Dentro de
todos los elementos que conforman, constituyen y sobre los que se fundamenta la
filosofía del mundo andino, particularmente la parte del altiplano sud
americano, quizás uno de los más importantes y de gran relevancia, sea la
utilización de la medicina de la abuela Coca. Una medicina que está totalmente
asociada a la forma de vida de estas antiguas culturas en muchas formas, tanto
desde el punto de vista mágico, como ritual, medicinal y social.
La abuela Coca, viene a ser algo así como parte de la respiración del mundo andino, tal como lo son las bellas melodías de las quenas y las zampoñas, el magnificente vuelo del cóndor, la tierna visión de las llamas y las alpacas pastando en los valles andinos o la majestuosidad de la Cordillera de los Andes.
La
información que en general se tiene de las antiguas culturas del mundo andino
en la sociedad moderna, es muy limitada, estrecha, y de corto alcance. Proviene
de informaciones muy parciales, miopes y alejadas de la verdadera comprensión
de esta cosmología antigua, profunda y sabia. Dichas culturas proliferaron y se
desarrollaron por miles de años antes de la llegada de los españoles a América,
en diferentes civilizaciones, entre las que podemos mencionar las culturas
Chimú, Nazca, Paracas, Inca y Tiahuanaco, entre otras tantas.
Desde
tiempos inmemoriales, la Coca ha estado íntimamente ligada al desarrollo y la
evolución de muchas de dichas culturas, en formas muy variadas. Entre las
cuales, podemos mencionar algunas de sus cualidades medicinales, como por
ejemplo, ser una gran medicina para los males de altura. No debemos olvidar que
gran parte de dichas culturas viven a más de 3.000 metros de altura.
Muy pocas
especies en el mundo alcanzan los niveles de concentración y nutrición de la
hoja de Coca, como a sido comprobado en diversos estudios y publicaciones
científicas muy serias y rigurosas en reputadas instituciones académicas. Por
tal razón, la podemos encontrar como un elemento muy determinante en la dieta
alimenticia de dichos pueblos, debido a su alto valor proteico, la alta
concentración de minerales, vitaminas y carbohidratos, así como a sus altos
niveles de fibra.
Otros
beneficios adicionales en el campo medicinal, son su acción benéfica en toda la
función intestinal, su poder digestivo y diurético, el alto poder para eliminar
las grasas, la regulación de la función hepática, la purificación de la sangre,
su función antiinflamatoria, el reforzamiento del sistema inmunológico y la
resistencia física, entre muchos otros. Demostrando de esta manera, la
inteligencia intrínseca en este tipo de medicinas, que son capaces de actuar en
múltiples direcciones, según las diferentes necesidades particulares de los
usuarios.
La abuela Coca, es un remedio indispensable en los hogares andinos, ayudando a combatir el cansancio, el frío, el hambre, o bien, los dolores corporales. O simplemente acompañando a los pastores en sus largas jornadas con sus rebaños en las laderas y mesetas de los contrafuertes cordilleranos del altiplano andino. Lo que se puede ver casi como una bella postal, cuando se recorren los caminos de estas tierras mágicas, y se ve a los niños pastoreando con sus ponchos multicolores, sus ojotas, sus chullos y su inseparable chuspa, que es la bolsa donde portan la mágica medicina.
Desde el
punto de vista espiritual, la abuela Coca, es indudablemente uno de los pilares
en que se sustenta el mundo andino, constituyéndose en un elemento esencial y
primordial en cualquier tipo de ritual o ceremonial. Infaltable en la mesa o en
el altar de cualquier pago o invocación a los sagrados Apus, o bien, como
ofrenda en gratitud a la abuela Pachamama. Así mismo, también es
utilizada como oráculo para predecir hechos futuros, o bien, determinar la
causa de los conflictos, las enfermedades o cualquier tipo de dificultad.
Principalmente, son los yatiris, los paco runas y los chamanes auténticos, quienes poseen los conocimientos esotéricos o metafísicos, respecto de los niveles más elevados de la comprensión, el entendimiento y los verdaderos alcances de este gran espíritu dévico de la madre naturaleza. Conocimientos que se han ido traspasado de generación en generación a través de innumerables linajes, que nos llevan a tiempos y memorias olvidadas en aquellas épocas en que florecieron y prosperaron dichas civilizaciones.
Para todas
las culturas antiguas, en mayor o menor medida la naturaleza constituía en sí
misma la botica divina, y con sabiduría y sapiencia supieron determinar el uso,
la forma y los beneficios que generosamente esta les proveía a sus comunidades.
La inteligencia divina dispuso que cada región del planeta, de acuerdo a su
geografía, clima y particular medio ambiente, contara con todos los recursos, y
las potencialidades necesarias para la adaptación, la nutrición, el
sostenimiento y la evolución del ser humano.
En el caso
del mundo de los Andes, la abuela Coca, fue un gran regalo divino, y se
constituyó en parte importante y sustancial de la vida de las diferentes
comunidades. Lo que en la práctica podemos ver en la actualidad, en la gran
función social que cumple el rito de compartir, masticando o chacchando las
hojas de Coca, en la que siempre se ofrenda y comparte las hojas de mejor calidad,
con quien se tiene al frente. También la encontraremos indisolublemente
entrelazada con todas las decisiones importantes en las reuniones, encuentros
y en todo tipo de celebraciones y conmemoraciones sociales de dichas
comunidades.
La tierra
se encuentra indeleblemente ligada al cosmos, y en parte importante, el punto
de fusión de ambos se encuentra en la cima de las montañas. Siendo estas el
portal por donde entran las energías cósmicas, y desde donde se distribuyen
estas energías a través de las cadenas montañosas. De ahí, es que el hombre
andino siempre buscó la cima de las montañas para realizar sus invocaciones,
sus oraciones y también para manifestar su gratitud a las divinidades y a los
espíritus tutelares. Nuevamente encontramos las hojas de Coca, como compañera
inseparable de dichas prácticas espirituales.
El uso inteligente y práctico de esta
prodigiosa medicina, podría llegar a constituirse en una gran ayuda en el mundo
actual. En el que predominan la ignorancia, el caos y la confusión, y
donde gran parte de la población se encuentra muy enferma por el abuso excesivo
de todo tipo de medicamentos y sustancias farmacológicas. Las que además,
frecuentemente son causa de todo tipo de males y desórdenes mentales,
físicos o emocionales.
Cuan bueno sería que recordáramos la inmensidad de Dios, al entregarnos medicinas tan poderosas, benéficas, curativas y simples, como la abuela Coca. La que por cierto, nada tiene que ver con el clorhidrato de cocaína y todos sus males derivados. Algo similar a lo que ocurre con la degradación producida por el abuso del alcohol, que absolutamente nada tiene que ver con las grandes propiedades inherentes de la uva o de los granos o sustancias de los que este procede.
Que la Madre Pachamama, el Taita Inti y la Madre Killa, bendigan a todos los seres y a todos los reinos.
Cuan bueno sería que recordáramos la inmensidad de Dios, al entregarnos medicinas tan poderosas, benéficas, curativas y simples, como la abuela Coca. La que por cierto, nada tiene que ver con el clorhidrato de cocaína y todos sus males derivados. Algo similar a lo que ocurre con la degradación producida por el abuso del alcohol, que absolutamente nada tiene que ver con las grandes propiedades inherentes de la uva o de los granos o sustancias de los que este procede.
Que la Madre Pachamama, el Taita Inti y la Madre Killa, bendigan a todos los seres y a todos los reinos.
Escrito>Jorge Herreros
No hay comentarios:
Publicar un comentario