Tribus indígenas de
Washington celebraron durante las primeras horas de la mañana el 18 de febrero
una de sus ceremonias más memorables, según sus prácticas tradicionales
ancestrales: enterrar los restos del Hombre de Kennewick de 8.500
años de antigüedad, llamado por ellos el Anciano Uno.
Más de 200 miembros de
cinco tribus se reunieron en un lugar secreto para hacer finalmente descansar
al Anciano Uno, protagonista de uno de los grandes debates judiciales
científicos.
Las tribus
confederadas de la reserva india de Umatilla – del cual se desprende
el comunicado– más las tribus y agrupaciones de la Nación Yakama, tribus Nez
Perce, las tribus confederadas de la reserva Colville y la agrupación
de los indios Wanapum señalaron que trabajaron juntos en la ceremonia
para enterrar de nuevo a su antepasado, de acuerdo a sus prácticas
religiosas.
Las comunidades
indígenas tienen un gran motivo para celebrar, tal como lo revelan sus propias
palabras ya que después de muchos desafíos judiciales, un estudio científico y
finalmente, un análisis de ADN, “se determinó que el Anciano Uno está
más estrechamente relacionado genéticamente a estas tribus de hoy en día”.
“Este es un gran día y nuestro pueblo ha
llegado a ser testigo en honrar a nuestro padre” dijo Armand Minthorn, uno de
los miembros líderes, “Continuamos practicando nuestras creencias y leyes como
nuestro creador nos ha enseñado desde tiempos inmemoriales”.
Los restos óseos del Hombre
de Kennewick fueron encontrados en 1996, cerca del río Columbia, en el
estado de Washington. Cuando las tribus locales solicitaron su
esqueleto para darle un debido entierro, el Ejército estaba dispuesto a
entregarlo pero fue bloqueado por una demanda de ocho científicos, que
cuestionaron sus orígenes nativos americanos.
Sin aportar un estudio
genético, los demandantes afirmaron que el Hombre de Kennewick era
semejante a las poblaciones ainu, polinésicos y japoneses y que tenía rasgos
morfológicos europeos.
La demanda provocó un
gran debate entre los indígenas, antropólogos y científicos, que a su vez entre
ellos mismos no llegaban a un acuerdo.
Un estudio
genético en que participó la Universidad de Copenhaguen, en junio de
2015 confirmó en cambio que efectivamente el genoma estudiado de los
restos óseos estaba estrechamente relacionado a los nativos americanos de hoy.
El profesor Eske
Willerslev, genetista de la Fundación Lundbeck, y del Centro de GeoGenetics, de
la Universidad de Copenhague, concluyó en dicha oportunidad que, “entre los
grupos de los que tenemos datos genéticos suficientes, nos encontramos con que las
Tribus Confederadas de la Reserva Colville son uno de los grupos que muestran
estrechas afinidades con el Hombre de Kennewick, o al menos a la población
a la que pertenecía”.
Jefe Joseph, de la Reserva de tribus nativoamericanas de Colville. (Reserva de Colville) |
Esto determinó que
efectivamente el Hombre de Kennewick podría realmente ser el Anciano Uno.
Es el más antiguo descubierto en esta región hasta la fecha.
Gary Burke, líder de
la reserva india de Umatilla, destacó durante el entierro que su tribu “se
enorgullece de haber trabajado con todas las partes para repatriar el
Primigenio”.
“Creemos en forma
conjunta en el respeto de nuestro pasado y de nuestros antepasados, hemos
cumplido con nuestra responsabilidad para poner fin a descansar al Anciano
Uno“.
Fuente>La Gran
Epoca – 21 de Febrero de 2.017
http://www.lagranepoca.com/ciencia-y-tecnologia/noticias/115967-hombre-de-kennewick.html
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