El susto -también
conocido como espanto, pasmo, pérdida de la sombra- es conocido en Jujuy,
Argentina como Manchay y Mancharisqa en Perú, en lengua qheshwa.
Cuando se habla de
las manifestaciones de la locura se hace referencia a la pérdida de la razón,
del control de sí y la asunción de comportamientos anormales, vale decir sin
sentido para los miembros del grupo, pero hay diferencias con la concepción de
los pueblos originarios.
Las enfermedades
según el hombre andino
Las enfermedades de
origen “sobrenatural” o también conocidas como “enfermedades culturales”, en
realidad son para los pueblos andinos aquellas que de acuerdo con su
cosmovisión son provocadas por los espíritus de la Pachamama: cerros, lagunas,
algunos árboles, los hormigueros, lugares “phiñas” ( de espíritus malignos)
donde cayeron los rayos, etc. Cuando no se respeta a estos lugares, sobrevienen
las enfermedades, interpretadas como castigos de los espíritus de aquellos
elementos.
Estas enfermedades
se curan principalmente con ceremonias y rituales. Simbólicamente son una
petición de disculpas por el agravio cometido en contra de estos elementos o
espacios “sagrados”. Como terapia coadyuvante en algunos casos se combinan con
tratamientos donde se utilizan materias vegetales, animales y minerales.
Relación con los
planos del Universo
Según la cultura
qheshwa, son tres los planos a tener en cuenta, con sus respectivas deidades:
el Hana Pacha (Mundo de Arriba) y Kay Pacha (Mundo de los hombres o plano
terrestre) son benéficas y protectoras de la vida.
El plano
correspondiente a la Tierra (Kay Pacha o Acapacha) alberga divinidades buenas
que dan salud, como la Pachamama, Apus Achachilas , Uywiris, santos y cruces
(estos últimos como intrusión de la religión católica). Por otra parte hay
castigos de dichos seres y también hay fuerzas malignas que entre otras cosas
provocan enfermedades saliendo de la entrañas de la tierra, apareciendo como
vientos fuertes en lugares húmedos y solitarios, en tumbas de los difuntos,
etc.
Según los
entrevistados el Mundo de Abajo o Inframundo (Uku Pacha o Makhapacha) es el más
peligroso, porque allí residen más espíritus malignos (soqa, supay, sajra,
anchanchu y otros) fuerzas destructoras de la armonía y de la salud, que
visitan esta tierra trayendo malestares y conflictos.
Síntomas de pérdida
del espíritu
Primero se presenta
un desequilibrio emocional de la persona, que, sin explicación alguna, siente temor,
angustia, pánico, pena. Es como si se desconectara del mundo, percibiendo que
“tiene algo adentro” que le molesta. En la noche tiene pesadillas, no puede
dormir bien, en el caso de los niños dan saltitos, tienen espasmos súbitos, o
simplemente se despiertan llorando.
Otras veces la
persona puede tener náuseas, mareos, y esas son las causas que nos dan a
entender que es susto. En los niños se manifiesta cuando lloran sin razón,
miran cualquier cosa y lloran, es un desequilibrio emocional muy fuerte y no
pueden conducirse por sí mismos.
El curandero, médico
tradicional
Un médico
tradicional es aquella persona dotada de capacidades para comunicarse con las
entidades que están más allá del alcance de nuestros sentidos, con los tres
planos del Mundo. El es puente entre este mundo y los otros mundos, es decir
entre lo natural y lo sobrenatural.
Los médicos
tradicionales se reconocen con diversos apelativos según las regiones y
culturas: yatiri, jampiri, kallawaya, coca qawiei, aysiri, layqa, qaqoeis,
ipayes, etc. Los médicos andinos realizan sus curas siempre en un contexto
ceremonial; antes que nada piden permiso a las deidades tutelares del lugar
(achachilas,machulas, apus, apachetas, etc) y luego inician la curación
consultando a las hojas de coca (que se considera sagrada, la Mama Coca). Si la
enfermedad no se cura, entonces se dice que el agravio fue muy fuerte y por lo
tanto el castigo es mayor y ello se demuestra en la intensidad de su afección.
Un q`ero pampa
misayoc
Entrevistamos a un
médico q`ero L. Quispe quien nos contó acerca de su forma de curar:
“Por mi parte tengo
otro modo de curar, el de los q`eros, nosotros usamos una piedra que se llama
ji wayrorumi, son piedras sagradas que sirven para armonizar tu energía. Cuando
uno está mal ve colores que lo rodean, en mi experiencia propia vi el color
azul (el azul es el color calmo más tranquilo, más armónico). Cuando uno tiene
ese desequilibrio, nosotros recurrimos a las piedras”.
“Primero se hace una
invocación a la Madre Tierra, al Sol, a la Luna, para que el grupo de piedras
que tiene el médico tradicional se convierta en objeto sanador y también pido
permiso para entrar en tu universo, de esa manera se limpia con la piedra
pasando por el cuerpo”.
“Si ese susto
perdura o no se va, se hacen dos o tres sesiones, a veces depende de la calidad
de amor que tenga el sanador y también hay otra manera que es extraerlo con las
manos. El secreto está en el amor, el munay, uno debe concentrarse para lograr
una profunda conexión amorosa para que uno pueda entrar en lo profundo de la
persona, en el uku de la persona y poder sacarle las energías negativas , con
la mano pasándole por el cuerpo”.
“El alma, tiene
miedo al ruido, por eso siempre hay que ir a llamarla al monte o al medio del
campo, siempre hay que curar a la persona por tres veces y se dice: -Venite no
te asustes aquí está tu espíritu-”
“Otra forma es hacer
un “muñeco” con la ropa del niño, sahumarlo y llamar a su espíritu en el monte
a las 12 hs o a las 0 hs de la noche, luego el niño debe dormir con el muñeco
en su pecho. Otra manera es recoger la basurita que el viento junta en los
rincones, se quema y se sahuma al niño, llamando a su espíritu”.
En el mundo andino
hay una gran variedad de formas de llamar el espíritu, ajayu, munay ya lo vimos
en esta nota. Para el hombre andino el espíritu no muere, sigue viviendo en el
Hanan Pacha, y acompañará a cada familiar durante toda su vida. No debemos
olvidar estas tradiciones porque de estos ritos, depende volver al equilibrio a
un niño o a un hombre, pero también implica volver al equilibrio a la Madre
Tierra, nuestra Pachamama, porque cuando uno vuelve a su eje, la Madre Tierra
también se equilibra, y todo está en armonía, porque estamos en constante ayni
con la naturaleza, en una relación de reciprocidad muy grande. Es por eso que
la sanación va a depender del Amor que cada sanador ponga en su paciente para
sanarlo y volverlo nuevamente a la armonía.
Por Amalia Noemi
Vargas
Fuente El Orejiverde
Fecha: 5 de
Diciembre de 2.016
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