La Universidad de Salamanca repasa el origen del fútbol en varios juegos de pelota que practicaban pueblos indígenas americanos.
Suele
afirmarse, y así lo certifican los documentos oficiales, que el fútbol cobró carta de naturaleza en 1863,
cuando los ingleses crearon la Football Association y registraron el reglamento
del nuevo deporte. Sabido es también que hay que rastrear su origen en algunos juegos con pelota que practicaban
pueblos indígenas americanos, como el tlachtli de
los aztecas, el pok ta pok de los mayas o el pasuckuakohowog de
los sioux y otros aborígenes de Norteamérica, en el tsu chu de
la antigua China, el kemari japonés y, más cerca de nuestro
tiempo, en el gioco del calcio florentino, basado a su vez en
el harpastum de los romanos, reglamentado en 1580 por el
conde Giovanni de' Bardi y que parece estar en
la génesis tanto del fútbol como del rugby.
Pero es menos conocido el hecho de
que el manga ñembosarái,
un deporte practicado por los guaraníes, pueblo que ocupó un vasto territorio
que se extendía desde el Amazonas hasta el Río de la Plata, reducido hoy a
grupos aislados en zonas de Paraguay, Argentina, Bolivia y Brasil, pueda ser un
antecedente más directo de nuestro deporte. Por cierto, el guaraní es
uno de los pocos idiomas precolombinos que se sigue hablando, es cooficial en
Paraguay y es la lengua en la que se comunican entre sí los jugadores de la
selección paraguaya de fútbol: así se aseguran de que los contrarios, incluidos
los equipos de países hispanohablantes, no los entienden cuando se dan
instrucciones o preparan alguna estrategia.
Las
referencias al manga ñembosarái nos llegan por los jesuitas,
que desde principios del siglo XVII, cuando se funda la misión de San Ignacio
Guazú, la primera de Paraguay, dan cumplida noticia de este deporte en libros,
diccionarios y en las cartas anuas, relaciones que enviaban a
Roma todos los años. El jesuita catalán José Manuel Peramás relata en una de
estas, fechada en 1732, el desarrollo del juego:
“Solían
también jugar al balón, que, aun siendo de goma llena, era tan ligero y rápido
que, una vez que lo golpeaban, seguía rebotando algún tiempo, sin pararse,
impulsado por su propio peso. No lanzaban la pelota con las manos, como
nosotros, sino con la parte superior del pie desnudo, pasándola y recibiéndola
con gran agilidad y precisión”.
Se
nos explica también el alguno de estos textos cómo se fabricaba el balón: una
bola de arena húmeda que se recubría con la resina, una especie de caucho,
extraída de un árbol denominado mangaisi –de aquí el nombre
del juego–. Después se hinchaba usando una paja o caña fina. Y hasta sabemos
cuál era la equipación "oficial" de los jugadores: en una pintura
setecentesca se muestra a los indígenas –camisa blanca y calzón negro, el
uniforme con el que asistían a misa los domingos– jugando a la salida de la
iglesia.
El
deporte, practicado solo por hombres, divididos en dos equipos, consistía, como
cuenta muy bien Peramás, en mantener
el mayor tiempo posible la posesión de la bola, que botaba mucho y era
muy difícil de controlar. Había que recibirla y pasarla en el aire, sin dejarla
caer. No había porterías ni
nada parecido, ni se contaban
puntos ni tiempo: los partidos se hacían eternos, porque finalizaban
cuando uno de los equipos claudicaba por agotamiento.
Podrá
discutirse si los guaraníes inventaron el fútbol, pero lo que está claro es que
el tiquitaca se lo debemos a ellos.
Escrito>Ulrich Perrey – Agencia EFE
La Liga (España) – 19 de Enero de 2.017
http://www.laliga.es/noticias/los-guaranies-y-el-origen-del-futbol-el-manga-nembosarai
No hay comentarios:
Publicar un comentario