El
Padre Primero de los guaraníes se irguió en la oscuridad, iluminado por los
reflejos de su propio corazón, y creó las llamas y la tenue neblina. Creó el
amor, y no tenía a quien dárselo. Creó el lenguaje, pero no había quién lo escuchara.
Entonces
encomendó a las divinidades que construyeran el mundo y que se hicieran cargo
del fuego, la niebla, la lluvia y el viento. Y les entregó la música y las
palabras del himno sagrado, para que dieran vida a las mujeres y a los hombres.
Así
el amor se hizo comunión, el lenguaje cobró vida y el Padre Primero redimió su
soledad. Él acompaña a los hombres y las mujeres que caminan y cantan:
Ya
estamos pisando esta tierra,
Ya
estamos pisando esta tierra reluciente.
Eduardo Galeano – Memorias del Fuego I – Los
Nacimientos
Niños Mbya Guaraníes por José Luis Raota (25 de Mayo-Misiones) |
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