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miércoles, 20 de diciembre de 2017

Reparto justo del agua en Corongo es declarado Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por Unesco


Sistema Tradicional de Jueces de Agua tiene como objetivo la distribución equitativa y sostenible del agua e involucra, además de gestión de recursos, religiosidad, memoria histórica e identidad cultural.

A diferencia del mundo occidental, en los Andes el agua es un ser vivo que fecunda a la tierra año y así da vida. En la cosmovisión andina el agua es una deidad muy importante, junto con el sol y la tierra (Pachamama) y como tantas manifestaciones culturales preincaicas, con la llegada de los españoles también formó parte del sincretismo religioso que se vive en todas las regiones del Perú.  

El agua, procedente de la lluvia, y almacenada en ríos y manantiales, se complementa con el riego que la traslada a las áreas donde no hay lluvias o donde estas son escasas. A su vez, el riego está relacionado con la agricultura y el pastoreo, y con la cultura andina. Por ello hay fiestas del agua y sistemas democráticos de distribución del agua, siguiendo tradiciones ancestrales. Ejemplo de esto último es lo que ocurre en Corongo, en la región Ancash, donde la importancia del agua y la necesidad de asegurar su reparto justo entre los usuarios ha permitido que se mantenga el sistema tradicional de jueces de agua, autoridades cuyas funciones anuales se vinculan íntimamente con la ritualidad y religiosidad de la población.


El Sistema Tradicional de Jueces de Agua de Corongo tiene como objetivo la distribución equitativa y sostenible del agua e involucra, además de gestión de recursos, religiosidad, memoria histórica e identidad cultural. En 2013 fue declarado Patrimonio Cultural de la Nación, y dos años después -por su importancia medioambiental, su tradición y el interés de las comunidades en su salvaguardia- desde el Ministerio de Cultura se han dado los pasos para que la Unesco le dé el reconocimiento universal. Lo que ha ocurrido hoy, cuando su Comité para la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, reunido en la República de Corea, lo ha inscrito en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Legado cultural
Dos jueces de agua (autoridades tradicionales), que son elegidos cada dos años, encabezan el sistema de administración de recursos comunales. Ellos se encargan de las diversas actividades vinculadas al manejo del agua y de las tierras de cultivo, que siguen patrones ancestrales adaptados a lo contemporáneo.  

El Sistema de Jueces tiene tres principios fundamentales en los Andes: solidaridad, equidad y respeto de la naturaleza. Sus funciones, su importancia y sus valores son transmitidos a las jóvenes generaciones, en el marco familiar como en el espacio público. 

Los conocimientos y saberes que aplican los jueces de agua  se originan en las prácticas de la reciprocidad propias de las sociedades preíncas y constituyen una expresión de cultura inmaterial viva en la medida que desde esos tiempos ancestrales se continúan aplicando y expresan en la actualidad el procedimiento colectivo y solidario del acceso y distribución del agua para las faenas agrícolas.

“El manejo de los recursos nace con la civilización andina. Ya 2.000 años antes de Cristo tenemos ejemplos de canales de irrigación y de manejo del uso del suelo asombrosos, que son parte de nuestra cultura y nuestra civilización y que se mantienen hasta hoy en algunos casos, como los jueces de agua de Corongo”, señala Soledad Mujica, directora de Patrimonio Inmaterial del Ministerio de Cultura. 


En opinión del Ministerio de Cultura, la decisión de la Unesco favorecerá el respeto por modos de organización similares que posean sistemas similares de gestión tradicional del agua, de la gestión del medio ambiente. Estimularía además la identificación de fenómenos similares relativos al tratamiento de los recursos naturales en general, y sobre todo sensibilizar el tema del agua, que constituye el recurso indispensable más vulnerable del planeta. Y, por supuesto, también es un reconocimiento a los conocimientos ancestrales y a los jueces de agua de la comunidad, al poner en valor la eficacia del rol de los sistemas tradicionales para la resolución de conflictos.   

Fuente
La Mula

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