Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

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sábado, 11 de marzo de 2023

Antonio Moreira


Pai Antonio Moreira (Lider Espiritual Mbya Guaraní) retratado junto a su familia en Tekoa Yryapu (Puerto Iguazú - Misiones) en la década del 80 del pasado Siglo.
Puede observarse que tiene un JEA CHA A (Bandolera Ceremonial, usada por los líderes), un JEGUAKA (Adorno en la cabeza, símbolo de la masculinidad) y un GUYRAPA ETE (Arco Verdadero).
Foto: Internet
Escritos e Investigación: José Javier Rodas
Publicado originalmente el día 11 de Marzo de 2013, hace 10 años.

sábado, 15 de octubre de 2022

Caminante. Karai Tataendy Dalmacio Ramos.


Caminante.
De andares inciertos, 
De desafíos continuos. 
De raíces como el aire, el fuego, el agua y la tierra. 
De alma sonriente. 
De corazón enorme.
Su presente, su cimiento. Le arrancaron las raíces, la enterraron mil veces.
Y sigue brotando. Florece.

Escrito por Claudia Silvo

Encontré estas letras que para mi reflejan a Karai Tataendy Dalmacio Ramos de Tekoa Ysyry - Mado - Misiones - Argentina

domingo, 13 de febrero de 2022

Falleció Adriano Benítez, líder espiritual de Fortín Mbororé


La comunidad mbya de Puerto Iguazú despide a su opygua.

Tenía 85 años y partió hacia la Tierra sin Mal la mañana del viernes, el sabio fue recordado por los suyos como un protector de la selva y la cultura mbya guaraní.





El pueblo mbya guaraní despide con dolor al sabio Adriano Benítez, líder espiritual de la comunidad Fortín Mbororé de Puerto Iguazú y referente incansable de la lucha por la tierra y la preservación de la selva misionera.


Adriano emprendió su camino hacia la Tierra sin Mal el pasado viernes 11 de febrero a primera hora de la mañana, estaba en su casa de la aldea Tekoa Mbororé donde residía hace 30 años.


El abuelo Adriano, buen conversador en tono pausado y bajito y siempre acompañado de tereré de yuyo, era un hombre paciente y de gran generosidad y sabiduría lo describen los suyos.


En su rol de opygua dio el nombre espiritual a los niños en los bautismos y se dedicó a curar el alma y el cuerpo de quienes acudían -de cerca y desde muy lejos- a su ayuda buscando consejo y sanación. Tenía los conocimientos y una memoria prodigiosa para reconocer las hierbas medicinales y sus propiedades.


Luis Chamorro, uno de sus nietos e integrante de la banda de hip hop Ha’é Kuera Ñandé Kuera, en diálogo con El Territorio, lo recordó cariñosamente y resaltó el legado de Adriano para el cuidado del territorio y la transmisión y preservación de la cultural ancestral guaraní.


“El abuelo es de San Pablo, Brasil, después vino más cerca de la frontera con Argentina, vivió también en el Paraguay, cuando llegó a Misiones estuvo en Andresito y después vino a Mbororé cuando eran pocas familias y ahí con otros ancianos se comenzaron a movilizar por el territorio”, contó.


De joven migraba mucho y en incontables ocasiones viajó a Posadas con sus pares para enterar a las autoridades sobre la realidad y necesidades de su pueblo y, ya en sus últimos años no salía tanto.


“A lo último sólo salía de su casa para vernos jugar al fútbol en la canchita de la aldea, le gustaba mucho el fútbol, también la música que escuchaba en la radio y el tereré, teníamos largas charlas y siempre me estaba enseñando algo”, relató Luis y continuó, “de él aprendí mucho de la medicina tradicional mbya, de la forma de ver la vida y del respeto a la naturaleza, que es lo más importante porque es la base de la vida”.

De las verdades que escuchó de su ancestro confió una trascendental: “Al abuelo le preocupaba mucho lo que estaba pasando con el monte, con el tema del avance sobre la selva, la tala de árboles, que los mbya ya no tenemos cómo pescar, también ya le costaba encontrar algunas plantas medicinales. Nos decía que cuidemos el monte y que luchemos por la naturaleza, porque si se termina el monte se termina la cultura mbya, que en el monte el mbya tiene la vida”.


Reconocimiento
Cuando se conoció la noticia del fallecimiento del líder espiritual desde distintos puntos de la provincia hicieron llegar las condolencias y afecto a la familia y la comunidad.


El docente Javier Rodas, investigador de la cultura guaraní y coautor del ‘Primer Diccionario Mbya-Español’ con Carlos Benítez, escribió en su página Crónicas de la Tierra sin Mal: “Ya estás en el ‘Yvy Marae’ querido abuelo Adriano Benítez, opygua (líder espiritual/chamán) de Tekoa Mbororé. Muchos años de compartir tus enseñanzas desde la ancestral y milenaria Nación Mbya Guaraní. Gracias por tu generosidad de siempre que traspuso los límites aldeanos llevando sanación corporal y espiritual a las personas”.


En comunicación con este medio Rodas refirió, “era opygua sanador de la gente, y no sólo lo buscaban personas de la aldea, sino de la sociedad envolvente de la ciudad y de Paraguay y Brasil”. Y resaltó que en la cultura guaraní los ancianos son venerados y su voz muy respetada; “la palabra de los ancianos es escuchada en las asambleas y es tenida en cuenta en la toma de decisiones para la vida en comunidad”.


Escrito por Silvia Godoy - Diario El Territorio (Posadas) - Domingo 13 de Febrero de 2022.

https://www.elterritorio.com.ar/noticias/2022/02/13/737540-fallecio-adriano-benitez-lider-espiritual-de-fortin-mborore

lunes, 21 de junio de 2021

Se nos murió un guerrero

El 12 de junio Juan Chico, Qom, se fue hacia el Gran Espíritu. Así sintió y nos anticipó un hermano Wichí. Víctima del Covid-19, así que de la feroz depredación del ambiente que principió con la invasión euro-occidental.


 Juan, el joven que recorría Colonia Aborigen (Chaco) en bicicleta y a pie con Mario Fernández, Qom también, logrando los testimonios de sus ancianos que por años guardaban la palabra de lo que habían visto, escuchado, sufrido en la Masacre de Napalpí en 1924. Juan quien publicó, con Mario, el fruto de ese trabajo al que llamaron “Napalpi. La voz de la sangre”, “Napa’lpi. Ltaxayaxac yi ntago’q” porque ellos eran la voz de la sangre de sus ancestros masacrados y allí estaban, dijo, para exigir justicia en su lugar.

Juan, quien quitó el retrato de Domingo F. Sarmiento y lo reemplazó por el de la Cacica Dominga, moqoit, en esa escuela de Colonia Aborigen en una acción decidida, firme, reparadora de la dignidad. Juan, que en esa escuela escuchaba a los ancianos pilagá que les hablaban a los jóvenes sobre la Matanza de Rincón Bomba en Formosa, y les transmitían el mandato: “Escriban, escriban. Ustedes son los que tienen que prepararse y escribir nuestra historia”.

Juan, quien viajó incansablemente con sus hermanos indígenas y con aliadas y aliados criollos, buscando más testimonios, investigando, trabajando ardua y artesanalmente para saber quiénes, cuántos de cuál pueblo, fueron las y los masacrados en Napalpí. Juan, que con ello contribuía de manera notable a la investigación en el fuero federal para pedir la sustanciación de un Juicio por la Verdad. La Verdad, la Memoria y la Justicia, y para demostrar la responsabilidad del Estado argentino.

Juan, el investigador de la historia de los Qom que lucharon en Malvinas, y otro libro entonces sobre esos ex-combatientes. Para disputar memoria, para construir una que nos cobije a todxs, sobre todo que no olvide a nadie.

Juan, quien se afanaba porque esta otra escritura de la historia se difundiera en las escuelas, estuviera en las bibliotecas, y docentes y alumnxs la hicieran suya.

Juan, el que nos hizo ver que lxs primerxs desaparecidxs de este territorio fueron lxs indígenas capturadxs, de los que nunca más se supo, durante las invasiones militares del sur y del norte. Juan, quien nos ayudó a entender y clamar que ‘un genocidio, todos los genocidios’. Juan, quien nos ayudó a comprender tan profundamente que crímenes de lesa humanidad son todos, los cometidos en la dictadura cívico-militar de 1976-1983 como los de Napalpí, Rincón Bomba, El Zapallar. Y siguen los nombres, las fechas, las víctimas y los victimarios.

Juan, el promotor del Cine Indígena y de los festivales anuales. Juan maestro, Juan poeta, Juan amigo. Juan el Guerrero. Del linaje de guerreros del Pueblo Qom. De los que supo usar las armas de esta época: el discurso, la escritura de la historia, la ley. La palabra, incansable e intensa. Los cargos que la estructura del Estado ofrecía y él tomaba cuando servían como trincheras en el combate. Juan y su relación con la academia, con la universidad, cuando ella brindaba datos y aliadas y aliados para ganar terreno, para conseguir pruebas, para seguir sin parar.

El mundo es un poquito mejor, no tengo dudas, luego que Juan lo atravesó en esta dimensión. Cumplió intensamente la misión para la que vino y dejó su estela. Para que sigamos la urdimbre, la que se venía tejiendo antes de él. El usó otros colores, los justos para este su y nuestro tiempo.

Lo estamos llorando, entendiendo y aceptando. Aceptando quizá que la vida y la muerte se entrelazan. Que Juan nos acompaña y que lo acompañamos de modo diferente ahora. Que nos va a hacer falta en la trinchera, sí. Pero que con sus colores y los nuestros continuamos. Incansables. Convencidxs. Otrxs vendrán luego porque el camino es muy largo, los tonos y las melodías infinitas, y las luchas y las risas son de muchísimxs Juanes y Juanas. Así que acá nos abrazamos en la congoja, el desamparo, la esperanza y el cobijo. Aquí seguimos pues.

Fuente: https://www.pagina12.com.ar/348183-se-nos-murio-un-guerrero


Falleció Juan Chico, historiador y militante incansable de los derechos de los pueblos originarios


El historiador, activista por los derechos indígenas, director de Tierras del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) y referente qom Juan Chico, falleció ayer a los 45 años en la provincia de Chaco como consecuencia del coronavirus, según comunicó esta madrugada la Fundación Napalpí de la que era presidente y socio fundador.


“Con profundo dolor comunicamos el fallecimiento de nuestro líder, defensor incansable de la causa indígena, quien fuera nuestro presidente y socio vitalicio”, publicó esta madrugada la fundación Napalpí.

Rápidamente, las redes sociales se llenaron de mensajes de consternación por la temprana muerte de este referente y de condolencias a su familia, destacándose Secretaría de Derechos Humanos a cargo de Horacio Pietragalla Corti, que depende del Ministerio de Justicia al igual que el INAI donde Chico se desempeñaba.

“La Secretaría de Derechos Humanos de la Nación despide con profunda tristeza a Juan Chico, Director de Tierras del INAI”, publicó la cuenta del organismo.

“Juan Chico era historiador Qom, docente y un luchador incansable por los derechos humanos de los Pueblos Originarios. Escribió un libro de investigación imprescindible sobre la Masacre de Napalpí y gracias a su trabajo Chaco tiene instituido el Día Provincial del Veterano de Malvinas originario. Abrazamos a su familia, a sus compañeros y compañeras y al Pueblo Qom”, prosigue.

Autor de los libros “Voces de Napalpí” y “Los qom de Chaco en la guerra de Malvinas”, Chico era el principal impulsor -a través de su Fundación- de la investigación penal preparatoria por la Masacre de Napalpí (1924) que está llevando a cabo la Unidad Derechos Humanos de la Fiscalía Federal de Resistencia a cargo de Diego Vigay, de cara a la realización de un juicio de la verdad por estos hechos por los que en 2020 ya fue condenado civilmente el Estado argentino.

Se conoce como Masacre de Napalpí la matanza de más de 400 qom y mocoi en un paraje ubicado a 138 kilómetros al noreste de Resistencia, El Aguará, por parte de las fuerzas de seguridad durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear.

En 2008 el gobernador chaqueño Jorge Capitanich pidió perdón en nombre del estado provincial por la masacre y en 2020 erigió un memorial en reconocimiento a las víctimas además de constituirse como querellante en la investigación penal preliminar de oficio para la realización del juicio por la verdad.

El coordinador del Programa Nacional de Identificación y Restitución del INAI, Fernando Pepe, aseguró a Télam que Chico era “un faro de la memoria” de esta masacre pero también “de la lucha contra el genocidio indígena en toda la Argentina”, ya que desde 2016 su fundación organiza el Seminario de Reflexión sobre el Genocidio Indígena que convoca cada año en Chaco a especialistas de todo el país.

Este antropólogo, que además preside el colectivo Guias (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social), explicó que Juan era además “el primer director indígena de la Dirección de Tierras” que tiene a cargo nada menos que “el relevamiento territorial que protege a las comunidades de todos los desalojos” y “por lo tanto, la pérdida en este momento tan difícil de la pandemia, es inconmensurable”, dijo.

“Desde lo personal hace 10 años que lo conocemos a Juan, desde cuando llevamos la muestra ‘Prisioneros de la Ciencia a Chaco’ y restituimos a la comunidad qom los restos de nueve hombres que fueron fusilados por el ejército argentino en ‘La campaña del Desierto de Verde’ de Chaco entre 1881 y 1887, que estaban en el Museo de Ciencias Naturales de La Plata”, indicó.

Pepe llamó la atención sobre otras muertes recientes registradas en el mundo indígena por la pandemia del coronavirus y sobre los “conocimientos ancestrales” que se pierden junto con estas vidas.

Es el caso del difusor de la lengua y la cultura quechua Carmelo Sardinas; del lonco mapuche Lorenzo Pincén; de referente aymara de Quilmes Pablo Quival; del lonco rankulche, Nazareno Serraino; de Francisco Pérez de la comunidad wichí Lhaka Honhat; y del pilagá Lázaro Arce.

“Juan Chico era un gran humanista, sabía escuchar y sintetizar las distintas opiniones en una construcción superadora; fue construyendo desde el pie y así llegó al INAI, pero no tenía techo”, concluyó Pepe.

Fuente: Agencia Télam - 13 de Junio de 2021.

sábado, 12 de junio de 2021

“Mi Lengua Originaria Es Lo Que Soy” - Jachuka Rete



Jachuka Rete, Jorgelina Duarte, que pertenece al Pueblo Mbya Guaraní, viajó a Ginebra, Suiza, para participar de la 42° Sesión del Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

Lo hizo junto a miembros de Comunidades Guaraníes en Argentina, Bolivia, Brasil y Paraguay que conforman el Consejo Continental de la Nación Guaraní (CCNAGUA), para visibilizar sus problemáticas, que refieren esencialmente el incumplimiento de sus derechos.

“Vinimos a levantar la voz contra las injusticias que estamos pasando con nuestros Pueblos. Además, como es el año de las Lenguas Indígenas, nos pareció pertinente también reivindicar la importancia de nuestras lenguas y pedir que se instrumenten los mecanismos para fortalecerlas ya que se ven gravemente amenazadas”, comentó Jorgelina.

“El Pueblo Mbya Guaraní de la Provincia de Misiones, es uno de los pocos Pueblos que todavía habla su lengua, entonces queremos defendernos ante las amenazas de debilitación, mediante diversas políticas públicas que se implementan en nuestras Comunidades. En las escuelas no se está poniendo en práctica debidamente la educación bilingüe e intercultural, por más que está establecida en nuestra Constitución Nacional”, mencionó.

En relación al trabajo que vienen desarrollando las diferentes Comunidades detalló, “los hermanos de Argentina, Brasil y Paraguay nos apoyamos permanentemente ya que las problemáticas son las mismas en los distintos Estados. Las leyes y los instrumentos legales están ahí, pero no se ponen en práctica. Se siguen violando de manera sistemática, en Argentina tenemos una ley muy débil, ya que solamente se aprobó un presupuesto, en primera instancia, para demarcar nuestros territorios, luego se prorrogó dos veces pero continúa sin finalizar el proceso.”

“Por estas razones nos vemos amenazados, porque no tenemos la seguridad de nuestros territorios, ya que falta el cumplimiento real y efectivo del Artículo 75 inciso 17 de la Constitución Nacional”, puntualizó.

Parte del discurso de Jorgelina Duarte ante la Comisión de la ONU, estuvo orientada hacia la importancia de la conservación de las Lenguas Indígenas:

“Nuestra lengua originaria es lo que soy. La lengua es mi vida. Mi Pueblo cree que todo lo que existe es hecho por la palabra, es nuestra identidad. Es por eso que los Estados deben respetarla como derecho vital e implementar políticas de fortalecimiento, no imponer sistemas de afuera.

La educación bilingüe intercultural se tiene que dar en todos los niveles y los órganos estatales deben crear los mecanismos necesarios en todos los ámbitos. Basta de la imposición colonialista de lenguas que hiere, no solamente nuestras tradiciones, sino fundamentalmente nuestra alma. Para nosotros la Palabra se denomina Ñe’e, que a la vez quiere decir Alma. Alma de todos los seres que habitan en este planeta tierra”, explicó ante la Comisión.

Vale mencionar que el Pueblo Guaraní habita desde el litoral del Atlántico hasta el pie de la cordillera de los Andes en América del Sur, con más de 285.000 personas distribuidas en aproximadamente 1.500 Comunidades, constituyendo uno de los Pueblos Indígenas de mayor presencia territorial en el continente americano.

Las omisiones de los Estados nacionales, principalmente en relación al acceso y el disfrute de sus territorios, provocan un entorno de crisis violenta, condenando a muchas de estas Comunidades incluso a la confrontación física por sus derechos básicos de existencia y los consecuentes asesinatos de sus líderes.

Por ENDEPA 
Fuente: http://www.endepa.org.ar/ Fecha: 1/10/2019

Un argentino que no llegó en los barcos

11 junio, 2021 por Daniel Cecchini / Socompa

El lunes pasado murió, víctima del Covid, el referente wichí Francisco Pérez, el hombre que encabezó la lucha por la recuperación de territorios indígenas ancestrales en la provincia de Salta y que, tras décadas de lucha, logró que la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ordenara su entrega al gobierno argentino.


Francisco Pérez, muerto a causa del Covid a los 72 años el lunes pasado en Salta, no llegó de Europa en ningún barco. Referente del pueblo Wichí, defensor de los derechos ancestrales y actuales de las comunidades originarias, fundador de la Asociación de Comunidades Indígenas Lhaka Honhat – que reúne a comunidades de los pueblos Wichí, Iyojwaja (Chorote), Nivaklé, Tapy’y y Komlek o Q’om -, hombre de lucha y de diálogo, pertenecía a un linaje cuyos orígenes se remontan a los tiempos en que a estas costas no había llegado ningún barco desde el otro lado del Atlántico, mucho antes de que las tierras por las que luchó formaran parte de la Argentina.

Murió con la satisfacción de haber logrado, luego de años de lucha, que en febrero del año pasado la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) ordenara entregar 400 mil hectáreas a las comunidades indígenas que viven en las cercanías del Río Pilcomayo.

Educar y organizar

Francisco Pérez había nacido el 16 de julio de 1948 en el Paraje La Horqueta, en el departamento salteño de Rivadavia.

Por esos años, los indígenas tenían prohibido asistir a la escuela, de modo que recién aprendió a leer y escribir a los 16 años, con la ayuda de un maestro rural que le daba clases de noche en su casa, sin que nadie se enterara. No se guardó esos conocimientos para sí sino que se convirtió él mismo en maestro y enseñó a leer y escribir a los miembros de su comunidad.

Al mismo tiempo les puso el cuerpo a dos reivindicaciones: la conservación de la lengua wichí en particular y de todas las comunidades indígenas en general, y la lucha por los derechos sobre los territorios ancestrales.

En 1991, junto con otros caciques, creó la Asociación de Comunidades Indígenas Lhaka Honhat (Nuestra Tierra), con el objetivo de exigir que el Estado les reconozca sus derechos ancestrales sobre parte de las 643 mil hectáreas de los ex lotes fiscales 55 y 14, en el límite tripartito entre Argentina, Bolivia y Paraguay, en las inmediaciones del Pilcomayo.


Por esa lucha fue estigmatizado por el gobierno salteño de Juan Carlos Romero, que intentó enfrentar entre sí a los indígenas con los campesinos que se habían ido instalando en esas tierras.

La búsqueda de consensos

Francisco Pérez y Lhaka Honhat evitaron caer en un enfrentamiento que no beneficiaba ni a unos ni a otros.

“Una característica de Francisco es que era respetuoso del derecho campesino. Trabajó desde su propia cultura en búsqueda de consensos. Su manera de negociar no era de ‘te doy esto, me das aquello’, sino de buscar consensos. Por eso también no respondió a provocaciones, pese a que fue alguien muy denigrado al comienzo, en los tiempos del gobierno de Romero, que lo acusó de que quería echar a los criollos, que decían para qué querían los indígenas la tierra si no tenían ganado y que había empezado a lotear, a descomponer el territorio. Remando en contra de eso, Francisco buscó interlocutores y llegaron a un acuerdo con la Organización de Familias Criollas en el que hubiera tierras para todos”, relata Ana Laura Álvarez, de la ONG Asociana, que trabaja con las comunidades indígenas salteñas.

El gobierno de Romero puso todos los obstáculos que pudo a esos acuerdos, y no reparó en métodos. “Francisco fue el que construyó una organización espectacular de los wichí del Pilcomayo, en la zona de Salta. Me acuerdo que dijo en una charla en la que contó: Nosotros veníamos y juntábamos a los caciques para una organización, hasta que nos compraron los caciques; entonces empezamos con los pastores para llevar adelante la organización, pero también nos compraron a los pastores. No nos importó, igual seguimos adelante, hasta que ganamos’”, cuenta Leonardo Dell’Unti de la Asociación por la Cultura y el Desarrollo (APCD, otra ONG que trabaja con las comunidades originarias.

El acuerdo impulsado por Pérez con los campesinos del territorio permitió que los indígenas recuperaran definitivamente – con un título de propiedad colectiva – 400.000 hectáreas de sus territorios ancestrales, mientras que los criollos se instalarían en otras 243.000.

La política blanca

Pérez fue también pionero en la participación indígena en la política. En 1983, con el retorno de la democracia, fue electo concejal en Santa Victoria Este. Volvió a ser elegido en 1991 y 1995, esta última vez por el partido que él mismo había creado e impulsado, Tewok Necheyik.

Dicen quienes lo conocieron bien que sabía que era una apuesta riesgosa, que quizás le trajera problemas sobre todo con los ancianos de las comunidades, que podían pensar que estaba entregando sus tradiciones y sus costumbres.


Queda constancia de esa preocupación en su discurso durante una conferencia internacional sobre desarrollo sostenible en el Gran Chaco realizada en 1996 en Alemania.

“Creo que hay mucha gente nuestra que no tiene ninguna posibilidad de aprender la costumbre blanca. Ya son viejos, tienen más de 70 o 60 años. Difícil que ellos aprendan. Entonces, yo soy representante elegido por ellos. A veces me pongo a pensar y tengo un poco de miedo de llevar a mi gente a otro lado. Lo que quiero decir es: si uno acepte la idea de una organización del tipo de los blancos y sigue trabajando, cuando de repente uno se da cuenta que mi gente no va a entender nada de lo que yo estoy haciendo. Porque yo tengo contacto con gente blanca, con el gobierno, con gente que hacen las cosas distintas. Entonces ellos no van a entender nada y se van a enojar conmigo. Siempre pienso que es mucho mejor de trabajar con todas las comunidades nuestras. Ahí ahora tenemos caciques, representantes, la iglesia -varias personas que manejan la comunidad. Hay que reunirse con ellos y plantear estos problemas, pensar cómo vamos a seguir trabajando, cómo vamos a defender nuestra gente”, dijo en esa ocasión.

Aquella iniciativa de participar en la política de principios de los ’90, con la creación del partido Tewok Necheyik terminaría dando sus frutos un cuarto de siglo después, cuando en 2019 el candidato indígena Rojelio Nerón ganó la intendencia de la localidad de Santa Victoria Este, hasta entonces gobernada por la minoría criolla.

Homenajes

“Francisco perseveró en el reclamo por el dominio de las tierras de su pueblo. No dudo de que recibió tanto amenazas como ofertas tentadoras para dejar su lucha por la tierra. Pero nunca dejó de perseguir la meta central. También tenía que enfrentar las rivalidades y oposición de otros indígenas lo que a otros menos firmes en sus convicciones podría haberlo hecho renunciar”, lo despidió el pastor anglicano – iglesia a la que pertenecía – Cristóbal Wallis, que trabajó junto a Pérez por los derechos indígenas durante tres décadas.

“En el año 99, después de completar mis estudios de Biología de la Conservación en Canterbury, Inglaterra (una suerte de Vaticano de la iglesia anglicana y sede de sus autoridades eclesiásticas, exceptuando la reina, claro), con la convicción de realizar mi doctorado en algún tema que fuera ‘útil’, terminé involucrado en los estudios sobre el uso del territorio y los recursos naturales que eran necesarios para sostener la presentación del reclamo territorial de la Asociación de comunidades Lhaka Honhat en la comisión interamericana de derechos humanos. Ahí tuve la oportunidad de conocer a Francisco y a su familia extendida y de comprobar el enorme liderazgo e inteligencia política que ejercía, en las decenas de asambleas de las que participé en varias de las 36 comunidades nucleadas en la asociación. Lo más interesante era su enorme capacidad para balancear las miradas e intereses de las cinco etnias que conformaban Lhaka Honhat, y también los intereses y concepciones del conflicto de los actores no indígenas como la iglesia anglicana, los pobladores criollos y otros “asesores” no indígenas”, dice el antropólogo Bruno Carpinetti.

Desde el gobierno nacional – a través de la Secretaría de Derechos Humanos y el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) – se envió un mensaje de condolencias que incluye la promesa de cumplir con lo logrado por la lucha que Francisco Pérez – un argentino de los que no llegaron a estas tierras en los barcos – encabezó durante décadas.

Allí dice: “Francisco fue un luchador incansable por los derechos de las comunidades indígenas. Acompañamos a su familia y a las comunidades indígenas del chaco salteño en este momento de dolor por la pérdida de su autoridad tradicional. Nuestro mayor homenaje a Francisco es ratificar el compromiso del gobierno federal con el cumplimiento de la sentencia emblemática de la Corte Interamericana de Derechos Humanos”

Escrito por Daniel Cecchini | Jun 10, 2021 
para SOCOMPA - Periodismo de Frontera

http://socompa.info/social/un-argentino-que-no-llego-en-los-barcos/

lunes, 26 de octubre de 2020

Dolores Cacuango, Pionera en la lucha por los Derechos Indígenas



Google celebra este lunes 26 de Octubre a la pionera de los derechos civiles en Ecuador Dolores Cacuango, quien hubiese cumplido hoy 139 años. Con una ilustración, el buscador le rindió homenaje por su lucha a favor de los derechos de los pueblos indígenas.

El liderazgo de Dolores Cacuango fue indiscutible. Y sus palabras más que un discurso político fueron un ariete contra la injusticia y el maltrato a los indígenas.

Dolores Cacuango, esa extraordinaria mujer campesina que, “dotada de un juicio y una lucidez moral extraordinarias, se afirma en el camino de su existencia de tal forma que su espíritu por ser incorruptible es casi perfecto, pues establece ante su propia conciencia un juicio claro y definitivo de lo que es la justicia y lucha por llegar a ella como la meta final de su existencia”.

Dolores Cacuango ha sido reconocida por el sistema, a pesar de aquellos falsos historiadores que han querido borrar su imagen y el valor de su lucha junto a los campesinos ecuatorianos, para lograr su redención. Dolores Cacuango ha sido calificada por el sistema como Dolores la revoltosa, Dolores la hereje, Dolores la Comunista, Dolores la mujer perseguida, que asistió, en 1931, rodeada de sus tres tiernos hijos, al incendio de su choza, que los patrones lo decidieron, pensando que el fuego podía destruir ese fuego que animaba la lucha del movimiento indígena, que nacía al comienzo de los años treinta, precisamente liderado por esta heroica mujer indígena.

Esta valerosa dirigente nació el 26 de Octubre de 1881, en San Pablo Urco, una parcialidad de la hacienda Moyurco, que los frailes mercedarios tenían en el Cantón Cayambe, de la Provincia de Pichincha, junto a otros feudos vecinos que pertenecían a los curas jesuitas y dominicanos; fue hija de Andrea Quilo y de Juan Cacuango, peones conciertos, ella tenía catorce años cuando triunfó la Revolución Liberal. Dolores provenía de los antiguos caciques de la zona y su apellido paterno le daba un ascendiente de prestigio, sin embargo, dos siglos y medio después, debido a las condiciones de trabajo y esclavitud a que habían sido sometidas las familias indígenas, ubicaron a la familia de Dolores Cacuango entre la gente que vivía en extrema pobreza, como todos los peones conciertos de la hacienda agrícola de la Sierra.

El liderazgo de Dolores Cacuango fue indiscutible. Y sus palabras, más que un discurso político, fueron un ariete contra la injusticia y el maltrato a los indígenas. Su liderazgo se impuso sin ninguna duda, manejaba un discurso sencillo y claro, puesto que debía exponer razones y defender planteamientos, ya que llevaba la voz de su pueblo y lo hacía con profundidad, belleza y elocuencia, aquí un ejemplo: “Nosotros somos como los granos de quinua: si estamos solos, el viento nos lleva lejos, pero si estamos unidos en un costal, nada hace el viento, bamboleará, pero no nos hará caer”.

Dolores Cacuango siguió una línea de vida intachable, incorruptible, libre de ambiciones personales. Ceder, congraciarse con los patrones, significaba retroceder, entregar la lucha a los enemigos de siempre. Significaba dejar de ser un dique para ellos, para sus futuros y nefastos propósitos. Las retaliaciones no lograron amedrentarla. Al contrario, templaron más su espíritu rebelde, su fe en la lucha, necesaria para los pueblos indígenas.

Por eso solía decir, tocándose en la mitad del pecho: “Yo, aunque pongan la bala aquí, aunque pongan fusil aquí, tengo que reclamar donde quiera. Tengo que seguir luchando. Para vivir siquiera libertad en esta vida.”

Por Alfonso Murriagui
Fuente: El Orejiverde - 26 de Octubre de 2020

domingo, 27 de septiembre de 2020

Covid-19 leva Aritana Yawalapiti, o diplomata do Alto Xingu



Por Marcio Camilo/Amazônia Real

Líder reconhecido mundialmente, que ficou duas semanas internado numa UTI de Goiânia, lutou por décadas pelos direitos dos povos indígenas.

A perda do Xingu inteiro. A morte de Aritana Yawalapiti, de 71 anos, para a Covid-19, representou um duro golpe para parentes, amigos e indígenas de várias etnias. O “diplomata do Alto Xingu”, uma das várias lembranças associadas a Aritana, morreu na manhã desta quarta-feira (5), depois de duas semanas de internação na UTI de um hospital de Goiânia (GO).

Em nota de falecimento, a família do cacique destacou que Aritana era uma das maiores e mais antigas lideranças do Alto Xingu. A nota destaca que ele foi nomeado cacique aos 19 anos de idade, durante a década de 1980.

“Ele era um dos últimos falantes do idioma tradicional de seu povo, o Yawalapiti, mesmo nome da etnia. Além de guardar a memória de sua língua natural, Aritana também falava português e outros quatro idiomas tradicionais indígenas”, destacou a nota.

“A perda do meu tio Aritana é a perda de 98% da nossa língua. Significa para a gente muitos desmontes”, lamentou a liderança Watatakalu Yawalapiti, sobrinha do grande líder, a quem também chamava de pai, em nota de pesar divulgada pela Coordenação das Organizações Indígenas da Amazônia Brasileira (Coiab).

É ela quem resumiu que, sem a presença de Aritana, uma das maiores e mais antigas lideranças indígenas do País, a Terra Indígena Xingu se torna ainda mais ameaçada. Para ela, os jovens precisam agora transmitir os conhecimentos deixados por Aritana.

Até antes de ficar doente, Aritana tinha lançado uma mobilização para construir um hospital de campanha no Alto Xingu, para defender o seu povo contra a disseminação do novo coronavírus.

“Lutou até o último momento contra a religião do homem branco que estava entrando na nossa aldeia. É uma perda irreparável para minha família. É um buraco que se abre debaixo dos nossos pés”, afirmou Watatakalu.

Na nota de pesar, a Coiab resumiu: “Era um grande defensor da luta pela preservação e perpetuação da cultura de seu povo para as novas gerações, e constantemente denunciou o efeito do desmatamento no entorno do seu território, como extinção de peixe dos rios e contaminação das águas”.

A morte de Aritana teve repercussão internacional, com sites estrangeiros noticiando o óbito dele, como a agência Reuters e o francês Tribune de Géneve.

A Coordenação das Organizações Indígenas da Bacia Amazônica (Coica), que representa nove países, também manifestou condolências em sua rede social.

Poliglota, Aritana era um dos últimos falantes de sua língua tradicional, yawalapiti, mas também se comunicava em caribe, tupi e na língua portuguesa. Isso o tornava uma liderança respeitada por outras etnias.

Ana Paula Xavante, que se identifica como prima de consideração do grande líder, ressalta que Aritana era conhecido como o “grande diplomata do Xingu”, muito cordial, e apesar de cacique, escutava a todos, sendo muito democrático em suas decisões.

“O Brasil perde hoje, talvez, o indivíduo indígena mais importante. Aritana era esse homem fabuloso, íntegro, capaz de seduzir príncipes e receber reis, presidentes de Repúblicas, era uma pessoa de um grande caráter e sem vaidades”, resumiu Adelino Mendez, amigo de longa data de Aritana e antropólogo pela Universidade Federal do Rio de Janeiro (UFRJ).

A promotora do Ministério Público Estadual de Mato Grosso, Solange Linhares Barbosa, que atuou na comunidade alto-xinguana, escreveu em suas redes sociais: “Lutou até o último segundo, como o grande guerreiro Yawalapiti que sempre foi. O seu legado não tem tamanho e nunca será esquecido”.

O DRAMA DOS ÚLTIMOS DIAS

Em 19 de julho, Aritana estava em sua aldeia quando teve uma crise respiratória e, a partir dos sintomas, foi diagnosticado com Covid-19. Em seguida foi internado em um hospital de Canarana (MT). Ele era hipertenso. Dois dias depois, seu estado de saúde se agravou, e ele precisou ser transferido para um hospital de Goiânia (GO), que dispunha de Unidade de Terapia Intensiva (UTI). Como os médicos do Xingu não conseguiram UTI aérea, ele teve que fazer uma viagem de ambulância, de mais de mais de 10 horas, com um cilindro de oxigênio, até chegar à unidade em Goiânia.

“Foi uma falta de respeito do Estado brasileiro com outro chefe de Estado, por não ter conseguido a UTI aérea. Ele passou um dia inteiro em uma ambulância, com os balões de oxigênio até chegar ao hospital”, criticou Ana Paula Xavante. O caso de Aritana Yawalapiti era grave. Quando foi retirado do Xingu, mais de 50% do pulmão estava comprometido pela Covid-19, lembrou Ana Paula.

No dia 25 de junho, Aritana perdeu o seu irmão Matarywá, conhecido como Juvenil, para a Covid-19. Ele também era outra importante liderança do Alto Xingu. A essa altura, o novo coronavírus já havia se espalhado nas aldeias Yawalapiti.

Em todo o Xingu, vivem 16 povos indígenas. São cerca de 7 mil pessoas, em 114 aldeias. Só no Alto Xingu – onde morava Aritana – residem 11 povos: Aweti, Kalapalo, Kamayurá, Kuikuro, Matipu, Mehinako, Nahukuá, Naruvotu, Trumai, Wauja e Yawalapiti. A terra indígena tem 2.642 hectares de área, com fortes indícios de presença de povos isolados. A disseminação do coronavírus obrigou ao cancelamento, pela primeira vez em 50 anos, do Kuarup – o maior ritual em homenagem aos mortos entre indígenas brasileiros.




A PERDA DE UM AMIGO

À Amazônia Real, o antropólogo Adelino Mendez destacou que Aritana foi um dos grandes responsáveis, juntamente de seu pai, o cacique Kanato Tepori, pelo resgate cultural da sua etnia.

“Passou cinco anos preso, recluso dentro da sua casa, ouvindo os ensinamentos do Kanato, da mãe, dos tios e avôs paternos. Foi um homem preparado na mais alta cultura Yawalapiti, etnia que nos anos 1950 estava desaparecendo. Eles sumiram na década de 1930 e ressurgem após a chegada dos irmãos Villas Boas. Através de alguns contatos como os Kuikuros, são reagrupados, reconstituem suas aldeias e se tornam um povo importante na estrutura social e cultural do alto Xingu”, explicou Mendez.

Estudioso da cultura Yawalapiti, o antropólogo ressaltou que o nome Aritana reaparece há centenas de anos, uma tradição repassada de avô a neto. “Há duzentos anos surgia no nome dele. As pessoas mencionam grandes homens chamados de Aritana. Tataravôs, bisavôs… o nome na cultura xinguana é sempre de avô a neto. Uma geração sim, uma geração não”, ensinou.

“Eu vejo o Aritana como o último Aritana. Aquele cara que você quer ficar perto. Que não sabia o que era ser chefe, sabia liderar, as pessoas o ouviam, ele nunca pedia. Ele só dava. Se chegava uma melancia na aldeia, Aritana dava um pedacinho para todo mundo comer”, recordou Mendez, muito emocionado. “Não era o índio da televisão, mas é o índio do amor, das pessoas. Homem político, inteligente, conhecido no mundo inteiro, que fazia tudo para não sair de sua aldeia. Foi meu irmão, ajudou na minha formação, como antropólogo, como homem”, lamentou.





Marcio Camilo – Jornalista. Matéria publicada originalmente no site Amazônia Real: https://amazoniareal.com.br/covid-19-leva-aritana-

Fonte: Xapuri Socioambiental (Brasil) - 27 de Setembro de 2020

https://www.xapuri.info/coronavirus/covid-19-leva-aritana-yawalapiti-o-diplomata-do-alto-xingu/





lunes, 17 de agosto de 2020

Guaraníes en el Ejército Libertador





Apenas llegado a Buenos Aires, el oficial José de San Martín se abocó a la tarea de formar un cuerpo de Caballería para enfrentar a las tropas realistas. El joven pero experimentado militar tuvo especialmente en cuenta sus “connaturales”, como llamó a los guaraníes de las antiguas Misiones de Yapeyú, Candelaria y Concepción, por lo que solicitó a Bernardino Rivadavia su reclutamiento para ser incorporados al Regimiento de Caballería, posteriormente Granaderos a Caballo.

Los Guaraníes misioneros ya se habían manifestado partidarios de la causa de Mayo y acudieron al llamado a las armas para enfrentar a los españoles. En enero de 1813 un contingente de 283 nativos partió desde San José (Misiones) conducido por los oficiales guaraníes Antonio Morales, Matías Abucú, Miguel Aybí, Andrés Guayaré y Juan de Dios Avayá.

Entre ellos estuvieron Miguel Chepoyá, Santiago Guaichá, Lorenzo Purey, Siyá, Pindó, Ybarapá, Ybayú, Mboatí, Pachoá, Periverá, Aregua- tí, Cumandiyú, Uré, Mondu ré, Cuzú y muchos más cuyos nombres no conocemos que actuaron en el Ejército Libertador.

Los pueblos misioneros aportaron así a sus jóvenes combatientes para dar nacimiento a la nueva Patria que aún les debe su justo reconocimiento. Salvo Juan Bautista Cabral, homenajeado en la marcha de San Lorenzo, los nombres de estos combatientes guaraníes quedaron sepultados en los documentos oficiales.

Revista Superficie los reconoce y los recuerda, porque como dijo el propio Libertador General San Martín: “un día se sabrá que esta patria fue liberada por los pobres y los hijos de los pobres, nuestros indios y los negros que ya no volverán a ser esclavos de nadie…”

Es tiempo de que el Estado argentino reconozca el aporte fundamental de los combatientes de los pueblos originarios, mapuches, ranqueles, guaraníes, charrúas, coyas, quechuas en las guerras independentistas, les devuelva sus tierras y se cumplan sus Derechos.

Fuente: Revista Superficie - Posadas (Misiones) - 17 de Agosto de 2018


miércoles, 17 de junio de 2020

Quieren que se reconozca como “Figura Histórica de Misiones” al Sargento Misionero-Guaraní Miguel Chepoyá, el guaraní que formó parte de los ejércitos de San Martín y Belgrano

Perteneciente al cacicazgo de Marayuguá, nació en el pueblo de Santa María la Mayor. A los 18 años integró como granadero el Segundo Escuadrón de la Segunda Compañía actuando como trompa de órdenes; participó en las Campaña del Norte (Salta y Tucumán), integró luego el Ejército de los Andes, con el que cruzó la cordillera, se batió en Chacabuco y Maipú siendo miembro destacado del glorioso Regimiento de Granaderos a Caballo, juntamente con los otros 260 naturales, paisanos de San Martín como éste los llamara, que se incorporaron a principios de 1813.


El sargento misionero-guaraní Miguel Chepoyá participó en hechos destacados de la patria. Con el sonar de su trompeta, formó parte del Ejército del Libertador del General José de San Martín y también actuó bajo las órdenes de otro prócer, Manuel Belgrano. Son muy pocos los privilegiados que pueden mostrar semejante currículum.

Afianzar y sostener el misionerismo también implica revalorizar figuras históricas como las del valiente clarín de la victoria del Regimiento Granaderos a Caballo. Por eso, la diputada provincial Natalia Rodríguez impulsa un proyecto de ley para declarar al sargento misionero-guaraní Miguel Chepoyá, “Figura Histórica de la Provincia de Misiones”, por destacarse en la lucha libertadora, por su disciplina, valentía, compañerismo y sanos ideales.

Asimismo, quiere que se incorpore en la currícula escolar de la materia Historia, en los establecimientos educativos de los diferentes niveles, la enseñanza de su vida y obra.

La legisladora visitó hace unos días las localidades de Concepción de la Sierra y Santa María (donde nació el mítico Chepoyá), y presentó detalles de la iniciativa a los intendentes Carlos Pernigotti y José Sadovek, respectivamente. Del encuentro también participaron funcionarios de la Dirección de Asuntos Guaraníes de la Provincia y Alejandro Méndez, líder de la comunidad de Yakã Mirí y coordinador general del Consejo de Caciques de la Nación Guaraní.

El proyecto, que nació precisamente de un viejo anhelo de los presentes en la reunión, tuvo total respaldo de las autoridades comunales y provinciales y del dirigente guaraní. Lo consideraron un hecho de revalorización histórica de una figura que en la Zona Sur de Misiones es muy conocida. De hecho:

– La Asociación Cultural Sanmartiniana de Misiones, con sede en Posadas, bautizó con su nombre su biblioteca.

– En Posadas, una calle lleva su nombre.

– En la ciudad de Apóstoles, en Misiones, en la plaza central, se lo homenajea en el conjunto escultórico dedicado al General San Martín, con una obra estatuaria ecuestre, donde se lo destaca especialmente tocando la trompeta.

– En la misma ciudad también existe un club social en el barrio San Martín que lo homenajea.

– En su Santa María natal, en 1990, inauguraron un monolito que recuerda al prócer.

– En Alba Posse, un paraje lleva su nombre.

El intendente Sadovek adelantó en la ocasión que pretenden bautizar una avenida de la localidad como Sargento Miguel Chepoyá y colocar en una imagen del héroe misionero en el pueblo.

El clarín de la victoria

Miguel Chepoyá nació en el pueblo de Santa María la Mayor. A los 18 años ya formaba parte de las tropas que luchaban por la libertad, desempeñándose como “Trompeta de Órdenes”. Participó en la Campaña del Norte (Salta y Tucumán), acompañó a San Martín desde la batalla de San Lorenzo e integró el Ejército de los Andes, cruzó la Cordillera, entró a Chile y posteriormente al Perú. Y finalmente terminó su intervención por los campos de batalla de América en el último encuentro con las tropas realistas: Ayacucho.

Destacado por su disciplina, valentía, compañerismo y sanos ideales, regresó a Buenos Aires después de años de lucha libertadora. Lo hizo en compañía de nombres como José Félix Bogado, Paulino Rojas, Francisco Olmos, Segundo Patricio Gómez, Damasio Rosales y Francisco Vargas.

Creen más que probable que Chepoyá haya intervenido además en la guerra del Brasil alentando con su corneta a las tropas. Su nombre resuena como el de otros bravos guerreros guaraníes como Santiago Guaichá, Lorenzo Purey, Siyá, Pindó, Ybarapá, Mboatí, Pachoá, Periverá, Guaicurarí, Aregatí, Cumandiyú, Uré, Monduré, Uzú, ta Tamay, Tabaré, Nambú, Mborecó, Caaliug, Cuibaré, Baibé y Ravié.

“Fue parte de un tiempo único, de grandes e inimitables glorias. Pero esto, lejos de amilanarnos en nuestro espíritu patriótico y americano, nos debe servir más que nunca de acicate moral para conducirnos con la mayor corrección en el camino de nuestra vida. Ellos todo lo dieron por la Patria Grande, sin detenerse en pequeñeces y mezquindades propias de todos los tiempos”, sostuvo la diputada al argumentar su proyecto.

Destacó que “fue hijo pródigo de una tierra generosa, de vegetación exuberante, abundante agua, con sierras, campos y bosques ubérrimos; que otrora los Padres de la Compañía de Jesús supieron llevar a su máxima expresión social y económica, elementos éstos que constituyeron la savia que forjó esta raza de valientes que unían a la dulzura del carácter una capacidad de lucha y de entrega sin límites, a las causas nobles e imperecederas que acompañaron”.

Para Rodríguez, “hombres como Miguel Chepoyá son parte de algo verdaderamente excepcional en la Historia grande de la Patria, expresión genuina de una tierra generosa e incomparable”.

Fuentes

Económis – Información para tomar decisiones – Posadas – 16 de Junio de 2020

Diario El Territorio – Posadas – 16 de Junio de 2020

Enfoque Misiones – Posadas – 16 de Junio de 2020

Noticias del 6.com – Posadas – 16 de Junio de 2020

Historiasdedonemilio.blogspot.com

sábado, 13 de junio de 2020

Antonio Moreira, fundador de la primera comunidad guaraní de Puerto Iguazú



En la provincia de Misiones, hoy día la presencia de la población originaria guaraní suma un total de 124 comunidades con un total aproximado de 11ooo habitantes. En la localidad de Puerto Iguazú 6 son las Tekoa: Yryapu, Fortín Mbororé, Jasy Porã, Ita Poty Miri, Tupã Mbae e Ita Poty Miri.

Habitantes milenarios de la región que abarca los países actuales de Paraguay, Argentina, Brasil y Bolivia, en la tierra de las Cataratas del Iguazú tuvo su inicio a partir del poblamiento de Tekoa Yryapu donde el gran líder religioso-espiritual y político Antonio Moreira dio inicio a dicha presencia en la décadas finales del Siglo XX con el pasaje del nomadismo al sedentarismo contemporáneos de los integrantes comunitarios, hoy confirmado luego de más de cuatra décadas.

Líder Espiritual en Tekoa Yryapu en Puerto Iguazú su generosidad, luz y sabiduría su presencia inicial junto a su familia fué la semilla de la población actual que asciende a aproximadamente 2400 hermanos originarios que desarrollan su cultura y modo de vida en las comunidades actuales.


Fue tal la luminosidad de Antonio Moreira que trasponía los límites comunitarios que habitaba a tal punto que los pobladores de la sociedad envolvente (blancos) recurrían a la sanación a través de sus manos y oraciones milagrosas con el testimonio de los vecinos más antiguos locales con la sanación desde su profunda generosidad conocida y reconocida.

Hoy, 13 de Junio evocamos a este gran líder en el día de su onomástico y cumpleaños trayendo su recuerdo que perdura en nuestras memorias.

¡Aguyjevéte!

Javier Rodas

13 de Junio de 2.020

Agradezco el testimonio de Silvino Moreira y Santiago Moreira (hijos de Antonio Moreira) y de Dora Esther Scarlatta (Madrina de las Escuela Interculturales Bilingües Guaraníes de Puerto Iguazú)