La Primera
Tierra
Primera
Parte
I
El verdadero Padre Ñamandu, el Primero,
habiendo
concebido su futura morada terrenal,
de la sabiduría
contenida en su propia divinidad,
y en virtud
de su sabiduría creadora,
hizo que en
la extremidad de su vara fuera engendrándose la tierra.
II
Creó una
palmera eterna en el futuro centro de la tierra;
creó otra en
la morada de Karaí (Oriente);
creó una
palmera eterna en la morada de Tupá (Poniente);
en el origen
de los vientos buenos (N. y N. E.) creó una palmera eterna;
en los
orígenes del tiempo espacio primigenio (S.) creó una palmera eterna;
cinco
palmeras eternas creó;
a las
palmeras eternas está asegurada la morada terrenal.
III
Existen siete paraísos;
el
firmamento descansa sobre cuatro columnas;
sus columnas
son varas insignias.
Al
firmamento que se extiende con vientos
lo empujó
nuestro Padre, enviándolo a su lugar.
IV
Habiéndole
colocado primeramente tres columnas al paraíso,
éste se
movía aún;
por este
motivo le colocó cuatro columnas de varas-insignias;
sólo después
de esto estuvo en su debido lugar,
y ya no se
movía más.
V
El primer ser que ensució la morada terrenal fue la víbora originaria;
no es más
que su imagen la que existe ahora en nuestra tierra;
la serpiente
originaria genuina está en las afueras del paraíso de nuestro Padre.
VI
El primer
ser que cantó en la morada terrenal de nuestro
Primer
Padre,
el que por
primera vez entonó su lamentación en ella,
fue la
"yrypa", la pequeña cigarra colorada.
VII
La cigarra
colorada está en las afueras del paraíso de nuestro Padre:
es solamente
la imagen de ella la que queda en la morada terrenal.
VIII
Pues bien,
el "y-amaí" es el dueño de las aguas,
el hacedor
de las aguas.
El que
existe en nuestra tierra ya no es el verdadero:
el verdadero
está en las afueras del paraíso de nuestro Padre,
ya no es más que su imagen
el que
actualmente existe en nuestra tierra.
IX
Cuando
nuestro Padre hizo la tierra
he aquí que
era todo bosques,
dicen que
campos no había.
Por este
motivo, y para que trabajase en la formación de las praderas,
envió al saltamontes verde.
En donde el
saltamontes clavó originariamente su extremidad inferior
se engendraron matas de pasto:
solamente
entonces aparecieron las praderas.
El
saltamontes celebró con sus chirridos la aparición de los campos.
El saltamontes originario está en las afueras del paraíso de nuestro Padre:
el que queda
ahora no es más que una imagen suya.
X
En cuanto aparecieron los campos,
la primera
en entonar en ellos su canto,
la primera
en celebrar su aparición,
fue la
perdiz colorada.
La perdiz
colorada que por primera vez entonó sus cantos en las praderas
está ahora
en las afueras del paraíso de nuestro Padre:
la que
existe en la morada terrenal no es más que su imagen.
XI
El primero en remover la tierra en la morada terrenal de nuestro Padre
fue el
armadillo.
Ya no es el
verdadero armadillo el que existe hasta el presente en nuestra tierra:
éste ya no
es más que su simple imagen.
XII
La dueña de
las tinieblas es la Lechuza.
Nuestro
Padre el Sol es dueño del amanecer.
|
Dionisio Duarte en el Opy de Tekoa Mbororé escoltado por Ángel Benitez en un Aty (Asamblea Comunitaria) |
Segunda Parte
XIII
Nuestro
Primer Padre está por internarse
en las
profundidades del paraíso;
en vista de
ello así habló;
-Solamente tú,
Karaí Ru Ete,
las hileras
de llamas inasequibles en que yo me inspiro
las harás
vigilar por intermedio de tus hijos,
los Karaí
valerosos.
Por
consiguiente,
Haz que
ellos se llamen "los Señores dueños de las llamas".
Dí:
"Ellos vigilarán aquello que ha de producir el ruido
de crepitar
de llamas."
Cada
Primavera haz que se solivien las hileras de llamas
para que
escuchen el ruido de crepitar de llamas
los bien
amados que llevan la insignia de la masculinidad,
las bien
amadas que llevan el emblema de la feminidad.
XIV
Después de estas cosas, dijo a Jakaira Ru Ete:
-Bien, tu
vigilarás la fuente de la neblina
que engendra
las palabras inspiradas.
Aquello que
yo concebí en mi soledad
haz que lo
vigilen tus hijos
los Jakaira
de corazón grande.
En virtud de
ello que se llamen
"Dueños
de la neblina de las palabras inspiradas"
dí a ti
mismo.
XV
Después de estas cosas,
a Tupá Ru
Ete le habló en esta forma:
-Tú tendrás
a tu cargo el extenso mar
y las
ramificaciones del extenso mar en su totalidad.
Yo haré que
tú te inspires en las leyes
mediante las
que se refrescará la divinidad.
Por
consiguiente,
tú enviarás
repetidamente a la morada terrenal
por
intermedio de tus hijos los Tupá de corazón grande,
aquello que
refresca,
para
nuestros bien amados hijos,
nuestras
bien amadas hijas.
XVI
El verdadero Padre Ñamandu, el Primero,
estando por
hacer descender a la morada terrenal
la ciencia
buena para las generaciones
de los que
llevan la insignia de la masculinidad,
el emblema
de la feminidad,
a Jakaira Ru
Ete dijo:
XVII
-Bien, en
primer lugar,
alojarás en
primer lugar en la coronilla
de nuestros
hijos y nuestras hijas
la neblina
(vivificante).
Cada vez que
retorne la primavera
harás
circular, por intermedio de tus hijos,
los Jakaira
de corazón grande,
la neblina
por la morada terrenal.
Unicamente
en virtud de ella
podrán
nuestros hijos, nuestras hijas prosperar.
VVIII
Después de
estas cosas:
“Karaí Ru
Ete,
tú también
harás que las llamas sagradas se alojen
en nuestros
amados hijos, en nuestra amadas hijas.”
“-Por esto,
mi hijo Tupá Ru Ete,
aquello que yo
concebí para refrescamiento
haz que se
aloje en el centro del corazón de nuestros hijos.
Unicamente
así,
los
numerosos seres que se erguirán en la morada terrenal,
aunque
quieran desviarse del verdadero amor,
vivirán en
armonía.”
XIX
Unicamente
mediante aquello que refresca,
las leyes
que pronuncié para regir el amor
no
producirán excesivo calor
en nuestros
futuros amados hijos,
en nuestras
futuras amadas hijas.
XX
Habiendo
Ñamandu Ru Ete, el Primero,
designado
por sus respectivos nombres
a los
verdaderos padres de sus futuros hijos,
a los
verdaderos padres de las palabras (almas)}
de sus
futuros hijos,
cada uno de
ellos en su respectiva morada (dijo):
-Después de estas cosas,
después de
haber hecho que os llaméis por vuestros nombres,
cada uno de
vosotros, en vuestras respectivas moradas,
concebiréis
las leyes que regirán en la tierra
a los que
llevan la insignia de la masculinidad
y el emblema
de la feminidad.
XXI
Después de estas cosas,
inspiró el
canto sagrado del hombre
a los
verdaderos primeros padres de sus hijos,
inspiró el
canto sagrado de la mujer
a las
primeras madres de sus hijas,
para que
después de esto, en verdad,
prosperaran
quienes se erguirían
en gran
número en la tierra.
|
León Cádogan junto a Hermanos Mbya Guaraníes |
Fuente: Ayvu Rapyta
– Textos Míticos de los Mbyá Guaraní del Guairá – León Cádogan