En nuestras raíces indígenas, el Mal de Ojo es más que una simple creencia, es parte de la sabiduría ancestral que ha sido transmitida de generación en generación.
Sabemos que esta afección ocurre cuando una persona recibe miradas cargadas de envidia o energía negativa, afectando especialmente a los más pequeños de la familia.
Se manifiesta con llanto constante sin motivo aparente.
Pérdida de apetito.
Problemas para dormir o pesadillas.
Nerviosismo e irritabilidad.
En adultos, cansancio extremo y dolores de cabeza.
Decimos que se abre la mollera y eso causa el dolor extremo.
Para ello, nuestras Achachis nos enseñaron remedios caseros llenos de poder y amor:
Se limpia con elementos animales sagrados de la naturaleza, se pasa por el cuerpo para absorber las malas energías y después se interpreta en agua.
Amuletos protectores: Pulseras rojas de lanas trenzadas hacia la izquierda o piedras que nos resguardan del mal.
Baños con hierbas: Plantas como el romero, la ruda y la albahaca ayudan a limpiar el espíritu.
Oraciones y conjuros: Palabras llenas de fe que protegen y sanan.
En la cosmovisión de nuestros ancestros, todo está conectado. El Mal de Ojo representa un desequilibrio entre energías de "frío y caliente" y se cura devolviendo la armonía al cuerpo y al alma.
Este conocimiento es un tesoro cultural que nos recuerda la importancia de cuidar no solo el cuerpo, sino también el espíritu.
LMQ NARRADORA DE LAS ACHACHIS DEL FUEGO
Compartido por Fernándo Emilio Flores
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