Compartido por Miguel Rios en la Red Social Facebook |
Escrito por Ernesto Azarkevich
Pertenece al
pueblo mbya. Estaba en una plazoleta con sus hermanos.
La imagen es
impactante. Una nena mbya intenta saciar la sed en un pequeño charco de
una plazoleta de Posadas que se convirtió en su hogar, mientras sus padres y
hermanos tratan de vender algunas artesanías. La foto fue publicada en la red
social Facebook y ya fue compartida más de 1.200 veces, además de generar todo
tipo de comentarios.
Miguel Ríos, un joven
con marcado compromiso social, fue quien se encargó de difundir la imagen, que
había sido tomada por otra persona sobre la avenida Mitre, a menos de diez
cuadras de la Casa de Gobierno de Misiones.
“Mientras el país se
prende fuego, esta niña guaraní se hidrata desde el suelo. Algo estamos
haciendo mal como sociedad, ¿no?”, posteó en horas de la noche.
A raíz de algunas
críticas que recibió por la publicación, Ríos sostuvo que su intención fue que
“de una vez por todas se tome debate social respecto a un problema que muchas
veces como nadie reclama nada, no se hace nada, y los que deberían hacer algo, se
llenan los bolsillos”. Y agregó que “es una foto para cuestionarnos muchas
cosas y que se den cuenta de una vez por todas que ellos no eligen vivir
así, sino que la situación en que viven los llevó a eso”.
En otro posteo, Ríos
aclaró que los mbyá fueron asistidos por quien tomó la desgarradora imagen.
Sobre la foto, dijo: “Yo tomé la decisión de subirla en mi Facebook para que
tomen conciencia de una vez por todas, es la realidad que estamos viviendo.
Creo que la mejor manera de protestar es esta, ya que los que deberían
encargarse de ellos el único interés que tienen es de robar. Dejemos de tapar
el sol con la mano y de una buena vez que se hagan cargo o, si no, salgamos a
escracharlos!”.
En Misiones viven
unos unos 6.500 mbya en poco más de 200 aldeas. Su principal fuente de ingresos
son la venta de las artesanías y sobreviven de la escasa asistencia que les
brinda la Dirección de Asuntos Guaraníes.
Cuando las familias
mbya viajan a Posadas para vender sus productos, viven durante días en las
plazoletas porque no cuentan con albergues. Mientras sus padres ofrecen cestos
y tallas, los pequeños se instalan en los semáforos a mendigar.
Fuente
Diario Clarin
(Buenos Aires-Argentina) – 18 de Diciembre de 2.017
Escena en una aldea - Compartido por Enrique Hopman |
La niña y el charco
Por Claudia Fernández
Chaparro *
Sería injusto decir que
“esto antes no pasaba” como vi en algunas redes sociales, porque esta no sería
la centralidad de la cuestión. La imagen de una niña de la comunidad mbyá
guaraní en una plaza de Misiones, tomando agua de forma anormal, y digo anormal
porque no es una forma “humana”, es atroz. Ahí no hay vaso, no hay mesa, no hay
familia, no hay tele, ni agua potable, ni juguetes que la rodeen. La niña toma
agua en el piso y de un charco, como haría instintivamente un animalito.
Esa imagen, dicen, está
dando vuelta el “mundo”. ¿Será el “primer mundo?” Supongo que muchos estarán
avergonzados, ya que cada vez que se imaginan en ese sobrevaluado primer mundo
quieren que nos vean como triunfantes y ganadores. Nunca esto, porque esto es
lo que no queremos ver, es lo que criticamos. Porque esa niña pertenece a un
sector social que está reclamando algo que muchos creen injusto.
Esto es como ir al
psicólogo. Lo tenés todo el tiempo delante de tus narices, pero un día alguien
te dice o muestra algo, y ése algo te rompe la cabeza. Un persona le sacó una
foto a ese momento, los editores de muchos medios no dudaron, la publicaron.
¿Está bien? Bueno, no se le ve la cara, pero seguramente sería fácil
identificarla. Estaríamos frente a un dilema similar que tuvo el fotógrafo
Kevin Carter cuando retrató a un niño desnutrido acechado por un buitre, que le
valió un Pulitzer en 1994 y muchas críticas, pero que desnudó la hambruna y la
conflictividad social en el desierto de Sahara en Sudán. Sería muy hipócrita
pensar en este punto, en sus derechos vulnerados, cuando todos lo están. Y
quienes pensamos en más y mejores formas del abordaje mediático nos preguntamos
si no hay mal que por bien no venga. Porque, al parecer, muchas personas que
vieron la foto y se conmovieron, ahora les llevan agua y comida a este grupo de
gente que acampa en una plaza argentina allá en Misiones, donde es más fácil
vender sus artesanías a mejor precio y que es el único sustento de las más de
6000 personas que integran la comunidad.
Esa imagen nos devuelve a
una sociedad que estuvo y es indiferente. No puede pasar esto, no puede bajo
ningún concepto. Y esto no compete a un partido o a una ideología. Esto compete
a la humanidad. Tenemos la obligación moral y espiritual de devolverle a esa
niña su infancia, sus derechos. Y hasta tanto esto no pase no podemos seguir
con otras cosas, porque hay una niña tomando agua de un charco en la vereda. Y
eso, está muy alejado de la condición humana.
* Especialista en infancia.
Fuente> Pagina 12 – 22 de
Diciembre de 2.017
Fotografia Periodico Misiones On Line (Posadas) |
Mañana estaremos hablando
y ocupándonos de otra cosa
La paradoja de que el agua
envasada que comercializa una empresa con participación estatal provenga
supuestamente de una de las mayores reservas de agua dulce del mundo llamado
irónicamente “Acuífero Guaraní”, del que los dueños originales de la tierra y por
ende del acuífero no reciben “regalías”, contrasta con la imagen de la niña
mbya Guaraní ¿tomando agua? de un charco en el piso, no hay certeza, tal vez
estaba jugando, pero sí es una niña en situación de vulnerabilidad de los que
hay millones en todo el mundo.
La foto resultó impactante
para casi todo el mundo, al punto de que se viralizó en las redes sociales y
medios de todas las latitudes se comunicaron con este portal que la publicó y
con quien logró la imagen. A ella, personalmente, expresé que a mí en lo
personal no me impactó algo que considero cultural y que yo mismo tomaba agua
del arroyo El Rey en mi infancia en Reconquista (Santa Fe), como seguramente lo
hicieron durante siglos los pueblos originarios, también los guaraníes, como lo
pueden certificar académicamente, mejor que este periodista, estudios
antropológicos que abundan al respecto.
Lo irónico de toda esta
historia es que días después de que se lograra y publicara la foto de la niña
se publicó en este medio y la mayoría de los medios de la provincia de Misiones
la entrega de títulos (con foto incluida) a integrantes de la comunidad mbya
Guaraní que habían completado sus estudios docentes. Esta noticia y su foto no
se viralizo. Tampoco las noticias de integrantes de la comunidad destacados en
otras áreas, y voy a mencionar solo dos, un director de cine y un estudiante de
medicina en Cuba, se han viralizado.
Nos hay dudas que el morbo
“paga” como se dice en la jerga televisiva, pasó con la del niño migrante
subsahariano muerto en una playa europea y el niño sirio ensangrentado sentado
en una ambulancia luego de un bombardeo, cuyas fotografías ocuparon las
crónicas internacionales durante varias semanas, pero poco se dijo del motivo
por el cual estas familias huyen de sus territorios y por que se bombardea
indiscriminadamente países del medio oriente, indudablemente uno de los motivos
de las masivas migraciones. Nos lamentamos del niño muerto y del niño sirio
herido porque realmente conmueve, como conmovió, aunque menos trágica, la foto de
la niña mbya, pero estos arbolitos nos tapan el bosque.
Tanto la muerte de este
niño cuyo cadáver logró ser fotografiado, mueren miles a diario de hambre y sed
(sí sed) y por efecto de los bombardeos cotidianos, así como la imagen de la
niña agachada en la plazoleta de Posadas, reitero que no me consta si estaba
tomando agua o estaba jugando, son la punta de un iceberg que no queremos ver o
tapamos con otras noticias que hacen a la cotidianeidad o con las
subjetividades noticiosas construidas por quienes manipulan las informaciones
que dan la vuelta al mundo, donde las guerras y la indiferencia siguen matando
hasta que aparece la foto de un niño con sus derechos vulnerados y reaccionamos
indignados, pero mañana estaremos hablando y ocupándonos de otra cosa, por
supuesto menos trágicas.
Emilio Juri (Periodista)
Misiones On Line 22 de
Diciembre de 2.017
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