Waibai Buka, una niña de Camerún, que pudo acceder a Internet por primera vez en 2017. PRINSLOO UNICEF |
Escrito por Patricia Peiro
'El Estado Mundial de la
Infancia 2017: niños en un mundo digital'. Así se titula el informe anual que
Unicef publica hoy. Muestra las enormes brechas en el acceso a Internet en el
mundo, lo que genera diferencias en educación y entrada al mercado laboral,
entre otros.
El mundo digital con todas
sus ventajas -como lo son el sinfín de información al alcance de un clic y la
comunicación inmediata- no llega a todos por igual y, por tanto, tampoco a
todos los niños y jóvenes. El acceso a la Red puede marcar la diferencia entre
la exclusión social y la igualdad de oportunidades. Si no se ponen soluciones
se acentuará el escalón que ya existe entre los países más y menos
desarrollados. De esto advierte Unicef hoy en su informe anual El Estado
Mundial de la Infancia 2017: niños en un mundo digital.
El 60% de las personas de
entre 15 y 24 años de África no puede conectarse a la Red; mientras que en
Europa, este porcentaje se reduce al 4%. Los países en los que los niños y
adolescentes tienen menos acceso se encuentran en este continente, además de otros
territorios como Yemen, Irak o Afganistán, en los que la digitalización es
limitada por los conflictos armados existentes o recientes. "El mundo
tecnológico se mueve tan rápido que, si se añaden esfuerzos y medidas
necesarias para que el acceso llegue a todas partes, probablemente sea este uno
de los campos en los que podamos avanzar más deprisa", explica Blanca
Carazo, responsable de Programas de Unicef Comité Español.
El mundo tecnológico
se mueve tan rápido que probablemente sea uno de los campos en los que podamos
avanzar más deprisa.
Promover estrategias de
mercado que favorezcan la implantación de empresas tecnológicas, el apoyo por
parte de las compañías que proveen el acceso a Internet a entidades locales y
la implantación de conexiones públicas a la Red son algunas de las medidas que
Unicef propone para reducir tal desnivel. "El objetivo es muy claro: no
dejar nadie atrás en esta carrera. Es un mandato universal que atañe a todo el
mundo: Gobiernos, empresas y universidades", señala Carazo. La organización
identifica cuatro beneficios que aportaría la implantación masiva de nuevas
tecnologías:
1. la mejora en la calidad
de la educación.
2. la posibilidad de
acceder a herramientas e información que permitan a los jóvenes buscas nuevas
soluciones a sus problemas.
3. una nueva economía con
más salidas profesionales para los jóvenes.
4. una mejor atención en
caso de emergencias.
Hay muchas muestras
en el continente africano de los pasos que se están dando hacia la
digitalización. Un ejemplo recogido en el informe se encuentra en el campo de
refugiados de Danamadja, al sur de Chad, donde no disponen de biblioteca y los
niños utilizan sus teléfonos móviles para hacer los deberes. También llevan
años floreciendo viveros de emprendedores; existen numerosas plataformas
digitales que mejoran el desarrollo y fomentan la innovación, como Ushahidi, e
intentos varios de modernizar el sistema de salud en varios países.
A nivel global, aquellos
entre 15 y 24 años son el grupo de edad más conectado. El 71% se conecta
habitualmente a Internet frente al 48% de la población total.
Un tercio de los menores de
18 años acceden a Internet en el mundo.
El 29% de los jóvenes entre
15 y 24 años (346 millones de personas) no tienen acceso a Internet.
Este dato se acentúa en el
continente africano, donde un 60% de los jóvenes no puede conectarse a la Red.
En Europa este porcentaje se reduce al 4%.
Entre 2012 y 2017, se
estima que cien millones de niños se conectaron a Internet por primera vez.
El 56% de los sitios web
del mundo están en inglés, esto hace que los niños de lenguas minoritarias o
sin recursos para aprender este segundo idioma no puedan encontrar contenidos
relevantes para su educación.
También hay desigualdad de
género en este asunto: en países como India el número de mujeres que se
conectan a Internet no llega ni a una tercera parte del total de usuarios.
La otra cara de Internet
El informe muestra, además,
la otra cara de la digitalización masiva: la de la falta de seguridad y
aparición de nuevos tipos de abusos a través de la Red. "Los smartphones están
alimentando una cultura de la habitación, donde los niños se encierran en
un espacio más personal, privado y con poca supervisión", detalla Unicef.
El documento relata casos como el de una joven de 17 años de Madagascar a la
que un profesor exigió 300 dólares (unos 255 euros) para aprobar un examen.
Ella se lo pidió a un desconocido con el que llevaba chateando seis meses,
quien acabó secuestrándola y violándola. Es un ejemplo extremo, pero real, de
lo que puede suponer la falta de pedagogía y educación en el uso de redes. Ante
estas evidencias, los Gobiernos ya han empezado a implantar algunas medidas. En
España, por ejemplo, se creó el pasado febrero el Centro de Seguridad en
Internet para el Menor.
Lo cierto es que la
regulación de uso de la Red por parte de los menores sigue siendo una tarea pendiente
a nivel global dada la velocidad a la que avanza la conectividad. En América
Latina, por ejemplo, el número de hogares conectados en la región pasó del
34%, en 2010, al 54% en 2015, según datos de la Comisión Económica para
América Latina y el Caribe. Desde 2012, unos 100 millones de niños
africanos y del sudeste asiático se han conectado a Internet por vez primera,
según el informe de Unicef. "Se deben mejorar las regulaciones, aunque
esto es muy difícil porque el mundo tecnológico avanza muy deprisa y las leyes
se quedan obsoletas rápidamente. Es vital trabajar a nivel educativo y
trasladar mensajes de prevención tanto a profesores como a padres, ya que
muchas veces ni ellos mismos saben como
abordar esta casuística. Y mucho menos lo va a saber un menor",
detalla Carazo. Unicef recomienda a todos los Gobiernos adherirse a WePROTECT,
una alianza global para combatir la explotación online, de la que ya forman
parte 77 países.
Unicef apunta a la
responsabilidad del sector privado, en especial a las empresas tecnológicas, a
la hora de reforzar la protección del menor.
Los problemas de estrés y
depresión que puede generar el exceso de exposición a Internet, el acceso a
contenidos inapropiados y el bullying a través de las redes (y el
hecho de que represente un nuevo medio para los depredadores sexuales)
también se tratan en el documento. Unicef apunta a la responsabilidad del
sector privado, en especial a las empresas tecnológicas, a la hora de reforzar
la protección del menor. El año pasado se inició una disputa entre la Unión
Europea y las multinacionales tecnológicas norteamericanas cuando se prohibió
el acceso a redes a menores de 16 años sin el consentimiento paterno. Las
grandes compañías se han lanzado a crear versiones de sus aplicaciones para
niños. Facebook y Youtube ya cuentan con ellas, aunque la
segunda fue objeto de una gran polémica recientemente por su incapacidad para
filtrar correctamente los contenidos aptos para los más pequeños.
La implantación de
"una era digital igualitaria" es el nuevo reto. Conseguirlo
significará mejorar las oportunidades de la infancia, como señala Carazo:
"La capacidad de penetración de las nuevas tecnologías es imparable.
Tenemos que usarlas como ventaja, para que los propios niños sean capaces de
manifestar a través de ellas sus necesidades y transmitir lo que les
preocupa".
Fuente
El País (España) - 5 de Diciembre de 2.017
El campo de refugiados de Danamadja (Chad) donde los niños usan el móvil para hacer los deberes. UNICEF/UNI177000/MORENO |
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