La
docente pone el énfasis en la interculturalidad, el desafío de educadores donde
conviven grupos de orígenes diversos
En
abril pasado, el escritor de Aguaray Vazner Castilla presentó la segunda
edición de "Tuyunti, su cultura y su historia", obra que logró editar
con el primordial aporte de Catalina Huenuán, directora de la escuela 4736 y
miembro de la comunidad chané de ese paraje.
Frente
a un hecho tan peculiar y destacable, El Tribuno mantuvo una extensa charla con
la docente, quien se refirió al aporte que realizó en este trabajo que reúne
leyendas, historias, testimonios vivos y fotografías de la comunidad chané.
"La
información contenida en el libro habla de las expectativas que tenemos los
chanés y no solo de los que residen en la comunidad Tuyunti, sino los que
habitan en otros lugares del norte salteño. El trabajo realizado por el
escritor Castilla transita, en gran medida, por las tradiciones orales de
nuestra comunidad porque tenemos muchas cosas para compartir, mucho
conocimiento para transmitir", dijo.
Plan
de estudio y fracaso
Catalina
es licenciada en Ciencias de la Educación y consideró que "en cuanto a la
pedagogía, las escuelas y los planes de estudio parten de un modelo hegemónico.
Allí reside y se explican las razones por la que los pueblos originarios y su
descendencia debieron enfrentar las consecuencias del fracaso de este modelo de
enseñanza-aprendizaje que se impuso hace dos décadas".
La
docente, en los comienzos de su actividad laboral, siempre se dedicó a analizar
los planes de estudio, y recordó: "Cuando estaba cursando el tercer año
del nivel secundario, una monja que estaba a cargo de la escuela del paraje
Tuyunti, de donde soy originaria, me convocó para explicarme algo que todavía
muchos desconocíamos: la educación intercultural bilingüe. Me interesó mucho
porque yo era auxiliar bilingüe y trabajaba a la par del equipo de pastoral
aborigen que tenía gran interés en avanzar en esa temática. Para los niños
chanés, como sucede con las nuevas generaciones que pertenecen a grupos
ancestrales, el desafío era superar las dificultades que pone una barrera casi
insalvable: el idioma".
Los
inicios
Catalina
comenzó trabajando en la traducción de textos de su lengua materna chané al
español, siempre con el objetivo de que los chicos pudieran superar esos
escollos que les ponía el modelo de educación tradicional y que deja de lado
las culturas centenarias, como la de este pueblo. "Fue un trabajo de
muchos años que me llevó a conocer lo que realizan otras provincias, donde hay
importantes comunidades originarias. Me encontré trabajando en Sáenz Peña, en
la provincia de Chaco, junto a dirigentes tobas que ya venían con una
experiencia de varios años, pero la realidad, la cultura, la cosmovisión de los
tobas es totalmente diferente a los chanés, como lo es en Formosa la
cosmovisión de los hermanos pilagás. De todas maneras, el conocimiento que
logré adquirir me sirvió mucho para avanzar en esta búsqueda de opciones para
albergar todo bagaje cultural de mi pueblo", contó.
Preservar
la cultura
Los
chanés, en relación a otros grupos, tienen una gran ventaja: cuentan con
alfabeto propio. El desafío era unificarlo con el tradicional, lo que demandó
muchos meses de trabajo. "Comenzamos a introducirnos en el aspecto más
folclórico de la cultura como las leyendas y los cuentos, que resultaban más
atractivo para los chicos en edad escolar. De esa manera logramos editar un
libro para el primer ciclo que refleja la cultura chané, escrito en ambas
lenguas", señaló.
Catalina
también elaboró un proyecto de actividades para los talleres del turno tarde,
ya que la escuela de Tuyunti tiene jornada completa. De esa manera, se
implementaron los cursos de cocina tradicional, artesanía y folclore chané. Los
alumnos tienen cartillas de medicina ancestral como una forma de afianzar su
identidad y los adolescentes chanés tienen una atención especial, porque por
años sufrieron discriminación a tal punto que dejaron de hablar su lengua
materna.
Plan
educativo
Para
Catalina, si nos sumergimos en la cultura de un pueblo se puede obtener mucho
conocimiento y es perfectamente adaptable a los espacios curriculares. "El
aprendizaje será más atractivo, sin repitencias y con un mayor interés por
parte de los chicos", dijo. La docente e investigadora consideró que
"la cultura y la cosmovisión chané van mucho más allá que sus
manifestaciones en el carnaval. Ciencias naturales, formación ética, valores
sociales, solidaridad, reciprocidad, cuidado de la Madre Tierra o el medio
ambiente como se la denomina a esta ciencia, son abordables desde la
interculturalidad".
"El
pueblo chané ha sabido, por años, valorar la tierra, sus riquezas, cuidar el
agua como un bien preciado entre tantos tópicos que se abordan en esta
ciencia", concluyó Catalina.
Por
Cristina Carrazán
Fuente: El Tribuno
Fecha: 16 de Mayo de 2.016
Fuente: El Tribuno
Fecha: 16 de Mayo de 2.016
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