Un espacio destinado a fomentar la investigación, la valoración, el conocimiento y la difusión de la cultura e historia de la milenaria Nación Guaraní y de los Pueblos Originarios.

Nuestras culturas originarias guardan una gran sabiduría. Ellos saben del vivir en armonía con la naturaleza y han aprendido a conocer sus secretos y utilizarlos en beneficio de todos. Algunos los ven como si fueran pasado sin comprender que sin ellos es imposible el futuro.

jueves, 30 de mayo de 2013

Las venas abiertas de América Latina


Las venas abiertas de América Latina es un ensayo del escritor uruguayo Eduardo Galeano publicado en 1971. En esta obra, difícil de clasificar como muchas otras de Galeano, el autor analiza la historia de América Latina de modo global desde la Colonización europea de América hasta la América Latina contemporánea, argumentando con crónicas y narraciones el constante saqueo de los recursos naturales de la región por parte de los imperios coloniales, entre los siglos XVI y XIX, y los Estados imperialistas, el Reino Unido y los Estados Unidos principalmente, desde el siglo XIX en adelante.

Trasfondo
La publicación del libro (1971) coincide con una época plagada de enfrentamientos sociales, políticos e ideológicos en América Latina. Entonces, Galeano trabajaba como periodista, editando libros, y estaba empleado en el Departamento de Publicaciones de la Universidad de la República. Según Galeano, le tomó “cuatro años de investigación y recolección de la información que necesitaba, y unas noventa noches en escribir el libro”. En 1973, poco después de la publicación, tuvo lugar el golpe de Estado en Uruguay, con la consiguiente instauración de una dictadura cívico-militar, la cual forzó a Galeano al exilio. Como resultado de la perspectiva de izquierda del libro, fue censurado durante los gobiernos militares de Chile (de Augusto Pinochet), Argentina y el mismo Uruguay.


El autor aseguró más de una vez que no se arrepiente en nada de lo que escribió en este libro. Muchos afirmaron que esta obra marcó la época en la que se escribió, causando honda huella en los sectores juveniles. Algunos latinoamericanos han llegado a llamar el libro como la Biblia Latinoamericana.
Estructura
El libro consta de dos partes: “La pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra” y “El desarrollo es un viaje con más náufragos que navegantes”. Además, también posee una Introducción (“Ciento veinte millones de niños en el centro de la tormenta”) y una especie de conclusión denominada “Siete años después”, escrita justamente siete años después (1977) de la primera edición del libro, en la cual Galeano hace notar que las cosas, lejos de mejorar, empeoran.

La Pobreza del hombre como resultado de la riqueza de la tierra
·         “Fiebre del oro, fiebre de la plata”: narra de forma sucinta toda la fiebre del oro y de la plata, desde la llegada de Cristóbal Colón hasta que estos metales se agotaron o perdieron su valor.
·         “El rey azúcar y otros monarcas agrícolas”: el capítulo más extenso del libro. En él se habla sobre las usurpaciones de los recursos en distintas regiones a lo largo de los años en manos de las grandes potencias (como son el caso del azúcar en Cuba, el caucho en Brasil, la banana en Ecuador y Colombia, etc.).
·         “Las fuentes subterráneas del poder”: capítulo dedicado a las riquezas mineras y las atrocidades cometidas en su nombre.


El desarrollo es un viaje con más náufragos que navegantes

·         “Historia de la muerte temprana”: reseña histórica de América Latina y sus vaivenes.
·         “La estructura contemporánea del despojo”: en contraste con el capítulo anterior, éste trata cómo continúa el saqueo por vías más indirectas pero no menos efectivas, mediante un sistema colonial opresor hacia adentro y oprimido desde fuera.

Algunos comentarios
Las venas abiertas de América Latina ha sido traducida a dieciocho lenguas y ha tenido una vasta difusión en el mundo de habla hispana desde que en 1971 se publicó la primera edición.
·         “En los últimos años he leído pocas cosas que me hayan conmovido tanto.” Heinrich Boll, discurso en Colonia, 1976.
·         “Este libro supera todo lo que yo jamás he leído sobre el tema, y permanecerá a lo largo de los años venideros. Una obra maestra. ”Carleton Beals, “Monthly Review”, USA.
·         “Este reportaje-ensayo-mural-obra de artesanía admirable ensambla géneros que andaban dispersos: la historia económica, el relato vital.. “ Hugo Neira, “Expreso”, Perú.
·         “El mejor libro sobre nuestro maltratado continente.” Hernán Invernizzi, “El Cronista Comercial”, Argentina.
·         “Bienvenida sea esta historia de América Latina que recoge los hechos, tiene profundidad teórica y es sumamente legible. Un excelente trabajo. “ Peter Roman, “Science and Society”, USA.
·         “Este libro de Galeano es absolutamente imprescindible para todos los interesados en América Latina. “Deutsche Bolkszeitung”, Alemania Federal.
·         “Una contribución muy importante a la comprensión del pasado que alimenta un presente ambiguo e incierto. ” Marcel Niedergang, “Le Monde”, Franda.
·         “Un gran escritor y una gran obra, que hoy me parece más actual y necesaria que cuando apareció.” Jean Ziegler, “Afrique-Asie”, Francia.

Fuente: Blog Tesoros Escondidos

domingo, 26 de mayo de 2013

Alfabetización Bilingüe en Aldeas Mbya Guaraní de Misiones (Argentina)


Bi – Alfa Mbya Guaraní - Castellano

El “Grupo Solidario Amigos de Guapoy, ha concretado en Abril de 2.010 el lanzamiento piloto del programa Bi-Alfa en cuatro aldeas Mbya, mediante una novedosa articulación de estrategias pedagógicas de alfabetización bilingüe simultánea para adultos, en lengua nativa y castellano.

Carlos Benitez, Kuaray Poty en un Círculo de Mujeres en Tekoa Guapoy
Los Mbya Guaraní, habitantes del litoral argentino, paraguayo y brasileño, son un pueblo de origen amazónico que hace centenares de años produjo una vasta cultura basada en el respeto por su hábitat, la selva subtropical, del cual obtenía todo lo necesario para su sobrevivencia física y espiritual: alimentos, agua, medicinas, abrigo, vivienda y espacio ritual para la expresión de su religiosidad. Su cosmovisión les permitió desarrollar una vida en comunidad, donde la infancia fue considerada sagrada y la ancianidad respetada en tanto depositaria de la sabiduría ancestral del pueblo Guaraní.


Sílabas Generadoras
En la actualidad, en la provincia de Misiones, sobreviven alrededor de 105 comunidades Mbya, algunas formadas por unas pocas familias, otras por centena y una pasando los mil habitantes. En total se calcula en algo más de 8500 personas, el número total de los Mbya Guaraní del territorio argentino. En palabras de Salustiano Benítez referente en Tekoa Guapoy “….hoy en día estamos rodeados de poco monte. La construcción de represas nos afecta porque destruyen la selva; antes se vivía mejor, el monte era suficiente, los chicos estaban más fortalecidos. Ahora llegan muchas pestes y ellos son los más afectados, ya no encontramos las medicinas naturales por la destrucción de la selva…..”.
El analfabetismo se encuentra muy extendido entre los adultos de las comunidades al proceder de una cultura oral donde los establecimientos de educación sistemática hace apenas 25 años han empezado a desarrollar sus actividades en los Tekoas. Esta situación no sólo les impide incorporarse en el mundo laboral y asalariado sino que, además, al ser analfabetos y monolingües guaraní, son continuamente discriminados. Para los líderes políticos y espirituales de las comunidades Mbya Guaraní, sus proyectos a futuro, pasa por defender su cultura, su idioma, su religión, su territorio, sus recursos, su derecho a insertarse en el mundo de hoy sin perder su identidad. Para ello, reclaman escuelas bilingües y oportunidades para que sus jóvenes puedan capacitarse. Entre otras iniciativas, las comunidades han puesto sus esperanzas en el programa de Bi-alfabetización (Bi-alfa), una novedosa articulación de estrategias pedagógicas de alfabetización bilingüe simultánea para adultos, en lengua nativa y castellano, basada en temas productivos, protección del medio ambiente, equidad de género, promoción de los derechos humanos, civiles, culturales y la salud comunitaria. El programa Bi-alfa se ha implementado exitosamente en varios países de Latinoamérica.
  
Armando palabras en el Bi Alfa en Tekoa Guapoy
En Argentina la primera experiencia la lleva adelante el “Grupo Solidario Amigos de Guapoy”, cuya actividad ha permitido concretar el lanzamiento piloto del programa Bi-alfa en las aldeas de Guapoy, Nuevo Amanecer I, Guayaibi Poty y Jasy Pora , en Abril del 2010.

La expectativa es que esta experiencia piloto, logre sensibilizar a las autoridades de gobierno local, organizaciones sociales y empresas privadas para alcanzar la institucionalización del programa y su extensión a todas las aldeas Mbya Guaraní de Misiones.

Para más información sobre el “Grupo Solidario Amigos de Guapoy” y Bi-alfa en el sitio hacer visitar http://guapoy.blogspot.com/ . Tiene su sede en San Pedro Buenos Aires y es presidida por Enrique Hopman. El Alfabetizador Promotor es Carlos Benitez (también docente guaraní de la Escuela Mbororé), integrante del PUEBLO MBYA GUARANÍ quien desarrolla un Círculo de Mujeres y un Círculos de Hombres.

Silvia Rosa Calcagno, Lingüista y Licencias quien ha trabajado en diversas capacitaciones en toda Latinoamérica con Pueblos Originarios es quien genera las contenidos alfabetizadores partiendo de la semiósfera comunitaria.

José Javier Rodas (Especialista en Alfabetización Intercultural - U.Na.M - Misiones, es el Coordinador del mismo acompañando a Carlos Benítez en la preparación de las clases y didáctica. En el PLAN BI ALFA no intervienen en las clases personas "blancas" todo es desarrollado por los Habitantes Originarios.


En resumen la síntesis de la Propuesta es la que transcribo líneas abajo:

Bi – Alfa Mbya Guaraní - Castellano

Alfabetización de Adultos Mbya Guaraní-Castellano (Bi Alfa)
Proyecto de Bi-Alfabetización

Organización comunitaria para el mejoramiento de la salud, la educación, el medio ambiente, la producción, las relaciones interétnicas y de género

Comunidades Mbya Guaraní, Provincia de Misiones- Argentina 

Este Proyecto fue implementado en las Comunidades de la zona norte de la Provincia de Misiones con el auspicio de la Asociación Civil Amigos de Guapoy a partir del mes de Abril del año 2.010.

Objeto: Alfabetizar, en idiomas Mbya Guaraní y Castellano, a mujeres y
hombres de las comunidades Mbya Guaraní de la provincia
de Misiones, capacitándolos en temas de género, salud
sexual y reproductiva, interculturalidad, agro-ecología,
medio ambiente y ciudadanía.

La propuesta de trabajo

De acuerdo con la visión de la dirigencia política de las comunidades Mbya, sus caciques y líderes espirituales, opyguas, la viabilidad y el sostenimiento de los proyectos tendientes a mejorar las condiciones de vida de este pueblo originario, se favorecería si las propuestas se enfocaran en la defensa de su cultura, idioma, espiritualidad, el territorio y sus recursos, así como en su derecho a insertarse en el mundo de hoy, aprehendiendo las ventajas tecnológicas que ofrece, sin que tales incorporaciones signifiquen poner en riesgo o perder su identidad y autonomía. Para ello, reclaman escuelas bilingües e interculturales, así como oportunidades para que sus jóvenes puedan seguir capacitándose y, en el futuro, maestros/as y promotoras/es de salud Mbya Guaraní, sean los que se desempeñen en los puestos que, actualmente y con diverso grado de comprensión y respeto por la diversidad étnico-cultural, ocupan las/os integrantes de la sociedad no-indígena. 



Primeros Pasos del Bi Alfa en Abril de 2.010
En efecto, como consecuencia de las condiciones descriptas, el analfabetismo, absoluto y/o funcional, se encuentra muy extendido entre los adultos de ambos sexos, afectando a la población femenina en mayor grado y con particular regularidad. Por tanto, desde la perspectiva de la organización comunitaria para el mejoramiento de la calidad de vida, constituye una prioridad el acceso a la lecto-escritura en su propia lengua y castellano, así como la capacitación para la producción agroecológica, el cuidado de la salud reproductiva, el desempeño de sus derechos ciudadanos, la preservación del hábitat, el fortalecimiento de su propia cultura y la disminución de la brecha intercultural. 

En respuesta a los requerimientos educativos identificados por las/os líderes y comunidades, se propone iniciar una experiencia de alfabetización bilingüe simultánea, intercultural y con foco en género, salud sexual y reproductiva, con 400 pobladoras/es Mbya de la provincia de Misiones. Dicha propuesta constituye el objeto del presente Proyecto, con miras a su posterior extensión a otros asentamientos misioneros de población Guaraní. 

La metodología a aplicar, es el Programa de Bi-alfabetización (Bi-alfa), una experiencia educativa integral que ha sido impulsada por Organismos y Agencias del Sistema de Naciones Unidas; entre ellos, el CELADE, División de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL-Naciones Unidas, Santiago de Chile). 

Bi-alfa es una novedosa articulación de estrategias pedagógicas de alfabetización bilingüe simultánea, en lengua nativa y castellano, basada en temas de desarrollo productivo, protección del medio ambiente, equidad de género, promoción de los derechos humanos, civiles, culturales y la salud comunitaria, con énfasis en salud reproductiva. Su elaboración se realizó mediante un proceso de investigación empírica, a cargo de un equipo interdisciplinario de la CEPAL, con participación de especialistas nacionales e informantes locales. Los instrumentos didácticos han sido diseñados en terreno, en función de las características culturales y lingüísticas propias de cada contexto comunitario y diferenciados según género de las/os participantes (Guías Didácticas y Fichas de Orientación). En el aspecto técnico-operativo, se han desarrollado cuatro estrategias de implementación de los proyectos: Gestión, Organización y Sostenimiento; Capacitación Permanente de Recursos Humanos; Seguimiento y Evaluación; Comunicación y Promoción Cultural. 
 

Metodología
La Licenciada Silvia Rosa Calcagno quien transmisora de la metodología del Bi Alfa
La propuesta metodológico-operativa, aplicada por integrantes de las propias comunidades indígenas, capacitados/as para tal efecto, se despliega en 12 meses, 9 de los cuales tienen lugar en los centros de bi-alfabetización, con una regularidad de tres sesiones semanales de 2 horas y media de duración. Al mismo tiempo que las/os participantes aprenden a leer y escribir en dos idiomas, también revalorizan su cultura y afirman su identidad; conocen y defienden más sus derechos, los de la familia y la comunidad; se organizan para fortalecer su capacidad productiva, cuidar la salud y proteger el medio ambiente.

El método Bi-alfa:
• Trabaja con mujeres y hombres adultos/as que pueden comunicarse en dos idiomas en forma oral, guaraní y castellano, en el caso de las comunidades Mbya. Ellas/os precisan aprender a leer y escribir en guaraní para revalorizar su lengua materna y su cultura; pero, también, necesitan aprender lecto-escritura en castellano para desenvolverse en mejores condiciones en sus interacciones con la sociedad no indígena.
• Motiva a las/os participantes para que puedan reconocer y desplegar sus capacidades, fortaleciendo la autoestima.
• Promueve la reflexión sobre algunos temas relacionados con la vida diaria, entre ellos, la salud, la producción, las relaciones interétnicas y el cuidado del medio ambiente. 
• Destaca el saber indígena como uno de los contenidos centrales del proceso de aprendizaje y, al mismo tiempo, facilita el acercamiento a otros conocimientos que forman parte de la cultura nacional y universal (enfoque intercultural) . 
• Revaloriza la lengua Mbya Guaraní, aumentando el número de personas capaces de leer y escribir en ese idioma.
• Amplia el dominio del castellano, segunda lengua de las/os participantes. 
• Da a conocer los derechos de las mujeres y promueve el mejoramiento de su situación en la familia y la comunidad, sensibilizando a los integrantes masculinos de las aldeas (enfoque de género).
• Contribuye a la democratización y al fortalecimiento de la organización comunitaria, a través del aumento de la participación de sus miembros y, en particular, de las mujeres.
• Sensibiliza a la sociedad no indígena local acerca de la historia, cultura y problemática de las comunidades, favoreciendo las relaciones interculturales y la superación del prejuicio étnico.


Beneficiarios

Directos: 400 adultos indígenas, en su mayoría mujeres (75%), analfabetas
absolutas/os y/o funcionales, bilingües Guaraní-Castellano o guaraní hablantes 
con comprensión del castellano 

Indirectos: a) familiares directos de los/as beneficiarios/as incorporadas/os y las
comunidades en su conjunto

b) la sociedad no-indígena de Misiones y sus instituciones. 
Criterios de selección de las comunidades 

Para iniciar la aplicación, se priorizará a las comunidades que presenten las siguientes características:

• Presencia de un liderazgo democrático y favorable a las propuestas de desarrollo social.

• La propuesta de alfabetización sea aprobada en asamblea comunitaria.

• Sus miembros presenten disposición para participar en el proyecto y deseos de aprender.

• Exista experiencia de organización acumulada por la implementación de otros proyectos destinados a mejorar sus condiciones de vida.

• Se haya identificado recursos humanos, de las propias comunidades, en condiciones de ser capacitados para desempeñarse como bi-alfabetizadores/as. 

• Se cuente con disponibilidad de espacios comunitarios para el desarrollo de las actividades.

Resultados 

Se espera que al finalizar la primera fase del proyecto:

• El 50% de la población meta, haya logrado incorporar habilidades de lecto-escritura en ambas lenguas.

• El 70% del universo haya logrado incorporar conocimientos prácticos aplicables sobre los temas de capacitación: producción agroecológica, salud reproductiva, cuidado del medio ambiente, género, derechos humanos, indígenas y ciudadanos.

• Se cuente con un material fílmico para tareas de difusión con destinatarios/as indígenas y no indígenas.

• Se haya aumentado la capacitación de los recursos humanos comunitarios en condiciones de operar como líderes del desarrollo social indígena a nivel local.

• Las organizaciones aliadas se hayan apropiado del método de bi-alfabetización y que, mediante la práctica de sus estrategias para la acción, puedan incrementar la capacidad operativa propia e interinstitucional.

• Se disponga del método de bi-alfabetización Guaraní-castellano y los materiales didácticos, adaptados a las características socioculturales y lingüísticas de las comunidades Mbya misioneras, para su futura aplicación en el resto de la Provincia.

• Se haya sensibilizado a diversos agentes, internos y externos, del ámbito oficial y privado, a fin de poner en marcha y sostener la implementación de la fase de ampliación del proyecto en otras comunidades Mbya Guaraní de la provincia de Misiones

Fuente: Asociación Amigos de Guapoy 

Fotos: José Javier Rodas

miércoles, 22 de mayo de 2013

Buenos Aires Indígena


Escribe Pablo Badano (MDP Movimiento de Defensa de la Pacha) – Revista La Pulseada

Durante décadas, un relato oficial nos convenció de que venimos de los barcos. Cuando ese mito europeísta se fue resquebrajando, ubicamos nuestras raíces originarias en el Norte o en la Patagonia. En el mes del indio americano, un periodista del Movimiento en Defensa de la Pacha escribe sobre cementerios milenarios destruidos por barrios privados, héroes olvidados, comunidades originarias que viven en la ciudad y la posible existencia de restos indígenas bajo la Casa de Gobierno bonaerense.

Hay indios donde estás. Hubo indios donde estás. Estas páginas salen de territorio indígena y son leídas en territorio indígena, aunque no veas cerros ni montes al levantar los ojos de esta revista. 

¿Quiénes habitaron el actual territorio bonaerense antes de la conquista europea? ¿Qué lugar ocupa hoy la identidad originaria en esta región del país? En 1905, Juan Bautista Ambrosetti, considerado el iniciador de la arqueología científica en Argentina, excavó y encontró restos materiales de los pueblos originarios en el Patio de las Palmeras de la Casa Rosada. ¿Había existido en ese lugar un asentamiento originario? ¿Se trataba de restos de la mano de obra indígena utilizada durante la Colonia? Sea cual fuera la respuesta, ese descubrimiento habla de la fuerte presencia aborigen en un territorio donde la colonización logró lo que en otras regiones no pudo: una invisibilización casi total de aquella presencia ancestral.
Buenos Aires Indígena  - Ilustración: Juan Bértola

En aquellos tiempos, cuando surgieron nuestras ciudades, hubo acontecimientos bélicos memorables, dignos de películas, que parecen silenciados. Una lluvia de flechas incendiarias destruyó la primera Buenos Aires, fundada por Pedro de Mendoza en 1536 y abandonada en 1541. Según el historiador Daniel Conlazo (autor de Los indios de Buenos Aires), 23.000 guerreros de distintos pueblos (querandí, chaná timbú, charrúa y guaraní) se unieron para resistir la invasión europea. Muchos nombres de esos caciques quedaron en las crónicas de la primera y de la segunda fundación, pero casi ninguno es conocido por la actual población porteña y bonaerense. 

En Chile, el líder mapuche Lautaro, que resistió a los españoles en el 1550, es tomado como héroe nacional, y durante las guerras de la independencia latinoamericana existió la Logia Lautaro, integrada por José de San Martín, Simón Bolívar y Bernardo O’ Higgins. En la Argentina, en cambio, los nombres de los caciques Manuá y Telomián Condié no han tenido la misma “suerte”. La figura del segundo de ellos es más conocida en el sudoeste bonaerense, en los municipios aledaños al río Matanza, curso de agua que habría sido denominado así por una batalla contra la gente de Telomián. Las aguas se tiñeron de rojo y fue así que comenzó a llamarse Valle y Río de La Matanza. Por su parte, Manuá es un desconocido en Buenos Aires, a pesar de haber ajusticiado nada menos que al fundador definitivo de la ciudad, Juan de Garay, en 1583. 

La memoria de las civilizaciones indígenas que cuatro siglos atrás resistieron y fueron masacradas en la actual área metropolitana pasa desapercibida. Garay tiene una estatua a un costado de la Casa Rosada, en un lugar privilegiado del paisaje porteño, y los indígenas ‘permanecen’ dóciles en el famoso cuadro de la fundación de Garay, una obra centenaria del artista español José Moreno Carbonero que es telón de fondo en la Sala de Conferencias de la Jefatura de Gobierno para cada discurso de Mauricio Macri. 

Cementerios aborígenes en Buenos Aires 

Por lo menos 116 cuerpos de ancestros fueron extraídos por arqueólogos en 11 enterratorios en el área conocida como “Bajíos ribereños continentales”, y 136 restos esqueletarios fueron retirados de otros 7 sitios en el “Delta inferior”. Un total de 252 cuerpos originarios en esa región (con antigüedades entre 600 y 3.500 años), que corresponde a los municipios de Tigre, San Fernando, Escobar y Campana, en la zona norte bonaerense.

 Ese número es el que reconoce el informe “Las prácticas mortuorias en el humedal del Paraná inferior”, firmado por Bárbara Mazza y Daniel Loponte, del Instituto Nacional de Antropología y Pensamiento Latinoamericano (INAPL) de la Secretaría de Cultura de la Nación. Estos profesionales fueron los asignados por la Dirección de Patrimonio Cultural de la provincia de Buenos Aires para el resguardo de los sitios aborígenes, aunque están cada vez más cuestionados por diversos sectores, por no respetar los derechos indígenas (ver Funcionarios y profesionales cuestionados). 

¿Dónde están los 252 cuerpos?, nos preguntamos desde el Movimiento en Defensa de la Pacha (MDP), una organización indígena y vecinal del Gran Buenos Aires que este periodista integra junto a otros comunicadores, pobladores originarios de distintas generaciones e identidades culturales, vecinos, ambientalistas y educadores, con el objetivo de proteger los lugares ancestrales ante el avance del “progreso” y los barrios privados.

A diferencia de lo que ocurre en el valle y el delta del Nilo, por ejemplo, que guarda las tumbas de los faraones egipcios y es un lugar sagrado y respetado en el mundo entero por sus majestuosas construcciones, en el delta del río Paraná y su valle de inundación los arqueólogos estiman que existen cientos de cementerios de las culturas originarias rioplatenses pero sólo una mínima porción está identificada. El informe del INAPL se refiere a 27 yacimientos.

En Tigre, por ejemplo, los recientes megaemprendimientos inmobiliarios de barrios privados Nordelta (1.600 hectáreas) y Villa Nueva (850 hectáreas) han destruido dos lugares que se encontraban identificados: los sitios Sarandí y Garín respectivamente, pero los especialistas descuentan que han arrasado con muchos otros, que no se encontraban detectados. Hace cinco años, el propio Daniel Loponte reveló a este periodista que en las 1.400 hectáreas donde se construye el Nordelta 2 “no debe de haber dos o tres sitios, sino decenas”

El poder y la resistencia 

Graciela Satalic es una vecina de origen europeo que encontró en Punta Querandí, hace casi una década, restos de vasijas milenarias al costado de un arroyo en paraje Punta Canal, en el límite de los partidos de Tigre y Escobar; el hecho derivó en un lento boca en boca y en enero de 2009 culminó en la formación del MDP. Hoy, esa zona, un lugar público con restos arqueológicos, alberga un conflicto, como cuatro siglos atrás.

Hay una “batalla en nombre de los ancestros”, como definió la agencia de noticias Télam al cubrir los festejos del 20 de febrero por el tercer aniversario del acampe sostenido por vecinos y militantes indígenas para defender ese lugar. Están los empresarios poderosos, que desplazan familias, cierran caminos y avanzan sobre lugares públicos, pero también están los que resisten: gran parte de los vecinos tienen raíces en las provincias, pasado indígena o mestizo.

En tanto, el acampe vecinal se transformó en todo un símbolo en la zona de Punta Canal, un paraje con menos de 30 familias, y sus pequeñas dos localidades vecinas: Dique Luján, del lado de Tigre, tiene 3.000 habitantes, e Ingeniero Maschwitz, del lado de Escobar, algo más de 10.000.

“En la escuela me contaron que vinieron un montón de indios y sacaron a las topadoras”, le dice a La Pulseada un chico del humilde barrio San Miguel de Maschwitz. “Yo me enteré que tengo sangre indígena a partir de la existencia del acampe”, cuenta Eduardo Duarte, otro adolescente, quien vive a solo 100 metros de Punta Querandí y en los últimos años dio el mismo testimonio a todos los medios que se acercaron a cubrir el conflicto.

Punta Querandí
La luna los hará arrepentir 

La lucha en resguardo de los cementerios aborígenes la protagonizan integrantes de comunidades que se vieron obligadas (ellos, sus padres o sus abuelos) a emigrar a la gran ciudad. Santiago Chara y su familia son originarios del pueblo toba en la provincia del Chaco. Como muchos de los que llegan a Punta Querandí, lo hizo para pescar. Allí se encontró con una ceremonia indígena y pensó “esto es lo que estoy buscando desde hace muchos años”. Ahora cuenta que siempre se reconoció como “indio”, pero no encontraba el lugar donde participar, a pesar de que sus parientes en Rosario y Chaco tienen cooperativas de viviendas o están relacionados con agrupaciones indígenas.

Con el “acampe de los indios”, como se lo conoce en la zona, lo indígena dejó de ser visto únicamente como algo de otras provincias. Ya pasaron cuatro años desde la formación del MDP y unas veinte instituciones educativas visitaron el “sitio sagrado de los pueblos originarios”. 

“¡Agassaganup o Zobá!”, gritan desde el acampe, y responden con fuerza los integrantes del grupo de sikuri Vientos de Manuá, que lleva el nombre del cacique que ajustició a Juan de Garay. Ese idioma supuestamente muerto resuena sobre el Canal Villanueva, que divide las tierras en conflicto con los terrenos conquistados (antiguos bañados hoy rellenados y edificados con lujosos countries). En su libro, Conlazo menciona a esa frase como uno de los pocos legados que sobreviven de la lengua querandí. Significaría “La luna los hará arrepentir” y fue registrado por el viajero francés André Thevet en el Siglo XVI.

La lucha, como antaño, es por el territorio: las comunidades reclaman tierras aptas y suficientes para desarrollarse, llevan generaciones viviendo en Buenos Aires (la “París del Plata”, que esconde un pasado e invisibiliza un presente), donde como en toda América hay una historia de preexistencia indígena, reconocida por la Constitución Nacional desde 1994, y donde además se exige el reconocimiento a las costumbres, ceremonias y espiritualidades distintas de la occidental.

Muchas décadas antes de esta reforma, en 1940, el Primer Congreso Indigenista Interamericano propuso el 19 de abril como Día del Indio Americano para hacer visibles las realidades de los pueblos originarios. En Argentina la fecha es oficial desde 1945 (por el decreto Nº 7550). Muchas organizaciones indígenas, e incluso la Pastoral Aborigen de la Iglesia Católica, realizan “La Semana de los Pueblos Indígenas”, entre el 19 y el 25 de este mes. 


Huellas

Con la consigna “Mi barrio también es territorio indígena”, el Movimiento en Defensa de la Pacha busca provocar una reflexión sobre el pasado de los espacios que habitamos, aún cuando antiguas barrancas y cauces de agua han sido ocultados bajo la construcción de la ciudad, como sucede tanto en La Plata como en Buenos Aires. 

Distintos elementos del paisaje nativo han sido rellenados o entubados haciendo más invisible el territorio indígena en la gran ciudad. Pero la naturaleza deja sus marcas. La indómita Buenos Aires sigue ocasionando problemas con sus inundaciones. 

“Nuestra propuesta es reconocer la geografía nativa en cada rincón de Buenos Aires y recuperar la memoria ancestral, no sólo en los lugares donde existen ‘sitios arqueológicos’ o un entorno ‘natural’, sino también en las zonas urbanizadas e incluso las más céntricas”, explican desde el MDP. Por eso, durante 2011 y 2012 señalizaron la existencia del arroyo Maldonado –que corre por debajo de la zigzagueante avenida Juan B. Justo- como parte del territorio de los pueblos originarios. Lo hicieron en una plazoleta ubicada entre los barrios de Flores, Villa Mitre, Santa Rita y Paternal.

Los rugidos del Río de la Plata 

El libro Aguas de Puma (Estela María Martínez Luna, Ana María Zetina y Luisa de la María, 2006) es una excepción a la regla del poco material de divulgación que hay sobre Buenos Aires y su historia aborigen. El nombre del libro está inspirado en un relato guaraní que explica el color del Río de la Plata. Según la historia, un valiente puma llamado Yaguá se sumergió en sus aguas para morir luego de salvar a Luna, hija del jefe de la  la tribu Chichiguay.

 Es una novela histórica sobre La Maldonada, una española que, según la leyenda, llegó en 1536 con el conquistador Pedro de Mendoza, decidió alejarse del asentamiento y terminó adentrándose en el “mundo indígena” de aquellos tiempos. Según una teoría, el nombre del arroyo Maldonado que atraviesa la Capital Federal rememora su figura. Uno de los objetivos de las autoras fue que estos contenidos se incorporaran a la enseñanza oficial, pero no es fácil que estos temas lleguen al “gran público”. Hoy este libro se encuentra fuera de las librerías. Se consigue a través del contacto directo con sus autoras o en lugares muy específicos, como Punta Querandí.

En la escuela 

Algunos docentes y directivos escolares conscientes de esta realidad de “dos Buenos Aires” han llevado a cabo experiencias reivindicadoras. Desde Flores Sur, en la Escuela 23, dirigida por Enrique Samar, salió el borrador para un proyecto que se convirtió en la ley 1550, votada por la legislatura porteña, que permite faltar a clases a los miembros de pueblos indígenas el 21 de junio como “Año nuevo del Hemisferio Sur” (cuando se realizan ceremonias en varios puntos de la metrópolis). “Si no me equivoco, fue la primera ley en la República Argentina de este tipo, después al año siguiente en la provincia de Buenos Aires, mediante un decreto (el Nº 865, de abril de 2006), se aprobó una iniciativa parecida. La idea es que se extienda a todo el país”, expresó Samar a FM Fribuay, declaraciones reproducidas en Indymedia.

 “La ley 1550 es muy poco conocida, hemos tratado de difundirla, de multiplicar esta iniciativa en todos los ámbitos que podemos, pero la verdad es que hay muchísimos docentes y familias en la ciudad que no saben de su existencia”, se lamenta el directivo.

Recientemente, desde la misma institución, a la que acude una mayoría de estudiantes de familias indígenas, se pidió al gobierno de Mauricio Macri que deje de ser “obligatorio” cantar el himno de Sarmiento.

 Otro caso: el año pasado, la escuela 706 de Villa Fiorito (Lomas de Zamora) se autoimpuso el nombre “Cacique Telomián Condié”, y por primera vez, el 10 de junio de 2012, se realizó un repudio público a Juan de Garay, junto a su monumento, al lado de la Casa Rosada.

Indígenas en la Gobernación 

Por Zulema Enriquez - ¿Existió un cementerio indígena bajo los cimientos de la casa de Gobierno de Buenos Aires? La construcción de ese edificio empezó en noviembre de 1882, durante la presidencia de Julio Argentino Roca y la gobernación provincial de Dardo Rocha, una semana después de la fundación de La Plata. Sin embargo, según cuenta Gualberto Reynal en su libro La historia oculta de la ciudad de La Plata (1993), cinco meses después las obras tuvieron que detenerse ante la aparición de restos humanos de los querandíes, pueblo originario de la tierra bonaerense. Los cuerpos habrían sido analizados por el coleccionista Francisco Moreno, fundador del Museo arqueológico y antropológico que se instalaría en La Plata.

La organización indígena Hijos del Cóndor y la Academia Mayor de Lengua Quechua (AMLQ) de La Plata dan crédito a ese relato al organizar –desde hace 14 años- el Warachikuy, una celebración inca que marca el paso de la adolescencia a la madurez del hombre a través de la superación de pruebas físicas de valor, destreza y riesgo. Uno de los puntos estratégicos para iniciar esa ceremonia es entrar en el patio de la Casa de Gobierno, en la calle 6, para saludar a los antepasados, dueños de estas tierras. La Pulseada dialogó con Mario Aucca Rayme, director de la AMLQ: “Nosotros hacemos la actividad en base a la información del periodista Gualberto Reynal —contó el dirigente indígena—, que hace referencia a un cementerio indígena en la Casa de Gobierno y a que los cimientos del edificio se levantaron sobre esqueletos de los antecesores indígenas. Incluso quedó una evidencia: las efigies que representan las caras de un aborigen y de un español, que están en la parte superior de la construcción.

Aucca se dedica hace años a transmitir la cultura y la cosmovisión andina, con actividades diversas y desde el programa que conduce en radio Futura los jueves a las 5 de la tarde: Kaymi Yuyaininchis (La memoria de nuestros antepasados). “Los hermanos que nacieron en Buenos Aires, ¿qué identidad cultural defienden? La occidental —reflexiona—. No quieren reconocer al espacio físico donde muchos de nosotros vivimos. ¿Quiénes vivieron acá hace 300 o 400 años? Mi punto de vista es que si yo nací en La Plata, mi identidad cultural tendría que ser querandí y aprender a respetar los espíritus que nos ayudan a convivir y respirar este espacio físico”. 

Censo y realidades interculturales
 

El último Censo Nacional, realizado en octubre de 2010, podría haber arrojado datos más precisos sobre la cantidad de integrantes de pueblos originarios en la zona metropolitana, pero por motivos nunca aclarados, en ciudades con más de 50.000 habitantes se utilizó un formulario achicado que no incluía la pregunta clave: “¿Alguna persona de este hogar es indígena o descendiente de pueblos indígenas (originarios o aborígenes)?”

A pesar del racismo y de la negación histórica, distintos municipios del Gran Buenos Aries sí han llevado a la práctica el reconocimiento a la presencia indígena a través de la constitución de organismos locales dedicados a los derechos específicos que asisten a los pueblos. Quilmes, localidad que nació como una colonia para la “reducción” de los indios homónimos, traídos desde los valles calchaquíes, es uno de los distritos que hoy cuentan con una Secretaría de Asuntos Indígenas. También Almirante Brown. 
En otros puntos del conurbano y en la Ciudad de Buenos Aires, las festividades de origen andino congregan a cientos de miles de personas, la mayoría quechua-aymaras.

Buenos Aires Indígena - Ilustración: Juan Bértola
Profesionales y funcionarios cuestionados 

En el predio de Punta Querandí se realizaron estudios arqueológicos en diciembre de 2008, durante la “campaña” financiada por el abogado y empresario Jorge O’Reilly, cara visible de EIDICO, una de las desarrolladoras de mega proyectos inmobiliarios más grandes de Tigre. El trabajo a cargo del equipo de Daniel Loponte (INAPL-CONICET) duró apenas diez días. Sus responsables son criticados por sectores indígenas y académicos, que los acusan de haber “entregado” el sitio sin haber hecho ningún estudio serio.

Los cuestionamientos no los realiza sólo por el Movimiento en Defensa de la Pacha, sino también el Consejo Indígena de Buenos Aires (CIBA), formado por los delegados de pueblos originarios reconocidos por el Estado provincial, y el Observatorio de los Derechos Indígenas y Campesinos de la Universidad Nacional del Centro de la provincia de Buenos Aires. En diciembre pasado, además, la antropóloga Morita Carrasco -codirectora del Grupo de Estudios en Aboriginalidad, Provincias y Nación de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires- presentó un trabajo titulado “Al rescate de una ‘historia apagada’: Significado y valor de la recuperación del Sitio Punta Querandí”, donde cuestiona a los antropólogos que trabajaron en el lugar y pide a las autoridades que resguarden ese espacio, recordando un convenio de la OIT según el cual “el Estado argentino debe consultar a los pueblos indígenas su opinión en lo que se refiere a los proyectos de excavación e investigación arqueológica, dando los mismos participación en la toma de decisiones. 

Además del equipo que intervino en el lugar, también es cuestionado el Centro del Registro Arqueológico y Paleontológico de la Provincia de Buenos Aires –organismo provincial encargado de proteger ese tipo de espacios, dependiente del Instituto Cultural bonaerense-. Es que aquellos estudios realizados durante un brevísimo lapso, que determinaron la entrega de Punta Querandí y la liberación de otras 200 hectáreas para emprendimientos inmobiliarios, fueron aprobados con las firmas de Marián Farías Gómez, directora de Patrimonio Cultural, y de Fernando Oliva, curador del Centro de Registro, otorgando ‘concesiones’ (nombre técnico) a los investigadores para excavar en territorio provincial.

Las críticas tuvieron eco. El mes pasado hubo una reunión bastante tensa, de la que este periodista participó, en la que los funcionarios terminaron comprometiéndose a reevaluar los estudios de impacto aprobados por ellos a fines de 2011, en terrenos que contaban con una medida cautelar por tratarse de sitios que posiblemente tienen un altísimo valor arqueológico y espiritual. Concretamente, firmaron una carta dirigida a la magistrada Delma Cabrera, del Juzgado Civil y Comercial 9 de San Isidro, que había dado hasta el 15 de marzo para entregar pruebas sobre la existencia de sitios indígenas en la zona ubicada en los campos aledaños a Punta Querandí, en el norte de Tigre.

Fuentes:  La Pulseada (02 de Mayo de 2.013)
               Indymedia Argentina
Escriben: Pablo Badano
               Zulema Enriquez
          




sábado, 18 de mayo de 2013

La Palabra Guaraní, otra palabra es posible.


Escribe Bartomeu Melia
No son muchos los que tienen la dicha y suerte de estar algunos días con los Guaraníes en sus aldeas. Notas algo nuevo, que de momento no sabes definir. No estás ciertamente en la «tierra sin mal» –un concepto muy propio del pensamiento guaraní– pero notarás que con ellos se desvanecen muchos de tus males.
Yendo a los Guaraníes no te preguntes qué podrás hacer por ellos. Más bien piensa qué harán ellos contigo. Sientes que la experiencia te coloca en otro mundo, un mundo diferente, pero no tan distante que te sea del todo extraño. Sientes que estás en algo nuevo, enteramente nuevo, si se quiere, pero comprensible, envidiable y atrayente; posible incluso, bajo ciertas condiciones. Más aún –ingenua ilusión tal vez– sientes que puedes ser guaraní.
Hermano Guaraní - Foto: Os Guaraní Mbya
Tienes la sensación de haber entrado en una modernidad y contemporaneidad que nuestra sociedad sólo se atreve a ver en un lejano porvenir, como proyecto y utopía difícil e irrealizable.

¿Qué tienen hoy los Guaraníes si no su palabra?
La primera de esas experiencias es la palabra. La filosofía occidental, con Grecia como cuna, sería también una filosofía de la palabra. Sin embargo, con el tiempo ha desconfiado de esa palabra y la ha usado como poder de dominación. Pero anhelamos de nuevo una palabra que no sólo sea nuestra, sino compartida y dialogada en libertad. La palabra, y sobre todo la palabra dada y recibida, vuelve a estar en el centro de nuestro afán. Si destruimos la palabra, ya nadie se puede reconocer ni en sí ni en el otro.
Para el Guaraní la palabra lo es todo. Y todo para él es palabra. La psicología y la teología guaraníes son la peculiar experiencia religiosa de la palabra compartida.
Cuando escuchamos los cantos de los Mbyá-Guaraní, una de las etnias guaraníes, tal como los recogió el paraguayo León Cadogan y están transcritos en el libro Ayvu Rapyta («Palabra fundamental») nos percatamos que estamos tocando el centro y origen de toda palabra humana.
Para que se entienda mejor y más concretamente lo que queremos decir, tenemos que copiar aquí un largo texto de los Mbyá —especialmente expresivo, pero no único— sobre el fundamento de la palabra.

El verdadero padre Ñamandú, el primero,
de una parte de su propio ser de cielo,
de la sabiduría contenida en su ser de cielo
con su saber que se va abriendo como flor,
hizo que se engendrasen llamas y tenue neblina 
Habiéndose incorporado y erguido como hombre,
de la sabiduría contenida en su ser de cielo
con su saber que se abre cual flor
conoció para sí mismo la fundamental palabra que había de ser.
 
Conociendo ya para sí la palabra fundamental que había de ser,
de la sabiduría contenida en su propio ser de cielo,
en virtud de su saber que se abre en flor,
conoció para sí mismo el fundamento del amor al otro.

Habiendo ya hecho abrirse en flor el fundamento de la palabra que había de ser
habiendo ya hecho abrirse en flor un único amor,
de la sabiduría contenida en su ser de cielo,
en virtud de su saber que se abre en flor,
hizo que se abriera en flor un canto alentado.

Después de todo esto, el verdadero padre Ñamandú,
a la que estará frente a su propio corazón,
a la futura verdadera madre de los Ñamandú,
hizo que se conociera como (divinamente) celeste.

Por haber ellos asimilado ya la sabiduría celeste de su propio
Primer Padre,
por haber ellos asimilado ya el fundamento de la palabra,
por haber ellos asimilado ya el fundamento del amor,
por haber ellos asimilado ya las series de palabras del canto esforzado,
por haber ellos asimilado ya la sabiduría que se abre en flor,
a ellos, por eso mismo, los llamamos:
excelsos verdaderos padres de las palabras,
excelsas verdaderas madres de las palabras.
(León Cadogan, Ayvu Rapyta. Asunción 1992:32-41).


Palabra, Luz, Espíritu (Foto: Permahabitante)

Este texto, escuchado y registrado en lengua mbyá-guaraní por Cadogan, no es un himno fijo. Es uno de esos cantos, que escucharás muchas veces en forma de plegaria, que los Mbyá-Guaraní entonan en su reuniones rituales, pero también en su casa, al anochecer o al amanecer.
La vida del Guaraní en todas sus instancias críticas –concepción, nacimiento, recepción de nombre, iniciación, paternidad y maternidad, enfermedad, vocación chamánica y muerte– y se define a sí misma en función de una palabra única y singular que hace lo que dice.
El hombre, al nacer, es una palabra que se pone de pie y se yergue hasta su estatura plenamente humana.
«Cuando está por tomar asiento un ser que alegrará a los adornados con plumas, a las adornadas, envía, pues, a nuestra tierra, una palabra buena que ahí ponga el pie», dice Nuestro Padre Primero a los verdaderos Padres de las palabras de sus propios hijos.
(León Cadogan 1992:67).

Hermana Guaraní y el Templo OPY - Foto Vera Poty (Sao Miguel das Missoes)
Los Padres de las palabras-almas, desde sus respectivos cielos, se comunican, de ordinario, a través del sueño al padre. Y es la palabra soñada la que, comunicada a la mujer, toma asiento en ella y comienza la concepción del nuevo ser humano. Se reconoce, es cierto, la necesidad de las relaciones sexuales para la concepción, pero la criatura es enviada por Los de Arriba. «El padre la recibe en sueño, cuenta el sueño a la madre y ésta queda embarazada», Egon Schaden, Aspectos fundamentais da cultura guarani, São Paulo, USP, 1974:108). La palabra «toma asiento» en el seno de la madre -oñemboapyka-, tal como la palabra que desciende sobre el chamán, éste también sentado en un banquito ritual en forma de «tigre». Concepción de un ser humano y concepción del canto profético se identifican.
La historia de nuestra palabra
Lo más importante, sin embargo, está en la convicción de que el alma no se da enteramente hecha, sino que se hace con la vida del hombre y el modo de su hacerse es su decirse; la historia del alma guaraní es la historia de su palabra, la serie de palabras que forman el himno de su vida.
El Guaraní no «se llama» de tal o cual manera, sino que «es» tal o cual. Los Guaraní encuentran ridículo que el sacerdote católico tenga que preguntar a las padres del niño cómo ha de llamarse su hijo.
El nombre es parte integrante de la persona y se lo designa en lengua guaraní con la expresión ‘ery mo’ã a, «aquello que mantiene en pie el fluir del decir» (Cadogan 1992:68-73).
La educación del Guaraní es una educación de la palabra y por la palabra, pero no es educado para aprender y mucho menos memorizar palabras ya dichas (y menos textos), sino para escuchar las palabras que recibirá de lo alto, generalmente a través del sueño, y poderlas decir. El Guaraní busca la perfección de su ser en la perfección de su decir. Nosotros somos la historia de nuestras palabras. Tú eres tu palabra, yo soy nuestras palabras. Che ko ñandeva.
En potencia, cada Guaraní es un profeta -y un poeta-, según el grado que alcance su experiencia religiosa.


Aldea Ysyry - Wanda - Misiones (Foto: Rodrigo Terrén)

Son conmovedoras las experiencias a través de las cuales el indio guaraní recibe el don del canto místico, como lo notó el alemán, bautizado guaraní, Curt Unkel Nimuendajú, hacia 1905.
Con mucha propiedad se ha dicho que «toda la vida mental del Guaraní converge hacia el Más-Allá... Su ideal de cultura es la vivencia mística de la divinidad, que no depende de las cualidades éticas del individuo, sino de la disposición espiritual de oir la voz de la revelación. Esa actitud y ese ideal son los que determinan la personalidad» (E. Schaden, «O estudo do indio brasileiro ontem e hoje», América Indígena, XIV, 3, 1954: 248-249).
Ponerse en estado de escuchar las palabras buenas hermosas, incluso con ayunos, continencia sexual, observación de modos austeros de vivir, de comer y de dormir, es una práctica todavía constante en los Guaraní contemporáneos, especialmente entre los Mbyá; son comportamientos, actitudes y posturas que propician la oración: ñembo’e (etimológicamente: «decirse»).
La palabra no es enseñada ni es aprendida humanamente. Y para muchos Guaraní resulta insensato y hasta provocador el pretender enseñar a los niños en la escuela; de ahí su recelo y a veces su enérgico rechazo de la enseñanza escolar en términos occidentales. La palabra es un don que se recibe de lo alto, y no un conocimiento aprendido de otro mortal.
La reciprocidad
¿Serían los Guaraníes una especie de monjes de la selva? Lo cierto es que no son nómades ni se limitan a una incierta caza y una afanosa recolección, que la antropología clásica califica como propia de salvajes. Son agricultores, y solían vivir en aldeas de dos tres o cuatro casas grandes. Su modo de vida tradicional por desgracia está desapareciendo. Desaparecidas las selvas y poluidas las aguas de su entorno, la «civilización» les trae no sólo pobreza sino miseria.
Les queda todavía la palabra y saber el origen de su palabra y el modo como ella se hace mediante el don de la comunicación. Asegurada la subsistencia familiar, todavía hay algo o mucho para dar. Este es el sentido de la fiesta, del arete, el «día verdadero». En verano, cuando es abundante la cosecha del maíz y no faltan otros productos, como batata, frijoles y calabazas, son frecuentes las fiestas.
En la casa grande de los Guaraníes Pãi, por ejemplo, se prepara la chicha -bebida ligeramete alcohólica-, con varios días de anticipación. El maíz es pisado en el mortero; mezclado con agua, es hervido en grandes ollas -la cerámica antigua atestigua la magnitud y la importancia de esa preparación-; después de entibiado, es masticado y ensalivado por las mujeres de la casa y colocado en una batea o «canoa» de cedro, donde fermentará. Hoy se puede medir la prosperidad y bienestar de una comunidad por el número de bateas disponibles en las casas, y por las casas que disponen de bateas.
En el día señalado van llegando los convidados, generalmente en grupos, que hacen su saludo ritual. Al anochecer se inicia el mborahéi puku, el grande y largo canto, que se prolongará durante la noche. Lo dirige, de pie y sin sentarse en toda la noche, uno de los raros hombres que sea capaz de desenvolverlo sin desvíos ni tropiezos. Con la mano derecha agita la maraca; con la izquierda agarra el bastón. El ritmo tranquilo y un tanto monótono de su danza sugiere un caminar, si bien los danzantes «caminan» sin mudar de lugar. Dentro de la gran casa los hombres que acompañan con su canto y con su paso rítmico al «dueño» del canto, están dispuestos, uno al lado de otro, en hileras paralelas. Permanecen colocados frente al mba’e marangatu, la «cosa santa», especie de altar sumamente despojado, que consiste en unos palos clavados en el suelo, sin objetos especiales de veneración, apenas adornado a veces con algunas plumas. Esa «cosa santa» no es propiamente un objeto de culto, sino un lugar de referencia.
El gran canto ritual de Nuestro Grande Abuelo, el Absoluto -Ñané Ramõi Jusú Papá ñengareté- recogido y transcrito por Samaniego, y traducido y comentado por Cadogan (1968), se desarrolla en 58 estancias que son como otros tantos niveles de una marcha ascendente; de hecho, los cantores como que caminan, avanzan, entran y toman lugar en las nuevas tierras y en los nuevos cielos designados por el canto, porque el mismo canto realiza el acceso místico a la realidad significada. Cantando y danzando, los Guaraníes Pãi entran en una nueva realidad.
A la manera de una metáfora de la economía de reciprocidad, la fiesta guaraní supera la dimensión economicista, pero también la meramente simbólica. La fiesta no es el resultado de excedentes económicos que en ella se distribuyen igualitariamente; no es la solución que pueden haber encontrado como «primitivos» para un consumo comunitario de los recursos. La fiesta no sólo consume y distribuye excedentes; ella los produce. Cuando no hay fiestas de participación, la producción económica baja sensiblemente. La fiesta es el principio temporal y «filosófico» de la economía.
La palabra guaraní, común a todas las etnias guaraníes, y que ha quedado también en el guaraní de sociedad paraguaya, del don y la dádiva es jopoi, cuya etimología es: mutuamente-manos-abiertas. Esta es la ley fundamental de la economía, la ley de la casa y de las casas entre sí. Ahora bien, cuando el sistema de mercado, la compra y venta, llega al mundo de los Guaraníes, a esas acciones que los indios entienden como crueldad egoísta, les aplicaron la misma palabra que venganza: tepy; el precio de las cosas es una venganza; una cosa cara de precio, es una gran venganza.
El Guaraní es lo que dice; él mismo es una palabra. No se llama así o asá; él es su nombre.
Y te preguntas: ¿cuánto tiempo podrá durar este sistema? Las selvas han desaparecido y la fuente de recursos de los Guaraní es cada vez más el trabajo asalariado o algunas ayudas provenientes de instituciones públicas o privadas. La tierra es todavía de derecho comunitario, pero está en rápido proceso de deterioro. La ecología guaraní, en los pequeños refugios que les restan, es difícil de mantener. Hay motivo para pensar que estamos en el crepúsculo de una noche sin día.
Como nunca antes, escuela y diversas religiones de carácter fundamentalista se instalan en las aldeas guaraníes. Los suicidios en algunas aldeas, sobre todo en el Brasil, han alcanzado cifras alarmantes. Con profunda tristeza y gran sagacidad algún Guaraní ha dicho que ante estos hechos, «no hay camino para la palabra».
Oo - Foto: Os Guaraní Mbyas
La cultura guaraní sin duda ha influenciado profundamente a la sociedad paraguaya y el hecho de que ésta hable la lengua guaraní es de por sí aval y garantía de lealtad y apego a formas de vida auténtica. Ser guaraní tiene exigencias que no se pueden tergiversar. Los Guaraní son amables y abiertos, pero sospechan de la colonización de mentes y almas que esconde la civilización occidental.

¿Seremos todos guaraníes?
Los Guaraníes no son problema; son solución. Con su palabra inspirada, con sus cantos y danzas, están convencidos de que pueden salvar al mundo, a cada uno de nosotros. Lo escucharas más de una vez si participas en sus prolongados rezos. Con qué consuelo le oía decir a una anciana, que dirigía el canto: «Tú, que estás con nosotros, cuando llegue el día de la gran desgracia, no entrarás en las tinieblas».
¿Podría un «blanco», un juru’a, un «bigotudo», llegar a ser Guaraní?
Como le decía un notable chamán mbyá a León Cadogan, «para aprender estas cosas, deberás permanecer un año conmigo en la selva. Comerás miel, maíz y frutas, y de vez en cuando un trozo de carne de pecarí (saíno). Dejarás de leer, porque la sabiduría que viene de los papeles te impedirá comprender la sabiduría que nosotros recibimos, que viene de arriba y que nos permite entender, entre otras cosas, los mensajes de Los de Arriba» (León Cadogan, extranjero, campesino y científico; memorias (Asunción 1990:186).]
No todos pueden y quieren entrar en esa experiencia. Para los más nos es imposible. Pero sin duda es grato admirar ese crepúsculo de atardecer que ya anuncia el crepúsculo de la mañana. No extraña que los Guaraní tengan tantos admiradores. Los sientes como contemporánea memoria de futuro, más modernos y con más sentido que los modos de vida que nos toca vivir.

Fuente: Agenda Latinoamericana – Año 2.006