekupé,
"Señor Guardián".
Su destino de guerrero fue porque estaba indignado con los blancos y estaba
grato a los guaraníes. Y que en la aldea nunca le escondieron su propia
historia, y lo que había sucedido en el ataque.
Así aprendió la lengua española.
No fueron los padres que lo entrenaron. Fue preparado por el gran ejército
guaraní, los "kereymba". Era un excelente guerrero. Además, tenía
facilidad para conversar con los blancos, algo que los otros guerreros no
tenían aptitud.
Djekupé A Djú luchaba, hacía de todo para que las aldeas guaraníes no fuesen
molestadas. Principalmente porque pensaba en su abuelo, no quería que nada
perturbase la preparación espiritual del anciano. Wera no entró en detalles,
pero es posible suponer que, de acuerdo con la tradición, el viejo paye se
preparaba espiritualmente para "viajar" a la Tierra Sin Mal, a Yvy
Marae’y, una especie de paraíso, que según el mito puede ser alcanzado en
vida o después de la muerte. Así podemos ver que Djekupé A Djú podía
relacionarse con los jesuitas, pero que no era un cristiano, como dicen, porque
en realidad él respetaba más la religión del abuelo, la religión de nuestro
pueblo. Karaí Djekupé fue y continúa siendo un gran héroe de los guaraníes y
esta es su verdadera historia"Observemos que estudios históricos y
antropológicos vienen indicando, cada vez más, que la propalada conversión de
los guaraníes al cristianismo, en las reducciones jesuitas, fue tal vez más
aparente que real
Estos indígenas no
se recusaban al bautismo y a las misas, muchas veces por apreciaren la
estética de los rituales y para no contradecir los padres. Una señal de esto
puede ser la no-permanencia de la religión. Hoy en día el número de guaraníes
católicos es ínfimo. Han habido "ataques" de sectas protestantes a
las aldeas y muchos frecuentan los cultos. Mas, todavía no se puede evaluar
la verdadera dimensión del perjuicio cultural, pues los guaraníes parecen
poseer una auto-defensa eficiente, que consiste en "desviarse", con
extrema diplomacia, lo que elude a los menos atentos."
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muy interesante el contenido del blog.. siempre me encuentro con cosas que me estimulan a la indagación y descubrimiento de lo ue son las raices del pueblo guarani
ResponderEliminarMuy interesante el articulo. Pero tengo una duda, si le llamaban "cabello amarillo", no seria que el chico fuese rubio? De ahí la facilidad de comunicarse con los jesuitas (por ejemplo). El bien podía haber sido instruido por los jesuitas sobre religión, pero por amor a su abuelo buscar el modo de preservarlo, tanto si abrazo como si no la religión externa? Solo es una duda.
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