Por CONICET (Consejo
Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas)
En Misiones se
identificaron similitudes y diferencias en el empleo que hacen estos tres
grupos de más de 500 especies vegetales para el tratamiento de dolencias.
A través de la historia,
los distintos grupos étnicos que habitaron el territorio que actualmente ocupa
la provincia de Misiones se sirvieron de su riqueza natural para encontrar sustento y
configurar sus formas de vida. El uso doméstico de especies vegetales para
el tratamiento de enfermedades fue una práctica habitual durante varios siglos
y aún persiste en los diferentes grupos culturales, transmitiéndose a
través de generaciones.
La planta llamada por los guaraníes “pipí” (Petiveria alliacea) es usada para tratar la tos, la fiebre y los problemas digestivos. |
Un estudio publicado
recientemente en la revista PLOS ONE refleja la diversidad de las
plantas medicinales y las diferencias en el modo de uso de los recursos locales
entre pobladores guaraníes, criollos e inmigrantes polacos. La investigación,
que fue desarrollada en conjunto por científicos de la Universidad de Lodz,
en Polonia; del Instituto de Biología Subtropical de Misiones (IBS,
CONICET–UNaM); del Instituto de Botánica del Nordeste (IBONE,
CONICET–UNNE) y del Centro de Investigaciones Ecológicas Subtropicales (CIES,
DRNEA-APN), relevó más de 500 especies –en su mayoría nativas- que son
utilizadas por los pobladores para atender distintas dolencias.
Se trata de un análisis etnobotánico sin
precedentes en esta región argentina, que incluyó una exhaustiva revisión de
estudios publicados y nuevos trabajos de campo. Los resultados permitieron
concluir que, aunque los guaraníes son quienes conocen la mayor
cantidad de especies, los criollos y polacos coinciden en mayor
medida en el tipo de dolencias que tratan con las plantas.
De acuerdo al relevamiento
realizado por los investigadores, existen 54 especies nativas y 25 exóticas que
son de uso compartido por las tres etnias analizadas. Entre ellas, la cangorosa (Maytenus
ilicifolia) y la manzanilla (Matricaria recutita) son consideradas
las más versátiles, ya que se usan para tratar un mayor número de
dolencias cotidianas, entre las que están la tos, la fiebre, los problemas
digestivos y las heridas en la piel. Entre los guaraníes, la especie con más
usos es el pipí (Petiveria alliacea), entre los criollos es el llantén (Plantago
australis) y entre los polacos, la manzanilla.
Aunque entre los tres
grupos se hallaron diferencias en la cantidad de enfermedades que son tratadas
con cada especie, los criollos y polacos presentaron más coincidencias en los
usos medicinales. “Esto se explica básicamente por el hecho que comparten más
el modo de describir, diferenciar y clasificar a las dolencias y que ambas
etnias deciden los tratamientos en base a los síntomas. Los guaraníes, en
cambio, al diagnosticar y decidir la práctica curativa se concentran en
identificar la causa de la dolencia. Estas diferencias entre los
pobladores más antiguos de la región y el resto probablemente sean una barrera a
la hora del intercambio de conocimientos sobre las especies medicinales de
Misiones”, señala una de las autoras del trabajo, la investigadora
independiente del CONICET en el IBS, Norma Hilgert.
El llantén (Plantago australis) es la planta más usada por los criollos para tratar dolencias cotidianas. |
Además, los resultados
revelan que los criollos –que se instalaron en Misiones desde el siglo XIX
provenientes de Corrientes, Brasil y Paraguay- y los polacos –que llegaron a la
región en oleadas inmigratorias entre 1897 y 1940- comparten el tipo de uso que
se le asigna a los recursos. “Estimamos que tiene que ver con una base
cultural compartida, que tiene origen europeo. No solo sirve conocer el recurso
y tenerlo a mano, si no darle valor. Si bien los guaraníes saben de las
aplicaciones de una determinada planta, en muchos casos no las utilizan para
ese fin”, explica Hilgert.
Para la investigadora esta
situación muestra cómo los aspectos culturales modelan las decisiones acerca
del tipo y modo de uso de los recursos, fundamentando las similitudes en la
concepción de la salud y enfermedad para criollos y polacos. “Los guaraníes,
por su parte, tienen una medicina de base chamánica. La cura no radica en
la planta o en el preparado medicinal, sino en la mediación que hace el chamán
ante entidades sagradas, en la cual la planta opera como vehículo para
que ocurra la sanación. Entonces, claramente el rol de los vegetales en el
tratamiento es muy diferente”, indica Hilgert.
Al encarar el trabajo, los
investigadores esperaban encontrar diferencias en el elenco de especies usadas
entre las tres etnias. Además, estimaban que los criollos y guaraníes
compartían saberes comunes acerca de una mayor cantidad de especies, debido a
que su residencia histórica en el territorio es más larga que la de los
polacos.
La relevancia de este
estudio, en el que se analizaron 509 especies botánicas con fines
medicinales, radica en que no solo enlista el total de especies
medicinales reconocidas en Misiones sino que también analiza, por primera vez,
cómo es el uso de las plantas según las bases culturales del usuario.
“Encontramos que, en muchos casos, la importancia que le da un grupo a
determinada especie no es la misma que la que le dan los integrantes de otra
etnia, aunque estén muy cerca”, señala Hilgert.
“Identificar qué plantas
son valoradas por los distintos grupos es importante no sólo para dar origen a
otros estudios que puedan para buscar los principios activos que puedan existir
en una determinada especie, sino también para diseñar acciones de conservación.
Si sabemos que una variedad está amenazada y tiene una determinada importancia
para un grupo, es más fácil pensar en estrategias conjuntas con las
comunidades, que actúan como aliados que valoran el recurso. Esas medidas
pueden ser más efectivas que las prohibiciones de uso o el cultivo de plantas
aisladas en un parque”, concluye la investigadora.
Por Cecilia Fernández
Castañón. CCT Nordeste.
Sobre investigación.
– Monika Kujawska.
University of Lodz, Polonia
– Norma Hilgert. Investigadora independiente. IBS.
– Héctor Keller. Investigador adjunto. IBONE.
– Guillermo Gil. Centro de Investigaciones Ecológicas Subtropicales. Administración de Parques Nacionales. Misiones, Argentina.
– Norma Hilgert. Investigadora independiente. IBS.
– Héctor Keller. Investigador adjunto. IBONE.
– Guillermo Gil. Centro de Investigaciones Ecológicas Subtropicales. Administración de Parques Nacionales. Misiones, Argentina.
Fuente>CONICET – 20 de
Febrero de 2.017
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