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sábado, 1 de junio de 2024

Pueblo Originario Huarpe logró la restitución de restos ancestrales

                  
          
La acción representa una importante política de reparación histórica ante el genocidio, la colonización y cosificación de comunidades indígenas.

La Organización Territorial Huarpe Pinkanta, que agrupa a 14 comunidades indígenas de la provincia de San Juan, logró este mes de mayo recuperar los cuerpos de sus ancestros que se encontraban en un museo de Buenos Aires. Este hecho representa un momento histórico para el Pueblo Huarpe y para las comunidades originarias del país.

Franco Gil, integrante de esta comunidad y del Consejo de Participación Indígena (CPI), comentó que la lucha por la restitución de los restos de las comunidades indígenas de San Juan comenzó hace 5 años aproximadamente: “Son restos de la colección del Museo de Agustín Gnecco, que cuando falleció sus hijos lo donaron al Museo Udaondo de Luján, Buenos Aires, en 1944. Luego, por el año 1998 se hicieron los primeros estudios de los restos y recién en el 2008 se pudo determinar su origen étnico. Estos pertenecían al pueblo Huarpe”.

Si bien este reclamo se inició de manera informal hace varios años, recién en el 2019 se realizó formalmente mediante una nota.

Este reclamo se enmarca en la Ley nacional 25.517 sobre restos mortales de las comunidades indígenas y representa una importante política de reparación histórica, ante el genocidio, la colonización y cosificación de los Pueblos Originarios del territorio nacional.

Gil explicó que esta restitución no es la única que se realizó en el país, pero es la más grande ya que cuenta con 37 restos. También, es la primera restitución que se hace a Cuyo.

Además de restos humanos, restituyeron otros elementos, como vestimentas, objetos ceremoniales, collares y elementos para las ceremonias de sepultura.

La emotiva ceremonia de sepultura que se realizó el pasado 23 de mayo, se diferenció de las costumbres actuales ya que datan de antes del proceso de conquista. Así, los pueblos Huarpes reivindicaron sus tradiciones. El integrante de la comunidad explicó cómo fue el momento: “Nosotros decimos que hay que vivenciarlo para entenderlo. Fue dividida en dos etapas, una fue en la que recibimos los restos y los guardamos en un lugar de la comunidad, y la otra parte estuvo a cargo de las hermanas y consistió en sepultar cuatro de esos restos”.

Estas acciones representaron la importancia de la lucha por la recuperación y revalorización de las costumbres ancestrales que justamente consisten en sepultar los cuerpos a lo largo del territorio: “Hicimos la sepultura de cuatro restos, por los cuatro puntos cardinales, en una zona determinada, en un sitio sagrado de la comunidad de Las Chacras, en Caucete. Y eso fue otra ceremonia aparte, muy emotiva, muy fuerte, que se hizo incluso con mucho frío y con la bendición de la lluvia”.

Posteriormente, se hizo un gran fogón y participaron todos tanto adultos/as, como ancianos/as y niños/as: “Fue muy positivo ver a toda la comunidad en su conjunto participando. No sólo estaba la comunidad Pinkanta sino que asistieron otras comunidades, como el pueblo Diaguita y pueblos originarios de Mendoza y San Luis”.

Este proceso perdurará durante dos o tres meses, ya que los demás restos se sepultarán en otros territorios, y se espera que culmine en agosto para el Año Nuevo Huarpe. Luego de esto, las comunidades impulsarán y fortalecerán mucho más los demás reclamos, sobre todo los de San Juan.

Fuente: Universidad Nacional de San Juan
https://www.unsj.edu.ar/home/noticias_detalles/8278/2

lunes, 18 de marzo de 2024

Restituyen restos humanos a las comunidades huarpes


La colección de Agustín Gnecco fue donada al Museo Udaondo en 1944 e incluye cráneos y momias huarpe. El gobierno bonarense las devuelve a sus descendientes.

En 1857 nació en el barrio porteño de Flores Agustín Gnecco, hijo de un capitán naval genovés. Con los años, Gnecco se hizo muy sanjuanino y muy coleccionista, llenando su casa de imágenes coloniales, monedas, papeles, muebles y todo tipo de objetos históricos. Y también de restos humanos, porque Gnecco, como tantos de su generación y como su amigo Estanislao Zeballos, era un recurrente ladrón de tumbas indígenas. Del saqueo quedó una morbosa colección de cinco cadáveres completos, treinta cráneos y una enorme cantidad de objetos personales y rituales robados.

En 1944, un hijo de Gnecco combinó con Eduardo Udaondo, director del museo que hoy lleva su nombre en Luján, la donación y el envío de buena parte de la colección a esos pagos bonaerenses. Ahí fueron también los cadáveres robados y sus ajuares funerarios, que fueron exhibidos por un tiempo. Con los años, al personal del Udaondo le dio vergüenza el botín, que quedó guardado en un sótano.

Este miércoles y después de un largo trabajo de identificación de los restos, el gobierno de la provincia de Buenos Aires los va a devolver a sus parientes y descendientes de las comunidades huarpe de San Juan. La despedida va a ser ritual, con un canto a cargo de la escritora, cantante y activista mapuche-tehuelche Carina Carriqueo, con otros representantes de las Primeras Naciones bonarenses. Y también estarán representados los que recibirán los restos y les devolverán su dignidad, la Organización Territorial Huarpe Pikanta.

El destino de los restos de estos ancestros es la comunidad huarpe Las Chacras, en Caucete, San Juan, a unos 160 kilómetros de la capital. Allí hay un espacio sagrado donde descansan muchos otros que se salvaron de los saqueos "científicos".

El trabajo

El primer análisis de la morbosa colección se hizo entre 1997 y 1999 en el marco de un proyecto de extensión de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Universidad Nacional de Luján. Los trabajos fueron dirigidos por el doctor Carlos Cansanello, con los arqueólogos Alicia Tapia y Mariano Ramos. El informe explica que lo que donó Gnecco es "un conjunto de elementos óseos disociados, especialmente integrados por cráneos, por restos humanos individuales conservados por momificación natural y restos culturales asociados a los entierros".

En el 2008, antropólogos y arqueólogos de un proyecto oficial de la Universidad Nacional de Luján se comunicaron con la comunidad Qom de San Pedro para anoticiarlos de la situación. En 2012, se realizaron reuniones con pueblos originarios en El Antigal, Primer Centro de Interpretación Indígena de la Argentina, y en el Concejo Deliberante de San Pedro. Así se logró el consentimiento de las comunidades originarias para realizar el estudio y proceder a la identificación de los restos. Ese mismo año se tomaron muestras y el antropólogo Mariano Ramos presentó un informe a las autoridades del Museo con “la identificación precisa de carácter étnico de los restos esqueletarios”.

Todo esto iba acompañado por el Instituto Cultural de la provincia, que puso a trabajar a la Dirección Provincial de Coordinación de Políticas Culturales, la Dirección de Diversidad y Prácticas Identitarias, la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural y el Complejo Museográfico Provincial “Enrique Udaondo”. En paralelo, se involucraron el Consejo Provincial de Asuntos Indígenas de la Subsecretaría de Derechos Humanos del Ministerio de Justicia bonaerense, el todavía existente Instituto Nacional de Asuntos Indígenas y el Programa de Arqueología histórica y Estudios Pluridisciplinarios de la Universidad de Luján.



Como se verá por la escala de tiempo, pasaban los años y no se hacía la restitución, que recién tomó impulso en el gobierno de Axel Kiciloff y la gestión de Florencia Saintout al frente del Instituto Cultural. Para la funcionario, todo esto "se enmarca en la Ley nacional 25.517 sobre restos mortales de las comunidades indígenas y representa una importante política de reparación histórica, ante el genocidio, la colonizacion y cosifiacion de nuestros Pueblos Originarios”.

El marco legal

El primerísimo artículo de la ley que cita Saintout dice que “los restos mortales de aborígenes que formen parte de los museos y/o colecciones públicas o privadas, cualquiera fuera su característica étnica, deben ser puestos a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades de pertenencia que los reclamen". La ley es de 2001, pero recién en 2010, con Cristina Kirchner en la presidencia, tuvo un encargado, el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas, que el presidente Javier Milei acaba de disolver efectivamente.

La Constitución Nacional, a todo esto, reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas y ordena el respeto a su identidad y el derecho a una educación bilingüe e intercultural. También reconoce la personería jurídica de sus comunidades, la posesión y propiedad comunitarias de las tierras que tradicionalmente ocupan, y regula la entrega de otras aptas y suficientes para el desarrollo humano. Todo esto, por supuesto, apenas pasa de lo declarativo y sigue siendo una larga lucha política hasta el simple reconocimiento por escritura de las tierras que ocupan desde siempre.

La Constitución de la provincia de Buenos Aires, en el artículo 36, también reconoce los derechos de los pueblos indígenas y dice que “la Provincia reivindica la existencia de los pueblos indígenas en su territorio, garantizando el respeto a sus identidades étnicas, el desarrollo de sus culturas y la posesión familiar y comunitaria de las tierras que legítimamente ocupan”.

La restitución de los ancestros huarpe que realizan ahora Kiciloff y Saintout es resultado de la voluntad política de cumplir estos marcos constitucionales y legales, largamente ignorados. Es también un acto de justicia para ir levantando una lápida de las que pesan. El robo de tumbas de las Primeras Naciones fue sistemático después de la expedición de Roca, con cientos de enterratorios violados por buscadores de platería, textiles y cráneos para las colecciones "científicas". El Perito Moreno, Gnecco, Georges Claraz fueron de los más activos en esto de saquear tumbas.

La crueldad con que esto se hacía es notable. Estanislao Zeballos descubrió que entre los prisioneros encadenados había un baqueano y le ofreció la libertad a cambio de guiarlo. El pobre hombre, un mapuche, pronto descubrió que lo que buscaba el huinca eran tumbas para excavar y robar...

Fuente
Diario Página 12 - 18 de Marzo de 2024.

https://www.pagina12.com.ar/721675-un-obscuro-dia-de-justicia

martes, 2 de enero de 2024

El poncho de Inacayal ya está en custodia de comunidades originarias

Fue restituido desde el Museo de Ciencias Naturales de La Plata, donde el cacique vivió en sus últimos años del siglo pasado como pieza viva de exhibición.





La ceremonia de restitución se llevó a cabo este pasado sábado 30 de diciembre en Tecka, con la presencia del gobernador Ignacio Torres, la presidenta del Superior Tribunal de Justicia de Chubut, Dra. Camila Banfi Saavedra, el Intendente Jorge Seitune y legisladores provinciales, entre otros, y en la que hubo un sentido acompañamiento de la comunidad local y de representantes de pueblos originarios de la región.

Se trata de un poncho que perteneció a Inacayal y que fue repatriado junto a los restos del cacique, su esposa y su sobrina desde el Museo de Ciencias Naturales de La Plata a Tecka en dos etapas: la primera en 1994 y la segunda en 2014.

Ahora, tras ser recuperado en 2021, las comunidades de pueblos originarios recibieron el poncho con el fin de que dispongan del mismo y de los restos de Inacayal de acuerdo a la cosmovisión de los pueblos nativos

Desde el STJ contaron que en el mes de mayo de 2023, la Dra. Camila Banfi Saavedra se reunió con descendientes de Inacayal, quienes solicitaron su colaboración para concretar la restitución del poncho del cacique.

La presidenta de la corte provincial elevó la petición a autoridades de la anterior gestión y en las últimas semanas se confirmó la decisión del gobierno provincial de entregar el poncho a los descendientes del lonko.

Este sábado 30 de diciembre, en su última actividad oficial del año, la Dra. Banfi participó de una ceremonia mediante la cual los descendientes de Inacayal recibieron el poncho frente a representantes de los tres poderes del estado provincial.

El poncho fue recibido por la señora Luisa Meli, Lonko de la Comunidad Petu Mongeleim, acompañada por integrantes de otras comunidades de pueblos originarios, quienes determinarán el destino final del mismo.

¿Quién fue Inacayal?

En una época oscura de la historia argentina, Modesto Inacayal, valiente cacique indígena, resistió la brutal campaña del desierto, solo para ser víctima de tortura y humillación en el Museo de La Plata. Años después, la restitución de sus restos revela una historia de resistencia y crueldad que ha dejado una marca imborrable en la memoria colectiva.

En un acto que fusiona tragedia y valentía, Modesto Inacayal, uno de los últimos grandes caciques de los pueblos originarios, vio su vida marcada por la resistencia a la Campaña del Desierto. Sin embargo, su lucha se transformó en una desgarradora historia de tortura y sufrimiento en el Museo de La Plata.

Restitución de los Restos: Recién en abril de 1994, los restos óseos de Inacayal fueron restituidos a las comunidades indígenas de Chubut, poniendo fin a décadas de despojo y deshonra. La devolución total, que incluyó los restos de su sobrina Margarita Foyel y los de su esposa, tuvo lugar en 2014. Hoy, los restos del cacique descansan en el mausoleo de Tecka, Chubut.

Tortura en el Museo de La Plata: Durante cuatro años, Inacayal y su familia fueron prisioneros en el Museo de La Plata. Encerrados en sótanos, obligados a hacer sus necesidades allí mismo ya comer en condiciones deplorables, fueron exhibidos como si fueran objetos. Inacayal, mientras tanto, debía soportar la tortura psíquica de ver los restos de su esposa en las vitrinas del museo.

Suicidio y Grito Desesperado: En 1888, la tragedia alcanzó su punto culminante cuando Inacayal se arrojó por las escaleras del museo para poner fin a su sufrimiento. Antes de su trágica decisión, pronunció un grito desesperado en su lengua, un eco de la resistencia que había caracterizado su vida.

Perito Moreno y la Exhibición Inhumana: Francisco "Perito" Moreno, lejos de ser un defensor, exhibió a Inacayal y su familia en su museo, evidenciando prácticas racistas y deshumanizadoras. El historiador Osvaldo Bayer denunció la "prisión científica" que sufrieron a los representantes indígenas y la actitud altamente racista de Moreno.

Contexto Histórico: En el contexto de la "conquista" liderada por Roca entre 1875 y 1885, se compraron indígenas para servidumbre, y los restos eran exhibidos como si fueran parte de un zoológico. Moreno, justificando esta barbarie, descarnaba los cuerpos, conservando cerebros en formol y extirpando cueros cráneos para "exhibir" a los indígenas como especímenes de "razas inferiores",.

Por Christian Devia para La 17
https://lu17.com/contenido/51410/restituyen-poncho-del-cacique-modesto-inacayal



martes, 11 de enero de 2022

El INAI aprobó la restitución de restos de pueblos originarios más grande de Argentina




Se trata de 42 restos pertenecientes a la "Comunidad Indígena Punta Querandí", del partido de Tigre, que son reclamados desde 2009.

El Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI) aprobó este lunes 10 de Enero de 2022  la restitución de los cuerpos de 42 ancestras y ancestros a la Comunidad Indígena Punta Querandí, del partido de Tigre, lo que se convertirá en la más grande que se concrete en el país. Los restos humanos deberán reenterrarse donde se localizaba el sitio arqueológico “Arroyo Sarandí”, destruido por Nordelta a fines de los ’90.

Se multiplica el proceso de reentierros de los Pueblos Originarios en el distrito de Tigre, considerada una parte necesaria de la reparación histórica. Luego de devolver a sus sitios sagrados los restos humanos de 8 antepasados durante el 2021, ya se inició la segunda etapa con 42 cuerpos que fueron excavados un siglo atrás por un arqueólogo estadounidense.
Reinaldo Roa del Consejo de Ancianos de la Comunidad Indígena Punta Querandí, señaló: “Los gobiernos tienen que respetar los enterratorios de nuestros antepasados. Recuperar sus cuerpos fortalece nuestra espiritualidad y eso va a hacer que más personas se reencuentren con sus raíces”.

"Gracias al Gran Espíritu por oír nuestros pedidos y poder así reivindicar el respeto que se les debe a nuestros pueblos desde hace mucho tiempo", declaró Santiago Chara del Consejo de Ancianos de Punta Querandí y autoridad de la Comunidad Qom Cacique Ramón Chara, quien agradeció la labor del Área de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas y Protección de Sitios Sagrados del INAI.

"Estas tierras recuperan a sus guardianes que vuelven para fortalecernos y recordar a los que quieren negar nuestros derechos invisibilizando la historia ancestral del territorio. Aún hay mucho que reparar y estamos en ese camino”, subrayó Jésica Zalazar del Consejo de Mujeres.

“Es nuestro deber como comunidad", coincidió Alfonsina Bissoni también de Punta Querandí: “No podemos echar a las personas que viven en estos barrios privados pero sí podemos recuperar a los ancestros y devolverlos a sus sitios sagrados, recuperar sus cerámicas, reconstruirlas, demostrar que cazaron en estas tierras, pescaron en estos ríos. Acá estuvieron y estamos haciendo memoria histórica para que eso no se olvide nunca”.

El famoso megaemprendimiento inmobiliario Nordelta y otros complejos similares como Villa Nueva arrasaron a fines de los '90 miles de hectáreas de humedales continentales y enterratorios indígenas en una zona ancestralmente habitada por querandíes, chanás y guaraníes, entre otros pueblos.

A partir de ese contexto, se constituyó la Comunidad Indígena Punta Querandí y después de más de una década de lucha, logró dos importantes triunfos: el reconocimiento de la propiedad comunitaria de su territorio ubicado en el Paraje Punta Canal y la recuperación de los cuerpos de los ancestros. También, en conjunto con sectores vecinales, ambientales y políticos, se ganó una nueva normativa de protección de los humedales continentales.

UN ACTO DE JUSTICIA

Fernando Miguel Pepe, coordinador del Área de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas y protección de Sitios Sagrados del INAI, expresó a Télam: "Es un pedido de restitución que cumplió una década. En marzo del 2021 entregamos 8 ancestras y ancestros que ya están enterrados 7 de ellos en sus sitios sagrados, y el octavo en territorio comunitario. Ahora vamos a cerrar el ciclo terminando con esta segunda etapa para dar fin a estos reclamos de años".
Estos casos, los primeros en el área metropolitana de Buenos Aires, fueron fruto de la articulación entre el INAI, el Consejo Provincial de Asuntos Indígenas (CPAI), el Instituto Nacional de Antropología (INAPL) y el Municipio de Tigre. También hubo declaraciones de interés legislativo en el Concejo Deliberante y la Cámara de Diputados Bonaerense y un cambio de mirada en las nuevas autoridades de la Dirección Provincial de Patrimonio Cultural, que antes desoían los reclamos. La Defensoría del Pueblo de la Nación fue otro actor importante en los últimos años.
"Cada restitución es un acto de justicia para las comunidades y un granito de maíz en la larga lucha de los pueblos", destacó Pepe, quien brindó algunos datos muy particulares sobre Samuel Lothrop, el arqueólogo responsable de excavar los restos humanos de los ancestros en 1925.
"Lothrop trabajó intensamente para el servicio de espionaje de los Estados Unidos utilizando su carrera como una fachada para la labor de recolección de información estratégica en los países que recorría", explicó Pepe.
Y agregó que "fue uno de los pocos extranjeros a quienes se les autorizó conducir excavaciones en territorio argentino. Aunque aún no se desclasificaron documentos que lo involucren con su trabajo en la CIA en Argentina, sí salieron a la luz su labor durante décadas para esa agencia y otras, en otros países que visitaba como arqueólogo".

TIGRE ESPACIO DE MEMORIA

Con el retorno de los 50 antepasados a sus lugares ancestrales en Punta Querandí, en La Bellaca y Arroyo Sarandí, el territorio tigrense se fortalece como espacio de memoria y reafirmación de la preexistencia y la resistencia indígena en Buenos Aires.

Fuente: Punta Querandi FB - 10 de Enero de 2022

martes, 21 de diciembre de 2021

Siete ancestros restituídos a la comunidad indígena de Punta Querandi fueron reenterrados


Se trata de los restos de 6 adultos y un niño, de casi mil años de antigüedad, que dicha comunidad reclamaba desde el 2009 a Patrimonio de la provincia de Buenos Aires. Se consideró la restitución masiva más importante que se realizó en el distrito.


Siete ancestros restituidos a la comunidad indígena de Punta Querandí fueron reenterrados, según las tradiciones de ese pueblo, en los sitios sagrados de La Bellaca, en el límite de Dique Luján y Benavídez, informaron integrantes de ese pueblo originario.

Se trata de los restos de 6 adultos y un niño, de casi mil años de antigüedad, que la Comunidad Indígena de Punta Querandí reclamaba desde el 2009 a Patrimonio de la provincia de Buenos Aires para que le restituyera los restos humanos y finalmente en marzo último lo logró, en lo que se consideró la restitución masiva más importante que se realizó en el distrito.

La Comunidad dio a conocer hoy en un comunicado que el reenterramiento se realizó el domingo último, en lo que se vivió como "un acto de justicia, de reparación y un hecho histórico".

"Un cortejo de vehículos partió desde el Paraje Punta Canal en las inmediaciones de Punta Querandí, se dirigió por el ex camino ferroviario conocido como la Vía Muerta y atravesó los pueblos de Dique Luján y Villa La Ñata, en el norte de Tigre, siempre encabezada por una camioneta que trasladaba los cuerpos de los antepasados", detalló el comunicado.

Una vez en los dos sitios arqueológicos en La Bellaca y La Bellaca 2 se realizaron las ceremonias de reentierro, que se hizo bajo la lluvia.

Santiago Chara, del Consejo de Ancianos de Punta Querandí y autoridad de la Comunidad Qom Cacique Ramón Chara de Benavidez, expresó que "el reentierro en La Bellaca fue muy emocionante, estoy muy feliz de que vuelvan otra vez a la tierra los ancestros y ancestras que nunca deberían haber salido de ese lugar».

"Se confundían las lágrimas con la lluvia. Fue un día de justicia. Nuestras ancestras todavía se siguen comunicando con nosotras, en sueños, en hechos de la naturaleza, ese día llovió y después salió el sol", subrayó Cintia López, cacica de la Comunidad Qompí de Garín.


Destacó, en alusión a una de las ancestras, una mujer de mil años de antigüedad que "fue muy fuerte esa comunión de mujeres de fuego llevando a esta gran guerrera que su espíritu luchó para ser libre y volver nuevamente a su territorio".

Por su parte, el coordinador del Programa Nacional de Identificación de Restos Humanos Indígenas, Fernando Miguel Pepe, expresó a Télam que "cada restitución tiene diferentes pasos, empiezan con el reclamo, luego la resolución positiva del INAI, posteriormente la restitución en si misma y finalmente el entierro o re entierro en la comunidad en en los sitios sagrados profanados como son los casos de la Comunidad de Punta Querandí".

"Todo ese proceso se enmarca en una política publica de reparación histórica a las comunidades que tiene que desembocar inexorablemente en una Ley de Propiedad Comunitaria", destacó.

Explicó que "nosotros solo ponemos desde nuestro lugar en el mundo, la antropología, un granito de maíz a fin a paliar una de las múltiples secuelas del genocidio sufrido a fines del siglo 19 la apropiación de las y los ancestros de las comunidades para exhibirlos como primitivos salvajes que se extinguían por su propia debilidad biológica ocultando así el genocidio que estaban sufriendo".



Más de medio centenar de personas participaron del acontecimiento y al finalizar los reentierros compartieron una emotiva ronda, entre integrantes de la Unión de Pueblos Originarios de Tigre y Escobar, comunidades de otros distritos, familias de barrios populares linderos, ambientalistas y movimientos sociales y políticos cercanos a los reclamos.

Reinaldo Roa, del Consejo de Ancianos y miembro del Pueblo Guaraní, manifestó en un comunicado de Punta Querandí que "nuestra misión es reconstruir lo destruido" y aseguró que "los ancestros están volviendo para ser los guardianes del territorio para que no sigan destruyendo todo".

Fuente: Telam - 17 de Diciembre de 2021

martes, 13 de julio de 2021

Fernando Pepe quedó al frente de una nueva área que deberá “proteger los sitios sagrados” de los pueblos originarios



El antropólogo que gestionó 18 restituciones de restos humanos indígenas ahora tendrá a cargo la protección de ”sitios sagrados” dentro del INAI.



El reconocido antropólogo egresado en la UNLP Fernando Pepe fue designado como coordinador de una nueva dependencia del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI).

El antropólogo que trabaja desde hace décadas con los pueblos originarios de todo el país ya estaba a cargo del “Programa Nacional de Identificación y Restitución” del organismo. Ahora, sumará también la tarea de preservación de “sitios sagrados”.

“Este es un paso más en el camino que emprendimos en 2006 cuando empezamos a militar para que la Ley 25.517 sea reglamentada que había sido sancionada en 2001”, subrayó Fernando Pepe a Info Blanco Sobre Negro.

“Eso lo logramos en 2010, cuando la entonces presidenta Cristina Kirchner reglamentó la Ley en el marco de los festejos del Bicentenario. En ese momento se creó la Dirección de Afirmación de los Derechos Indígenas dentro del INAI. Esta fue la primera dirección con una dirigencia indígena a cargo”, recordó Pepe que desde el 2010 gestionó 18 restituciones de restos indígenas que permanecían en el Museo de La Plata.

“Desde ahí hicimos el programa nacional de identificación y restitución de restos humanos indígenas con las comunidades representadas en la Dirección. Ahora dimos un paso más potenciando ese programa creando el área de protección de sitios sagrados”, continuó.

La flamante Área de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas y Protección de Sitios Sagados” estará bajo la órbita de la Dirección de Afirmación de los Derechos Indígenas del INAI.

Sobre esta nueva tarea, el antropólogo explicó: “Ampliamos el alcance y empezamos a proteger los cementerios y los sitios sagrados que son muy variados dependiendo la cosmovisión de cada pueblo”.

“Tenemos más de 33 pueblos representados en el INAI. En todas las cosmovisiones coincide que los cementerios son sagrados, en todos los pueblos es igual”, remarcó.

Fuentes:
Indimedya Pueblos Originarios - 9 de Julio de 2021.
https://www.infoblancosobrenegro.com/un-platense-quedo-al-frente-de-una-nueva-area-que-debera-proteger-los-sitios-sagrados-de-los-pueblos-originarios/

jueves, 22 de octubre de 2020

La Universidad de La Plata restituirá los restos de un hombre de pueblo indígena a su comunidad

Yagan Maish Kensis llegó prisionero al Museo de La Plata en 1886 junto a otros integrantes de su comunidad, con la que también había compartido cautiverio durante dos años en una misión en Ushuaia.


Los restos de un hombre perteneciente al pueblo indígena yagán, comunidad originaria del archipiélago fueguino, serán restituidos a esa comunidad en noviembre próximo luego de haber sido exhibidos hasta el 2006 en las vitrinas del Museo de la Universidad Nacional de La Plata, informó esa casa de estudios

Se trata del joven Yagan Maish Kensis, quien llegó prisionero al Museo de La Plata en 1886 junto a otros integrantes de su comunidad, con la que también había compartido cautiverio durante dos años en una misión en Ushuaia.

Tras morir, en 1894, a los 22 años prisionero de la ciencia, su cuerpo fue descarnado y su esqueleto, cerebro, piel y cuero cabelludo exhibidos en las vitrinas del museo platense, hasta el 2006, cuando el colectivo de antropólogos Guias lo identificó y denunció el hecho logrando que fuera retirado de exhibición el 22 de agosto de 2006.

La Comunidad Yagán Bahía Mejillones, Ukika, Comuna de Cabo de Hornos, Chile, reclama, desde 2008, la restitución de Maish Kensis.

El antropólogo Fernando Miguel Pepe, del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas (INAI), acompañó a la comunidad durante este proceso de reclamo y confirmó a Télam que "el INAI ya aprobó la restitución y ahora esperamos que el próximo 20 de noviembre el Consejo Directivo de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, se apruebe la restitución de Maish Kensis como ya nos confirmaron las autoridades de esa alta casa de estudios".

Miembros de la comunidad yagán "Paiakoala" de Tierra del Fuego, encabezados por María Vargas y autoridades provinciales trabajan en la organización del "operativo de restitución" y los actos ceremoniales de restitución de Maish Kensis a su comunidad.



La Secretaria de Pueblos Originarios de Tierra del Fuego, Vanina Ojeda Maldonado, explicó a Télam que "para nosotros sacar a nuestras hermanas y hermanos de las vitrinas de los museos para ser restituidos a sus familias originarias es una reparación histórica para nuestros pueblos".

"Desde la secretaría de Pueblos Originarios estamos trabajando con María Vargas, del pueblo yagán de Ushuaia y coordinando con el INAI para viajar a La Plata a concretar la restitución, luego trasladaremos al hermano desde La Plata a Ushuaia y desde aquí, finalizaremos la restitución a la comunidad Yagán de Puerto Williams en Chile", agregó.

Mañana, desde el canal de la Embajada de Chile en Argentina se transmitirá una charla donde especialistas de Argentina y Chile expondrán sobre la historia de los pueblos originarios fueguinos, el genocidio perpetrado sobre ellos y el estado actual del reclamo por la restitución de Maish Kensis.

Sobre esa charla Fernando Pepe, quien participará en su rol de Coordinador del Programa Nacional de Identificación de Restos Humanos Indígenas del INAI, explicó que "fue una iniciativa muy buena que nos ayuda a avanzar en la logística para el traslado de Maish Kensis a Chile".

"También es posible que ahora podamos llegar a las comunidades Kawésqar que sobrevivieron al genocidio en Chile y así realizar la restitución de Tafa una mujer de ese pueblo que también murió dentro del Museo de La Plata, en 1887, en manos del perito Moreno", adelantó.

La secretaria fueguina valoró que "nos pareció oportuno esta gestión de unir a Argentina y Chile, porque cuando hablamos de restituciones y pueblos originarios, tenemos que considerar que los pueblos son preexistentes al estado. Es decir que antes de que se organizaran los países, los pueblos existían y compartían territorio".

Fotografía 1: Restos óseos del jóven exhibidos en el Museo Platense.
Fotografía 2: Maish Kensis llegó como prisionero al Museo de La Plata en 1886.

Fuente: Telam - 21 de Octubre de 2020.

viernes, 16 de octubre de 2020

Prisioneros de la ciencia



No debe haber símbolo más elocuente de la degradación a la que intentó someter a los pueblos originarios una visión parcial e interesada de la historia americana construida básicamente durante la segunda mitad del siglo XIX, que la exhibición de los restos de hombres, mujeres y niños de esas comunidades en museos argentinos, particularmente el de La Plata. 

El caso más conocido es el del cacique Calfucurá, que había sido enterrado en su comunidad, pero su tumba profanada durante la conquista del desierto y sus huesos robados. El cráneo terminó en el Museo de La Plata y durante más de un siglo permaneció exhibido en sus vitrinas.

Como aquella visión de los pueblos aborígenes se ha ido transformando, sobre todo en las últimas décadas, y ha ganado terreno una perspectiva de revisión histórica que reivindica el pasado precolombino, la exhibición de restos de personas ha sido prohibida y se propicia la restitución a las propias comunidades. Ya se han hecho más de un centenar de esas reposiciones en la última década a través del Programa Nacional de Identificación y Restitución de Restos Humanos Indígenas, y eso es lo que sucederá con el cráneo de Calfucurá el año que viene.

Aunque la historia oficial casi ni lo mencione, no era un cacique cualquiera, sino un líder de su comunidad durante varias décadas, con ascendencia en otras etnias y uno de los grandes estartegias políticos de su época, según algunos historiadores. Hijo del célebre cacique Huentecurá, que cooperó con San Martín en el cruce de los Andes, Calfucurá tuvo negociaciones permanentes con líderes políticos de la talla de Juan Manuel de Rosas, Justo José de Urquiza, Bartolomé Mitre y Domingo Faustino Sarmiento.

Con este último, que sentía una públicamente admitida aversión por los pueblos originarios, mantuvo incluso un intercambio epistolar.


El 30 de enero de 1873, en una carta dirigida al entonces presidente de la Nación, el cacique reflexionaba: “Queremos la paz, que nada sacamos en que nos estemos matando unos a otros (...) es mejor vivir como hermanos de una misma tierra que somos”.

Pocos meses después murió y su cuerpo enterrado en una gran ceremonia en el actual territorio pampeano. Y su anhelo de paz vulnerado con la denominada Conquista del Desierto, que constituyó un genocidio de las tribus autóctonas y que terminó saqueando sus propios restos. 

La tumba fue profanada por el general Nicolás Levalle. El cráneo terminó en manos del fundador del Museo de La Plata, el perito Francisco Moreno, y, como se dijo, exhibido al público.

El antropólogo Fernando Miguel Pepe llama a Calfucurá “prisionero de la ciencia”. Pero a partir de una revisión de la perspectiva de la historia argentina y la reivindicación cultural y política de los pueblos originarios, todos los prisioneros empiezan a ser liberados. No sólo de la vitrina de los museos, sino también del lugar relegado que un relato parcial e interesado les adjudicó durante mucho tiempo. 

Fuente: Diario El Ancasti (San Fernando del Valle de Catarmarca) - 15 de Octubre de 2020.

martes, 29 de septiembre de 2020

La ONU pidió que los museos sean "descolonizados" y fortalece un reclamo tehuelche


Por Diana López Gijsberts

Lo hizo a través de un informe del Mecanismo de Expertos sobre Derechos de Pueblos Indígenas. La resolución favorece un reclamo Mapuche para que el Museo del Hombre de París restituya los restos y objetos del Liempichín Sakamata, profanados en 1896.



El Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de la Organización de Naciones Unidas (ONU) reclamó este viernes que los museos de los estados miembros sean "descolonizados" y que se restituyan a sus pueblos originarios los restos humanos y objetos de culto, lo que fortaleció el pedido al Museo de Francia para que devuelvan los restos profanados de un tehuelche.

Así se expidió en un informe al que accedió Télam sobre la "Repatriación de objetos de culto, restos humanos y patrimonio cultural inmaterial con arreglo a la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas".

El documento no se refiere específicamente a los restos del Liempichún Sakamata, "gigante" tehuelche que es parte de "las colecciones" del Museo del Hombre de París, sino que se expidió de manera genérica sentando doctrina para todas las restituciones que invoquen los pueblos originarios.

La abogada Sonia Ivanoff, de la comunidad Mapuche Tehuelche Liempichún Sakamata, del Paraje chubutense Payagniyeo, confirmó a Télam que el pronunciamiento del Mecanismo de Expertos "nos servirá para demandar más fuerte ante la ONU contra el Estado francés para la restitución de los restos de Liempichún".

El tehuelche está en el museo de Francia desde 1896 cuando el conde Henry de La Vaulx profanó su tumba y llevó a Francia el esqueleto y su ajuar funerario compuesto por un estribo, pendientes y monedas -todo de plata-, además de 30 cajas de cráneos y otras joyas.



Desde el 23 de junio de 2015 se viene reclamando la restitución ante el museo parisino y a las autoridades francesas, pero hasta el momento los restos de Liempichún Sakamata siguen en el Museo del Hombre de París.

El antropólogo Fernando Miguel Pepe, del Instituto Nacional de Asuntos Indigenas (INAI), explicó a esta agencia que el Mecanismo de Expertos "recomendó a las partes interesadas que adopten un enfoque basado en los derechos humanos respecto de la repatriación de los objetos de culto, los restos humanos y el patrimonio cultural inmaterial de los pueblos indígenas".

"Dicho enfoque exige el reconocimiento de los derechos de los pueblos indígenas a la libre determinación, la cultura, la propiedad, la espiritualidad, la religión, el idioma y los conocimientos tradicionales", remarcó.

Sostuvo que "desde el Instituto Nacional de Asuntos Indígenas venimos trabajando fuertemente para que se cumplan las leyes internacionales y nacionales. La titular del INAI ((Magdalena) Odarda es impulsora de las restituciones de los ancestros a sus territorios y, de la mano del Gobierno nacional, eso nos da más fuerza que nunca para acompañar ante Francia la restitución de Sakamata Liempichún".

El documento

El documento que emitió el Mecanismo de la ONU expresó que "los derechos de los pueblos indígenas a la religión, la cultura, la espiritualidad, la educación y los conocimientos tradicionales son vulnerados cuando otros adquieren, utilizan y retienen ilícitamente sus objetos culturales, restos humanos y patrimonio cultural inmaterial".

Remarcó que "entre los daños ocasionados figuran el menoscabo de la dignidad humana, la dificultad para el ejercicio de prácticas espirituales sin los objetos religiosos necesarios y la incapacidad de cumplir las obligaciones culturales de cuidar de los muertos y de los objetos de culto".

"Todo marco para la repatriación internacional de objetos de culto, restos humanos y patrimonio cultural inmaterial debería basarse firmemente en la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, promoviendo en particular los derechos a la igualdad, la no discriminación, la libre determinación, la participación y la consulta", detalló.

Respecto a la repatriación de restos humanos, objetos de culto y bienes indígenas espirituales, intelectuales y de otro tipo "los Estados deben consultar a los pueblos indígenas y obtener su consentimiento libre, previo e informado, velando por que participen a través de sus propias instituciones representativas".

"Los museos, universidades y otras instituciones que mantienen colecciones deben colaborar para garantizar el respeto y la aplicación de la Declaración", insistieron.

Expresan que la Unesco, el Consejo Internacional de Museos, el Mecanismo de Expertos, "pueden ayudar a los museos a adoptar un enfoque basado en los derechos humanos respecto de esas cuestiones y a conocer mejor sus obligaciones legales y éticas, así como las expectativas y las visiones del mundo de los pueblos indígenas. Las alianzas de este tipo resultan esenciales para la descolonización de los museos".

Fuente: Telam - 26 de Septiembre de 2020

martes, 7 de julio de 2020

Reclaman a la ONU que un museo francés devuelva los restos de un tehuelche


Comunidades tehuelches reclamaron ante la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que interceda ante el Museo del Hombre de París para que les restituyan los restos de un mapuche tehuelche que fueron sustraídos en el siglo XIX.


Se trata de los restos del Liempichún Sakamata, que estuvieron exhibidos en el Museo del Hombre de París, luego de que un conde francés profanara su tumba a finales del siglo XIX.


El esqueleto del “gigante” tehuelche fue llevado al museo de París por el conde Henry de la Vaulx en 1896, quien tras profanar su tumba se llevó a Francia el esqueleto y su ajuar funerario compuesto por un estribo, pendientes y monedas -todo de plata-, además de 30 cajas de cráneos y otras joyas.

La Vaulx había recorrido la Patagonia, donde trabó contacto con caciques de la región y comenzó a profanar sus tumbas y robar sus esqueletos. Fue así como desenterró a varios mapuches y tehuelches recién fallecidos, tras depositarlos y hervir los cadáveres, como él mismo relató en su libro “Viaje a la Patagonia”, los llevó a Francia pasando así integrar las colecciones del Museo del Hombre de París.

Desde el 23 de junio de 2015 se viene reclamando la restitución ante el Museo parisino y a las autoridades francesas, pero hasta el momento los restos de Liempichun Sakamata, identificados por el historiador argentino Julio Vezub, siguen en el Museo del Hombre de París.

La comunidad tehuelche Liempichún Sakamata, del Paraje Payagniyeo, representada por su abogada Sonia Ivanoff, presentó un informe ante el Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de Naciones Unidas, en el que se reclamó la intervención para lograr la restitución de los restos de Sakamata.

“Se realizó una sesión virtual del Mecanismo de Expertos con el fin de evaluar las presentaciones que se realizarán ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU en septiembre próximo, sobre los reclamos de los pueblos indígenas para la repatriación de objetos ceremoniales y restos humanos”, explicó a Télam Ivanoff.

En esa reunión virtual se tomó conocimiento de los reclamos concretados por la comunidad Sakamata Liempichún y la comunidad tehuelche “Gabriel Mañiaqueque” de Chubut.

El antropólogo del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas Fernando Pepe explicó: “Solo falta que el senado francés declare que despatrimonializa los restos de Liempichúm; esto ya se realizó en otras restituciones” y agregó que “Hoy tenemos el viento a favor, ya que si a esta restitución le sumamos el compromiso de la nueva presidenta del INAI, Magdalena Odarda y la fuerza infinita de las comunidades seguramente triunfará la ética“.

La Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas del 2007 afirma que los pueblos indígenas tienen derecho a practicar y reavivar sus costumbres y condiciones culturales, el derecho al uso y control de sus objetos ceremoniales y el derecho a la restitución de sus ancestros.

Por su parte, Cristina Liempichún, afirmó a Télam: “No se trata solo de que vuelva (Sakamata) al Territorio y que descanse junto nuestros antiguos, tiene que ver con nuestra cosmovisión, con los valores dados por nuestros antecesores, nuestra espiritualidad y con volver a entablar las relaciones con las fuerzas y nuestros antepasados con la intención de mantener el küme mongen (equilibrio)”.

Fuente: El Federal

https://www.elfederal.com.ar/reclaman-a-la-onu-que-un-museo-frances-devuelva-los-restos-de-un-tehuelche/?fbclid=IwAR1gi9xjkriQRJdD0q6S-9PcWU05GTh7ZD0FYRDyeVHxpfDrqWKUbDHLYwY#

domingo, 23 de febrero de 2020

Los aborígenes que vivieron en cautivero en el Museo de La Plata (Argentina)

El cacique Foyel vivió en cautiverio en el Museo de La Plata. Fuente: Archivo - Crédito: Museo de Ciencias Naturales de La Plata

Jueves 2 de marzo de 2006. 
El otoño aún no llegó, pero una brisa gélida recorre las paredes infinitas del Museo. El imponente palacio de estilo neoclásico levantado en el corazón del bosque de La Plata parece hacer caso omiso del calor que pueda haber afuera. Fernando Pepe mira el reloj. Lleva ya varias horas en la biblioteca con sus dos compañeros. No pueden apartar los ojos de aquellas páginas.

Número 1334: Indio patagón, sacado por el señor Hauthal de un antiguo chenque, situado en la orilla oriental del río Fénix, en mayo de 1902. El cadáver estaba cubierto de piedras, que por su peso han destruido la cabeza. Las piedras de la tumba formaban un rectángulo poco elevado, cuyo borde se componía de piedras grandes, mientras que las del medio eran más chicas.

Número 1836: Indio tehuelche, cacique Sapo. Fallecido en la colonia de Rawson, Chubut. Los esqueletos del cacique Sapo y de su mujer fueron exhumados por el señor Francisco P. Moreno personalmente, durante su permanencia en la desembocadura del Río Chubut, a fines del año 1876.

El Museo de La Plata, creado por decreto provincial el 19 de septiembre de 1884. Desde 2006, los esqueletos dejaron de exhibirse en las vitrinas. Fuente: Archivo - Crédito: Colectivo Guías

Es el catálogo escrito en 1910 por Lehmann Nitsche, exjefe de la Sección Antropológica del museo, un inventario de 129 páginas que detalla los miles de huesos desperdigados en cajas por todo el edificio. La mayoría, sin dueño. Algunos admiten una breve historia. Solo unos pocos se corresponden a un cuerpo con nombre.

Fernando, que para entonces era un estudiante de Antropología a punto de recibirse, llevaba años pasando frente a las vitrinas llenas de esqueletos sin que llamaran su atención. Sin embargo, el detalle con el que aquel listado describía los cráneos, las mandíbulas y hasta los fetos extraídos del vientre de sus madres parecía haberle congelado la mirada.

En el Museo de Ciencias Naturales de La Plata hay más de 2000 restos humanos. La mayoría pertenecen a indígenas que fueron trasladados por el Perito Moreno, y algunos hasta llegaron a vivir allí a fines del siglo XIX.

El Museo de La Plata fue creado por decreto provincial el 19 de septiembre de 1884, en una ciudad fundada tan solo dos años antes. Tal vez ese carácter precursor fue el que sedujo al explorador Francisco Pascasio Moreno a construirlo allí. Al parecer, Moreno estaba obsesionado por hacerle sombra al alemán Hermann Burmeister y su enorme colección de ciencias naturales que hoy sigue exhibiéndose en el museo de Parque Centenario. Y no tardará en cumplir su objetivo, cuando en plena campaña militar sobre la Patagonia es designado como perito al frente de la Oficina de Exploraciones Nacionales, un eufemismo con el que se bautizó el relevamiento topográfico para la delimitación de las fronteras de nuestro país. Es así como Moreno, que había encarado su primer viaje al sur con solo 22 años, completará unas cinco expediciones patagónicas, de las que dejará rastro en sus diarios.

Fernando Pepe, antropólogo, presidente del colectivo Guías (Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social). Fuente: Brando - Crédito: Gaspar Kunis

"Nunca he podido comprender cómo una nación viril, que se dice dueña de extensísimas zonas, desde el trópico hasta el polo antártico, no se empeña en estudiarlas, para utilizarlas, que es lo que justifica su dominio sobre ellas", escribe como testimonio de estas exploraciones, que pronto encuentran su oscuro correlato en el tráfico de objetos y esqueletos saqueados por el Ejército a las comunidades arrasadas y que, bajo el paraguas de la ciencia, fueron acumulándose en los depósitos y en los pasillos del palacio del perito.

Fernando recuerda entonces lo que le había advertido el científico Héctor Pucciarelli, a cargo del departamento de Antropología Física, cuando autorizó el avance de la investigación sobre los restos: "Mirá que es un tema tabú".

En efecto, hasta ese momento, el único reclamo de las organizaciones indígenas que había encontrado eco había sido el de la Comunidad Mapuche por la restitución de los restos del cacique Inacayal. La recuperación se concretó en 1994 por voluntad del senador radical Hipólito Solari Yrigoyen. No obstante, entre los argumentos planteados en el proyecto debatido en el Congreso, se hizo referencia a la colaboración que había prestado el antiguo líder a las expediciones en sus tierras. Nada se dijo de la obligación del Estado frente a lo que constituía una reparación histórica.

Inacayal, el cacique de la Comunidad Mapuche que vivió en cautiverio en el Museo de La Plata. Fuente: Archivo - Crédito: Museo de Ciencias Naturales de La Plata

En total, el inventario elaborado por el antropólogo contratado por Moreno describe 5581 piezas. Las anotaciones de Lehmann Nitsche van desde "lotes de cervicales" hasta un "feto disecado".

De pronto, Fernando se detiene en un número. El 1867. La descripción dice así: Indio yamaná. "Maish Kensis". Tierra del Fuego. Fallecido en el museo en septiembre de 1894.

Por un instante, piensa y contiene la respiración. Aquel catálogo confirmaba lo que tantas veces había escuchado, que acaso explicaba el mandato de silencio que parecía reinar en aquel edificio. No solo habían traído huesos. Algunas de esas personas habían vivido allí.

Silvia Ametrano, geóloga. Dirigió el Museo de La Plata entre 2001 y 2018. Fuente: Brando - Crédito: Gaspar Kunis

"Este edificio no tiene nada que envidiarles a los grandes museos del mundo que nacieron en el siglo XIX. Es una estructura arquitectónica que alude a lo que hoy se llama «catedrales de la ciencia». Imponentes, vos entrás y esas columnas te aplastan", explica Silvia Ametrano, con paciencia pedagógica, en una pequeña habitación colmada de cajas llenas de lo que uno llamaría piedras y que Silvia denomina con corrección epistemológica rocas y minerales. Porque, ante todo, Silvia es geóloga, aunque muchos la recuerdan porque fue durante su gestión al frente del Museo de La Plata cuando se motorizaron las restituciones de los restos humanos a sus comunidades de origen.

-No hay que perder de vista que estamos mirando el tema con el paradigma ético, cultural y científico del siglo XXI. Pero este museo nació en el 1800 bajo otra condición de pensamiento, en la que se creía que esos seres eran evolutivamente anteriores. Eso hizo que todo cementerio indígena fuera codiciado por la ciencia, porque bajo este pensamiento, los restos son claves para entender la evolución. Claro, este museo tuvo una particularidad.

-Personas de esos pueblos originarios viviendo aquí.

-Sí, y el porqué de que estuvieran acá es uno de los ejes de revisión histórica. Si uno ve los registros internos, el preconcepto de que eran seres inferiores estaba instalado. Se sabe que murieron en fechas muy próximas y que les realizaron prácticas terribles. Les quitaron el cuero cabelludo y en algunos casos el cerebro, les hacían una máscara mortuoria con yeso y a veces cubrían el cuerpo en cal viva.

El preconcepto de que los indígenas eran seres inferiores estaba instalado. Se sabe que murieron en fechas muy próximas y que les realizaron prácticas terribles.Silvia Ametrano

-¿Y cuáles han sido los fundamentos del reclamo que el museo viene recibiendo por parte de las comunidades?

-Que los cuerpos deben volver a la tierra que pertenecieron, con mucho énfasis en esta sacralización de la tierra. Pero, además, acá tenemos otra particularidad. En el museo hay restos de caciques y esto le da un mayor simbolismo, porque también significa una mayor recuperación simbólica. A comienzos del 1900, la Nación estaba imbuida de conquistar territorio y, por más sanguinario que nos parezca, tener los restos del "enemigo" asume otra connotación. Ahora fíjate que cuando nosotros los sacamos de exhibición, los visitantes se quejaban...

-¿Por qué?

-Porque no hay que perder de vista que, además, bajo esta ideología, la sociedad fue educada asumiendo que en los museos hay restos humanos. Es como si los museos cultivaron algo que yo definiría como.

-¿Cómo?

-Y como una suerte de necrofilia.


"La sociedad fue educada asumiendo que en los museos hay restos humanos", dice Silvia Ametrano, Fuente: Archivo - Crédito: Colectivo Guías

Hasta el día de hoy no se sabe a ciencia cierta cuántas personas de los pueblos originarios vivieron en el museo bajo las órdenes de Moreno. Se calcula que fueron entre 12 y 20. El caso más conocido fue el del cacique Inacayal.

Aunque muchos libros afirman que era tehuelche, Moreno lo definió como huilliche. Ambos se conocieron en 1879, durante una expedición del perito en el Nahuel Huapi. De acuerdo con los registros históricos, cinco años más tarde, las tribus de Inacayal y Foyel, compuestas por 180 personas, se presentaron en Fortín Villegas para dar testimonio de sus sentimientos pacíficos hacia el gobierno nacional. Sin embargo, el Ejército los tomó prisioneros y los envió a Buenos Aires.

Allí, fueron separados de sus hijos e Inacayal fue encerrado durante año y medio, hasta que Moreno hizo su gestión para llevárselo al Museo de La Plata.

Retrato de las familias de Inacayal y Foyel. Se cree que la foto fue tomada antes de llevarlos a La Plata. Fuente: Archivo - Crédito: Museo de Ciencias Naturales de La Plata

El 19 de abril de 1994 sus restos fueron trasladados a Esquel en un avión de la Fuerza Aérea. Sin embargo, el proceso de recuperación y restitución de los cuerpos en el museo recién asumió un carácter institucional hacia el 2006, tras la gestión del Grupo Universitario de Investigación en Antropología Social (Guías), que Fernando Pepe conformó inicialmente con Patricio Harrison y Miguel Suárez Añón, y la respuesta dada por la Dirección del museo, por ese entonces en manos de Silvia Ametrano. Como primer paso, se decidió retirar de exhibición los restos y mejorar sus condiciones de preservación.

Cinco años antes, en 2001, la Ley 25517, aplicable en todo el país, ponía a disposición "los restos mortales de aborígenes" a todo pueblo que los reclamara, como así también introdujo la obligación de contar con el consentimiento de las comunidades antes de "todo emprendimiento científico en su patrimonio histórico y cultural". La norma, sin embargo, tuvo que esperar nueve años para ser reglamentada. No obstante, tras su implementación, se han formalizado unas 11 restituciones a diversas comunidades dentro del país y a la Federación Aché de Paraguay.

Retrato de las familias de Inacayal y Foyel. Se cree que la foto fue tomada antes de llevarlos a La Plata. Fuente: Archivo - Crédito: Museo de Ciencias Naturales de La Plata

En 2013, en medio de estas transformaciones, la institución realizó una encuesta para conocer la opinión de los asistentes frente a las nuevas políticas de exhibición. El 30,5% de las personas consultadas manifestó estar en desacuerdo. Las explicaciones variaron. "Pero, por favor, ¿para qué está el museo entonces? La gente cómo va a saber la historia si no nos muestran, como si uno fuera adivino del pasado", fue uno de los comentarios. Según expone el documento final, cuando les consultaron a quienes estaban a favor, las respuestas fueron igual de inquietantes: "Cuando una persona muere, se debe quedar ahí, quietecito".

Desde 2006, los esqueletos de los indigenas dejaron de exhibirse en las vitrinas del Museo de La Plata y un equipo de antropólogos busca restituirlos a sus respectivas comunidades.

Fernando se asoma sobre la vitrina de cristal. Intenta ver el número que esconde el ramillete de costillas expuesto sin nombre en la antigua sala de exhibición de Antropología Biológica. Aunque borroso, llega a leer. Es el 1867.

Unos días antes, una antropóloga que trabajaba en el museo, enterada de lo que venía haciendo el grupo, les había aconsejado que buscaran en los archivos del diario La Capital. Allí encontraron un artículo publicado el martes 27 de septiembre de 1887 que, bajo el título "Denuncia gravísima", informa: Dícese que desde cuatro días a esta parte han muerto en el museo tres indios de las dos familias que allí viven por cuenta del gobierno [.]. El caique Inacayal, el mismo que salvó la vida del señor Moreno en un pasaje de sus expediciones al Sur y que lo refiere en su obra "Viajé a la Patagonia", ha muerto ayer. El cadáver de este ser humano, a la hora que escribimos, lo están descuartizando en el mismo museo. ¿De qué ha muerto? ¿Qué médico certifica la defunción? ¿Y la municipalidad ha autorizado su inhumación aérea? [.]. Agregamos también que hay varios otros indios amenazados de una muerte próxima. Solo dos indiecitos, Arturo y Maish Kensis -uno de los cuales nos dio el primer hilo de esta madeja- son quizás los únicos que por hoy no corren peligro.

Fernando Pepe estudia también con su equipo el relato oral que se construyó entre los antropólogos, no en los pueblos originarios. Fuente: Brando - Crédito: Gaspar Kunis

Fernando vuelve a ver el esqueleto en la vitrina. ¿Cómo habrá llegado ahí? ¿Cómo murió y qué pasó con Maish Kensis?

La imagen tiene ambición onírica. Las columnas romanas se abren paso en medio del parque, custodiadas por dos enormes esmilodontes que miran de frente. Unos vendedores de gaseosa le aportan un eclecticismo terrenal a la escena. El hall del museo se planta al final de la escalinata como una espiral infinita. Entre sus columnas nacen algunos pasillos, que pronto se vuelven angostos y oscuros, tejiendo un recorrido que parece hexagonal. A ambos costados, se acumulan cajoneras y muebles antiguos que dejan ver todo tipo de objetos, desde piedras preciosas hasta peces en frascos. A medida que uno avanza, el frío se condensa. También el olor a formol.

Se presume que en estos corredores vivieron los prisioneros de Moreno. Los diarios y los registros hablan de un sótano, y es que el ambiente lúgubre hace pensar que se trata de algún subsuelo. Pero no. Las pequeñas ventanas que asoman en los ambientes que dan al pasillo dejan ver el bosque. Hoy en este lugar funcionan las oficinas y los talleres del museo.

Mariano Del Papa, metro noventa, tatuajes en los brazos, remera de los Ramones, es doctor en Ciencias Naturales y actualmente está a cargo del departamento de Colecciones de la División de Antropología.
-Antes, este era el lugar donde se armaban las vitrinas y se preparaban los esqueletos -explica titubeante.

Restitución de los restos del cacique Polvareda al Pueblo Qom de Santa Fe, en octubre de 2019. Fuente: Archivo - Crédito: Santiago Hafford

-¿Y en qué consistió el proceso de recuperación que arranca en 2006?

-Para empezar, las áreas de almacenaje no estaban en condiciones. Había roedores, insectos. Los contenedores donde estaban los esqueletos eran de madera, que acumula humedad. Sacamos todo lo que tuviera que ver con materia orgánica: papel, madera, hilos, cartón, porque facilita la entrada de fauna.

-¿Fauna?

-Sí, microorganismos que terminan destruyendo los restos. Mirá atrás tuyo -Mariano se acerca y toma unas formas óseas apoyadas en una mesa-: ¿ves? Son materiales que sigo encontrando y que estamos recomponiendo. ¿Cuántas personas creés que hay representadas en esta muestra?

-Lo miro con incredulidad.

-Es fácil, tres. Bueno, hace 25 años que veo cráneos. Mirá, son dos mandíbulas de distinto tamaño y a esta otra le faltan los dientes. Y ¿ves acá, el desgaste de los molares? Claramente pertenecía a un cazador recolector y las harinas que comía eran abrasivas. Lo bueno es que no tenían caries.

-¿Estos huesos te dan esa información?

-Exacto. Por ejemplo, hay un investigador que, a partir de las muestras de sarro, estudia la ecología, y obtiene perfiles genéticos a través de esos restos de alimento. Son cosas que nos permiten saber un poco más de la vida de estas personas. Vos fijate, afirman que acá había 10.000 restos humanos, pero, por ejemplo, el catálogo me dice que esta es la muestra 7353 y, en realidad, como podés ver, corresponde a tres piezas, con lo cual es difícil tener una certeza.

-¿No se sabe cuántos restos hay?

-Calculamos que son restos de unos 2300 individuos, pero nunca vamos a saber el número exacto.

Maish Kensis pertenecía a los yaganes, un pueblo que vivía en Tierra del Fuego. Murió en el museo hacia 1894 a causa de una afección pulmonar. Fuente: Archivo - Crédito: Colectivo Guías

Fernando mira la foto. El plano se recorta en la cintura, sobre un fondo blanco. El chico está mirando a cámara. Los ojos asoman como dos pequeñísimas salpicaduras sobre una nariz ancha. Hasta ahora han podido determinar que esa imagen es de Maish Kensis, como así también que el pequeño pertenecía a los yaganes, un pueblo que vivía en Tierra del Fuego. No hay un dato preciso de cuántos años tenía cuando murió en el museo. Algunos dicen 22, otros 30. Se sabe que fue hacia 1894, a causa de una afección pulmonar. Así lo registra Herman ten Kate, un antropólogo holandés especializado en craneología, convocado por Moreno tras sus estudios en Berlín y en el Museo Etnográfico de París.

Kate escribe un diario en 1903, donde registra la vida de cuatro de los prisioneros. Particularmente se detiene en Maish Kensis, a quien conoció personalmente. Escribe Kate en francés: Al servicio del museo, cumplió diversas funciones. En la familia del señor Moreno, cuidaba a los niños, que lo apreciaban mucho [.]. En el museo, se dedicó mucho al trabajo y no mostró renuencia para trabajar con los esqueletos humanos.

Bajo la mirada del enviado europeo, fue quien más "supo aceptar la civilización". Y unas líneas más abajo explica: Fiel de la instrucción religiosa que había recibido en la misión de Ushuaia, conservó la creencia en Dios y distinguió el bien del mal según la moral cristiana [.]. Este indio es de buen carácter, tímido y obediente [.]. Incluso era coqueto, se perfumaba y estaba muy orgulloso de conocer las calles de La Plata con un abrigo negro que el señor Moreno le había regalado.

-Encontrar todo esto fue como un trabajo de arqueología dentro del mismo museo -sostiene Fernando con voracidad verborrágica-. Además, lo que estudiamos nosotros es el relato oral que se construyó entre los antropólogos, no en los pueblos originarios.

Los restos, imágenes y relatos son las pruebas materiales de un genocidio. Fuente: Archivo - Crédito: Museo de Ciencias Naturales de La Plata

-¿Y qué condensa ese relato?


-Y, vos fijate, en la tradición oral llegamos a encontrar que se decía que Maish Kensis era "un no-docente que donó su cuerpo a la ciencia", cuando en realidad fue un prisionero que vivió y tuvo que trabajar en el museo.

El cuerpo de Maish Kensis fue retirado de exhibición en agosto de 2006. Como parte del trabajo realizado por el Grupo Guías, además se han logrado identificar dentro del museo unos 35 cuerpos.

-Ojo, nosotros no somos oscurantistas, no estamos en contra del estudio. Solo planteamos que se debe contar con el consentimiento de las comunidades. Pero no se trata de desconocer que esto tiene un valor testimonial...

-¿Cuál es?

-Son las pruebas materiales de un genocidio.

Por: Carolina Keve 
Fuente: Diario La Nación (Buenos Aires-Argentina) - 14 de Febrero de 2020
https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/historias-los-aborigenes-que-vivieron-en-cautivero-en-el-museo-de-la-plata-nid2333997?fbclid=IwAR0WNHdPs2MqbfK88d5YhluNIC-r1NXtT9I3n7bLlTsolZ19goWhuY1EBX0